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Pamela Meyer: Cómo descubrir a un mentiroso – Charla TEDGlobal 2011

Charla «Pamela Meyer: Cómo descubrir a un mentiroso» de TEDGlobal 2011 en español.

En un día común nos mienten entre 10 y 200 veces, y las pistas para detectar esas mentiras pueden ser sutiles e ir en contra del sentido común. Pamela Meyer, autora de «Detección de mentiras», expone los métodos y señales que utilizan las personas preparadas para reconocer el engaño y defiende la honestidad como un valor digno de ser preservado.

  • Autor/a de la charla: Pamela Meyer
  • Fecha de grabación: 2011-07-13
  • Fecha de publicación: 2011-10-13
  • Duración de «Pamela Meyer: Cómo descubrir a un mentiroso»: 1130 segundos

 

Traducción de «Pamela Meyer: Cómo descubrir a un mentiroso» en español.

No quiero alarmar a nadie en la sala, pero acabo de notar que la persona a su derecha es una mentirosa.


(Risas)
La persona a su izquierda también lo es.

Y también la persona sentada en su propio asiento.

Todos somos mentirosos.

Lo que haré hoy es mostrarles lo investigado acerca de por qué mentimos, cómo pueden convertirse en detectores de mentiras, y por qué deberían ir más allá e ir de la detección de mentiras a la búsqueda de la verdad, y finalmente al desarrollo de confianza.

Hablando de confianza, desde que escribí este libro, «Detección de mentiras», nadie quiere verme en persona, no, no, no, no.

Me dicen, «Le reponderemos por correo electrónico.»
(Risas)
Ni siquiera puedo tomarme un café en Starbucks.

Mi esposo dice, «Querida,

¿engaño?

Tal vez podrías haber escrito sobre cocina.

¿Qué tal cocina francesa?

» Así que antes de empezar, lo que haré es clarificar mi objetivo, que no es enseñarles a jugar Gotcha.

Los detectores de mentiras no son esos niños melindrosos, sentados detrás que gritan: «¡Te descubrí! ¡Te descubrí! Moviste la ceja.

Tus fosas nasales se dilataron.

Yo veo esa serie de TV ‘Miénteme’.

Sé que estás mintiendo.» No, los detectores de mentiras están armados con conocimientos científicos sobre cómo detectar el engaño.

Usan ese conocimiento para llegar a la verdad y hacen lo que los líderes experimentados hacen a diario; tienen conversaciones difíciles con gente difícil, a veces en tiempos muy difíciles.

Empiezan así aceptando una proposición central, esa proposición es la siguiente: La mentira es un acto cooperativo.

Piensen, una mentira no tiene poder en sí misma.

Su poder surge cuando alguien más acepta creer la mentira.

Sé que puede sonar rudo, pero si alguna vez les mintieron, es porque Uds.

aceptaron ser engañados.

Verdad núm.

uno: La mentira es un acto cooperativo.

No todas las mentiras son dañinas.

Algunas veces estamos dispuestos a participar en el engaño para mantener la dignidad social, tal vez para guardar un secreto que debe permanecer secreto.

Decimos, «Linda canción.» «Querida, así no se te ve gorda, no.» O la favorita de los informáticos, «Acabo de recuperar ese correo de la carpeta de correo basura.

Lo siento.» Otras ocasiones participamos sin querer en el engaño.

Y eso puede tener costos enormes para nosotros.

El año pasado se perdieron 997 mil millones de dólares en fraude empresarial, sólo en los EEUU.

Eso no es nada con respecto a un billón de dólares.

Representa el 7% de los ingresos recaudados.

El engaño puede costar miles de millones.

Piensen en Enron, Madoff, la crisis hipotecaria.

O en el caso de espías y traidores, como Robert Hanssen o Aldrich Ames, las mentiras pueden traicionar a nuestro país, comprometer nuestra seguridad, debilitar la democracia, provocar la muerte de quienes nos defienden.

El engaño es un asunto serio.

Este estafador, Henry Oberlander, era tan buen estafador que las autoridades británicas dijeron que pudo haber quebrantado por completo el sistema bancario de los países occidentales.

Y no se le puede encontrar en Google; no se le encuentra en ningún lado.

Una vez fue entrevistado y dijo lo siguiente.

Dijo: «Tengo una regla.» Y esta era la regla de Henry: «Todos están dispuestos a darte algo.

Preparados para darte algo a cambio de lo que más desean.» Y esa es la esencia del problema.

Si no quieres ser engañado, tienes que saber,

¿qué es lo que deseas?

Y todos odiamos admitirlo.

Deseamos ser mejores esposos, mejores esposas, más inteligentes, más poderosos, más altos, más ricos…

la lista sigue.

El engaño es un intento por acortar la brecha, por conectar nuestros deseos y fantasías sobre quiénes y cómo nos gustaría ser, con quienes somos realmente.

Y sí, estamos dispuestos a rellenar las brechas con mentiras.

Estudios muestran que cada día nos mienten entre 10 y 200 veces.

Aunque muchas son mentiras piadosas.

Pero en otro estudio se demostró que los extraños mienten tres veces en los primeros 10 minutos de conocerse.


(Risas)
Rehuimos al escuchar estos datos.

No podemos creer que las las mentiras sean tan comunes.

Estamos esencialmente en contra de la mentira.

Pero si prestan atención, las cosas son aún más complicadas.

Mentimos más a extraños que a compañeros de trabajo.

Las personas extrovertidas mienten más que las introvertidas.

Los hombres mienten ocho veces más sobre ellos mismos que sobre otras personas.

Las mujeres mienten más para proteger a otros.

Si son un matrimonio promedio, mentirán a su cónyuge en una de cada 10 interacciones.

Ahora, pueden pensar que eso es malo.

Si no están casados, el núm.

disminuye a tres.

Mentir es complicado.

Forma parte de nuestra vida cotidiana y laboral.

Somos profundamente ambiguos sobre la verdad.

Sólo la analizamos cuando lo requerimos, a veces por muy buenas razones, otras porque no comprendemos las brechas en nuestras vidas.

Verdad núm.

dos sobre la mentira.

Estamos en contra de la mentira, pero, en secreto, a favor de ella, en formas que nuestra sociedad ha sancionado durante siglos y siglos.

Mentir es tan antiguo como respirar.

Es parte de nuestra cultura, parte de nuestra historia.

Piensen en Dante, Shakespeare, la Biblia, News of the World.


(Risas)
Mentir tiene un valor evolutivo para nuestra especie.

Los investigadores saben desde hace tiempo que cuanto más inteligente es una especie, mayor es el neocórtex y mayores son las posibilidades de ser engañoso.

Tal vez recuerden a Koko.

¿Recuerdan a Koko, la gorila a quien enseñaron el lenguaje de señas?

A Koko le enseñaron a comunicarse a través de señas.

Aquí está Koko con su gatito.

Su lindo y suave gatito.

Una vez Koko culpó a su gatito por haber arrancado un lavabo de la pared.


(Risas)
Estamos predispuestos a ser líderes de la manada.

Comienza desde una edad muy temprana.

¿Pero cuándo?

Los bebés fingen el llanto, hacen una pausa para ver si alguien viene, y continúan llorando.

Los niños de un año ocultan.


(Risas)
Los de dos años disimulan.

Los niños de cinco años mienten sin reservas.

Manipulan mediante halagos.

A los nueve años son maestros del encubrimiento.

Cuando entras a la universidad, mentirás a tu madre en una de cada cinco interacciones.

Cuando entramos al mundo laboral y tenemos una familia, entramos a un mundo lleno de correo indeseado, falsos amigos digitales, medios de comunicación con inclinaciones políticas, ingeniosos ladrones de identidad, estafadores de primera clase, una epidemia de engaños— en resumen, lo que un autor llama una sociedad post-verdad.

Ha sido muy confuso durante un largo tiempo.

¿Qué hacemos?

Hay pasos que podemos seguir para navegar en este lío.

Los detectores de mentiras entrenados llegan a la verdad el 90% de las veces.

El resto de nosotros, sólo atinamos el 54%.

¿Por qué es tan fácil aprender?

Hay buenos mentirosos y malos mentirosos.

No hay mentirosos originales.

Todos cometemos los mismos errores.

Todos usamos las mismas técnicas.

Así que voy a mostrarles dos patrones en que se presenta el engaño.

Y observaremos las señales delatoras para ver si son identificables.

Empezaremos con el discurso.

(Video) Bill Clinton: Quiero que me escuchen.

Lo repetiré.

No tuve relaciones sexuales con esa mujer, la señorita Lewinsky.

Nunca le pedí a nadie que mintiera, ni una sola vez, nunca.

Y estas acusaciones son falsas.

Y debo regresar a trabajar para los estadounidenses.

Gracias.

Pamela Meyer: Bien,

¿cuáles fueron los signos delatores?

Bueno, primero escuchamos lo conocido como negación extendida.

Estudios demuestran que las personas obstinadas en negar sus actos recurren al uso del lenguaje formal más que al informal.

También escuchamos lenguaje distanciador: «esa mujer.» Sabemos que los mentirosos inconscientemente se distancian del sujeto de quien hablan utilizando como herramienta el lenguaje.

Ahora, si Bill Clinton hubiera dicho, «Para ser honesto…» o la favorita de Richard Nixon, «Con toda franqueza…», se habría delatado inmediatamente, pues cualquier detector de mentiras sabe que el lenguaje calificativo, así se llama, lenguaje calificativo, quita credibilidad a la persona.

Ahora, si hubiera repetido la pregunta completa o si hubiera saturado su relato con detalles— y en verdad nos alegra que no lo hiciera— habría perdido aún más credibilidad.

Freud estaba en lo cierto.

Freud dijo, existe mucho más que el discurso: «Ningún mortal puede mantener un secreto.

Si sus labios no hablan, hablan las yemas de los dedos.» Y todos lo hacemos es igual lo poderosos que seamos.

Todos hablamos con las yemas de los dedos.

Les mostraré a Dominique Strauss-Kahn con Obama quien charla con la punta de sus dedos.


(Risas)
Esto nos lleva al siguiente patrón, que es el lenguaje corporal.

Con el lenguaje corporal, esto es lo que deben hacer.

Realmente deben desechar sus creencias.

Permitan a la ciencia moderar un poco sus conocimientos.

Creemos que los mentirosos se mueven siempre.

Pero se sabe que inmovilizan la parte superior del cuerpo al mentir.

Pensamos que los mentirosos no miran a los ojos.

Pues miran a los ojos más de lo normal sólo para compensar el mito.

Pensamos que la cordialidad y las sonrisas son signos de honestidad y sinceridad.

Pero un detector de mentiras entrenado puede identificar una falsa sonrisa a una milla de distancia.

¿Pueden identificar la sonrisa falsa?

Se pueden contraer conscientemente los músculos en las mejillas.

Pero la sonrisa auténtica está en los ojos, en las arrugas de los ojos, que no se pueden contraer conscientemente, en especial si abusaron del Botox.

Nunca abusen del Botox, nadie creerá que son honestos.

Ahora veremos las señales delatoras.

¿Saben lo que ocurre en una conversación?

¿Ven las señales que reflejan las discrepancias entre palabras y acciones?

Sé que parece obvio, pero cuando mantienen una conversación con alguien de quien sospechan, la actitud es el indicador más valioso y menospreciado.

Una persona honesta cooperará.

Demostrarán que están de su lado.

Se mostrarán entusiasmados.

Estarán dispuestas a ayudarles a llegar a la verdad.

Estarán dispuestos a dar ideas, nombrar sospechosos, brindar detalles.

Dirán, «Oye, tal vez fueron los encargados de la nómina quienes falsificaron los cheques.» Se pondrán furiosos si creen que se les acusa injustamente, a lo largo de la conversación, no sólo en algunos momentos; estarán furiosos durante toda la conversación.

Y si preguntan a una persona honesta qué debería hacerse con quien haya falsificado los cheques, es más probable que recomiende una medida estricta a un castigo poco severo.

Ahora, digamos que tienen la misma conversación con un mentiroso.

Esa persona puede mostrarse reservada, bajar la mirada, disminuir su tono de voz.

hacer pausas, inquietarse.

Pidan a un mentiroso narrar su versión de la historia, la saturarán con los detalles más irrelevantes.

Y narrará los hechos cronológicamente.

Lo que hace un interrogador entrenado es indagar sutilmente durante horas, pedirá a la persona narrar la historia hacia atrás y los verán retorcerse y determinará qué preguntas producen la mayor cantidad de respuestas engañosas.

¿Por qué lo hacen?

Porque todos hacemos lo mismo.

Practicamos nuestro discurso, pero rara vez ensayamos nuestros gestos.

Decimos «sí», pero movemos la cabeza diciendo «no».

Contamos historias bastante convincentes, pero sutilmente encogemos los hombros.

Cometemos crímenes terribles y sonreímos por el placer de salirnos con la nuestra.

Esa sonrisa se conoce como «placer por el engaño».

Y lo veremos a continuación, pero comenzaremos, para quienes no lo conozcan, este es el cantidato presidencial John Edwards quien sorprendió a los EEUU por un supuesto hijo extramatrimonial.

Habla sobre realizarse una prueba de paternindad.

Miren si identifican cuando dice, «sí», mientras niega con la cabeza y sutilmente encoge los hombros.

(Video) John Edwards: Estaría encantado de realizar una.

Sé que es imposible que este niño sea mío, por cómo transcurrieron los hechos.

Así que sé que es imposible.

Encantado de someterme a una prueba de paternidad, me fascinaría realizarla.

Entrevistador:

¿Lo hará pronto?

¿Hay alguien — JE: Sólo soy una de las partes.

Sólo una parte de la prueba.

Pero me encantaría participar en ella.

PM: Las negaciones con la cabeza son mucho más fáciles de detectar cuando sabes buscarlas.

A veces alguien realiza una expresión mientras oculta otra que de repente revela por un instante.

Se sabe que los asesinos revelan tristeza.

Su nuevo socio puede estrechar su mano, celebrar, cenar contigo y luego dejar salir un gesto de ira.

No nos convertiremos en expertos en expresiones faciales de repente, pero les enseñaré una que es muy peligrosa, y es fácil de aprender, la expresión del desprecio.

Ahora, con la ira tienen a dos personas jugando parejo en la cancha.

Todavía una relación saludable.

Pero cuando la ira se convierte en desprecio, han sido rechazados.

El desprecio se asocia con la superioridad moral.

Y por eso es muy difícil recuperarse de él.

Así es como se ve.

Se caracteriza por una esquina del labio levantada hacia arriba y hacia adentro.

Es la única expresión asimétrica.

Y ante el desprecio, sin importar si le sigue o no el engaño — y no siempre le sigue — miren hacia otro lado, vayan hacia la dirección contraria, reconsideren el trato, digan, «No, gracias.

No volveré por solo una copa más.

Gracias.» La ciencia ha descubierto muchos más indicadores.

Sabemos, por ejemplo, que los mentirosos cambian la velocidad del parpadeo, dirigen sus pies hacia alguna salida.

Toman objetos como barreras y los colocan entre ellos y la persona que los interroga.

Alteran su tono de voz, frecuentemente disminuyéndolo.

El asunto es, estos comportamientos son sólo comportamientos.

No son prueba definitiva del engaño.

Son indicadores.

Somos seres humanos.

Hacemos gestos engañosos todo el tiempo.

No significan nada por sí mismos.

Pero cuando los observas en grupo, ahí está la señal.

Observen, escuchen, investiguen, pregunten cosas difíciles, salgan de esa forma tan cómoda de conocer, adopten un modo inquisitivo, pregunten más, sean dignnos y cordiales con la persona con quien hablan.

No actúen como los personajes de «La Ley y el Orden» u otras series de TV, que fastidian a los sospechosos hasta someterlos.

No sean tan agresivos, no funciona.

Hemos hablado un poco sobre cómo hablar con alguien que miente y cómo detectar una mentira.

Y como prometí, le mostraré cómo es la verdad.

Les enseñaré dos videos, dos madres: una miente, otra dice la verdad.

Éstos los hizo el investigador David Matsumoto en California.

Y creo que son un excelente ejemplo sobre cómo se ve la verdad.

Esta mujer, Diana Downs, disparó a sus hijos, los llevó al hospital mientras se desangraban en el auto, aseguró que un extraño de cabello desaliñado lo hizo.

Y cuando les muestre el video notarán que ni puede actuar como una madre afligida.

Deben prestar atención a la enorme discrepancia entre los horrendos hechos que describe y su comportamiento tan calmado.

Si miran cuidadosamente, observarán un ejemplo del «placer por el engaño» en este video.

(Video) Diana Downs: Por la noche, cuando cierro los ojos, puede ver a Christie dándome la mano mientras manejo, y la sangre seguía saliéndole de la boca.

Tal vez lo olvide con el tiempo, pero no creo.

Eso es lo que más me molesta.

PM: Ahora les mostraré un video de una madre verdaderamente afligida, Erin Runnion, enfrentando al asesino de su hija en el juicio.

Aquí no verán emociones falsas, sólo la auténtica expresión de la agonía de una madre.

(Video) Erin Runnion: Escribí esta declaración en el tercer aniversario de la noche en que tomaste a mi bebé, y la lastimaste, y la abatiste, la aterraste hasta que su corazón se detuvo.

Y luchó, sé que luchó contra ti.

Pero sé que te miró con esos asombrosos ojos cafés.

y aún así querías matarla.

Y no lo entiendo, nunca lo entenderé.

PM: No cabe duda de la veracidad de esas emociones.

Ahora, la tecnología que nos permite conocer cómo es la verdad está progresando.

Sabemos, por ejemplo, que hay máquinas para rastrear el movimiento del ojo y escáneres cerebrales infrarrojos, imágenes por resonancia magnética que decodifican las señales emitidas por el cuerpo cuando intentamos mentir.

Estas tecnologías se comercializarán como la panacea contra el engaño, y algún día serán increíblemente útiles.

Mientras tanto, deben preguntarse:

¿A quién quieren tener a su lado en una reunión, alguien entrenado para llegar a la verdad o alguien que arrastre una máquina para electroencefalografiar de 180 Kg?

Los detectores de mentiras confían en recursos humanos.

Saben, como alguien dijo alguna vez, «Carácter es quien eres en la oscuridad.» Lo que es interesante es que hoy en día tenemos tan poca oscuridad.

Nuestro mundo está iluminado 24 horas al día.

Es transparente, con blogs y redes sociales transmitiendo el murmullo de una nueva generación de personas decididas a vivir sus vidas en público.

Es un mundo muy ruidoso.

Uno de los retos que tenemos es recordar, compartirlo todo, eso no es honestidad.

Nuestra manía por mandar tweets y mensajes puede cegar el hecho de que las sutilezas de la decencia humana, la integridad, es lo importante, lo que siempre importará.

En este mundo tan ruidoso, tiene sentido ser un poco más explícito sobre nuestro código moral.

Cuando combinas la ciencia de la detección del engaño con el arte de observar y escuchar, evitas formar parte de una mentira.

Empiezas por este camino de ser un poco más explícito, porque lo demuestras a todos a tu alrededor, dices, «Oye, mi mundo, nuestro mundo, será un mundo honesto.

En mi mundo la verdad será fortalecida y la falsedad será detectada y rechazada.» Y al hacer esto, el mundo a su alrededor cambia un poco.

Ésa es la verdad.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/pamela_meyer_how_to_spot_a_liar/

 

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