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Mustafa Akyol: fe versus tradición en el Islam – Charla TEDxWarwick

Charla «Mustafa Akyol: fe versus tradición en el Islam» de TEDxWarwick en español.

En TEDxWarwick, el periodista Mustafa Akyol habla de la forma en que algunas prácticas culturales (como el uso del velo) han llegado a ser vinculadas, en el saber popular, con los artículos de la fe islámica. La idea general que tiene el mundo sobre la fe islámica ¿se ha centrado demasiado en la tradición y no lo suficiente en las creencias fundamentales?

  • Autor/a de la charla: Mustafa Akyol
  • Fecha de grabación: 2011-03-03
  • Fecha de publicación: 2011-05-26
  • Duración de «Mustafa Akyol: fe versus tradición en el Islam»: 1031 segundos

 

Traducción de «Mustafa Akyol: fe versus tradición en el Islam» en español.

Hace unas semanas tuve la oportunidad de ir a Arabia Saudita.

Lo primero que quería hacer, como musulmán, era ir a La Meca y visitar la Ka’bah, el lugar más sagrado del Islam.

Y lo hice: me puse el atuendo ritual, fui a la mezquita sagrada, oré, y cumplí todos los rituales.

Mientras tanto, aparte de toda la espiritualidad, había un detalle trivial en la Ka’bah que me interesó en particular.

No había separación de sexos.

En otras palabras, hombres y mujeres oraban juntos.

Iban juntos haciendo el tawaf, el recorrido circular alrededor de la Ka’bah.

Estaban juntos mientras rezaban.

Si se preguntan qué hay de interesante en eso tendrían que ver el resto de Arabia Saudita porque es un país con divisiones muy marcadas entre los sexos.

En otras palabras, como hombres, uno simplemente no puede compartir el mismo espacio físico con las mujeres.

Y lo he notado de una manera muy extraña.

Dejé la Ka’bah para comer algo en el centro de La Meca.

Me dirigía al Burger King más cercano.

Fui hacia allí…

noté que había una sección masculina, bien diferenciada de la sección femenina.

Y tuve que hacer el pedido, pagar y comer en la sección masculina.

«Es extraño», pensé para mis adentros, «se puede socializar con el sexo opuesto en la Ka’bah sagrada, pero no en Burger King».

Bastante irónico.

Irónico y a la vez muy revelador porque la Ka’bah y sus rituales son reliquias de la primera fase del Islam, la del profeta Mahoma.

De haber sido importante en ese momento la separación de hombres y mujeres habrían habido rituales en torno a la Ka’bah acordes con eso.

Pero parece que en esa época esto no importaba.

Por eso los rituales eran así.

Creo que eso también se confirma con el hecho de que la exclusión de la mujer en una sociedad dividida es algo que no se encuentra en el Corán, el corazón mismo del Islam, el núcleo divino del Islam, en el que los musulmanes -y me incluyo- creemos.

Creo que no es un accidente que no encontremos esta idea en el origen mismo del Islam.

Porque muchos eruditos que estudian la historia del pensamiento islámico -eruditos occidentales o musulmanes- piensan que la práctica de separar físicamente a hombres de mujeres viene de un desarrollo posterior del Islam, fruto de la adopción musulmana de culturas y tradiciones preexistentes de Oriente Medio.

La exclusión de la mujer era, en realidad, una práctica bizantina y persa; los musulmanes la adoptaron, haciéndola parte de su religión.

Y, en realidad, esto es sólo un ejemplo de un fenómeno mucho más grande.

Lo que hoy llamamos Ley Islámica, y en particular cultura islámica.

Pero hay muchas culturas islámicas.

La cultura de Arabia Saudita es muy diferente a la de mi ciudad, Estambul, en Turquía.

Pero aún así, si vamos a hablar de una cultura musulmana, ésta tiene un núcleo, un mensaje divino, que dio inicio a la religión y luego, sobre eso, se agregaron muchas tradiciones, percepciones y prácticas.

Eran tradiciones de Oriente Medio, tradiciones medievales.

Y hay dos mensajes importantes, o dos lecciones, a aprender de esa realidad.

En primer lugar, los musulmanes piadosos, conservadores, creyentes que quieren ser leales a su religión no deberían aferrarse a todo lo de su cultura pensando que es mandato divino.

Quizá haya tradiciones malas que deberían cambiarse.

Por otro lado, los occidentales que miran la cultura islámica y ven aspectos problemáticos no debería concluir tan rápidamente que lo ordena el Islam.

Quizá es una cultura de Oriente Medio que se confundió con el Islam.

Hay una práctica llamada circuncisión femenina.

Es algo terrible, horrible.

Básicamente, es una operación para privar a las mujeres del placer sexual.

Y los occidentales, de Europa o EE.UU., que no conocían esta práctica se enfrentaron con eso en el seno de las comunidades musulmanas que migraron del norte de África.

Y pensaron: «¿Qué religión tan horrible ordena algo como eso?» Pero si miramos la circuncisión femenina, vemos que no tiene nada que ver con el Islam sino que es sólo una práctica del norte de África anterior al Islam.

Estuvo allí durante miles de años.

Y, efectivamente, algunos musulmanes la practican.

Los musulmanes del norte de África, no en otros lugares.

Pero también las comunidades no musulmanas del norte de África -animistas, incluso algunos cristianos, e incluso una tribu judía del norte de África- se sabe que practican la circuncisión femenina.

Así, lo que aparenta ser un problema dentro de la fe islámica podría llegar a ser una tradición adoptada por los musulmanes.

Lo mismo puede decirse de los crímenes de honor, un tema recurrente en los medios occidentales que es, claro, una tradición horrible.

Esa tradición se ve muy arraigada en algunas comunidades musulmanas.

Pero en las comunidades no musulmanas de Oriente Medio, como algunas comunidades cristianas y orientales, se ve la misma práctica.

Tuvimos un caso trágico de crimen de honor en la comunidad armenia de Turquía hace pocos meses.

Si bien estas son cosas de cultura general, me interesa mucho la cultura política y si se valora la libertad y la democracia o si hay una cultura política autoritaria en la que el Estado se supone que impone cosas a los ciudadanos.

Y no es un secreto que muchos movimientos islámicos de Medio Oriente tienen tendencias autoritarias y algunos de los denominados «regímenes islámicos» como Arabia Saudita, Irán, y el peor caso fue el de los talibanes de Afganistán, son bastante autoritarios, no cabe duda.

Por ejemplo, en Arabia Saudita hay un fenómeno llamado policía religiosa.

La policía religiosa impone la supuesta forma de vida islámica a todo ciudadano, por la fuerza, -como las mujeres obligadas a cubrirse la cabeza- a llevar el hiyab, o velo islámico.

Eso es bastante autoritario y yo soy muy crítico de eso.

Pero cuando me di cuenta de que los no musulmanes, o los actores no islámicos de las mismas geografías, a veces se comportan de manera similar me di cuenta que el problema quizá reside en la cultura política de toda la región, no sólo del Islam.

Les doy un ejemplo: en Turquía, de donde provengo, una república híper-secular, hasta hace muy poco solíamos tener lo que llamo la policía secular que vigilaba en las universidades a las estudiantes con velo.

En otras palabras, forzaban a las estudiantes a descubrirse las cabezas.

Y pienso que forzar a las personas a descubrirse la cabeza es tan tiránico como forzarlas a que se la cubran.

Debería ser una decisión individual.

Pero al ver eso me dije: «Quizá el problema sea sencillamente una cultura autoritaria en la región que ha influido a algunos musulmanes».

Las personas con mentalidad secular pueden ser influenciadas por eso.

Quizá es un problema de la cultura política y tenemos que pensar cómo cambiar esa cultura política.

Estas son algunas de las preguntas que tenía en mente hace unos años cuando comencé escribir un libro.

Dije: «Bueno, voy a investigar cómo el Islam llegó a ser lo que es hoy; qué caminos se siguieron y cuáles podrían haberse tomado».

Es «Islam sin extremos: un caso musulmán en favor de la libertad».

Y como sugiere el subtítulo analicé la tradición islámica y la historia del pensamiento islámico desde la perspectiva de la libertad individual; traté de identificar las fortalezas respecto de la libertad individual.

Y hay puntos fuertes en la tradición islámica.

El Islam, como religión monoteísta, que define al hombre como un agente responsable de sí mismo, creó la idea de individuo en Oriente Medio y la resguardó del comunitarismo, del colectivismo de la tribu.

De ahí pueden desprenderse muchas ideas.

Pero aparte de eso, también veo problemas dentro de la tradición islámica.

Pero había algo curioso: muchos de estos problemas resultaron ser problemas que surgieron más tarde y no de la esencia divina del Islam, el Corán, sino, otra vez, de las tradiciones y miradas o interpretaciones del Corán de los musulmanes de la Edad Media.

El Corán, por ejemplo, no aprueba la lapidación.

No hay castigo por apostasía.

No hay castigo por cosas personales como beber.

Estas cosas que constituyen la Ley Islámica, los aspectos problemáticos de la Ley Islámica, surgieron en interpretaciones sucesivas del Islam.

Eso quiere decir que los musulmanes pueden, hoy, mirar esas cosas y decir: «Bueno, el centro de nuestra religión está aquí para quedarse con nosotros.

Es nuestra fe y vamos a ser leales a ella».

Pero podemos cambiar la interpretación porque fue interpretada siguiendo el tiempo y la atmósfera medieval.

Ahora estamos viviendo en un mundo diferente con valores diferentes y sistemas políticos diferentes.

Esa interpretación es posible y factible.

Ahora, si yo fuera la única persona que piensa así, estaríamos en problemas.

Pero no es ese el caso en absoluto.

En realidad, desde el siglo XIX en adelante, hay toda una tradición revisionista, reformista, o como se la quiera llamar; una tendencia del pensamiento islámico.

Fueron intelectuales o estadistas del siglo XIX y luego del siglo XX que básicamente miraban a Europa y veían allí muchas cosas para admirar como la ciencia y la tecnología.

Pero no sólo eso: también la democracia, el parlamento, la idea de representación, la idea de igualdad de los ciudadanos.

Estos pensadores, intelectuales y estadistas musulmanes del siglo XIX miraban a Europa y veían estas cosas.

Decían: «¿Por qué no tenemos estas cosas?» Revisaron la tradición islámica y vieron que había aspectos problemáticos que no formaban parte del núcleo de la religión, o quizá podían reinterpretarse, se podía volver a leer el Corán en el mundo moderno.

Esa tendencia se suele llamar modernismo islámico y fue propuesta por intelectuales y estadistas, no sólo como idea intelectual sino como un programa político.

Y es por eso que en el siglo XIX el Imperio Otomano, que luego ocupó todo Medio Oriente, hizo reformas muy importantes: reformas como darle a cristianos y judíos igualdad ciudadana, aceptar una constitución, aceptar un parlamento representativo, proponer la idea de libertad religiosa.

Esa fue la razón por la que el Imperio Otomano en su última década se volvió una proto-democracia, una monarquía constitucional.

La libertad era un valor político muy importante en la época.

De manera similar, en el mundo árabe, había lo que el gran historiador árabe, Albert Hourani, define como Era Liberal.

Tiene un libro: «El pensamiento árabe en la Era Liberal 1798-1939».

Define la Era Liberal como el siglo XIX y principios del siglo XX.

Cabe destacar que esta fue la tendencia dominante a principios del siglo XX entre pensadores, estadistas y teólogos islámicos.

Pero se da un patrón muy curioso en el resto del siglo XX porque vemos una fuerte disminución de esta línea modernista islámica.

Y, en su lugar, sucede que el Islam emerge como una ideología autoritaria, muy exaltada, bastante anti-occidental, que quiere moldear la sociedad basada en una visión utópica.

El islamismo es la idea conflictiva que provocó muchos problemas en el mundo islámico del siglo XX.

Incluso las formas extremas de islamismo llevaron al terrorismo en nombre del Islam; esto en realidad es una práctica que creo va en contra del Islam pero, obviamente, algunos extremistas no piensan así.

Y aparece una pregunta curiosa: si el modernismo islámico era tan popular en los siglos XIX y XX ¿por qué se hace popular el islamismo en el resto del siglo XX? Y esta es una pregunta, creo, que hay que discutir con cuidado.

En mi libro abordo esta pregunta también.

Y no hace falta ser muy inteligente para entenderlo.

Con sólo mirar la historia política del siglo XX se ve que las cosas cambiaron mucho.

Cambió el contexto.

En el siglo XIX cuando los musulmanes veían a Europa como ejemplo eran independientes, estaban seguros de sí mismos.

A principios del siglo XX, con la caída del Imperio Otomano, todo Oriente Medio fue colonizado.

Y si hay colonización, ¿qué más hay? Hay anti-colonización.

Entonces Europa ya no es un ejemplo a imitar, es un enemigo a combatir y resistir.

Así que hay una disminución muy fuerte de las ideas liberales en el mundo musulmán y se ve una corriente más defensiva, rígida y revolucionaria, que lleva al socialismo árabe, al nacionalismo árabe, y, en última instancia, a la ideología islamista.

Y cuando terminó el período colonial lo que quedó en su lugar por lo general fueron dictadores seculares que decían ser un país pero que no llevaban democracia al país y establecieron sus propias dictaduras.

Y pienso que Occidente, al menos algunas potencias de Occidente, en particular Estados Unidos, cometieron el error de apoyar a estos dictadores seculares pensando que eran más funcionales a sus intereses.

Pero el hecho de que esos dictadores suprimieran la democracia en sus países y reprimieran a los grupos islámicos en realidad exaltó mucho más a los islamistas.

Así, en el siglo XX, vemos este círculo vicioso en el mundo árabe en el que la dictadura reprime a su propia gente, incluso a los devotos islámicos que actúan de manera reaccionaria.

Sin embargo hubo un país que pudo escapar, alejarse, de ese círculo vicioso.

Y ese es mi país de origen, Turquía.

Turquía nunca fue colonizada de modo que siguió como nación independiente después de la caída del Imperio Otomano.

Eso es algo para recordar.

Ellos no comparten la misma propaganda anti-colonial que puede encontrarse en otros países de la región.

En segundo lugar, y más importante, Turquía se democratizó antes que cualquiera de los países que estamos mencionando.

En 1950 Turquía tuvo las primeras elecciones libres y justas que pusieron fin al régimen secular existente, más autocrático, y fue el comienzo de Turquía.

Los devotos musulmanes de Turquía vieron que podían cambiar el sistema político con el voto.

Y se dieron cuenta que la democracia es compatible con el Islam, compatible con sus valores, y han apoyado a la democracia.

Esa es una experiencia que no todas las naciones musulmanas de Medio Oriente tuvieron hasta hace poco.

En segundo lugar, en las últimas dos décadas, gracias a la globalización, gracias a la economía de mercado, gracias al surgimiento de la clase media, vemos en Turquía lo que defino como el renacimiento del modernismo islámico.

Ahora, hay devotos musulmanes urbanos de clase media que, de nuevo, revisan su tradición y ven que hay problemas en ella.

Entienden que hay que hacer cambios, cuestionamientos y reformas.

Miran a Europa y, de nuevo, ven un ejemplo a seguir.

Ven un ejemplo, al menos, en el cual inspirarse.

Es por eso que el proceso de la U.E., el esfuerzo turco por unirse a la U.E., ha tenido apoyo dentro de Turquía de los devotos islámicos mientras que algunas naciones seculares se oponen a eso.

Bueno, ese proceso se ha desdibujado un poco por el hecho de que no todos los europeos son muy receptivos…

pero esa es otra discusión.

Pero el sentimiento pro-U.E.

en Turquía en la década pasada se volvó casi una causa islámica apoyada tanto por liberales islámicos como por liberales seculares, por supuesto.

Y gracias a eso Turquía ha podido crear de manera razonable una historia de éxito en la que el Islam y las interpretaciones más devotas del Islam se han vuelto parte del juego democrático e incluso contribuyen al avance democrático y económico del país.

Y hoy este ha sido un ejemplo inspirador para algunos movimientos islámicos o para algunos países del mundo árabe.

Todos habrán visto la primavera árabe que comenzó en Túnez y en Egipto.

Las masas árabes rebeladas contra sus dictadores.

Estaban pidiendo democracia, estaban pidiendo libertad.

Y resultaron no ser los monstruos islamistas que los dictadores siempre usaban para justificar sus regímenes.

Reclamaban «queremos libertad, queremos democracia.

Somos musulmanes creyentes, pero queremos vivir como personas libres en sociedades libres».

Claro, este es un largo camino.

La democracia no se logra de la noche a la mañana; es un proceso.

Pero es una era prometedora en el mundo musulmán.

Y creo que el modernismo islámico que empezó en el siglo XIX, pero que tuvo un retroceso en el siglo XX debido a los problemas políticos del mundo musulmán, está renaciendo.

Y pienso que el mensaje que podemos rescatar de eso sería que el Islam, a pesar de algunos escépticos occidentales, tiene el potencial en sí mismo para generar su propia democracia, abrirse paso hacia el liberalismo, y crear su propio camino hacia la libertad.

Se les debería permitir trabajar en eso.

Muchas gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/mustafa_akyol_faith_versus_tradition_in_islam/

 

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