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Peter Diamandis habla sobre nuestro próximo gran salto – Charla TEDGlobal 2005

Charla «Peter Diamandis habla sobre nuestro próximo gran salto» de TEDGlobal 2005 en español.

Peter Diamandis afirma que continuar la exploración del espacio es un imperativo moral — y habla sobre cómo lo lograremos gracias al Premio X y otros incentivos.

  • Autor/a de la charla: Peter Diamandis
  • Fecha de grabación: 2005-07-07
  • Fecha de publicación: 2008-09-03
  • Duración de «Peter Diamandis habla sobre nuestro próximo gran salto»: 931 segundos

 

Traducción de «Peter Diamandis habla sobre nuestro próximo gran salto» en español.

Mi objetivo en la vida desde niño ha sido, y sigue siendo, llevaros a todos vosotros al espacio.

Durante nuestras vidas vamos a conseguir que la Tierra, que la gente de la Tierra realice una transición permanente.

Es una idea excitante.

De hecho, creo que es un imperativo moral que abramos las fronteras del espacio.

Fijaos, es la primera vez que vamos a tener la ocasión de lograr la redundancia planetaria.

La ocasión, por así decirlo, de tener una copia de seguridad de la biosfera.

Y si pensamos en el espacio, todo lo que consideramos valioso en nuestro planeta — metales, minerales, terreno y energía — existe en cantidades ilimitadas en el espacio.

De hecho, la Tierra es una migaja en un supermercado repleto de recursos.

Para mí, la analogía perfecta es Alaska.

Ya sabéis que compramos Alaska.

Los estadounidenses compramos Alaska hacia 1850.

Se conoce como la Locura de Seward.

La valoramos en función del número de pieles de foca que podíamos conseguir.

Y después descubrimos todo lo demás — oro, petróleo, pesca, madera — y como ya sabéis, se convirtió en una economía de un billón de dólares y ahora nos vamos allí de luna de miel.

Lo mismo ocurrirá con el espacio.

Estamos a las puertas de la mayor exploración que la raza humana haya conocido.

Exploramos por tres razones, la menos importante de las cuales es la curiosidad.

Aún así ha asegurado el presupuesto de la NASA hasta la fecha.

Algunas imágenes de Marte tomadas en 1997.

De hecho creo que en la próxima década, sin duda alguna, descubriremos que hay vida en Marte y que está literalmente omnipresente bajo el suelo y en diferentes zonas del planeta.

La motivación más fuerte, mucho más fuerte, es el miedo.

Nos hizo alcanzar la Luna.

Literamente competimos por miedo contra la Unión Soviética para llegar a la Luna.

Y existen unas enormes rocas, cientos de miles o millones, de un tamaño que podría causar nuestra desaparición, y aunque la probabilidad es muy pequeña, el efecto, en términos reales, del impacto de una de ellas contra la Tierra sería tan inmenso que invertir una pequeña cantidad en buscarlas y prepararnos para defendernos no es descabellado.

Y por supuesto, la tercera motivación, que aprecio como empresario que soy, es la riqueza.

De hecho, la más inmensa riqueza.

Si pensamos en los demás asteroides, existe una clase que contiene níquel y hierro que solamente en los mercados de los metales del grupo del platino tendría un valor de unos 20 billones de dólares, si uno es capaz de salir al espacio a por una de estas rocas.

Mi plan es ofrecer opciones de venta en el mercado de metales preciosos, y a continuación declarar públicamente que voy a capturar un asteroide.

Esto financiará la misión encargada de obtenerlo.

Pero son el miedo, la curiosidad y la codicia lo que nos ha impulsado.

En mi caso — soy el niño de poca estatura a la derecha — esto fue — mi motivación llegó realmente durante la misión Apollo.

Apollo fue una de las mayores motivaciones de la historia.

Si uno piensa en lo que ocurrió al inicio de — a principio de los 60, el 25 de mayo, John F.

Kennedy dijo: «Vamos a ir a la Luna”.

Y la gente dejó sus trabajos, y se trasladó a sitios poco conocidos para poder participar en tan asombrosa misión.

El caso es que no sabíamos nada sobre viajar al espacio.

Pasamos literalmente de poner a Alan Shepard en un vuelo suborbital a viajar a la Luna en un plazo de ocho años, y la edad media de las personas que lo hicieron posible era de 26 años.

Desconocían lo que no podía hacerse.

Tuvieron que inventarlo todo — y eso, amigos míos, es una increíble motivación.

Este es un — este es Gene Cernan, un buen amigo mío, diciendo «Si yo puedo ir a la Luna—» es el último ser humano que ha estado en la Luna hasta la fecha — «nada es imposible, nada”.

Por supuesto siempre hemos pensado en el gobierno como el encargado de llevarnos al espacio.

Ahora bien, yo planteo lo siguiente: el gobierno no nos va a llevar allí.

El gobierno es incapaz de asumir los riesgos necesarios para abrir esta valiosa frontera.

Con el transbordador espacial cada lanzamiento cuesta mil millones de dólares.

Es una cifra lamentable.

No es razonable.

No deberíamos estar contentos y conformes con ello.

Una de las cosas que hicimos con el Ansari X PRIZE fue plantear el reto de que asumir riesgos está bien.

Al prepararnos para cruzar una nueva frontera, se nos debería permitir arriesgarnos.

De hecho, hay que ignorar a cualquiera que afirme que no deberíamos arriesgarnos, porque, a medida que avanzamos, los mayores descubrimientos que lograremos siempre estarán un poco más allá.

Los emprendedores del negocio del espacio son los mamíferos peludos, y evidentemente el complejo industrial militar — con Boeing, Lockheed y la NASA — son los dinosaurios.

La capacidad de acceder a estos recursos para conseguir la redundancia planetaria — ahora podemos reunir toda la información, los códigos genéticos, ya sabéis, todo lo que contienen nuestras bases de datos, y guardar una copia fuera de nuestro planeta, por si se diera una situación catastrófica.

La dificultad estriba en llegar, y la clave está en el coste de ponerse en órbita.

Una vez que estás en órbita, has recorrido dos tercios del camino, en términos energéticos, a cualquier lugar — la Luna, Marte.

Y hoy en día, sólo existen tres vehículos — el transbordador estadounidense, el Soyuz ruso y el vehículo chino — que puedan llegar a la órbita.

Son 100 millones de dólares por cada persona que viaja en el transbordador espacial.

Una de las empresas que puse en marcha, Space Adventures, te puede vender un billete.

Ya hemos hecho dos viajes a la estación espacial por 20 millones de dólares, y anunciaremos otros dos en el Soyuz.

Pero resulta caro y para apreciar el potencial —
(Risas)
es caro.

¡Pero hay gente dispuesta a pagarlo! El caso es que vivimos en una época única.

Por primera vez tenemos suficiente riqueza concentrada en manos de unos pocos individuos y la tecnología que nos permitirá impulsar la exploración espacial resulta accesible.

Pero,

¿hasta qué punto puede abaratarse?

Quiero mostrar el resultado final.

Sabemos que hoy día, con 20 millones de dólares se puede comprar un billete, pero

¿cuánto se podría abaratar?

Debemos repasar la física de secundaria.

Si calculamos la energía potencial, mgh, que supone elevarnos junto con el traje espacial unos trescientos kilómetros, y después nos aceleramos hasta 28.000 kilómetros por hora.

Recordad, un medio de M por V al cuadrado — así se calcula.

Son unos 5,7 Gigajulios de energía.

Si se gastara esa energía en una hora, serían 1,6 Megavatios.

Teniendo uno de esos microgeneradores de Vijay con un coste de siete centavos el kilovatio hora —

¿alguien sabe calcular con rapidez?

¿Cuánto me costaría viajar al espacio con mi traje espacial?

100 dólares.

Hasta ese punto llega la mejora en el precio — harán falta algunos avances increíbles en física, eso lo admito.


(Risas)
Pero, amigos míos, si la historia nos ha enseñado algo, es que si uno puede imaginarlo, acabará por conseguirlo.

No dudo que la física, la ingeniería necesaria para hacer posible que todos nos podamos permitir el viaje espacial, está muy cerca de ser realidad.

La dificultad es que hace falta un mercado real que impulse la inversión.

Actualmente, Boeing y Lockheed y empresas parecidas no invierten ni un dólar de su propio dinero en I+D.

Son todo fondos de investigación gubernamentales, y bien escasos.

De hecho, las grandes corporaciones, los gobiernos, no pueden arriesgarse.

Así que hace falta lo que yo llamo una reacción económica exotérmica en el espacio.

¿Cómo son los mercados comerciales mundiales hoy, el mercado mundial de lanzamientos espaciales?

Entre 12 y 15 lanzamientos al año.

¿El número de empresas comerciales que hay?

Entre 12 y 15.

Uno por empresa.

No es lo que buscamos.

Sólo hay un mercado, al que yo llamo «cargas útiles orgánicas autocargadoras».

Incorporan su propio dinero.

Son fáciles de fabricar.

Son las personas.

El PREMIO X de Ansari fue la solución que se me ocurrió, mientras leía sobre Lindbergh, para crear los vehículos que nos llevarán allí.

Ofrecimos 10 millones de dólares en efectivo a la primera nave reutilizable que llevara a tres personas a 100 kilómetros de altitud, regresara con ellas y en un plazo de dos semanas volviera a hacer el viaje.

Entraron en la competición 26 equipos de siete países, cada uno de los cuales invirtió entre 1 y 25 millones de dólares.

Y por supuesto, apareció el imponente SpaceShipOne, que hizo esos dos vuelos y ganó la competición.

Me gustaría transportaros allí, a aquella mañana, con un pequeño vídeo.

Vídeo: Piloto: Encendido del cohete Hombre: Buena suerte.


(Aplausos)
Hombre: Hemos registrado una altitud de 112 kilómetros.


(Aplausos)
Hombre: Por tanto, con mi autoridad como juez principal de la competición Ansari X PRIZE, declaro a Mojave Aerospace Ventures la ganadora indiscutible del Ansari X PRIZE.


(Aplausos)
Peter Diamandis: Probablemente lo más difícil que hice fue reunir los fondos para este proyecto.

Era literalmente imposible.

Fuimos — Vi a 100 ó 200 directores generales y directores de marketing.

Nadie creía que se hubiera logrado.

Todos decían: «Ah,

¿qué piensa la NASA?

O sea, algunas personas morirán,

¿cómo es posible que consigas llevar esto a cabo?

» Encontré a una familia de visionarios, la familia Ansari, y a Champ Car, y conseguí parte del dinero, pero no los 10 millones necesarios.

Y lo que al final hice fue acudir a la industria aseguradora y compré un seguro de tipo «hoyo en uno».

Las compañías de seguros se contactaron con Boeing y Lockheed y preguntaron: «

¿Vais a competir?

» No.

¿Vais a competir?

No.

Nadie va a ganar el premio.

Así que apostaron que nadie ganaría antes de enero de 2005, y yo aposté que alguien ganaría.


(Aplausos)
Lo mejor de todo es que pudimos cobrar su cheque.


(Risas)
Hemos logrado mucho y ha sido un grandísimo éxito.

Una de las cosas que más feliz me hacen es que el SpaceShipOne va a exhibirse en el Museo del Aire y el Espacio, junto el Espíritu de St.

Louis y el avión de los Wright.

¿A que es genial?

Bien, hablemos sobre el futuro, los pasos hacia el espacio, lo que está disponible hoy.

Actualmente se pueden experimentar vuelos sin gravedad.

En 2008, vuelos suborbitales; el precio, con Virgin, como sabéis, será de unos 200.000.

Hay tres o cuatro iniciativas serias que reducirán los precios muy rápidamente, creo que hasta unos 25.000 dólares para un vuelo suborbital.

Vuelos orbitales — podemos llevaros a la estación espacial.

Y realmente creo que, una vez que haya un grupo en órbita alrededor de la Tierra, sé que si no lo hace alguien lo haré yo, vamos a almacenar combustible, iremos directos a la Luna y nos haremos con algunos terrenos.


(Risas)
Un instante para los diseñadores entre el público.

Tardamos 11 años en conseguir el permiso de la Administración Federal de Aviación para los vuelos de gravedad cero.

Aquí hay algunas imágenes graciosas.

Estos son Burt Rutan y mi buen amigo Greg Meronek en un vuelo en gravedad cero.

La gente cree que hay una cámara de ingravidez, con un interruptor para desconectar la gravedad, pero en realidad se consigue con un vuelo parabólico en un avión.

Y resulta que 7-Up ha hecho un pequeño anuncio que se emite este mes.

¿Podemos subir el sonido?

Vídeo: Mujer: Puedes ganar el primer billete gratis al espacio; busca en los envases especiales de Diet 7-Up.

Cuando te apetece un sabor ligero, sólo se puede ir hacia arriba.

PD: Esto se rodó en nuestro avión, hoy en día se puede hacer esto.

Nuestra sede está en Florida.

Permitidme hablar sobre otra cosa que me entusiasma.

El futuro de los premios.

Los premios son una idea muy vieja.

Tuve el placer de tomar prestada la idea del Premio Longitude y el Premio Orteig que impulsó a Lindbergh.

Y en la X PRIZE Foundation hemos tomado la decisión de llevar ese concepto más allá, hacia otras áreas de la tecnología y acabamos de preparar una nueva declaración de intenciones: posibilitar avances radicales en la tecnología espacial y otras tecnologías para el beneficio de la humanidad.

Esto es algo que nos entusiasma enormemente.

Le enseñé esta diapositiva a Larry Page, que acaba de incorporarse a nuestro consejo.

Cuando se financia una organización sin ánimo de lucro, se tendría un apalancamiento de 50 centavos por dólar.

Si tienes una subvención equivalente, suele ser de dos o tres a uno.

Si creas un premio, se puede tener literalmente un apalancamiento de 50 a uno sobre tu aportación.

Eso es mucho.

Y entonces se giró y me dijo, bueno, si respaldas a un instituto de premios que lleve un premio de 10, tendrías 500 a uno.

Le dije que era estupendo.

Así que hemos — queremos convertir al X PRIZE en una institución de premios de nivel mundial.

Esto es lo que ocurre cuando creas un premio, cuando lo anuncias y los equipos participantes empiezan a hacer pruebas.

Se obtiene un aumento de la publicidad, y cuando alguien lo gana, la publicidad se dispara — si está gestionada de forma correcta — lo que es parte de los beneficios para un patrocinador.

Entonces, una vez que alguien gana el premio, se obtienen beneficios sociales; esto es, nueva tecnología, nuevos conocimientos.

Y los beneficios para los patrocinadores son la suma de los beneficios publicitarios y sociales a largo plazo.

Ese es valor que creemos que encierra un premio.

Si uno se dispusiera a crear el SpaceShipOne o cualquier tipo de nueva tecnología, habría que financiarla desde el principio y mantener dicha financiación sin un final cierto.

Podría ocurrir o no.

Pero si se crea un premio, lo mejor es que sus costes de mantenimiento son muy pequeños y se paga cuando alguien tiene éxito.

Orteig no pagó un centavo a los nueve equipos que atravesaron — que intentaron atravesar el Atlántico, y nosotros no pagamos un centavo hasta que alguien ganó el Ansari X PRIZE.

Así que los premios funcionan muy bien.

Vosotros que sois innovadores, empresarios, sabéis que cuando se fija un objetivo lo primero que hay que hacer es creer que uno puede lograrlo.

Después hay que afrontar el posible ridículo público del tipo: es una idea absurda, nunca funcionará.

Y después hay que convencer a otros, para que te ayuden a conseguir los fondos, y después debes enfrentarte al hecho de que hay gobiernos, burocracias e instituciones que no quieren que realices un avance en tu campo, y también debes afrontar los fallos.

Lo que un premio consigue, lo que hemos visto que un premio consigue, es literalmente sortear todos estos factores, o ayudar con ellos, porque un premio da credibilidad al concepto de que algo es una buena idea.

Bueno, debe de ser una buena idea.

Alguien ofrece 10 millones de dólares para que se haga algo.

Observamos que el Ansari X PRIZE ayudó a sortear los obstáculos que dificultaban la innovación.

Por tanto, como organización, hemos creado un proceso de descubrimiento de premios para saber cómo idear premios y redactar las normas, y estamos investigando cómo crear premios en varias categorías diferentes.

Queremos atacar los campos de la energía, medio ambiente, nanotecnología — hablaré mas sobre ellos en seguida.

El modo en que lo hacemos es creando equipos para premios dentro del X PRIZE.

Tenemos un equipo de premios sobre el espacio.

Queremos crear un premio para alcanzar la órbita.

Estamos analizando varios premios sobre la energía.

Craig Venter acaba de entrar en nuestra junta directiva y junto a él estamos creando un premio para la secuenciación rápida del genoma.

Lo anunciaremos este otoño, imaginaos poder secuenciar el ADN de cualquier persona por menos de 1.000 dólares, revolucionar la medicina.

Y agua potable, educación, medicina e incluso iniciativas sociales.

Esta última diapositiva dice: la principal herramienta para resolver los grandes retos de la humanidad no es la tecnología.

No es el dinero.

Es sólo una cosa — es la mente humana, cuando está comprometida y apasionada.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/peter_diamandis_our_next_giant_leap/

 

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