Saltar al contenido
Deberes escolares » Charlas educativas » Neil Pasricha: las 3 A de lo alucinante – Charla TEDxToronto 2010

Neil Pasricha: las 3 A de lo alucinante – Charla TEDxToronto 2010

Charla «Neil Pasricha: las 3 A de lo alucinante» de TEDxToronto 2010 en español.

El blog de Neil Pasricha, 1000 cosas alucinantes, disfruta de los placeres simples de la vida; desde las recargas gratis de café hasta las sábanas limpias. En esta charla sincera de TEDxToronto, revela los 3 secretos (que empiezan todos con A) para llevar una vida realmente alucinante.

  • Autor/a de la charla: Neil Pasricha
  • Fecha de grabación: 2010-09-30
  • Fecha de publicación: 2011-01-07
  • Duración de «Neil Pasricha: las 3 A de lo alucinante»: 1053 segundos

 

Traducción de «Neil Pasricha: las 3 A de lo alucinante» en español.

La historia «alucinante» comienza hace 40 años cuando mamá y papá llegaron a Canadá.

Mamá se fue de Nairobi, Kenia.

Y papá de un pueblito de las afueras de Amritsar, en India.

Llegaron aquí a finales de los años 60.

Se instalaron en los suburbios a una hora al este de Toronto.

Hicieron una vida nueva.

Fueron al dentista por primera vez, comieron su primera hamburguesa y tuvieron a sus primeros hijos.

Mi hermana y yo crecimos aquí y tuvimos una infancia tranquila y feliz.

Tuvimos una familia unida, buenos amigos, una calle tranquila.

Crecimos dando por sentadas muchas cosas que nuestros padres no tuvieron mientras crecían…

cosas como tener siempre energía eléctrica en nuestra casa; cosas como escuelas al cruzar la calle, hospitales cerca, y palitos helados en el patio de atrás.

Crecimos, y hemos crecido un poco más.

Fui a la secundaria.

Me recibí.

Me mudé de casa, conseguí un empleo, encontré una chica, me establecí…

y me doy cuenta de que parece una mala telenovela o una canción de Cat Stevens.


(Risas)
Pero la vida era bastante buena.

La vida era bastante buena.

2006 fue un gran año.

Bajo el cielo azul de julio, en la región vitivinícola de Ontario, me casé rodeado de 150 familiares y amigos.

2007 fue un gran año.

Terminé la escuela y nos fuimos de viaje con dos de mis amigos más cercanos.

Esta es una foto con mi amigo Chris en la costa del Océano Pacífico.

Vimos focas desde la ventana del auto y nos detuvimos a tomar una foto rápida de ellas pero después las tapamos con nuestras cabezotas.


(Risas)
Por eso no pueden verlas pero fue algo impresionante créanme.


(Risas)
El 2008 y 2009 fueron un poco más duros.

Sé que lo fueron para mucha gente, no sólo para mí.

En primer lugar, las noticias eran muy pesadas.

Todavía lo son, y lo fueron antes de eso, pero cuando uno abre un periódico, cuando enciende la tele, los casquetes polares se derriten, hay guerras en todo el mundo, terremotos, huracanes, y una economía que se tambaleaba al borde del colapso, y finalmente colapsó y muchos perdimos nuestras casas, o nuestros empleos, o nuestras jubilaciones, o nuestro medio de subsistencia.

El 2008 y 2009 fueron años difíciles para mí también por otra razón.

Estaba pasando por un montón de problemas personales en ese momento.

Mi matrimonio no iba bien y nos íbamos distanciando cada vez más.

Un día mi mujer llegó a casa del trabajo, tomó coraje, y con lágrimas en los ojos me pidió que conversáramos francamente.

Me dijo: «Ya no te amo».

Fue una de las cosas más dolorosas que había escuchado y desde luego lo más desolador que había escuchado hasta apenas un mes más tarde cuando me enteré de algo aún más desolador.

Mi amigo Chris, de quien acabo de mostrarles una foto, sufría una enfermedad mental desde hacía un tiempo.

Y para quienes hayan estado en contacto con enfermedades mentales saben lo difícil que puede llegar a ser.

Hablé con él por teléfono a las 22:30 de un domingo.

Hablamos del programa de TV que miramos esa noche.

Y el lunes por la mañana me enteré de que desapareció.

Lamentablemente se quitó la vida.

Fue un momento realmente difícil.

Y a medida que estas nubes oscuras pasaban por mi mente, me resultaba realmente muy difícil pensar en algo bueno, me dije que necesitaba encontrar la manera para, de algún modo, centrarme en lo positivo.

Así que una noche volví a casa del trabajo me conecté a la computadora y creé un pequeño sitio web llamado 1000awesomethings.com (mil cosas alucinantes, NT) trataba de recordar esos placeres pequeños, simples, universales, que nos encantan pero de los que no hablamos lo suficiente; cosas como que los camareros y camareras te vuelvan a servir café gratis sin preguntar, como ser la primer mesa en atender en la cena de una boda, como la ropa interior caliente recién salida de la secadora, o cuando los cajeros abren una nueva fila en el supermercado y uno queda primero…

incluso si uno estaba último en la otra fila, cae en picada allí.


(Risas)
Y lentamente con el tiempo empecé a ponerme de mejor humor.

Quiero decir, cada día se inician 50.000 blogs.

Mi blog era apenas uno de esos 50.000.

Nadie lo leía salvo mi mamá.

Aunque debo decir que mi tráfico se disparó y subió un 100% cuando ella se lo pasó a mi papá.


(Risas)
Y luego me entusiasmé cuando empezó a recibir decenas de visitas.

Y luego empecé a entusiasmarme cuando empezó a recibir docenas y luego cientos y miles y luego millones.

Empezó a hacerse cada vez más grande.

Y entonces recibí una llamada y la voz del otro lado de la línea dijo: «Ganaste el premio al mejor blog del mundo».

Pensé que sonaba como a broma.


(Risas)

(Aplausos)

¿A qué país africano quieres que transfiera todo mi dinero?


(Risas)
Pero resulta que me metí en un avión y terminé caminando en la alfombra roja entre Sarah Silverman, Jimmy Fallon y Martha Stewart.

Y subí al escenario para recibir un premio Webby al mejor blog.

Pero la sorpresa y lo alucinante de eso sólo fue eclipsado por mi regreso a Toronto, cuando en mi buzón había 10 agentes literarios que me esperaban para hablar de volcar esto en un libro.

Avancemos al año siguiente y «The Book of Awesome» ha sido número uno en ventas durante 20 semanas consecutivas.


(Aplausos)
Pero miren, yo dije que hoy quería hacer tres cosas con Uds.

Les dije que quería contarles la historia «alucinante» quería compartir con Uds las tres A de «alucinante» y quería dejarles un pensamiento final.

Así que hablemos de esas tres A.

En los últimos años en realidad no he tenido mucho tiempo para pensar.

Pero últimamente he podido detenerme y preguntarme:

¿Qué es lo que en los últimos años me ha ayudado a expandir mi sitio web y a mí mismo?

Y lo he resumido en estas cosas, para mí en lo personal, como tres A.

Son la «actitud», estar «atentos», y la «autenticidad».

Me encantaría hablar brevemente sobre cada una.

La «actitud»: miren, todos vamos a tener obstáculos y también contratiempos.

Nadie puede predecir el futuro, pero algo sí sabemos y es que no va a salir de acuerdo a los planes.

Todos tendremos dias fantásticos, grandes días y momentos sublimes de sonrisas el día de la graduación, bailes padre-hija el día de la boda y bebés saludables chillando en la sala de partos pero entre esos días fantásticos, también podríamos tener obstáculos y contratiempos.

Es triste, y no es agradable hablar de esto, pero tu esposo podría dejarte, tu novia podría engañarte, tus dolores de cabeza podrían ser algo más serio de lo que pensabas, o tu perro podría ser atropellado por un coche en la calle.

No es una idea feliz, pero tus hijos podrían meterse en bandas criminales o cosas malas.

Tu mamá podría contraer cáncer, o tu papá podría convertirse en mala persona.

Hay momentos en la vida en los que uno va a caer en el pozo también con retorcijones de estómago y heridas en el corazón.

Y cuando lluevan las malas noticias y hayan absorbido el dolor que los empapa espero realmente que sientan que siempre tienen dos opciones.

Una, que pueden sumergirse en la melancolía y la fatalidad o dos, que pueden llorar y luego afrontar el futuro con una mirada nueva.

Tener una gran «actitud» es elegir la opción número dos optar, sin importar lo difícil que sea, sin importar el dolor que los aqueje, optar por seguir adelante y avanzar dando pequeños pasos hacia el futuro.

La segunda A es estar «atento».

Me encanta salir con niños de tres años.

Me encanta la forma en que ven el mundo porque lo están haciendo por primera vez.

Me encanta ver la manera en que miran a un bicho cruzar la acera.

Me encanta la forma en que van a mirar con la boca abierta su primer partido de béisbol con los ojos bien abiertos y un guante en la mano sumergiéndose en el golpe del bate, en el crujido de los maníes y en el aroma de las salchichas.

Me encanta la forma en que pasan horas recogiendo dientes de león en el patio de atrás y los ponen en un lindo centro de mesa para la cena de Acción de Gracias.

Me encanta la forma en que ven el mundo porque están viendo el mundo por primera vez.

Estar «atentos» consiste simplemente en aferrarse al niño interior de tres años.

Porque todos solíamos ser niños de tres años.

Ese niño de tres años todavía es parte de Uds.

Esa niña de tres años todavía es parte de Uds.

Están allí.

Estar «atentos» es simplemente recordar que alguna vez fue la primer a vez que vimos todo lo que hemos visto.

Hubo una vez que fue la primera vez que nos tocó una serie de semáforos en verde por el camino a casa desde el trabajo.

Hubo una primera vez que pasamos por la puerta abierta de una panadería y sentimos el aroma, o la primera vez que sacamos un billete de 20 dólares de una chaqueta vieja y dijimos: «Encontré dinero».

La última A es la de «autenticidad».

Y para esta quiero contarles una historia breve.

Remontémonos hasta 1932 cuando, en una granja de maní en Georgia, nació un niñito llamado Roosevelt Grier.

Roosevelt Grier, o Rosey Grier como la gente solía llamarlo, creció y creció hasta convertirse en un defensa de la NFL de 136 kilos y 1,95 m.

Tiene el número 76 en la foto.

Aquí está la foto con el «cuarteto temible».

Estos eran cuatro muchachos de los Rams de LA en los años 60 a quienes uno no querría contradecir.

Eran futbolistas fuertes haciendo lo que amaban que era aplastar cabezas y dislocar hombros en el campo de fútbol.

Pero Rosey Grier también tenía otra pasión.

En lo más profundo de sí le encantaba el encaje de aguja.

Le encantaba tejer.

Decía que eso lo calmaba, que lo relajaba, que eso le quitó el miedo a volar y le ayudó a conocer chicas.

Eso era lo que decía.

Eso le gustaba tanto que después de retirarse de la NFL se hizo socio de clubes.

E incluso escribió un libro llamado «Encaje de aguja para hombres de Rosey Grier».


(Risas)

(Aplausos)
Es una gran portada.

Si se fijan hizo un encaje de aguja de su propio rostro.


(Risas)
Por eso lo que me encanta de esta historia de Rosey Grier es que se trata de una persona muy auténtica.

Y de eso se trata la «autenticidad».

Se trata simplemente de ser uno mismo y estar bien con eso.

Y creo que cuando uno es auténtico termina siguiendo a su corazón y se pone en lugares, situaciones y conversaciones que le encantan y que disfruta.

Uno conoce gente con la que le gusta hablar.

Uno va a lugares con los que soñó.

Y uno termina siguiendo a su corazón, sintiéndose muy realizado.

Así que esas son las tres A.

Para terminar quiero que nos remontemos a la llegada de mis padres a Canadá.

No sé qué se habría sentido llegar a un nuevo país a los 20 años.

No lo sé porque nunca lo hice.

Pero supongo que se necesita una gran «actitud».

Imagino que uno tendría que estar muy «atento» a lo que lo rodea y apreciar las pequeñas maravillas que uno empieza a ver en su nuevo mundo.

Y creo que uno tendría que ser muy «auténtico», muy fiel a sí mismo, para poder sortear las dificultades que se presentaran.

Me gustaría detener mi TEDTalk unos 10 segundos porque uno no tiene muchas oportunidades en la vida para hacer algo como esto y mis padres están sentados en la primera fila.

Así que quería pedirles, si no es molestia, que se paren.

Sólo quería decirles gracias.


(Aplausos)
Cuando yo era niño a mi padre le encantaba contar la historia de su primer día en Canadá.

Es una gran historia porque lo que sucedió fue que se bajó del avión en el aeropuerto de Toronto y fue recibido por un grupo sin fines de lucro que seguramente estaría a cargo de alguien de esta sala.


(Risas)
Este grupo sin fines de lucro dio un gran almuerzo de bienvenida a todos los nuevos inmigrantes a Canadá.

Y papá dice que bajó del avión y fue a este almuerzo y había gran variedad de alimentos.

Había pan, había de esos pepinillos bien pequeños, había aceitunas, cebollas blancas en conserva.

Había arrollado frío de pavo, arrollado de jamón y embutidos de carne asada y queso en cubos pequeños.

Había sándwiches de ensalada de atún y de ensalada de huevo y de ensalada de salmón.

Había lasaña, había cazuelas, había brownies, tartas dulces, y había tortas, montones y montones de tortas.

Y cuando papá cuenta la historia dice: «Lo más loco de todo es que yo nunca había visto nada de eso antes, salvo el pan».


(Risas)
Yo no sabía lo que era la carne, o qué significaba ser vegetariano; Comía aceitunas con torta».


(Risas)
«Simplemente no podía creer la cantidad de cosas que uno puede conseguir aquí».


(Risas)
Cuando tenía 5 años papá solía llevarme de compras.

Y se quedaba mirando con asombro las etiquetas de las frutas y verduras.

Me decía: «Mira,

¿puedes creer que este mango viene de México?

Tienen aquí una manzana de Sudáfrica.

¿Puedes creer que tienen dátiles de Marruecos?

» Me decía: «

¿Sabes siquiera dónde queda Marruecos?

Y yo le decía: «Tengo 5 años.

Ni siquiera sé dónde estoy yo.

¿Esto es A&P?

» (NT, tienda de comestibles) Y me decía: «yo tampoco sé dónde queda Marruecos, pero averigüémoslo».

Así que comprábamos los dátiles y volvíamos a casa, sacábamos un atlas de la estantería y buscábamos hasta encontrar ese misterioso país.

Y cuando lo encontrábamos, papá decía: «

¿Puedes creer que alguien se subió a un árbol allá, bajó estas cosas, las puso en un camión, las llevó todo el camino hasta el puerto y luego las embarcaron por todo el Océano Atlántico y luego la subieron a otro camión y la condujeron todo el camino hasta la pequeña frutería frente a nuestra casa para que nosotros la compremos a 25 centavos?

» Y yo le decía: «No puedo creerlo».

Y él me decía: «Yo tampoco.

Las cosas son increíbles.

Hay tantas cosas para ser feliz».

Y cuando me detengo a pensarlo él tiene toda la razón; hay tantas cosas para ser feliz.

Somos la única especie en la única roca con vida en todo el Universo que hemos podido ver, ser capaces de experimentar, muchas de estas cosas.

Quiero decir, somos los únicos que tenemos arquitectura y agricultura.

Somos los únicos que tenemos joyería y democracia.

Tenemos aviones, autopistas, diseño de interiores y signos del horóscopo.

Tenemos revistas de moda, fiestas en las casas.

Uno puede mirar películas de terror con monstruos.

Uno puede ir a un concierto y oír el rugido de las guitarras.

Tenemos libros, cafeterías y ondas de radio, novias y vueltas en montaña rusa.

Podemos dormir en sábanas limpias.

Podemos ir al cine y conseguir buenos asientos.

Sentir el aroma del pan, caminar bajo la lluvia con en el pelo mojado, hacer burbujas o hacer la siesta sin permiso.

Tenemos todo eso pero sólo hay 100 años para disfrutarlo.

Y eso es lo triste.

Los cajeros del supermercado, el capataz de la planta, el tipo que te encierra de camino a casa en la autopista, el vendedor que te llama durante la cena, cada profesor que uno tuvo alguna vez, cualquiera que se haya despertado a tu lado, cualquier político de cualquier país, cualquier actor de cualquier película, cada persona de la familia, todos los que amamos, todos los de la sala y tú estaremos muertos en 100 años.

La vida es tan grande y tenemos tan poco tiempo para experimentar y disfrutar esos pequeños momentos que la hacen tan dulce.

Y ese momento es ahora mismo y esos momentos van en cuenta regresiva y esos momentos son siempre, siempre, siempre fugaces.

Uno nunca va a ser tan joven como lo es ahora.

Y es por eso que creo que si uno vive la vida con gran «actitud», optando por seguir adelante y avanzar cada vez que la vida nos da un golpe estando «atento» al mundo que nos rodea aferrándonos al niño interior de 3 años y viendo las pequeñas alegrías que hacen la vida tan dulce y siendo «auténticos» con nosotros mismos, siendo uno mismo y estando bien así, siguiendo al corazón y embarcándonos en experiencias que nos satisfagan, creo entonces que viviremos una vida rica y satisfactoria, creo que viviremos una vida verdaderamente alucinante.

Gracias.

https://www.ted.com/talks/neil_pasricha_the_3_a_s_of_awesome/

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *