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Charla «Nunca, jamás se rindan» de TEDWomen 2013 en español.
En la noche negro azabache, picada por medusas, ahogándose en el agua salada, cantando para sí misma, alucinando… Diana Nyad simplemente siguió nadando. Y así es como finalmente logró la meta de su vida como deportista: una natación extrema de 160 kilómetros desde La Habana hasta Florida… a los 64 años. Escucha su historia.
- Autor/a de la charla: Diana Nyad
- Fecha de grabación: 2013-12-05
- Fecha de publicación: 2013-12-23
- Duración de «Nunca, jamás se rindan»: 935 segundos
Traducción de «Nunca, jamás se rindan» en español.
Es la quinta vez que estoy en esta orilla, la costa de Cuba, mirando ese horizonte distante, creyendo, otra vez, que voy a llegar al otro lado de ese vasto, peligroso e indómito océano.
No solo lo he intentado 4 veces, sino que los más grandes nadadores del mundo lo han estado intentando desde 1950, y todavía no lo han logrado.
El equipo está orgulloso de nuestros 4 intentos.
Es una expedición de unas 30 personas.
Bonnie es mi mejor amiga y mentora, y en cierta forma saca de mí la fuerza de voluntad, esa última pizca de voluntad, cuando pienso que no me queda más, después de muchas, muchas horas y días allí.
Los expertos en tiburones son los mejores del mundo…
hay grandes predadores abajo.
La medusa de caja, el veneno más mortal de los océanos, está en estas aguas, y casi muero a causa de ellas en un intento previo.
Las propias condiciones, además de esa gran distancia de más de 160 km en mar abierto…
las corrientes, los remolinos y la propia corriente del Golfo, que es la más impredecible de todas las del planeta.
Y, por cierto, me resulta divertido que los periodistas y la gente antes de estos intentos a menudo me preguntan: «Bien,
¿irás con botes personas o algo?
» Y pienso,
¿qué imaginan?
Que sencillamente haré una navegación astronómica, con un cuchillo de caza en mi boca, que cazaré peces, que los descamaré vivos y los comeré, y quizá arrastre una planta desalinizadora para producir agua dulce.
(Risas)
Sí, tengo un equipo.
(Risas)
El equipo es experto, valiente lleno de innovación y descubrimientos científicos, como sucede con cualquier gran expedición del planeta.
Y hemos transitado un viaje.
Es un debate encendido,
¿no?
desde los griegos,
¿o acaso no se trata de eso?
Lo que importa en la vida es el recorrido y no el destino.
Hemos recorrido, y la verdad es que ha sido apasionante.
No hemos llegado a esa otra orilla, y aún así nuestro sentido de orgullo y compromiso, es inquebrantable.
Cuando cumplí los 60, el sueño seguía vivo por haberlo intentado a los 20 años; lo soñé y lo imaginé.
El cuerpo de agua más famoso de la Tierra hoy, imagino, de Cuba a Florida.
Y estaba profundo, profundo en mi alma.
Y al cumplir 60 años, no se trataba tanto del logro atlético, no era el ego de «quiero ser la primera».
Eso siempre existe y es innegable.
Pero era más profundo.
Era,
¿cuánta vida queda?
Seamos realistas, estamos en una calle de un solo sentido,
¿no?
Y,
¿qué haremos?
¿Qué haremos conforme avanzamos para no arrepentirnos al mirar hacia atrás?
Y el año pasado durante el entrenamiento, una frase de Teddy Roosevelt me daba vueltas por la cabeza, parafraseándolo, decía: «Sigue adelante, sigue adelante y siéntate en tu cómoda silla y sé crítico, sé observador, mientras el valiente se mete en el ring y pelea, sangra, se ensucia y falla una y otra y otra vez, aún así no teme ni es tímido y vive la vida con audacia».
Pero, obviamente, quiero atraversarlo.
Es el objetivo, y debería ser muy superficial y decir que este año, el destino fue incluso más dulce que el recorrido.
(Risas)
(Aplausos)
Pero el recorrido en sí valió la pena.
Y en este momento, este verano, todos —científicos, deportólogos, especialistas en resistencia, neurólogos, mi propio equipo, Bonnie— decían que era imposible.
Sencillamente no podía hacerse, pero Bonnie me dijo: «Si vas a emprender el viaje, te acompañaré hasta el final, allí estaré».
Y ahora estamos allí.
Y mientras vemos ese momento surrealista antes de la primer brazada, de pie sobre las rocas de la Marina Hemingway, la bandera cubana al viento, todo mi equipo en sus barcos, manos en alto, «Estamos aquí, estamos aquí por ti», nos miramos con Bonnie y dijimos: el mantra de este año es —lo usaba en el entrenamiento— «encuentra la forma».
Tienes un sueño, tienes obstáculos en frente, como tenemos todos.
Nadie atraviesa esta vida sin dolor, sin agitación, y si uno cree y tiene fe, si cae y vuelve a levantarse, si cree en la perseverancia como una gran calidad humana, uno encuentra la forma, y Bonnie me tomó del hombro, y me dijo: «Encontremos la forma de llegar a Florida».
Y empezamos, y durante las siguientes 53 horas, fue una experiencia de vida intensa e inolvidable.
Hubo euforia y estupor.
No soy una persona religiosa, pero les diré que en ese azul intenso de la corriente del Golfo mientras respiras, ves kilómetros y kilómetros y kilómetros, sientes la majestuosidad de este planeta azul en el que vivimos; es sublime.
Tengo una lista de unas 85 canciones, y sobre todo en medio de la noche, y esa noche, porque no usamos luces…
las luces atraen medusas y tiburones, las luces atraen la carnada que atrae a los tiburones, por eso nos internamos en la oscuridad de la noche.
Nunca hemos visto un negro tan negro.
No puede verse ni la palma de la mano, y la gente del barco, Bonnie y mi equipo del barco, solo oían el chapoteo de mis brazos, y así sabían dónde estaba, porque no se veía nada.
Y allí estoy acompañada solo por mi música.
(Risas)
Tengo una gorra de goma apretada, así que no oía nada.
Tengo gafas y giro la cabeza 50 veces por minuto, voy cantando: ♪ Imagina que no hay cielo ♪ ♪ uuu uuu uuu uuu uuu ♪ ♪ Es fácil si lo intentas ♪ ♪ uuu uuu uuu uuu uuu ♪ Puedo cantar esa canción mil veces seguidas.
(Risas)
Es un talento en sí mismo.
(Risas)
(Aplausos)
Y cada vez termino con ♪ Ooh, podrás decir que soy una soñadora pero no soy la única ♪ 222.
♪ Imagina que no hay cielo ♪ Y cuando terminé «Imagine» de John Lennon por milésima vez, he nadado 9 horas y 45 minutos, exactamente.
Y luego viene la crisis.
Claro que la hay.
Empiezo a vomitar, no me siento bien en el agua de mar, llevas una máscara anti-medusas para una mejor protección.
Es difícil nadar con la máscara pues provoca abrasiones en la boca, pero los tentáculos no te llegan.
Después llega la hipotermia.
El agua está a 30 °C, pierdes peso, consumes calorías y cuando te acercas al barco, no está permitido tocarlo, no se puede salir del agua, pero Bonnie y su equipo me dan alimentos y me preguntan cómo me va, si estoy bien.
Aquí estoy viendo el Taj Mahal.
Estoy en un estado muy diferente, y me digo, guau, nunca pensé que vería al Taj Mahal por aquí.
Es magnífico.
Digo,
¿cuánto les llevó construir eso?
Sencillamente, emm…
¡guau!
(Risas)
Pero tenemos una regla fundamental y es que no me dicen por dónde vamos, porque no sabemos dónde estamos.
¿Qué sucederá entre este punto y ese punto?
¿Qué va a pasar con el tiempo y las corrientes y, Dios no lo quiera, las picaduras…
ni pensar en las picaduras con toda esta armadura…
Bonnie tomó una decisión la mañana del tercer día en que yo estaba sufriendo; pendía de un hilo y me dijo: «Ven aquí», me acerqué al bote y me dijo: «Mira, mira hacia allá».
Vi luz, porque el día es más fácil que la noche, y pensé que estaba amaneciendo.
Vi una línea de luz blanca en el horizonte y dije: «Pronto llegará la mañana».
Y ella dijo: «No, esas son las luces de Key West».
Faltaban 15 horas.
Para la mayoría de los nadadores sería mucho tiempo.
(Risas)
(Aplausos)
No tienen idea de la cantidad de entrenamiento de 15 horas he hecho.
Así que aquí vamos, y en cierta forma, sin decidirlo, dejé de contar las brazadas, de cantar y de citar a Stephen Hawking y los parámetros del universo; solo empecé a pensar en este sueño, en el porqué y el cómo.
Y, como dije, al cumplir 60 años no se trataba en concreto de «
¿Puedes hacerlo?
» Esas son las maquinaciones de todos los días.
Es la disciplina y la preparación; hay orgullo en eso.
Mientras avanzaba, decidí pensar en la frase que se usa a menudo, llegar a las estrellas, y en mi caso, era llegar al horizonte.
Al enfilar hacia el horizonte, como demostré, uno nunca llega, pero qué tremendo carácter y espíritu uno forja.
Qué cimientos uno forja al procurar esos horizontes.
Y ahora se acerca la costa, y una pequeña parte dentro de mí está triste.
El épico viaje está por terminar.
Ahora viene mucha gente y me dice: «
¿Qué sigue?
¡Nos encanta!
¿Ese pequeño indicador de posicionamiento en la computadora?
¿Cuándo harás la próxima?
No vemos la hora de seguir la próxima».
Bien, estuvieron allí 53 horas, y yo estuve allí durante años.
Por eso no habrá otro viaje épico en el océano.
Pero la idea es, la idea era que cada día de nuestras vidas es épico, y, les diré, cuando puse un pie en esa playa, mientras caminaba por esa playa, y había practicado mucho de manera muy pomposa, lo que diría en esa playa.
Bonnie pensó que mi garganta se estaba hinchando y llevó al equipo médico al bote para decir que estaba empezando a tener problemas para respirar.
Otras 12 a 24 horas en el agua salada, y llegué a oír en un momento de alucinación la palabra traqueotomía.
(Risas)
Bonnie le dijo al médico: «No me preocupa que no respire.
Pero si no puede hablar cuando llegue a la costa, se enfurecerá».
(Risas)
Pero la verdad es que todas esas oraciones que había practicado para darme aliento durante el entrenamiento de natación, no eran tales.
Fue un momento muy real, con esa gente, con mi equipo.
Lo logramos.
No yo, sino nosotros.
Y nunca lo olvidaremos.
Siempre será parte de nosotros.
Y las 3 cosas que se me escaparon cuando llegué allí fueron, primero: «Nunca, jamás se rindan».
Lo vivo.
¿Cuál es la frase actual de Sócrates?
Ser es hacer.
Y no vengo solo a decir nunca se rindan.
Yo nunca me rendí, y hubo acción detrás de esas palabras.
Lo segundo es: «pueden perseguir sus sueños a cualquier edad; nunca se es demasiado viejo».
64 años, lo que nadie de cualquier edad, de cualquier género, pudo hacer, lo hice, y no tengo dudas de que hoy estoy en el mejor momento de mi vida.
(Aplausos)
Sí.
Gracias.
Y la tercer cosa que dije en esa playa fue: «Parece el esfuerzo más solitario del mundo, y por un lado, claro, lo es; y, por otro lado, y esto es lo más importante, es un equipo, y si piensan que soy dura, deberían conocer a Bonnie».
(Risas)
Bonnie,
¿dónde estás?
¿Dónde estás?
Ella es Bonnie Stoll.
(Aplausos)
Mi colega.
La cita de Henry David Thoreau dice: cuando alcanzas tus sueños, no se trata tanto de lo que logras sino de en quién te conviertes al lograrlo.
Y, sí, estoy frente a Uds.
ahora.
En los 3 meses transcurridos desde el final de la travesía, estuve en lo de Oprah y en la Oficina Oval del presidente Obama.
Me han invitado a hablar frente a grupos eminentes como Uds.
Firmé un importante contrato editorial maravilloso.
Todo eso es genial, y no lo desprecio.
Estoy orgullosa de todo, pero la verdad es que camino con orgullo porque soy audaz, valiente y lo seré, cada día, mientras tenga vida.
Muchas gracias y disfruten de la conferencia.
Gracias.
Gracias.
Gracias.
(Aplausos)
Gracias.
Gracias.
Gracias.
Gracias.
Gracias.
¡Encuentren la forma!
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/diana_nyad_never_ever_give_up/