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Mitos, inadaptados y máscaras – Charla TEDxTeen

Charla «Mitos, inadaptados y máscaras» de TEDxTeen en español.

Sana Amanat es editora de Marvel Entertainment, donde desarrolla y administra el contenido creativo de las diversas áreas de publicación de la compañía. Sus notables méritos incluyen al aclamado ‘Ultimate Comics Spider Man’, alias Miles Morales, el primer Spider-Man afroestadounidense y latino, así como el gran éxito de ‘Captain Marvel’, una serie que cambia la imagen de la superheroína. Recientemente, Sana cocreó la primera serie con una superheroína musulmana, Ms. Marvel, que ganó la atención de los medios de comunicación, generando gran interés y dando un espacio al diálogo sobre la identidad y los problemas entre musulmanes y estadounidenses. También ejerce como miembro de un comité de jóvenes líderes en ‘Seeds of Peace’, una organización que promueve el empoderamiento de jóvenes en regiones en conflicto.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

  • Autor/a de la charla: Sana Amanat
  • Fecha de grabación: 2014-03-01
  • Fecha de publicación: 2018-11-14
  • Duración de «Mitos, inadaptados y máscaras»: 995 segundos

 

Traducción de «Mitos, inadaptados y máscaras» en español.

Ahora voy a hacer algo que Uds.

hacen todos los días.

Voy a pedirles que me juzguen ahora mismo.

‘The Bumbys’ lo hicieron, así que es muy oportuno.

Echen un buen vistazo, y descríbanme en sus cabezas.

Ahora bien, basándose en esas descripciones,

¿cómo me clasificarían?

¿Por mi altura?

¿Por mi color de piel?

¿Por mi pelo?

¿Alguna de esas descripciones incluye ser editora de cómics?

Quizá mi camiseta pudo haberlo delatado.

Pero no, probablemente no.

En realidad, soy una de las pocas editoras de cómics del sur de Asia.

Creo, de hecho, que podría ser la única, así que a las interesadas que son del sur de Asia, es un gran trabajo.

Lo recomiendo de verdad.

¿Un grito para mis chicas?

¿No?

Está bien, perfecto.

Mi tarea como editora de cómics es inventar cosas.

Trabajo con creadores para contar las historias más extrañas, maravillosas y sensacionales de individuos aparentemente comunes que poseen identidades extraordinarias.

Los llamamos superhéroes.

Cuando me pidieron hablar por primera vez en este evento, fue justo después del anuncio de un personaje que yo había cocreado: Ms.

Marvel.

La nueva Ms.

Marvel fue la primera superheroína musulmana estadounidense en tener su propia serie.

Era lo más obvio del mundo para mí.

Había creado un personaje con el que me podía identificar.

Y sin embargo, fue posiblemente la mayor publicidad que Marvel haya visto en mucho tiempo.

Los padres nos llamaban para agradecernos por crear un libro que por fin podrían compartir con sus hijas.

Los seguidores nos agradecieron por crear un personaje con el que se podían identificar.

Claramente, logramos llegar a algo realmente poderoso, algo que la gente había deseado por largo tiempo.

Y sin embargo fue la idea más simple, enmascarada como la más loca.

Ahora bien, para comprender los orígenes de Ms.

Marvel, tenemos que viajar a una tierra muy, muy lejana, [Era Nueva Jersey]
(Risas)
hace mucho, mucho tiempo, [No hace tanto tiempo.

Soy joven] donde una chica con cabello rebelde y mal gusto para vestirse nunca sintió que pudiera encajar en ningún lugar.

No se parecía a las otras chicas en la clase, no podía comer los deliciosos sándwiches de tocino que comían las otras.

Empezó a fascinarse con el tocino.

¿Qué es esa carne deliciosa?

No tenía ni idea.

Sus padres no estaban en el consejo estudiantil.

No recibía regalos de Navidad.

Y, de hecho, tenía que llevar una camiseta sobre su traje de baño cada vez que hacía natación.

Claramente, esta chica era diferente.

Pero tenía una vía de escape, y no eran sus padres, a quienes adoraba, quienes no la entendían todavía, ni tampoco sus tres hermanos mayores, muy ocupados con gel para el cabello y sables de luz para prestarle atención.

Era algo completamente diferente.

Eran los X-Men.

¡Sí! ¡Sí!
(Aplausos)
Los X-Men eran mutantes, individuos con genes mutados y mejorados que se activaron en la adolescencia y les dieron superpoderes.

Era lo más genial del mundo.

Una mujer de piel oscura y pelo blanco que puede manipular el clima, un gigante con pelo azul, una chica tímida con acento sureño que no puede tocar a nadie.

Estas personas eran el refugio de esta chica.

Ella comprendía a estas personas, porque también eran diferentes.

Y también ayudó que llevaran atuendos de aspecto ridículo.

No sé, mamá, no tengo idea de qué tratabas de lograr en esa foto.

Me disculpo.

Así que, los X-Men se aceptaron como son.

Garras de adamantio, raros hábitos para controlar el clima, mutaciones.

Ellos se apropiaron de todo eso, sabían quiénes eran y lo defendían, a cualquier precio.

Cada sábado por la mañana, cuando esta chica bajaba corriendo las escaleras para ver ese programa, se sentía un poco menos sola porque habían satisfecho su necesidad de reflejarse en el mundo exterior.

Veamos primero por qué esa necesidad existió.

¿Recuerdan cuando les pregunté antes sobre las categorías?

¿Por qué no piensan en las categorías a las que Uds.

pertenecen?

Yo voy a hacerlo aquí sobre mi persona.

Soy musulmana, mujer, estadounidense, editora de cómics, de baja estatura, perezosa, una ‘nerd’…

pero no consideren esa parte.

Y lo extraño de definirse a sí mismo de esa forma es que simplifica quién eres.

¿Cómo abarcar todo lo que soy con una etiqueta?

Algunas de esas etiquetas son las que elegimos, otras son con las que nacemos y otras son asignadas por los demás.

Pero todas vienen con nociones preconcebidas suposiciones y expectativas de lo que significan.

Así que si soy musulmana, la gente podría esperar que me cubra la cabeza, que no me relacione con hombres, que no beba alcohol.

Otros podrían suponer que soy una terrorista, y no lo soy, que odio a los estadounidenses.

De hecho, soy estadounidense, y no me odio a mí misma…

a veces, que soy una mujer oprimida, pero soy muy terca para serlo.

Pueden preguntar a mis pobres padres, que lidian con eso cada día.

Al permitir que otros nos definan, inherentemente aceptamos que son definiciones ciertas, sean conscientes o no.

En algún punto, la línea entre la perspectiva y realidad se difumina.

Cuando otros nos dicen, constante e incesantemente, quiénes somos, cuando permitimos que otros nos definan, tanto si son los medios, nuestros padres, nuestros amigos, comenzamos a aceptar una definición de nosotros mismos que no hemos elegido.

Nos volvemos una versión fragmentada de la persona que estamos destinada a ser.

Recuerdo que durante la secundaria, justo después del primer atentado al ‘World Trade Center’, fue un momento muy confuso para mí por muchas razones, pero particularmente porque fue la primera vez que mi religión se convirtió en sinónimo de violencia de una forma tan pública.

Entré en la escuela a la mañana siguiente, y un compañero con el que nunca había hablado antes me tocó el hombro, y me dijo: «Oye, dile a tu gente que paren de atacarnos».

Estaba confusa, herida, sorprendida.

«

¿Nosotros?

«.

Pensé que yo era parte de ese «nosotros».

Ciertamento yo no era «ellos»,

¿o sí?

Esa fue la primera vez que vi cómo el mundo percibe la categoría a la que pertenezco.

Nombres como Muhammed, Ahmed, Sharif, nombres con los que crecí toda mi vida, fueron igualados con términos como «terrorista», «incitador al odio», «enemigo».

Me enfadé con esos hombres que convirtieron mi fe en un arma de venganza, y al mismo tiempo con los medios por propagar esos estereotipos.

Oscilé entre la defensa propia y la autoestima baja, entre el orgullo y la vergüenza.

¿Quién era?

¿De qué lado estaba?

¿Dónde encajaba?

No tenía ni idea.

Durante años, me comparé constantemente con imágenes que no se parecían en nada a mí.

No me veía reflejada en la tele, ni en el aula, ni en las revistas.

Y de repente, mi cara apareció en todas partes con una gran X roja sobre ella.

¿Por qué me sentí tan indecisa e insegura sobre mi identidad?

Les diré una palabra técnica del ámbito socio-psicológico que me haga parecer inteligente.

Existe la llamada «amenaza del estereotipo», según la cual los individuos de un grupo particular internalizan y reaccionan a estereotipos negativos asociados con ese grupo.

Entonces, como tengo tanto miedo de que la gente piense que todas las cosas malas que otros dicen sobre mí sean ciertas, a veces, no muestro lo mejor de mí.

Rindo menos de lo esperado, ya sea en el ámbito académico o social.

Definitivamente, tenía un motivo para ser introvertida.

Y básicamente eso significa que actúas contra tu verdadera naturaleza porque tratas constantemente de cumplir con las expectativas de otros o de negar sus suposiciones.

Enmascaras quién eres realmente.

¿Cómo evitamos estas amenazas?

Sí, tienen razón: ¡con más jerga! Hay algo llamado «teoría de la neurona espejo».

Significa que las neuronas reaccionan de la misma forma sin importar si realizas la acción o no.

Es decir que si los veo comer una hamburguesa realmente deliciosa, mi cerebro reacciona de la misma forma como si yo misma estuviera comiendo esa deliciosa hamburguesa.

Es por eso que ‘Food Network’ tenga quizá la mejor programación de todos los tiempos.

¡El único programa que veo! Ahora, imaginen si lo que vemos en los medios reflejara de manera positiva al grupo al que pertenecemos.

¿Cómo reaccionaría nuestro cerebro?

¿Cómo cambiarían nuestras percepciones?

Ese fue el secreto del éxito de la serie «The Cosby Show», la revolucionaria e inteligente comedia que ayudó a cambiar la visión que se tenía de los afroestadounidenses.

Fue el primero en su tipo.

Al centrarse en las pruebas cómicas y las tribulaciones de una familia exitosa y adorable de afroestadounidenses, eliminó las limitantes etiquetas de raza y ayudó a redefinir simplemente qué significa ser una familia estadounidense, todo a través del poder de una historia.

Así como recurrimos a los medios para conocer las duras realidades de la humanidad, buscamos historias para encontrar alguna conexión emocional con ellas.

Las historias nos muestran el interior del espíritu humano, sus obstáculos y potenciales.

Y despiertan en nosotros el deseo de forzar al máximo nuestra imaginación.

Nos desafían y obligan buscar quiénes somos realmente con la esperanza de conectar nuestras almas, y por esa razón, son sagradas.

Y al mismo tiempo, pueden ser escudos contra las amenazas a nuestra alma, las amenazas a nuestra identidad.

La teoría de la neurona-espejo dice que es la naturaleza humana seguir a las masas.

Repetimos o creemos lo que la gente nos dice que creamos, sobre otros y sobre nosotros mismos.

Entonces

¿por qué no contar historias que empoderen, tengan aspiraciones y nos desafíen a ser mejores?


(Aplausos)
Eso es exactamente lo que hacen las historias de superhéroes.

La historia de los cómics es sobre los inadaptados, sobre héroes poco convencionales, sobre la habilidad de crear grandeza donde alguna vez hubo duda.

El sencillo Peter Parker, el tímido que es molestado e incomprendido, es picado por una araña radioactiva que le da poderes extraordinarios y responsabilidades extraordinarias.

Aun así, su camino está lleno de villanos que dudan de su determinación, que amenazan a sus seres queridos, que amenazan sus decisiones de vida.

Y sin embargo, Spider-Man, siendo el héroe que es, siempre regresa, siempre le gana al tipo malo, y siempre consigue a la chica, o chicas, en el caso de Spider-Man.

Mucho drama amoroso ahí.

Por 75 años, Marvel ha estado contando historias de marginados tras una máscara.

Es a través de sus defectos y deseos que conectamos con el corazón del personaje, para que cuando emerja como héroe, tengamos una razón real para defenderlo porque comprendemos esas dificultades también,

¿o no?

Y también queremos dejarlas atrás.

Los héroes eligen luchar contra lo injusto, proteger inocentes, para volver a inclinar la balanza hacia el lado del bien, no importa cuánto se sacrifiquen.

Están dispuestos a morir por ello porque han decidido ser quienes son.

Y lo defenderán a cualquier precio.

Así que cuando esa niña se sentaba prestando absoluta atención, todos esos años atrás, frente a su televisor, viendo los X-Men, no fue solo porque la habían llevado a una aventura asombrosa.

Es porque le dijeron que estaba bien ser diferente.

De hecho, tenías que luchar por ello.

Porque todos queremos ser héroes,

¿no es así?

¿Y no sería genial si los héroes fueran como nosotros?

¿Por qué un personaje como Kamala Khan tiene la aceptación de tanta gente?

Como el primer hombre araña afroestadounidense latino, Miles Morales, Kamala Khan es mucho más que un simple ícono de la cultura pop.

Ella vino en respuesta al deseo subconsciente de la gente por sentirse representada, como esas chicas musulmanas estadounidenses, afectas al tocino, bajitas y ‘nerds’ como yo y como cualquier otra persona, independientemente de su género, sexualidad, raza, religión, que simplemente se sienten inadaptados.

En la serie de Ms.

Marvel, Kamala Khan es solo una chica que trata de adaptarse.

Está constantemente negociando y renegociando quién es ella y todas las reglas que vienen con ello.

¿A dónde pertenece ella?

No tiene ni idea.

Está aún tratando de encontrar ese viaje hacia su auténtico yo.

Pero todo lo que sabe es que no quiere estar limitada por las etiquetas que se le imponen.

En realidad, la historia de Kamala Khan es la historia de todos, la de confrontar las etiquetas que nos han asignado, darles forma y redefinirlas hasta descubrir quién eres realmente y qué crees en verdad.

Uno de mis lemas favoritos, que de hecho tengo escrito en un papelito adhesivo sobre mi computadora, lo miro todos los días, y fue dicho por un poeta llamado Rumi.

Y dice: «No te conformes con las historias de cómo le han ido las cosas a los demás.

Revela tu propio mito».

Y ese es nuestro desafío.

Cada uno de nosotros, sin importar las categorías que hayamos heredado, debemos revelar nuestro propio mito.

Y no será sencillo.

Constantemente soportamos, reorganizamos, reinventamos las expectativas de los demás sobre nosotros mismos cada día.

Pero con cada palabra que escribimos en el relato de nuestras vidas, nos acercamos más a descubrir qué hay debajo de nuestras máscaras, tal vez enorgulleciéndonos del auténtico inadaptado, ese loco en nuestro interior.

Eso sí: será una lucha, seguro.

Pero esa batalla por el alma, por el auténtico yo, vale la pena,

¿o no?

Es audaz, es valiente.

De hecho, diría que es heroico.

Ahora es el turno de ustedes.

Cuéntenme su historia.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/sana_amanat_the_importance_of_diversity_in_the_comic_book_universe/

 

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