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Podemos luchar contra el terrorismo sin sacrificar nuestros derechos – Charla TEDSummit

Charla «Podemos luchar contra el terrorismo sin sacrificar nuestros derechos» de TEDSummit en español.

¿Podemos luchar contra el terrorismo sin destruir la democracia? La activista por la libertad en Internet Rebecca MacKinnon piensa que vamos a perder la batalla contra el extremismo y la demagogia si aplicamos la censura a Internet y a la prensa. En esta charla crítica, hace un llamamiento a una potente duplicación de la encriptación y pide a los gobiernos que nos protejan mejor, no silenciando a los periodistas y los activistas que luchan contra los extremistas.

  • Autor/a de la charla: Rebecca MacKinnon
  • Fecha de grabación: 2016-06-29
  • Fecha de publicación: 2016-09-23
  • Duración de «Podemos luchar contra el terrorismo sin sacrificar nuestros derechos»: 716 segundos

 

Traducción de «Podemos luchar contra el terrorismo sin sacrificar nuestros derechos» en español.

Hay una gran pregunta en el centro de la vida en nuestras democracias de hoy:

¿Cómo luchar contra el terrorismo sin destruir las democracias, sin pisotear los Derechos Humanos?

He pasado gran parte de mi carrera trabajando con periodistas, con blogueros, con activistas, con investigadores de Derechos Humanos de todo el mundo, y he llegado a la conclusión de que, si nuestras sociedades democráticas miran hacia abajo para proteger y defender los Derechos Humanos, la libertad de prensa y una Internet libre y abierta, las ideologías extremistas radicales serán mucho más propensas a persistir.


(Aplausos)
Bien, ya está todo hecho.

Muchas gracias.

No, era solo una broma.


(Risas)
En realidad, quiero profundizar en esto un poco.

Uno de los países que ha estado en la vanguardia de este tema es Túnez, el único país que ha surgido de la Primavera Árabe con una revolución democrática exitosa.

Cinco años después, está luchando contra ataques terroristas graves y contra el desenfrenado reclutamiento de DAESH.

Y muchos tunecinos piden a su gobierno hacer lo que sea necesario para mantenerlos a salvo.

La dibujante tunecina Nadia Khiari ha resumido la situación con este personaje que dice: «Me importan un bledo los Derechos Humanos.

Me importa un bledo la revolución.

Me importa un bledo la democracia y la libertad.

Yo solo quiero estar seguro».

«

¿Satisfecho?

» Le preguntó su carcelero.

«Ahora estás a salvo».

Si el pueblo tunecino pueden averiguar cómo hacer frente a su problema de terrorismo sin terminar en este lugar, será un modelo no solo para su región, sino para todos nosotros.

La realidad es que la sociedad civil, periodistas y activistas se encuentran bajo la amenaza de grupos extremistas, por un lado, y, en muchos países, también de sus propios gobiernos.

Vemos que blogueros y periodistas están siendo encarcelados, acusados e intimidados por sus propios gobiernos, muchos aliados con Occidente en la guerra contra el terrorismo.

Veamos solo tres ejemplos.

Un amigo y excolega mío, Hisham Almiraat, ha sido acusado de poner la seguridad del estado en peligro, junto con otros seis activistas en Marruecos.

El bloguero saudita Raif Badawi ha sido encarcelado y azotado por insultar al Islam y ser crítico con el régimen de Arabia en su blog.

Más recientemente, el representante turco de Reporteros sin Fronteras, Erol Önderoglu, ha sido detenido y acusado de difundir propaganda terrorista, porque él y otros activistas han apoyado los medios de comunicación kurdos.

Las medidas antiterroristas rápidamente se convierten en represión de Estado sin una fuerte protección para las comunidades minoritarias y para el debate pacífico.

Esto debe apoyarse por sólidos medios de comunicación locales e independientes.

Pero mientras eso no sucede realmente, Washington se ha unido a Silicon Valley y a Hollywood invirtiendo millones, cientos de millones de dólares, en lo llamado «contramensajería», una palabra elegante para la contrapropaganda.

Para contrarrestar la difusión de propaganda terrorista en toda Internet, en Europa se están creando las Unidades de Referencia de Internet para que la gente pueda informar sobre el contenido extremista que encuentra y lograr que se censure.

El problema es, que toda esta propaganda, seguimiento y censura falla por completo para compensar el hecho de que las personas con las voces más creíbles, quienes pueden presentar ideas y soluciones alternativas creíbles a los problemas económicos, sociales y políticos reales en su comunidad están causando que la gente se oriente al extremismo, quienes están siendo silenciados por sus propios gobiernos.

A todo esto se añade una disminución de la libertad en todo el mundo.

La Casa de la libertad, la organización de Derechos Humanos, informa que el 2015 es el 10º año consecutivo de la degradación de la libertad en todo el mundo.

Y esto no es solo debido a las acciones de gobiernos autoritarios.

Es debido también a causa de los gobiernos democráticos que apuntan cada vez más hacia los disidentes, delatores y periodistas de investigación.

El Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, ha advertido que «prevenir el extremismo y promover Derechos Humanos van mano a mano».

Es no significa que los gobiernos dejen de garantizar nuestra seguridad, claro, que debería ser así.

Pero necesitamos supervisión pública, transparencia y responsabilidad en un estado de derecho.

Mientras tanto, los extremistas están, literalmente, acabando con la sociedad civil en algunos países.

Desde 2013, en Bangladesh, más de una docena de blogueros seculares y activistas de la comunidad han sido literalmente sacrificados por extremistas; sin que el gobierno haya hecho gran cosa.

En la ciudad de Raqqa en Siria, gente como Ruqia Hassan y Naji Jerez Court han sido asesinados por reportar desde fuera del territorio controlado por DAESH.

El grupo de medios ciudadanos llamada Raqqa está siendo sacrificado en silencio se basa en una potente encriptación para enviar sus informes y protegerse de las escuchas y la vigilancia.

Sin embargo, las autoridades de países como EE.UU., el Reino Unido y muchas otras democracias están intentando usar la ley para debilitar o directamente prohibir la encriptación potente porque los malos también la están usando.

Hay que luchar para que los ciudadanos puedan usar encriptación potente.

De lo contrario, la disidencia y el periodismo de investigación va a ser aún más difícil, incluso en más lugares.

Y los malos, criminales y terroristas, seguirán encontrando la manera de comunicarse.

Felicitaciones a las empresas que están a favor del derecho de sus usuarios a usar la encriptación.

Pero cuando se trata de censura, la imagen es mucho más preocupante.

Sí, hay un problema real de contenido extremista difundiéndose por toda Internet.

Y Facebook, YouTube y Twitter son algunas de las muchas empresas que declaran haber borrado cientos de miles de contenidos y desactivado cuentas conectadas con el discurso extremista.

El problema es que sus mecanismos de aplicación son una absoluta caja negra y no hay daños colaterales.

Tomemos, por ejemplo, Iyad el-Baghdadi, un activista que se burla de DAESH en Twitter.

Tenía su cuenta desactivada, porque comparte un apellido con un prominente líder de DAESH.

El pasado diciembre, un número de mujeres llamadas Isis, que también es el nombre de una diosa egipcia, había desactivado su cuenta.

Y esta mujer, que vive en EE.UU.

programadora informática, informó en Twitter acerca de su desactivación en Facebook, logrando suficiente atención de los medios y recobrar su cuenta.

Pero ese es el tema, tuvo que llamar la atención de los medios.

Y los periodistas no son inmunes.

A David Thomson, un experto en terrorismo y reportero de Radio Francia Internacional, le habían eliminado informes de su cuenta de Facebook y tuvo su cuenta desactivada durante varios días, porque contenían imágenes de banderas de DAESH, a pesar de que solo informaba sobre DAESH, y no fomentándolo.

Y tenemos historias de personas como este hombre egipcio, Ahmed Abdellahy, quien informó recientemente en un evento en Washington DC que algunos de sus argumentos con los extremistas, pasa su tiempo en las redes sociales discutiendo con los seguidores de DAESH, intentando conseguir que se aparten, que algunos de sus argumentos con estos extremistas se eliminan, y él cree que estos tienen el efecto disuasorio desde puntos de vista alternativos.

No está claro si Facebook siquiera conoce el alcance de los daños colaterales, o las otras empresas también.

Pero sí sabemos que el periodismo, el activismo y el debate público están siendo silenciados en el esfuerzo para acabar con el discurso extremista.

Así que con estas empresas que tienen tanto poder sobre el discurso público, necesitan rendir cuentas.

Necesitan llevar a cabo la evaluación del impacto para identificar y solucionar los problemas que vemos con claridad.

Ellos tienen que ser más transparentes sobre sus mecanismos de aplicación, y tienen que tener mecanismos de apelación y reclamación claras, que la gente pueda obtener reinstalado su contenido.

He estado hablando durante los últimos 10 minutos acerca de cómo los gobiernos y las empresas hacen que sea más difícil para personas como estas.

Esta es una foto de los miembros de la red de medios ciudadanos, Global Voices, que ayudé a cofundar hace más de 10 años con mi amigo, Ethan Zuckerman.

Curiosamente, hace unos 5 años, justo después de la Primavera Árabe, el científico de datos Gilad Lotán creó un mapa de la red de la gente en Global Voices quienes fueron grandes consumidores de Twitter durante la primavera árabe.

Y encontró que muchas de estas personas sirvieron como nodos de información clave entre activistas y periodistas durante la revolución de Túnez y Egipto.

Tenemos que asegurarnos de que estas personas no solo sobreviven, sino que son capaces de continuar creciendo.

Muchos de ellos están todavía activos, otros están en la cárcel o han sido expulsados ​​a la clandestinidad o al exilio.

Alrededor del mundo, la gente que está enferma y cansado de miedo y opresión se une en sus comunidades y a través de fronteras.

Tenemos que hacer todo lo posible para llevar a nuestros gobiernos y empresas a hacer un mejor trabajo en la protección de derechos.

También tenemos que ser más conscientes de cómo nuestras propias decisiones personales, políticas y de selección de empresas como consumidores afectan a personas como estas en todo el mundo.

Además, si siguen las noticias, está bastante claro que eso solo no va a ser suficiente.

Tenemos que asumir la responsabilidad personal uniéndonos o, al menos, apoyando activamente el creciente ecosistema de individuos y grupos que están luchando por la justicia social, la sostenibilidad del medio ambiente, la responsabilidad del gobierno, los Derechos Humanos, la libertad de la prensa y una Internet libre y abierta, en todo el mundo.

Creo que, en última instancia, podemos superar las redes habilitadas digitalmente por el extremismo, la demagogia y el odio.

Pero…

tenemos que hacer esto realmente reforzando las redes globales de los ciudadanos de todo el mundo, impulsando a las personas que están trabajando duro todos los días, asumiendo riesgos personales para un mundo futuro más pacífico, justo, abierto y libre.

Muchas gracias por su atención.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/rebecca_mackinnon_we_can_fight_terror_without_sacrificing_our_rights/

 

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