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Charla «Pensamientos sobre la humanidad, la fama y el amor» de TED2017 en español.
«Vendo sueños y amor a millones de personas», dice Shah Rukh Khan, la estrella más grande de Bollywood. En esta charla encantadora y divertida, Khan hace un repaso de su vida, muestra algunos de sus pasos de baile famosos y comparte la sabiduría ganada con el esfuerzo de una vida que ha sido centro de atención.
- Autor/a de la charla: Shah Rukh Khan
- Fecha de grabación: 2017-04-24
- Fecha de publicación: 2017-05-11
- Duración de «Pensamientos sobre la humanidad, la fama y el amor»: 1071 segundos
Traducción de «Pensamientos sobre la humanidad, la fama y el amor» en español.
Namaskar.
Soy una estrella de cine, tengo 51 años, y no uso Botox todavía.
(Risas)
Estoy limpio, pero me comporto como ven en mis películas, como si tuviera 21.
Sí, lo hago.
Vendo sueños, y prometo amor a millones de personas en India que suponen que soy el mejor amante del mundo.
(Risas)
Si no se lo cuentan a nadie, les diré que no lo soy, pero dejo correr la voz.
(Risas)
También me han hecho ver que muchos de Uds.
no han visto mi trabajo, y lo lamento por Uds.
(Risas)
(Aplausos)
Esto no quita que esté completamente obsesionado conmigo mismo, como toda estrella de cine.
(Risas)
Es por eso que mis amigos Chris y Juliet me invitaron a hablar del «tú» futuro.
Naturalmente, se entiende que hablaré del «yo» presente.
(Risas)
Porque realmente creo que la humanidad es como yo.
(Risas)
Lo es.
Lo es.
Es una vieja estrella de cine, en pugna con toda la novedad que le rodea, que se pregunta si entendió bien, en primer lugar y sigue tratado de encontrar la manera de seguir brillando pese a todo.
Nací en un campo de refugiados en la capital de India, Nueva Delhi.
Mi padre luchó por la libertad.
Mi madre era, bueno, una luchadora, como todas las madres.
Y al igual que el Homo sapiens originario, luchamos por sobrevivir.
A los veintitantos, perdí a mis padres, lo que debo admitir, parece un tanto descuidado ahora, pero…
(Risas)
Recuerdo la noche en que murió mi padre y recuerdo al conductor de un vecino que nos llevó al hospital.
Murmuró algo así como «los muertos no dan buenas propinas» y se alejó en la oscuridad.
Yo tenía 14 años y puse el cadáver de mi padre en el asiento trasero del coche y a mi madre a mi lado y empecé a conducir de regreso a casa desde el hospital.
Y en medio de su llanto tranquilo, mi madre me miró y dijo: «Hijo,
¿cuándo aprendiste a conducir?
» Lo pensé y al darme cuenta, le dije a mi madre: «Ahora mismo, mamá».
(Risas)
Así que a partir de aquella noche, igual que la humanidad en sus albores, descubrí las crudas herramientas de la supervivencia.
Y el ámbito de la vida era muy, muy simple entonces, para ser honesto.
Ya saben, uno comía lo que tenía y hacía lo que le decían que haga.
Pensaba que el gluten era una verdura y un vegano, por supuesto, el compañero perdido del Sr.
Spock en «Star Trek».
(Risas)
Uno se casaba con la primera novia y entendía de tecnología si podía arreglar el carburador del coche.
Pensaba que «gay» era una sofisticada palabra inglesa para decir feliz y «Lesbiana», por supuesto, era la capital de Portugal, como todos saben.
(Risas)
¿Dónde me quedé?
Nos basábamos en sistemas que eran producto del trabajo y sacrificio de generaciones anteriores para protegernos y sentíamos que los gobiernos realmente trabajaban para nuestro bienestar.
La ciencia era simple y lógica.
En aquel tiempo Apple aún era solo una fruta, propiedad de Eva primero y luego de Newton, no de Steve Jobs.
Y «¡Eureka!» era lo que uno gritaba si quería correr desnudo por las calles.
Uno iba donde la vida lo llevaba por trabajo y la gente le daba la bienvenida.
La migración era un término reservado solo para las grullas siberianas, no para seres humanos.
Lo más importante es que uno era quien era y decía lo que pensaba.
Casi a los 30, me mudé a la creciente metrópolis de Mumbai, y mi entorno, igual que la humanidad aspiracional recién industrializada, comenzó a alterarse.
En la carrera urbana por un vida nueva y más bella, las cosas empezaron a verse un poco diferentes.
Conocí personas venidas de todo el mundo, rostros, etnias, géneros, prestamistas.
Las definiciones se volvieron cada vez más fluidas.
El trabajo empezó a definirte en ese momento de una manera abrumadoramente igualadora, y todos los sistemas empezaron a resultarme menos confiables, casi demasiado pesados para soportar la diversidad de la humanidad y la necesidad humana de progresar y crecer.
Las ideas fluían con más libertad y velocidad.
Experimenté el milagro de la innovación y la cooperación humanas, y mi propia creatividad, al apoyarse en el ingenio de este esfuerzo colectivo, me catapultó al estrellato.
Empecé a sentir que lo había logrado, y en general, a los 40 años, realmente estaba volando.
Saben, estaba en todas partes.
Ya había hecho 50 películas y 200 canciones, los malayos me habían condecorado como caballero.
El gobierno francés me había otorgado el más alto honor civil, un título que por más que quiera no logro pronunciar hasta hoy.
(Risas)
Lo siento, Francia y gracias, Francia, por hacer eso.
Pero mucho más grande que eso, conocí a Angelina Jolie…
(Risas)
dos segundos y medio.
(Risas)
Estoy seguro de que ella recuerda este encuentro, o quizá no.
Y me senté junto a Hannah Montana en una mesa redonda donde me dio la espalda casi todo el tiempo.
Como dije, volaba de Miley a Jolie, y la humanidad volaba conmigo.
En realidad, ambos perdimos un tanto los estribos.
Y luego todos Uds.
saben lo que pasó.
Llegó Internet.
Tenía casi 50 y empecé a tuitear como canario en jaula, suponiendo que, ya saben, la gente que entrara en mi mundo lo admiraría dado el milagro que yo creía ser.
Sin embargo algo más nos esperaba a la humanidad y a mí.
Ya saben, esperábamos una aumento de ideas y de sueños producto de una mayor conectividad mundial.
No habíamos anticipado esa mentalidad estrecha que te juzgaba, te definía, y que venía del mismo lugar donde brotaba esa libertad y esa revolución.
Todo lo que decía cobraba un nuevo significado.
Todo lo que hice – bueno, malo, feo – estaba a merced del mundo para comentarlo y escrutarlo.
De hecho, todo lo que no dije o hice también tuvo el mismo destino.
Hace cuatro años, con mi adorable esposa Gauri decidimos tener un tercer hijo.
Se dijo en la red que de hecho era fruto del amor de nuestro primer hijo que tenía 15 años.
Aparentemente tuvo una aventura con una chica mientras viajaba en su coche por Rumanía.
Y sí, había un video falso sobre eso.
Nos molestó mucho como familia.
Mi hijo, que ahora tiene 19, incluso hoy, al saludarlo, responde diciendo: «Pero hermano, ni siquiera tengo permiso de conducir europeo».
(Risas)
Sí.
En este nuevo mundo, poco a poco, la realidad se volvió virtual y lo virtual se hizo real, y empecé a sentir que no podría ser quien quería ser ni decir lo que realmente pensaba, y la humanidad en ese entonces se identificó por completo conmigo.
Creo que ambos pasamos por nuestra crisis de la mediana edad, y la humanidad, como yo, nos convertimos en una estrella demasiado expuesta.
Empecé a vender de todo, desde aceite capilar hasta generadores diésel.
La humanidad compraba todo desde petróleo hasta reactores nucleares.
Ya saben, hasta traté de ponerme un traje apretado de superhéroe para reinventarme.
Debo admitir que fracasé estrepitosamente.
Y solo un paréntesis: quiero decir en nombre de todos los Batman, Spiderman y Superman del mundo, tienen que elogiarlos, porque ese traje de superhéroe realmente duele en la entrepierna,
(Risas)
Sí, estoy siendo honesto.
Necesito contarles esto aquí.
De verdad.
Y de casualidad, inventé una nueva forma de baile fue fortuito, pero todo un éxito.
Así que si está bien…
ya me han conocido un poco, no tengo vergüenza…
les mostraré.
El baile se llama Lungi.
Así que si está bien, les mostraré.
Por otra parte, tengo talento.
(Ovación) Era algo así.
La danza Lungi.
Danza Lungi.
La danza Lungi.
Danza Lungi.
La danza Lungi.
Danza Lungi.
La danza Lungi.
Danza Lungi.
La danza Lungi.
Danza Lungi.
Danza Lungi.
Lungi.
Es todo, fue un éxito.
(Ovación) Realmente lo fue.
Como ven, nadie entendía lo que pasaba, salvo yo, y no me importaba, realmente, porque todo el mundo, la humanidad en su conjunto, parecía igual de confundida que yo.
Desde entonces no me rendí.
Incluso traté de reconstruir mi identidad en las redes sociales como todos.
Pensé que si tuiteaba cosas filosóficas, la gente pensaría que soy genial, pero algunas de las respuestas a esos tuits eran acrónimos muy confusos que no entendía: ROFL, LOL.
Alguien respondió «Adidas» a uno de mis tuits más desafiantes y me preguntaba qué tenía que ver el calzado, digo,
¿por qué me respondería con una marca de calzado?
Y le pregunté a mi hija de 16 años que me explicó.
«Adidas» ahora significa «todo el día pienso en sexo».
(Risas)
De verdad.
No sabía si lo sabían.
Por eso respondí «WTF» en negrita al Sr.
Adidas, agradeciendo por lo bajo que algunas siglas y cosas nunca cambiaran.
WTF.
Pero aquí estamos.
Tengo 51 años, como les dije, y a pesar de los acrónimos sin sentido, quiero decirles que si ha habido un momento trascendental para que exista la humanidad, es ahora, porque el «tú» presente es valiente.
El «tú» presente es optimista.
El «tú» presente es innovador e ingenioso, y por supuesto, el «tú» presente es irritantemente indefinible.
Y en este momento encantado e imperfecto de la existencia, al sentirme un poco valiente justo antes de venir aquí, decidí mirar detenidamente mi rostro.
Y me di cuenta de que empiezo a parecerme cada vez más a mi estatua de cera del museo de Madame Tussaud.
(Risas)
Sí, y cuando me di cuenta de esto, hice la pregunta más relevante y pertinente a la humanidad y a mí:
¿Necesito retocarme la cara?
¿De verdad?
Soy actor, como dije, una expresión moderna de la creatividad humana.
La tierra de donde vengo es la fuente de una espiritualidad inexplicable, pero muy simple.
En su inmensa generosidad, India decidió de alguna manera que yo, el hijo musulmán de un luchador por la libertad que de casualidad se aventuró en el mundo de vender sueños, deba convertirse en el rey del romance, el «Badhshah de Bollywood», el amante más grande que el país jamas haya visto…
con este rostro.
Sí.
(Risas)
Que también ha sido descrito como feo, poco convencional, y extrañamente, de color no lo suficientemente chocolate.
(Risas)
La gente de esta tierra antigua me abrazó con su amor infinito, y aprendí de esta gente que ni el poder ni la pobreza pueden hacer tu vida más mágica o menos tortuosa.
Aprendí de la gente de mi país que la dignidad de una vida, de un ser humano, una cultura, una religión, un país reside realmente en su capacidad para la gracia y la compasión.
He aprendido que todo lo que te mueve, todo lo que te insta a crear, a construir, todo lo que te impide fracasar, todo lo que te ayuda a sobrevivir es quizá la emoción más antigua y simple conocida por la humanidad: el amor.
Un poeta místico de mi tierra célebremente escribió: पोथी पढ़ी-पढ़ी जग मुआ, पंडित भया ना कोई, पोथी पढ़ी-पढ़ी जग मुआ, भया ना पंडित कोई। ढाई आखर प्रेम के पढ़े सो पंडित होय। Lo que traducido libremente sería…
Sí, si saben hindi, por favor aplaudan, sí.
(Aplausos)
Es muy difícil de recordar.
Lo que traducido libremente sería que después de leer todos los libros del conocimiento que se puedan leer, y luego de seguir adelante, compartiendo sus conocimientos mediante innovación, creatividad y tecnología, la humanidad nunca será más sabia sobre su futuro a menos que acompañe eso con amor y compasión por sus semejantes.
Los dos caracteres y medio que forman la palabra «प्रेम», que significa «amor», si uno puede entender eso y practicarlo, con solo eso, es suficiente para iluminar a la humanidad.
Por eso creo que el «tú» futuro tiene que ser un «tú» que ama.
De lo contrario, dejará de florecer.
Perecerá en su propia autoabsorción.
Así que uno puede usar su poder para construir muros y dejar a la gente afuera, o puede usarlo para romper barreras y darles la bienvenida.
Uno puede usar su fe para que la gente tema o aterrorizarlos en sumisión, o puede usarse para darle coraje a la gente para que lleguen a lo más alto de la iluminación.
Uno puede usar la energía para construir bombas nucleares y difundir la oscuridad de la destrucción, o puede usarla para difundir la alegría de la luz a millones.
Uno puede contaminar los océanos sin piedad y talar todos los bosques.
Uno puede destruir la naturaleza, o acercarse a todo con amor y regenerar la vida de las aguas y los árboles.
Uno puede llegar a Marte y construir allí ciudadelas armadas, o puede buscar formas de vida y especies de las cuales aprender y respetar.
Y uno puede usar todo el dinero que ha ganado para librar guerras fútiles y poner armas en manos de niños pequeños para que se maten entre sí, o puede usarlo para producir más alimento con el cual saciar sus estómagos.
Mi país me ha enseñado que la capacidad de un ser humano para amar es parecida a la piedad.
Brilla en un mundo donde se ha manipulado demasiado a su civilización.
En los últimos días, las charlas aquí, la gente maravillosa que viene y muestra su talento, y habla de logros individuales, de innovación, de tecnología, de ciencias, del conocimiento que estamos ganando estando aquí en presencia de las Charlas TED y de todos Uds., todas son razones suficientes para celebrar el «nosotros» futuro.
Pero dentro de esa celebración la búsqueda por cultivar nuestra capacidad de amor y compasión tiene que afianzarse, debe afianzarse, de igual manera.
Así que creo que el «tú» futuro es un «tú» infinito.
En India se llama chakra, es como un círculo.
Termina donde empieza para completarse.
Un tú que percibe el tiempo y el espacio de manera diferente entiende tanto tu inimaginable y fantástica importancia como tu completa falta de importancia en el contexto más amplio del universo.
Un tú que vuelve a la inocencia originaria de la humanidad, que ama desde la pureza del corazón, que ve con los ojos de la verdad, que sueña con la claridad de un espíritu sin límite.
El «tú» futuro tiene que ser como una vieja estrella de cine que ha llegado a creer que hay una posibilidad de un mundo completamente, totalmente obsesionado y enamorado de sí mismo.
Un mundo…
realmente, tiene que haber un «tú» que cree un mundo que sea su propio mejor amante.
Ese creo, damas y caballeros, debería ser el «tú» futuro.
Muchas gracias.
Shukriya.
(Aplausos)
Gracias.
(Aplausos)
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/shah_rukh_khan_thoughts_on_humanity_fame_and_love/