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Nuestra obsesión enfermiza con la elección – Charla TEDGlobal 2013

Charla «Nuestra obsesión enfermiza con la elección» de TEDGlobal 2013 en español.

Nos enfrentamos a un sinfín de elecciones, lo que nos lleva a sentir ansiedad, culpa y remordimientos por lo inadecuado de tal vez estar haciendo elecciones equivocadas. Pero la filósofa Renata Salecl pregunta: ¿Podrían las elecciones individuales estar distrayendo nuestra atención de algo más grande, nuestro poder como pensadores sociales? Un llamamiento audaz a dejar de tomar las elecciones personales tan en serio y a hacer hincapié en las elecciones que estamos haciendo colectivamente.

  • Autor/a de la charla: Renata Salecl
  • Fecha de grabación: 2013-06-13
  • Fecha de publicación: 2014-07-09
  • Duración de «Nuestra obsesión enfermiza con la elección»: 902 segundos

 

Traducción de «Nuestra obsesión enfermiza con la elección» en español.

Cuando me preparaba para esta charla, busqué un par de citas para compartirlas con Uds.

Buenas noticias: encontré tres que me gustaron especialmente.

La primera de Samuel Johnson: «Cuando elijas en la vida, no te olvides de vivir».

La segunda de Esquilo, nos recuerda: «La felicidad es una elección que requiere esfuerzo».

Y la tercera, de Groucho Marx, dice: «No elegiría pertenecer a un club que me tuviese como miembro».

Ahora, las malas noticias: No sabía cuál de estas citas elegir para compartir con Uds.

La dulce angustia de la elección.

En el momento actual del capitalismo post-industrial, la elección, la libertad individual y la idea del hacerlo uno mismo, se elevaron al estatus de ideal.

Además, tenemos la idea del progreso infinito.

Pero como trasfondo de esta ideología ha habido un aumento de la angustia, del sentimiento de culpa, de ser inadecuado, de que fracasamos en nuestras elecciones.

Tristemente, esta ideología de la elección individual nos ha impedido pensar los cambios sociales.

Aparentemente esta ideología fue en realidad muy eficiente para pacificarnos como pensadores políticos y sociales.

En vez de hacer críticas sociales, nos autocriticamos cada vez más, a veces hasta el punto de la autodestrucción.

Ahora,

¿por qué esta ideología de la elección sigue siendo tan poderosa, aún en personas que no tienen muchas opciones para elegir?

¿Cómo es que incluso las personas pobres todavía se identifican tanto con la idea de elección, la idea racional de elección que adoptamos nosotros?

La ideología de la elección es muy exitosa para abrirnos un espacio de pensamiento sobre futuros imaginados.

Les daré un ejemplo.

Mi amiga Manya, cuando estudiaba en la universidad en California ganaba dinero trabajando en una concesionaria de autos.

Cuando Manya encontraba al cliente típico, hablaba con él sobre su estilo de vida, cuánto quería gastar, cuántos hijos tenía, para qué necesitaba el auto.

Así llegaban a una buena conclusión de cuál sería el auto perfecto.

Pero antes de que el cliente de Manya se fuese a casa y pensara en lo hablado, ella le decía: «El auto que estás comprando es perfecto ahora pero, en unos años, cuando los niños se vayan de casa, cuando tengas un poco más de dinero, aquel otro auto será ideal.

Pero el que estás comprando ahora es genial».

La mayoría de los clientes de Manya que volvían al día siguiente compraban ese otro auto, el que no necesitaban, el que costaba muchísimo más.

Maya tuvo tanto éxito vendiendo autos que pronto pasó a vender aviones.


(Risas)
Saber tanto sobre la psicología humana la preparó bien para su empleo actual: es psicoanalista.

Pero

¿por qué los clientes de Manya eran tan irracionales?

El éxito de Manya consistía en poder despertar en sus mentes la idea de un futuro idealizado, una imagen de ellos mismos en la que ya son más exitosos, más libres, y, para ellos, elegir ese otro auto era como estar más cerca de este ideal en el que Manya ya podía verlos.

Nunca elegimos de forma totalmente racional.

Nuestras elecciones están influenciadas por el inconsciente, por nuestra comunidad.

A menudo elegimos adivinando lo que pensarán otras personas de nuestra elección.

También elegimos mirando lo que eligen otros.

También adivinamos cuáles son las elecciones socialmente aceptables.

Es por eso en realidad incluso después de haber elegido comprar un auto, leemos continuamente comentarios de autos, como si siguiéramos queriendo convencernos de que elegimos correctamente.

Las elecciones provocan ansiedad.

Están vinculadas al riesgo, a las pérdidas.

Son muy impredecibles.

Gracias a esto las personas tienen ahora cada vez más problemas con eso de no estar eligiendo nada.

No hace mucho, estaba en una boda y conocía a una dama joven, hermosa, que de inmediato empezó a contarme de su ansiedad por la elección.

Me dijo: «Necesito un mes para decidir qué vestido ponerme».

Luego dijo: «Estuve investigando durante semanas en qué hotel alojarme esta noche.

Y ahora tengo que elegir un donante de esperma».


(Risas)
Miré a esta mujer sobresaltada.

«

¿Donante de esperma?

¿Cuál es el apuro?

» Dijo: «Cumpliré 40 a fin de año, y he elegido muy mal a los hombres en mi vida».

La elección, por estar ligada al riesgo, produce ansiedad y fue el célebre filósofo danés Søren Kierkegaard que señaló que la ansiedad está vinculada a la posibilidad de la posibilidad.

Hoy pensamos que esos riesgos se pueden prevenir.

Tenemos interminables análisis de mercado, proyecciones de ingresos futuros.

Incluso en el mercado, que depende del azar, que es aleatorio, pensamos que podemos predecir racionalmente lo que ocurre.

La casualidad se está volviendo traumática.

El año pasado, mi amigo Bernard Harcourt de la Universidad de Chicago organizó un evento, una conferencia sobre la idea de causalidad.

Estábamos juntos en el panel, y antes de presentar nuestros artículos — ninguno conocía el artículo del otro — decidimos tomarnos la casualidad en serio.

Así, informamos al público que lo que escucharían sería un artículo al azar, una mezcla de dos artículos y que ninguno sabía lo que había escrito el otro.

De este modo dimos la conferencia.

Bernard leyó su primer párrafo, yo leí mi primer párrafo, Bernard leyó su segundo párrafo, yo leí mi segundo párrafo, y así hasta el final de nuestros artículos.

Les sorprenderá saber que la mayoría de nuestro público no creyó que estaban escuchando un artículo totalmente aleatorio.

No podían creer que viniendo de la posición de autoridad que tenemos como profesores, tomaríamos la casualidad seriamente.

Pensaron que preparamos los artículos juntos y que simplemente estábamos bromeando con lo del azar.

Vivimos en una época de mucha información, de «big data», de mucho conocimiento del interior de nuestros cuerpos.

Decodificamos nuestro genoma.

Conocemos sobre nuestros cerebros mucho más que antes.

Pero, sorprendentemente, la gente cada vez más hace la vista gorda frente a este conocimiento.

La ignorancia y la negación van en aumento.

Ahora, en cuanto a la crisis económica actual, pensamos que despertaremos de nuevo y todo será igual que antes, que no necesitamos cambios políticos ni sociales.

En relación a la crisis ecológica, pensamos que no es necesario hacer nada ahora, o que otros tienen que actuar antes que nosotros.

Incluso cuando ocurre una crisis ecológica como la catástrofe de Fukushima, a menudo tenemos personas que viven en el mismo medioambiente con la misma cantidad de información, y la mitad de ellos estarán preocupados por la radiación y la otra mitad la ignorará.

Los psicólogos saben muy bien que las personas sorprendentemente no tenemos pasión por el conocimiento sino pasión por la ignorancia.

¿Qué quiere decir eso?

Digamos que cuando enfrentamos una enfermedad que pone en riesgo la vida muchas personas no quieren saberlo.

En vez de eso prefieren negar la enfermedad, y por eso no es bueno informarles si no preguntan.

Sorprende que la investigación muestre a veces que las personas que niegan la enfermedad viven más que las que eligen racionalmente el mejor tratamiento.

Esta ignorancia, no obstante, no es muy útil a nivel social.

Ignorar hacia dónde vamos puede causar mucho daño social.

Por encima de la ignorancia enfrentamos también hoy cierto tipo de obviedad.

El filósofo francés Louis Althusser señaló que la ideología funciona en forma tal que crea un velo de obviedad.

Antes de hacer cualquier crítica social es necesario levantar el velo de la obviedad y pensar en forma un poco diferente.

Si desandamos esta ideología de la elección racional individual que adoptamos a menudo, es necesario precisamente aquí levantar esta obviedad y pensar de forma un poco diferente.

Para mí, la pregunta a menudo es:

¿por qué seguimos aferrados a esta idea del hombre que se hace a sí mismo, que es la base del capitalismo desde su origen?

¿Por qué pensamos que tenemos tal maestría sobre nuestras vidas que podemos, en forma racional, hacer las mejores elecciones ideales y no aceptamos pérdidas ni riesgos?

Me resulta muy impactante ver a veces a personas muy pobres, por ejemplo, que no apoyan la idea de que los ricos paguen más impuestos.

Muy a menudo, aquí todavía se identifican con cierto tipo de mentalidad de lotería.

Quizá no piensen que les tocará a ellos en el futuro, pero quizá mi hijo podría ser el próximo Bill Gates.

Y

¿quién querría cobrarle impuestos a su hijo?

O la pregunta para mí es también:

¿por qué las personas que no tienen seguro médico no aceptan la asistencia sanitaria universal?

A veces no la aceptan por identificación con la idea de elección, pero no tienen opciones para elegir.

Margaret Thatcher dijo célebremente que no hay tal cosa llamada sociedad.

La sociedad no existe, hay solo individuos y sus familias.

Tristemente, esta ideología todavía funciona muy bien y por eso hay personas pobres que podrían sentir vergüenza de su pobreza.

Podríamos sentirnos eternamente culpables de no elegir correctamente, y por eso es que no tenemos éxito.

Nos angustia no ser lo suficientemente buenos.

Por eso trabajamos tan arduamente largas jornadas laborales y de igual manera muchas horas rehaciéndonos.

Cuando decidir nos angustia, a veces regalamos nuestro poder de decisión.

Nos identificamos con el gurú que nos dice qué hacer, con el terapeuta de autoayuda, o aceptamos un líder totalitario que parece no tener dudas sobre la elección, que parece saber.

A menudo me preguntan: «

¿Qué aprendiste de estudiar la elección?

» Y hay un mensaje importante que aprendí.

Al pensar en las elecciones, dejé de tomármelas tan en serio, en lo personal.

Primero, me di cuenta de que muchas de las elecciones que hago no son racionales.

Están ligadas a mi inconsciente, a lo que otros están eligiendo, o a elecciones socialmente aceptadas.

También adopto la idea de que deberíamos trascender la idea de elección individual, que es muy importante para repensar las elecciones sociales, dado que esta ideología de la elección individual nos ha pacificado.

En realidad nos impide pensar el cambio social.

Pasamos mucho tiempo eligiendo cosas para nosotros mismos y apenas nos detenemos en las elecciones en común que podemos hacer.

No deberíamos olvidar que la elección siempre está ligada al cambio.

Podemos hacer elecciones individuales, pero podemos hacer cambios sociales.

Podemos elegir tener más lobos.

Podemos elegir cambiar nuestro ambiente para tener más abejas.

Podemos elegir tener diferentes agencias de calificación.

Podemos elegir controlar a las corporaciones en vez de permitirles que nos controlen.

Tenemos una posibilidad de hacer cambios.

Empecé con una cita de Samuel Johnson, que dijo que cuando elijas en la vida no te olvides de vivir.

Para terminar, pueden ver que podía elegir una de tres citas para empezar mi conferencia.

Tuve una elección, como naciones, como personas, también tenemos elecciones para repensar en qué tipo de sociedad queremos vivir en el futuro.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/renata_salecl_our_unhealthy_obsession_with_choice/

 

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