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Charla «¿Podemos resolver el calentamiento global? Lecciones de cómo protegimos la capa de ozono» de TEDxBoulder en español.
El Protocolo de Montreal demostró que el mundo puede unirse y tomar cartas en el cambio climático. Treinta años después de la firma del tratado ambiental más exitoso del mundo, el científico atmosférico Sean Davis examina el mundo que hemos evitado cuando prohibimos los clorofluorocarbonos, y comparte las lecciones que podemos llevar adelante para abordar la crisis ambiental de nuestra época.
- Autor/a de la charla: Sean Davis
- Fecha de grabación: 2017-09-17
- Fecha de publicación: 2019-01-29
- Duración de «¿Podemos resolver el calentamiento global? Lecciones de cómo protegimos la capa de ozono»: 590 segundos
Traducción de «¿Podemos resolver el calentamiento global? Lecciones de cómo protegimos la capa de ozono» en español.
Soy científico climático, y si esta sala es representativa del país en el que vivimos, significa que aproximadamente el 60 % de los presentes, o más, no confían mucho en los datos que daré sobre las causas del cambio climático.
Prometo decir la verdad esta noche, pero para ponerle humor a esa demografía, comencé esta charla con una mentira.
[El Acuerdo de París reconoce que el cambio climático es un problema global…] Esta afirmación no la hizo el presidente Obama, sino el presidente Reagan, y no era sobre el cambio climático y el Acuerdo de París.
En realidad, era sobre el Protocolo de Montreal y la disminución de la capa de ozono.
Seguramente no todos estén familiarizados con este problema ambiental pero deberían estarlo, porque es una rara y exitosa historia sobre el medio ambiente.
Y vale la pena revisarla, porque a veces necesitamos examinar el mundo que hemos evitado para que nos guíen en las decisiones que tomamos hoy.
Volvamos a los años 70, cuando se tomaron algunas decisiones cuestionables: antes que nada, ¡guau!, esos peinados…
(Risas)
Segundo, cantidades enormes de espray para el cabello, y tercero, CFC, o clorofluorocarbonos, químicos artificiales que se utilizaban como propelentes de aerosoles.
Y resulta ser que estos CFC eran un problema porque estaban destruyendo la capa de ozono.
Seguramente han oído hablar de la capa de ozono, pero
¿por qué es importante?
Bueno, muy simple: la capa de ozono es el protector solar de la Tierra, y es muy frágil.
Si pudieran tomar todo el ozono, que está entre los 15 y 30 km por encima de nuestras cabezas, y si lo comprimimos sobre la superficie de la Tierra, formaría una cáscara fina, del grosor de dos monedas, de poco más de 3 mm.
Y esa fina cáscara hace un trabajo increíble.
Filtra más del 90 % de la radiación UV dañina que proviene del sol.
Y aunque seguramente muchos disfrutan el bronceado que obtienen del 10 % restante, causa muchos problemas: cataratas, daño a las cosechas, daño al sistema inmune y cáncer de piel.
No es una exageración decir que una amenaza a la capa de ozono es una amenaza a la seguridad humana.
Y en realidad, irónicamente, fue la seguridad humana lo que motivó la creación de CFC al principio.
Verán, al comienzo, los refrigeradores usaban químicos tóxicos e inflamables, como el propano y el amoníaco.
Con justa razón, la industria de la refrigeración quería una alternativa segura, y la descubrieron en 1928, cuando un científico llamado Thomas Midgley sintetizó los primeros CFC comercialmente viables.
De hecho, hubo una famosa anécdota, en que Midgley inhaló CFC y apagó una vela para demostrar, en una conferencia científica, que eran seguros y no inflamables.
Y, como científico, puedo decirles que no hay forma de salir ileso de ese tipo de travesura hoy en día.
Es decir, ¡guau! Pero en serio, en esa época, los CFC fueron un invento realmente extraordinario.
Dieron lugar a lo que hoy conocemos como refrigeración moderna y aire acondicionado, entre otras cosas.
No fue hasta 40 años después, en los años 70, que los científicos se dieron cuenta de que los CFC se desintegraban en la atmósfera y dañaban la capa de ozono.
Este descubrimiento disparó una gran preocupación pública.
Básicamente, llevó a la prohibición del uso de CFC en aerosoles en EE.
UU.
y algunos otros países en 1978.
Pero la historia no termina ahí, porque los CFC se usaban mucho más que solo en aerosoles.
En 1985, científicos descubrieron el agujero antártico de la capa de ozono, y este fue un descubrimiento realmente alarmante.
Los científicos no esperaban esto.
Antes del agujero antártico de la capa de ozono, los científicos esperaban una reducción del 5 o 10 % de ozono en un siglo.
Pero lo que descubrieron en el curso de menos de una década fue que más de un tercio del ozono simplemente desapareció, en un área mayor que el tamaño de EE.
UU.
Y aunque ahora sabemos que los CFC son el origen de este agujero, en ese momento la ciencia estaba lejos de comprobarlo.
A pesar de esta incertidumbre, la crisis ayudó a que las naciones empezaran a actuar.
La cita con la que empecé esta charla, sobre el Protocolo de Montreal, del presidente Reagan, eso fue lo que dijo cuando firmó el protocolo luego de ser ratificado por unanimidad por el Senado de EE.
UU.
Y esto es algo que realmente vale la pena celebrar.
De hecho, ayer fue el 30 aniversario del Protocolo de Montreal.
(Aplausos)
Gracias al protocolo, las sustancias que dañan el ozono han disminuido en nuestra atmósfera, y empezamos a ver los primeros signos de recuperación en la capa de ozono.
Además, como muchas de las sustancias que disminuyen el ozono también son potentes gases de efecto invernadero, el Protocolo de Montreal retrasó el calentamiento global más de una década.
Es maravilloso.
Pero creo que vale la pena hacerse una pregunta, al enfrentarnos a la actual crisis ambiental, el calentamiento global:
¿qué lecciones podemos aprender del Protocolo de Montreal?
¿Hay alguna?
Creo que sí.
Primero, no necesitamos tener certeza absoluta para actuar.
Cuando se firmó el Protocolo de Montreal, estábamos menos seguros de los riesgos de los CFC que de los riesgos actuales de la emisión de gases invernaderos.
Una táctica común de quienes se oponen a la acción climática es ignorar por completo el riesgo y enfocarse solo en la incertidumbre.
¿Qué problema hay con la incertidumbre?
Tomamos decisiones a pesar de la incertidumbre todo el tiempo, literalmente todo el tiempo.
Apuesto a que quienes vinieron hoy hasta aquí en auto seguramente usaron el cinturón de seguridad.
Entonces pregúntense:
¿usaron el cinturón porque alguien les dijo con un 100 % de certeza que podrían chocar de camino hasta aquí?
Probablemente no.
Esa es la primera lección.
El control de riesgos y la toma de decisiones siempre son inciertas.
Ignorar el riesgo y enfocarse solo en la incertidumbre es una distracción.
En otras palabras, la inacción es una acción.
Segundo, la comunidad toda debe participar para cultivar un ambiente sano.
El Protocolo de Montreal no se organizó separadamente por la industria y gobiernos o por grupos y científicos en defensa del medio ambiente.
Se organizó por todos en conjunto.
Todos fueron escuchados, y todos tuvieron un rol importante en la solución.
Y creo que, en este sentido, hay signos muy alentadores hoy en día.
No solo vemos grupos ambientales preocupados por el cambio climático sino también grupos cívicos y religiosos, la milicia y el sector empresarial.
Donde sea que se encuentren en ese espectro, los necesitamos en el debate, porque si vamos a solucionar el calentamiento global, se necesitará acción en todos los niveles, desde lo individual a lo internacional y todo lo que está en medio.
Tercera lección: no dejen que lo perfecto sea enemigo de lo bueno.
Si bien Montreal se convirtió en el freno para detener la disminución de ozono, al principio solo fue una tímida pisada en el pedal de freno.
En realidad, fueron las últimas enmiendas al protocolo las que marcaron la decisión de poner freno a la disminución de ozono.
Para quienes se lamentan de que el Acuerdo de París no hizo lo suficiente o que sus acciones individuales no alcanzan a resolver el calentamiento global, les digo que no dejen que lo perfecto sea enemigo de lo bueno.
Finalmente, creo es bueno contemplar el mundo que hemos evitado.
De hecho, el mundo que evitamos al promulgar el Protocolo de Montreal es uno de cambios catastróficos para nuestro medio ambiente y para los seres humanos.
Para el año 2030, evitaremos millones de casos de cáncer de piel por año, que de otro modo seguirían creciendo.
Si tengo suerte, voy a vivir lo suficiente para ver el final de esta animación y para ver el agujero de ozono devuelto a su estado natural.
Mientras escribimos la historia del futuro del clima de la Tierra para este siglo y más adelante, necesitamos preguntarnos cuáles serán nuestras acciones para que alguien pueda pararse en este escenario en 30 o 50 o 100 años para celebrar el mundo que evitaron.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/sean_davis_can_we_solve_global_warming_lessons_from_how_we_protected_the_ozone_layer/