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¿No merecemos todos la oportunidad de una buena vida? – Charla TED2017

Charla «¿No merecemos todos la oportunidad de una buena vida?» de TED2017 en español.

Las aspiraciones crecen como nunca antes en todo el mundo, gracias en gran parte a los teléfonos inteligentes y a Internet. ¿Esto traerá aparejada oportunidad o frustración? Como presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim quiere poner fin a la pobreza extrema y aumentar la prosperidad compartida. Y comparte cómo la institución está trabajando para mejorar la salud y el futuro financiero de las personas en los países más pobres mediante el fomento de la inversión y la reducción de los riesgos del desarrollo.

  • Autor/a de la charla: Jim Yong Kim
  • Fecha de grabación: 2017-04-24
  • Fecha de publicación: 2017-06-16
  • Duración de «¿No merecemos todos la oportunidad de una buena vida?»: 1332 segundos

 

Traducción de «¿No merecemos todos la oportunidad de una buena vida?» en español.

Quiero compartir lo experimentando en los últimos 5 años gracias al privilegio que he tenido de viajar a muchos de los países más pobres del mundo.

Veo esta escena todo el tiempo, por doquier: niños pequeños que buscan en teléfonos inteligentes, teléfonos que tienen un impacto enorme incluso en los países más pobres.

Le dije a mi equipo, saben, veo que las aspiraciones aumentan en todo el mundo.

De hecho, tengo la impresión de que hay una convergencia de aspiraciones.

Pedí a un equipo de economistas que analizara este fenómeno.

¿Es real?

¿están convergiendo las aspiraciones en todo el mundo?

Así que investigaron las encuestas de Gallup sobre la satisfacción en la vida y descubrieron que si uno tiene acceso a Internet, su satisfacción sube.

Pero ocurre algo muy importante: el salario de referencia, la renta con la que uno compara la propia, también sube.

Entonces, si el salario de referencia de una nación, por ejemplo, sube un 10 % respecto al salario de otras naciones, entonces en promedio, los ingresos de la gente tienen que subir al menos un 5 % para mantener el mismo nivel de satisfacción.

Pero si consideramos los percentiles más bajos de ingresos, el incremento debería ser mayor si el salario de referencia sube un 10 %, debería incrementarse un 20 %.

Con este aumento de aspiraciones, la pregunta fundamental es:

¿Llegaremos a un momento en el que las aspiraciones estén vinculadas a las oportunidades y se genere dinamismo y crecimiento económico, como ocurrió en mi país, Corea?

¿O esas aspiraciones terminarán en frustración?

Esta es una preocupación real, porque entre 2012 y 2015, aumentaron las amenazas terroristas en un 74 %.

La cantidad de muertes por terrorismo creció un 150 %.

Ahora, 2000 millones viven en condiciones de fragilidad, conflicto, violencia, y para 2030, más del 60 % de los pobres del mundo vivirán en estas situaciones de fragilidad, conflicto y violencia.

Entonces,

¿cómo hacer para satisfacer estas aspiraciones?

¿Podemos explorar nuevas vías de cómo crecer para satisfacer estas aspiraciones?

Porque de no hacerlo, la situación me preocupa.

Las aspiraciones crecen como nunca antes gracias al acceso a Internet.

Todos saben cómo viven los demás.

¿Creció la capacidad para satisfacer esas aspiraciones del mismo modo?

Para entrar en detalle, quiero compartir mi propia historia.

Esta no es mi madre, pero durante la Guerra de Corea, mi madre literalmente cargó a su propia hermana, su hermana menor, en su espalda, y recorrió al menos parte del camino para escapar de Seúl durante la Guerra de Corea.

A través de una serie de milagros, mi madre y mi padre fueron becados para ir a Nueva York.

De hecho se conocieron, y se casaron en Nueva York.

Mi padre, también, fue un refugiado.

A los 19 años, dejó a su familia en la parte norte del país, atravesó la frontera y nunca volvió a ver a su familia.

Una vez casados, mientras vivían en Nueva York, mi padre era camarero en el restaurante de Patricia Murphy.

Sus aspiraciones aumentaron.

Entendieron lo que era vivir en un lugar como Nueva York en los años 1950.

Cuando mi hermano nació regresaron a Corea, y tuvimos lo que recuerdo como una especie de vida idílica, pero lo que ocurría en Corea en ese momento era que el país era uno de los países más pobres del mundo y hubo una revuelta política.

Había manifestaciones cerca de casa todo el tiempo, estudiantes que protestaban contra el gobierno militar.

Y en ese momento, las aspiraciones del Grupo del Banco Mundial, que dirijo ahora, eran extremadamente bajas para Corea.

Pensaban que a Corea le sería difícil sin ayuda externa el brindarle a su gente algo más de lo estrictamente necesario para vivir.

La situación en Corea era difícil, y mis padres vieron cómo era la vida en EE.UU.

Se casaron.

Mi hermano nació allí.

Y sientieron que para darnos una oportunidad de alcanzar sus aspiraciones para nosotros, teníamos que ir y regresar a EE.UU.

Regresamos.

Primero fuimos a Dallas.

Mi padre tuvo que graduarse de nuevo como dentista.

Y luego terminamos mudándonos a Iowa, de todos los lugares posibles.

Crecí en Iowa.

Y en Iowa, pasamos toda la escolarización.

Fui a la secundaria, a la universidad.

Y luego sucedió, algo que nunca olvidaré.

Mi padre luego de mi segundo año en la universidad, un día de camino a casa, me preguntó: «Jim,

¿cuáles son tus aspiraciones?

¿Qué quieres estudiar?

¿Qué quieres hacer?

» Y yo le dije: «Papá»…

Mi madre en realidad era filósofa, y nos había llenado de ideas sobre la protesta y la justicia social, y le dije: «Papá, voy a estudiar ciencias políticas y filosofía, y voy a ser parte de un movimiento político».

Mi padre, el dentista coreano, con calma estacionó el auto a un lado de la carretera,
(Risas)
me miró y dijo: «Jim, termina la residencia médica, y puedes estudiar lo que quieras».


(Risas)
He contado esta historia a un público en su mayoría asiático.

Nadie rió.

Asintieron con la cabeza.

Por supuesto.


(Risas)

(Aplausos)
Trágicamente, mi padre murió a una edad temprana, hace 30 años, a sus 57, la edad que yo tengo ahora, y muere mientras yo estaba a mitad de mis estudios de medicina…

y continué, hasta graduarme de medicina y antropología.

Estudié ambas cosas en la universidad.

Pero luego, justo en ese momento, conocí a estas dos personas, Ophelia Dahl y Paul Farmer.

Paul y yo estábamos en el mismo programa.

Estudiábamos medicina y al mismo tiempo el doctorado en antropología.

Y empezamos a hacernos preguntas bastante fundamentales.

Quienes tenemos el gran privilegio de estudiar medicina y antropología…

yo venía de padres refugiados.

Paul creció literalmente en un autobús en un pantano en Florida.

A él le gustaba autodenominarse «basura blanca».

De modo que tuvimos esta oportunidad y nos dijimos:

¿qué debemos hacer?

Con esta educación extremadamente sofisticada

¿de qué naturaleza es nuestra responsabilidad para con el mundo?

Y decidimos crear una organización.

Se llama Partners in Health.

Por cierto, se hizo una película sobre eso.


(Aplausos)
Hay una película estupenda sobre este tema llamada «Bending the Arc».

Se estrenó en Sundance el pasado enero.

Jeff Skoll está aquí.

Jeff es una de las personas que lo hizo posible.

Y empezamos a pensar qué implicaría por nuestra parte hacer que nuestras aspiraciones alcancen el nivel de algunas de las comunidades más pobres del mundo.

Esta es mi primera visita a Haití en 1988, y en 1988, elaboramos una especie de declaración de objetivos, que establecía una opción preferencial por los pobres en términos de salud.

Nos llevó mucho tiempo, y éramos estudiantes de antropología.

Por un lado leíamos a Marx y por el otro a Habermas y Fernand Braudel.

Leíamos de todo

¿y teníamos que llegar a una conclusión sobre cómo estructurar nuestro trabajo?

Lo denominamos «O por los P», una opción preferencial por los pobres.

Lo más importante de la opción preferencial por los pobres es definir qué no es.

No es una opción preferencial por el propio sentido de heroismo.

No es una opción preferencial de una idea propia de cómo sacar a los pobres de la pobreza.

No es una opción preferencial de nuestra organización.

Y esta es la parte más difícil, no es una opción preferencial por nuestros pobres.

Es una opción preferencial por los pobres.

¿Cómo se traduce en acción?

Bueno, en Haití empezamos a construir…

Todos nos decían que la opción más rentable era centrarse en vacunar y quizá en un programa nutricional.

Pero los haitianos querían un hospital.

Querían escuelas.

Querían darles a sus hijos las oportunidades que habían oído de otros padres, por ejemplo, que habían ido a Estados Unidos.

Querían las mismas oportunidades que quisieron mis padres.

Yo les entendía.

Y eso hicimos.

Construimos hospitales.

Proporcionamos educación.

E hicimos lo posible para tratar de darles oportunidades.

Pero mi experiencia realmente se tornó intensa en Partners in Health en esta comunidad, Carabayllo, en los barrios pobres del norte de Lima, Perú.

Y en esta comunidad empezamos yendo a las casas de la gente para hablar con ellos, y descubrimos un brote, una epidemia de tuberculosis resistente a muchos fármacos.

Este es Melquíades.

Melquíades era un paciente en ese momento, tenía unos 18 años, y tenía una tuberculosis muy difícil y resistente a muchos fármacos.

Todos los gurús en el mundo, los gurús de la salud, decían que no era rentable tratar la tuberculosis resistente a fármacos.

Es demasiado complicado.

Es muy caro.

Uno no puede hacerlo.

No es posible.

Además, se enojaban con nosotros, porque la consecuencia era que si pudiera hacerse, nosotros lo habríamos hecho.

¿Quiénes se creen que son?

Y luchábamos contra la Organización Mundial de la Salud y quizá la organización contra la que más luchamos fue el Grupo del Banco Mundial.

Hicimos lo que estuvo a nuestro alcance para convencer a Melquíades de que tome sus medicinas, porque es muy difícil, y ni una vez durante el tratamiento la familia de Melquíades dijo: «Oye, sabes, Melquíades simplemente no es rentable.

¿Por qué no van a curar a otra persona?

»
(Risas)
No veíamos a Melquíades desde hacía unos 10 años y en nuestra reunión anual en Lima, Perú, hace un par de años, los cineastas lo encontraron y ahí estamos reunidos con él.


(Aplausos)
Se ha vuelto un poco mediático porque va a los estrenos de películas, y ahora ya sabe cómo enfrentar al público.


(Risas)
Pero tan pronto como ganamos…

Ganamos.

Ganamos la discusión.

Se debe curar la tuberculosis resistente a múltiples fármacos…

oímos la misma discusión a principios de la década de 2000 sobre el VIH.

Los líderes mundiales de la salud en el mundo decían que era imposible tratar el VIH en países pobres.

Demasiado caro, demasiado complicado, no es posible.

Comparado con la tuberculosis resistente a fármacos en realidad es más fácil.

Y veíamos pacientes como este.

Joseph Jeune.

Joseph Jeune nunca mencionó tampoco que no fuera rentable.

Tras unos meses de recibir medicinas, este era su aspecto.


(Aplausos)
Lo denominamos el Efecto Lázaro del tratamiento del VIH.

Joseline llegó con este aspecto.

Y así se veía unos meses después.


(Aplausos)
Pero nuestra discusión, nuestra batalla, pensamos, era con las organizaciones que seguían diciendo que no era rentable.

Nosotros decíamos no, la opción preferencial por los pobres requiere que elevemos el nivel para satisfacer las aspiraciones de los pobres.

Y ellos decían, buena idea, pero no es rentable.

Así que de la misma manera que actuábamos con Partners in Health, escribimos un libro en contra básicamente del Banco Mundial.

Dice que dado que el Banco Mundial ha hecho hincapié solo en el crecimiento económico y ha dicho que los gobiernos tienen que reducir sus presupuestos y reducir los gastos en salud, en educación y en bienestar social…

nosotros pensamos que eso era fundamentalmente un error.

Y discutimos con el Banco Mundial.

Y luego ocurrió algo de locos.

El presidente Obama me nominó para presidir el Banco Mundial.


(Aplausos)
Cuando pasé por el proceso de evaluación con el equipo del presidente Obama, tenían una copia de «Dying For Growth», y habían leído cada página.

Dije: «Bien, eso es todo,

¿verdad?

¿Me van a despedir?

» Y dijo: «Oh, no, no, está bien».

Y me nominaron.

Entré por la puerta del Grupo del Banco Mundial en julio de 2012, y había una declaración en la pared: «Soñamos un mundo libre de pobreza».

Unos meses después, hicimos de eso un objetivo: terminar con la pobreza extrema para 2030, promover la prosperidad compartida.

Eso es lo que hacemos en el Grupo del Banco Mundial.

Y siento que he llevado la opción preferencial por los pobres al Grupo del Banco Mundial.


(Aplausos)
Pero esto es TED, por eso quiero compartir con Uds.

algunas preocupaciones, y luego hacer una propuesta.

La Cuarta Revolución Industrial, y Uds.

lo saben mejor que yo, es algo que me preocupa.

Todos hemos oído sobre la pérdida de empleos.

Nuestros datos sugieren que se perderán dos tercios de los empleos existentes en países en desarrollo, se perderán por la automatización.

Se debe compensar la pérdida de esos empleos.

Y una manera de hacerlo es transformar a los trabajadores de la salud en fuerza de trabajo formal.

Queremos lograr eso.


(Aplausos)
Creemos que los números cuadrarán, que si mejoran los resultados y las personas tienen empleo formal, podremos formarlos en las competencias básicas para que se conviertan en trabajadores que produzcan un enorme impacto, y esa puede que sea el área de mayor crecimiento.

Pero hay otra cosa que me molesta: de momento me queda claro que los empleos del futuro demandarán competencias digitales, y hay una crisis de desarrollo en el crecimiento infantil.

Estas son fotos tomadas por Charles Nelson que ha querido compartir aquí de Harvard Medical School.

Y estas fotos muestran por una parte, del lado izquierdo, un niño de tres años con raquitismo: nutrición inadecuada, estimulación inadecuada.

Y por otra parte, un niño normal, el niño normal tiene todas estas conexiones neuronales.

Las conexiones neuronales son importantes porque esa es la definición de capital humano.

Pero sabemos que podemos reducir estas tasas.

Podemos reducir rápidamente la tasa de falta de crecimiento infantil, pero de no hacerlo, India, por ejemplo, con 38 % de falta de desarrollo infantil cómo van a competir en la economía del futuro si el 40 % de sus futuros trabajadores no tendrá formación y nos preocupan también los logros económicos como forma de contribuir al crecimiento conjunto del país.

¿Qué vamos a hacer?

USD 78 billones es el tamaño de la economía mundial.

USD 8,55 billones son bonos de tipo de interés negativo.

Es decir, uno le da al Banco Central Alemán su dinero y luego paga para mantener el dinero allí.

Eso es un bono de tipo de interés negativo.

USD 24,4 billones son bonos gubernamentales de muy bajos ingresos.

Y USD 8 billones están literalmente en manos de los ricos bajo enormes colchones.

Ahora tratamos de usar nuestras propias herramientas…

y pongámonos frikis por un momento, hablamos de fondos de garantía contra el riesgo, hablamos de mitigación de riesgos, de financiación mixta, hablamos de políticas de garantía contra el riesgo, de mejora de crédito…

todas estas cosas que he aprendido en el Grupo del Banco Mundial que los ricos usan cotidianamente para hacerse más ricos, pero que no hemos usado con suficiente coraje en nombre de los pobres para atraer este capital.


(Aplausos)

¿Funciona?

¿Se puede llevar capital privado a un país y que funcione?

Bueno, lo hicimos un par de veces.

Esto es Zambia, Scaling Solar.

Es un conjunto de propuestas del Banco Mundial donde proponemos desde dentro lo necesario para atraer inversores privados.

En este caso, Zambia pasó de tener un costo de electricidad de USD 25 centavos por kilovatio/hora…

– con solo hacer cosas simples, por subasta, cambiando algunas políticas – logramos bajar el costo.

La oferta más baja,

¿USD 25 centavos por kilovatio/hora para Zambia?

La oferta más baja fue de USD 4,7 centavos el kilovatio/hora.

Es posible.


(Aplausos)
Y esta es mi propuesta para Uds.

Viene de un grupo llamado Zipline, una linda empresa de, literal, ingenieros aeroespaciales.

Lograron entender cómo usar drones en Ruanda.

Ahí estoy yo lanzando un dron en Ruanda que distribuye sangre por todo el país en menos de una hora.

Así que salvamos vidas, este programa salva vidas…


(Aplausos)
Ha sido rentable para Zipline y le ha ahorrado ingentes cantidades de dinero a Ruanda.

Necesitamos de todos Uds.

Les pido que dediquen parte de su tiempo a pensar en las tecnologías con las que trabajan, desde las empresas que crean, y los diseños que hacen.

Piensen un poco y trabajen con nosotros para ver si podemos desarrollar soluciones con las que todos ganemos.

Me voy a despedir con una historia final.

Estaba en Tanzania, en un aula.

Allí estoy en un aula con niños de 11 años.

Les pregunté, como hago siempre, «

¿Qué quieres ser de mayor?

» Dos levantaron la mano y dijeron: «Quiero ser presidente del Banco Mundial».


(Risas)
Y como Uds., mi propio equipo y sus maestros rieron.

Pero entonces los detuve.

Les dije: «Miren, quiero contarles una historia.

Cuando yo nací en Corea del Sur, este era el aspecto del país.

De allí vengo yo.

Y cuando yo tenía tres años, en preescolar, creo que si George David Woods, el presidente del Banco Mundial, nos hubiera visitado en el aula en Corea ese día, no creo que hubiera pensado que el futuro presidente del Banco Mundial estaba en ese aula.

Nunca permitan que nadie les diga que no pueden ser presidente del Banco Mundial.

Ahora…

gracias.


(Aplausos)
Les dejo una idea antes de irme.

Vine de un país que fue el más pobre del mundo.

Soy presidente del Banco Mundial.

Sigo y seguiré abriendo puertas donde haya muros.

Hace falta actuar.

Las aspiraciones crecen.

Crecen las aspiraciones de todos.

Los presentes en esta sala, trabajen con nosotros.

Sabemos que podemos encontrar soluciones como Zipline y ayudar a los pobres a entrar a un mundo mejor, pero no sucederá hasta que trabajemos juntos.

El futuro «tú» – sobre todo para sus hijos – el futuro tú dependerá de cuánto cuidado y compasión aportemos para asegurar que el futuro «nosotros» brinde igualdad de oportunidades a cada niño del mundo.

Muchas gracias.


(Aplausos)
Gracias.

Gracias.

Gracias.


(Aplausos)
Chris Anderson: Creo que sorprende escuchar algo así del presidente del Banco Mundial.

Es genial.

Quisiera animarlo a ser un poco más específico en su propuesta.

Hay muchos inversores y emprendedores en esta sala.

¿Cómo podrían colaborar?

¿Cuáles son las propuestas?

Jim Yong Kim:

¿Puedo ponerme friki por un momento?

CA: Sí.

Absolutamente.

JYK: Hicimos lo siguiente.

Las compañías aseguradoras no invierten en infraestructura, por ejemplo, porque el riesgo es muy alto.

Ellos tienen el dinero de las pólizas.

Entonces, la Agencia Sueca de Cooperación para el Desarrollo Internacional nos dio un poco de dinero, nosotros recaudamos un poco más, unos cien millones, y cubrimos la primera pérdida, así si las cosas salen mal, pierden solo el 10 %, y el resto estará seguro.

Y esto creó el 90 % del tramo sólido que eran primas tripe B, así han invertido las compañías aseguradoras.

Usamos nuestro dinero público para reducir el riesgo de instrumentos específicos para atraer capital extranjero.

Así que quienes estén sentados en billones de dólares en efectivo, nos contactan,

¿de acuerdo?


(Risas)
CA: Específicamente están buscando propuestas de inversión que creen empleo en el mundo en desarrollo.

JYK: Absolutamente.

Absolutamente.

Esto ocurrirá, por ejemplo, en infraestructura energética, construcción de caminos, puentes, puertos.

Estas cosas son necesarias para crear empleos, pero también decimos que uno puede pensar que la tecnología con la que trabaja o el negocio en el que trabaja puede no tener aplicación en el mundo en desarrollo, pero fíjense en Zipline.

Y Zipline no fue posible solo por la calidad de la tecnología.

Se lo debemos a su participación inicial con los ruandeses en el uso de inteligencia artificial – les recuerdo que Ruanda tiene buena banda ancha – pero estas cosas tienen vuelo autónomo.

Les ayudaremos a hacerlo, a empezar el proyecto.

Proveeremos financiación.

Les ayudaremos a hacerlo.

CA:

¿Cuánto capital está dispuesto a desplegar el Banco Mundial en apoyo a estos esfuerzos?

JYK: Chris, siempre quiere llevarme a donde no quiero.

CA: Trato de ponerlo en aprietos.

JYK: Estos son nuestros objetivos.

Invertimos USD 25 000 millones al año en países pobres, en los países más pobres.

E inviertiendo en los próximos tres años, USD 25 000 millones por año, debemos encontrar el modo de usar ese dinero con más eficacia.

No puedo dar un número específico.

Depende de la calidad de las ideas.

Así que traigan sus ideas, y no creo que el financiamiento vaya a ser el problema.

CA: Bien, lo han oído en primera persona.

Jim, muchas gracias.

JYK: Gracias.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/jim_yong_kim_doesn_t_everyone_deserve_a_chance_at_a_good_life/

 

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