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Charla «Pavan Sukhdev: ¡Póngale precio a la naturaleza!» de TEDGlobal 2011 en español.
Todos los días usamos materiales de la Tierra sin pensarlo, gratis. Pero qué tal si tuviéramos que pagar su valor verdadero: ¿nos haría ser más cuidadosos acerca de lo que usamos y de lo que desperdiciamos? Piensen en Pavan Sukhdev como el banquero de la naturaleza, que estima el valor de los activos de la Tierra. Con gráficas que les abrirán los ojos y les harán pensar de manera distinta sobre el costo del aire, el agua, los árboles…
- Autor/a de la charla: Pavan Sukhdev
- Fecha de grabación: 2011-07-14
- Fecha de publicación: 2011-12-14
- Duración de «Pavan Sukhdev: ¡Póngale precio a la naturaleza!»: 991 segundos
Traducción de «Pavan Sukhdev: ¡Póngale precio a la naturaleza!» en español.
Estoy aquí para contarles de la invisibilidad económica de la naturaleza.
Las malas noticias son que el área contable de la naturaleza aún no funciona, así que no se emiten facturas.
Pero tenemos que enfrentar este problema.
Comencé mi vida laboral en los mercados bursátiles y seguí interesado en eso, pero recientemente empecé a observar el valor de lo que recibimos los humanos de la naturaleza, y que no se aprecia en los mercados.
En el 2007 comenzó el proyecto TEEB por iniciativa de un grupo de ministros ambientales del G8+5.
Se inspiraron básicamente en una revisión severa de Lord Stern.
Se preguntaron lo siguiente: si la economía halla razones convincentes para tomar acciones tempranas sobre el cambio climático, ¿por qué no se puede hacer lo mismo con la conservación? ¿Por qué no se puede hacer algo así para la naturaleza? Y la respuesta es: sí, se puede.
Pero no es tan directo.
La biodiversidad, el tejido viviente del planeta, no es un gas.
Existe en varias capas: ecosistemas, especies y genes en varias escalas: internacional, nacional, local, comunal…
pero hacer por la naturaleza lo que Lord Stern y su equipo hicieron por el clima no es tan fácil.
Y aún así comenzamos el proyecto con un reporte provisional, que rápidamente juntó mucha información de muchos, muchos investigadores.
Y en nuestros resultados hallamos una revelación sorprendente: estábamos perdiendo capital natural; los beneficios naturales que recibimos.
Los estábamos perdiendo a una tasa extraordinaria de unos dos a cuatro billones de dólares de capital natural.
Esto salió en 2008, más o menos cuando la crisis bancaria había mostrado la pérdida de capital financiero del orden de los dos a cuatro billones de dólares.
Así que era comparable en tamaño a dicha pérdida.
Desde entonces hemos ido a presentarle a la comunidad internacional, a los gobiernos, a gobiernos locales y a empresas y a personas como Uds y como yo infinidad de reportes, que se presentaron en las Naciones Unidas el año pasado, que abordan la invisibilidad económica de la naturaleza y describe lo que se puede hacer para arreglarlo.
¿De qué se trata? Una imagen con la que están familiarizados: la selva del Amazonas.
Imponente reserva de carbono, un gran reservorio de biodiversidad, pero lo que la gente no sabe es que también es una fábrica de lluvia.
Porque los vientos del noreste, al pasar sobre el Amazonas, efectivamente acumulan el vapor.
Unas 20 mil millones de toneladas por día de vapor de agua extraídas por los vientos del noreste, que eventualmente se precipitan en forma de lluvia sobre la cuenca del Plata.
El ciclo de la lluvia, esta fábrica de lluvia, alimenta efectivamente una economía agrícola de unos 240 mil millones de dólares en América latina.
Pero surge la pregunta: ¿Cuánto paga Uruguay, Paraguay, Argentina y, desde luego, el estado de Mato Grosso en Brasil por tan vital aportación a esa economía del estado del Amazonas que produce esa lluvia? Y la respuesta es…
nada, exactamente cero.
Esa es la invisibilidad económica de la naturaleza.
Que no puede continuar, porque los incentivos económicos y los desincentivos son muy poderosos.
La economía se ha convertido en la moneda de la política.
Y a menos que tratemos esta invisibilidad, obtendremos los resultados que estamos viendo, que es una degradación y pérdida gradual de este valioso activo natural.
No sólo es el Amazonas, o las selvas tropicales.
No importa en qué nivel se lo mire, ya sea a nivel del ecosistema o de las especies o a nivel genético, vemos el mismo problema una y otra vez.
Entonces el ciclo de la lluvia está regulado por las selvas tropicales a nivel del ecosistema.
A nivel de las especies, se ha estimado que la polinización por insectos, abejas que polinizan frutas, etc.
es de alrededor de 190 mil millones de dólares.
Es cerca del ocho por ciento de la producción agrícola mundial.
Pasa completamente desapercibida.
¿Cuándo una abeja les ha dado una factura? A nivel genético, el 60% de las medicinas probables, se encontraron primero como moléculas en la selva tropical o en un arrecife.
Otra vez, todo eso no se paga.
Lo que me lleva a otro aspecto: ¿a quién le deberíamos pagar? Ese material genético posiblemente le perteneció, si pudiera pertenecerle a alguien, a una comunidad local de gente pobre que iniciaron el conocimiento que ayudó a los investigadores a encontrar la molécula, que luego se convirtió en medicina.
Es a ellos a quienes no se les pagó.
Y si lo ven a nivel de especies, lo vieron en los peces.
Hoy, el agotamiento de la pesca marítima es tan importante que efectivamente está afectando la habilidad del pobre, del pescador artesanal y de aquellos que pescan como forma de vida, para alimentar a sus familias.
Cerca de mil millones de personas dependen de la pesca, de la cantidad de pescados en el océano.
Mil millones de personas dependen del pescado como fuente principal de proteína animal.
Y a la tasa en la que estamos perdiendo peces, es un problema humano de dimensiones enormes, un problema de salud como no hemos visto antes.
Y, finalmente, a nivel del ecosistema ya sea la prevención de inundaciones o de control de la sequía por los bosques, o si los granjeros pobres pueden salir a juntar hojarasca para sus reses y cabras o si sus esposas pueden juntar leña en el bosque, son de hecho los pobres quienes dependen más de los servicios de los ecosistemas.
Estimamos en nuestro estudio que para países como Brasil, India e Indonesia, aún cuando los servicios de los ecosistemas -estos beneficios que fluyen de la naturaleza a la humanidad, gratis- no son muy grandes en términos del PIB -dos, cuatro, ocho, 10, 15 por ciento- pero en estos países, si medimos cuánto le cuesta a los pobres, la respuesta es 45%, 75%, 90%.
Esa es la diferencia.
Porque estos son beneficios importantes para los pobres.
Y no puede haber un modelo apropiado para el desarrollo si al mismo tiempo se está destruyendo o permitiendo la degradación del activo mismo, del activo más importante, que es tu activo de desarrollo, como es la infraestructura ecológica.
¿Qué tan mal se puede poner? Bueno he aquí una imagen de algo llamado abundancia media de especies.
Es una medida de cuántos tigres, sapos, garrapatas o lo que sea hay en promedio de biomasa en un área.
El verde representa un porcentaje de entre 80% y 100%.
El amarillo, 40% a 60%.
Y estos porcentajes contra el estado original, por decirlo así, de la era pre-industrial, 1750.
Ahora les mostraré cómo los negocios usuales le afectan.
Y sólo observen el cambio en colores en India, China, Europa, África subsahariana, mientras nos movemos en un consumo mundial de biomasa en una tasa que no podrá mantenernos.
Veámoslo otra vez.
Los únicos lugares que permanecen verdes, y no son buenas noticias, son, de hecho, lugares como el Desierto de Gobi, la tundra o el Sahara.
Pero eso no ayuda pues hay muy pocas especies y volumen de biomasa en primer lugar.
Este es el reto.
La razón por la que está ocurriendo la resumo en un problema básico, que es nuestra incompetencia para detectar la diferencia entre beneficios públicos y ganancias privadas.
Constantemente tendemos a ignorar la salud pública porque está en el bienestar común, son bienes comunes.
Y hay un ejemplo de Tailandia donde encontramos que, como el valor del manglar no es mucho -unos $600, en los 9 años que se ha medido- comparado con su valor como una granja de camarones, que es de cerca de 9 600 dólares, ha habido una tendencia gradual a consumir el manglar y convertirlo en granjas de camarones.
Pero, si observan exactamente cuáles son las ganancias, cerca de 8 000 de esos dólares son, de hecho, subsidios.
Así que si comparan los dos lados de la moneda verán que es como de 1200 a 600.
Eso no es tan duro.
Pero por otra parte, si lo midiéramos, ¿cuánto costaría realmente restaurar la tierra de las granjas de camarones a uso productivo? Una vez que el depósito de sales y químicos ha surtido efecto, la respuesta es de unos 12 000 dólares en costos.
Y si observan los beneficios del manglar en términos de la protección contra tormentas y ciclones que se obtienen y en términos de la industria pesquera, los viveros, que proveen de pescado a los pobres, la respuesta es de unos 11 000 dólares.
Por eso, veamos los diferentes aspectos.
Si vemos el bienestar público contra las ganancias privadas, la respuesta es completamente distinta: la conservación tiene más sentido y no la destrucción.
Entonces, ¿es sólo una cuestión de Tailandia? Lo siento, es un tema mundial.
Y estos son los mismos cálculos realizados recientemente -bueno, en los últimos 10 años- por un grupo llamado TRUCOST.
Ellos calcularon para las 3 000 corporaciones principales, los efectos colaterales.
Es decir: ¿cuál es el costo de hacer negocios como siempre? No es algo ilegal, son negocios tradicionales, lo que provoca las emisiones que cambian el clima, que tienen un costo económico.
Provoca la emisión de contaminantes, que tiene un costo económico, un costo en salud y más.
El uso del agua.
Si se usa agua para hacer coca cerca de una granja rural, no es ilegal, pero sí, le cuesta a la comunidad.
¿Podemos detenerlo? ¿Cómo? Creo que el primer punto es que necesitamos reconocer el capital natural.
Básicamente la vida está hecha de capital natural, y necesitamos reconocer eso e incorporarlo en nuestros sistemas.
Cuando medimos el PIB, como una medida de desempeño económico a nivel nacional, no incluimos nuestros principales activos a nivel nacional.
Cuando medimos el desempeño corporativo, no incluimos el impacto en la naturaleza y lo que le cuesta el negocio a la sociedad.
Eso debe parar.
De hecho, es lo que inspiró mi interés en esta fase.
Comencé un proyecto hace mucho llamado el Green Accounting Project (Proyecto de Contabilidad Verde).
A principios de los 2000 cuando India estaba obsesionada con el crecimiento del PIB como medida de avance.
Miraba a China con su crecimiento estelar del 8%, 9%, 10% y se preguntaba: ¿podemos hacer lo mismo? Y algunos amigos míos y yo decidimos que eso no tenía sentido.
Esto le costaría más a la sociedad y daría más pérdidas.
Así que decidimos hacer una serie de cálculos y comenzamos a producir cuentas verdes para India y sus estados.
Así es como comenzó mi interés y fui al proyecto TEEB.
Calcularlo a nivel nacional es algo, y había comenzado.
Y el Banco Mundial lo reconoció y comenzaron un proyecto llamado WAVES…
en español, Contabilidad de la riqueza y Valuación de los Servicios de los Ecosistemas.
Pero calcularlo en el siguiente nivel, a nivel del sector comercial, es importante.
Y de hecho lo hemos hecho con el proyecto TEEB.
Lo hemos hecho para un caso muy difícil, que era la deforestación en China.
Esto es importante, porque en China en 1997, el Río Amarillo se secó durante nueve meses causando grandes pérdidas a la producción agrícola y dolor y pérdidas a la sociedad.
Un año después, el Yangtzé se inundó, causando cerca de 5 500 muertes.
Así que evidentemente había un problema con la deforestación.
Se asociaba principalmente con la industria constructora.
El gobierno chino respondió sensatamente y prohibió la tala.
Una retrospectiva de 40 años muestra que si hubiéramos contabilizado estos costos, el costo de la pérdida de la capa vegetal, el costo de la pérdida de los canales fluviales, la productividad perdida, la pérdida de comunidades locales como resultado de estos factores, la desertificación, etc.
esos costos son casi el doble que el precio de mercado de la madera.
Así que, de hecho, el precio de la madera en Beijing debió ser tres veces más que lo que fue si hubiese reflejado el verdadero costo para la sociedad china.
Desde luego, después de ocurrido uno se da cuenta.
La forma de hacerlo es como en una compañía, asumir el liderazgo, y hacerlo para los sectores importantes que tienen un costo, y revelar las respuestas.
Alguien me preguntó alguna vez: «¿Quién es mejor, Unilever o P&G en materia de impacto forestal en Indonesia?» Y no pude responder porque ninguna de estas compañías, por buenas y profesionales que son, calcula o revela su daño colateral.
Pero si vemos compañías como PUMA -Jochen Zeits, su director ejecutivo y presidente, una vez me desafió diciendo que implementaría mi proyecto antes de que lo terminara.
Bueno, creo que lo hicimos al mismo tiempo, pero él lo logró; Básicamente calculó el costo de PUMA- PUMA factura anualmente 2 700 millones de dólares, 300 millones de dólares en ganancias, 200 millones de dólares después de impuestos, 94 millones de dólares en daño colateral, costo al negocio.
Ahora, no es una situación agradable para ellos, pero han tenido la confianza y el valor de enfrentarlo y decir: «He aquí lo que estamos calculando.
Lo hacemos porque sabemos que no se puede dirigir lo que no se ha medido».
Ese es un ejemplo, creo, para que veamos y para que encontremos consuelo.
Si más compañías lo hicieran, y más sectores se comprometieran como sectores, podrían tener analistas, analistas mercantiles, y podrían tener personas como nosotros y consumidores y ONGs viendo realmente y comparando el desempeño social de las compañías.
Aún no podemos hacerlo hoy en día, pero creo que el camino está trazado.
Se puede hacer.
Y me encanta que el Institute of Chartered Accountants en Reino Unido haya establecido una coalición para hacerlo, una coalición internacional.
Mi otra solución favorita es la creación de mercados de carbono verdes.
Y por cierto, estas son mis favoritas: cálculo de colaterales y mercados de carbono verdes.
TEEB tiene más de una docena de grupos de soluciones distintos incluyendo la evaluación de áreas protegidas y pagos por los servicios de los ecosistemas y eco-certificación y lo que gusten, pero estas son las favoritas.
¿Qué es el carbono verde? Hoy lo que tenemos es básicamente un mercado de carbono marrón.
Se trata de emisiones de energía.
La ETS de la Unión Europea es el principal mercado.
No lo está haciendo muy bien.
Han emitido de más.
Es como la inflación: emiten más moneda, y obtienen precios en declive.
Pero todo se trata de energía e industria.
Pero lo que hemos perdido son también otras emisiones como carbono negro, hollín.
También estamos perdiendo carbono azul, que, por cierto, es el almacén más grande de carbono…
más del 55%.
Afortunadamente, en otras palabras, el flujo de las emisiones del océano a la atmósfera y vice versa, está más o menos equilibrado.
De hecho, lo que se absorbe es cerca del 25% de nuestras emisiones, lo que lleva a la acidificación o baja alcalinidad en los océanos.
Más al respecto en un rato.
Y finalmente, la deforestación, y hay emisión de metano de la agricultura.
El carbono verde -la deforestación y las emisiones agrícolas- y el carbono azul juntos comprenden el 25% de nuestras emisiones.
Tenemos los medios en nuestras manos, mediante una estructura, un mecanismo llamado Red Plus; un esquema para las emisiones reducidas de la deforestación y degradación forestal.
Noruega ya ha contribuido con mil millones de dólares para que Indonesia y Brasil implementen este esquema Red Plus.
Hemos progresado algo.
Pero hay que hacer mucho más.
¿Esto arreglará el problema? ¿La economía lo arreglará todo? Me temo que no.
Hay un área que son los océanos, arrecifes de coral.
Como pueden ver, cruzan el mundo entero desde Micronesia a través de Indonesia, Malasia, India, Madagascar y el Caribe Occidental.
Estos puntos rojos, estas áreas rojas, proveen de alimento y sustento a más de 500 millones de personas.
Casi una octava parte de la sociedad.
Y lo triste es que, mientras se pierden los arrecifes y los científicos nos dicen que cualquier nivel de dióxido de carbono en la atmósfera por encima de 350 ppm es muy peligroso para que sobrevivan, no sólo nos arriesgamos a la extinción de todas las especies de coral, corales de agua templada, no sólo arriesgamos a una cuarta parte de los peces de los océanos, sino que arriesgamos la forma de vida de más de 500 millones de personas que viven en el mundo en desarrollo en países pobres.
Así que al seleccionar blancos de 450 ppm y dos grados en las negociaciones climáticas, lo que hemos hecho es una elección ética.
Hemos hecho una elección ética en la sociedad para no tener arrecifes.
Bueno, lo que les diré ahora es lo que podríamos haber hecho.
Pensemos al respecto y lo que significa, pero por favor, no lo hagamos más.
Porque la madre naturaleza sólo tiene esto en infraestructura ecológica y capital natural.
No creo que podamos costear muchas de estas decisiones éticas.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/pavan_sukhdev_put_a_value_on_nature/