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¿Por qué deberías leer «Esperando a Godot»? – Charla TED-Ed

Charla «¿Por qué deberías leer «Esperando a Godot»?» de TED-Ed en español.

Ver la lección competa en https://ed.ted.com/lessons/why-should-you-read-waiting-for-godot-iseult-gillespie

Dos hombres, Estragón y Vladimiro, se reúnen al anochecer cerca de un árbol para esperar a una persona de nombre «Godot». Allí comienza un exasperante círculo en el cual ambos debaten cuándo llegará Godot, por qué lo esperan y hasta si se han ubicado al lado del árbol correcto. La obra plantea una pregunta tan simple como inquietante: ¿qué deberían hacer los personajes? Iseult Gillespie nos explica todo lo que debemos saber para leer esta comedia trágica.

Lección de Iseult Gillespie; dirección de Tomás Pichardo-Espaillat.

  • Autor/a de la charla: Iseult Gillespie
  • Fecha de grabación: 2018-10-15
  • Fecha de publicación: 2018-10-15
  • Duración de «¿Por qué deberías leer «Esperando a Godot»?»: 303 segundos

 

Traducción de «¿Por qué deberías leer «Esperando a Godot»?» en español.

Un hombre de aspecto andrajoso llamado Estragón se sienta al anochecer cerca de un árbol e intenta quitarse una de sus botas.

Pronto aparece su amigo Vladimiro, quien le recuerda a su ansioso compañero que deben permanecer allí esperando a una persona de nombre «Godot».

Comienza así un exasperante círculo en el cual ambos debaten cuándo llegará Godot, por qué lo esperan, y hasta si se han ubicado junto al árbol correcto.

De aquí en más, «Esperando a Godot» no hace más que tomar extraños giros, pero se atribuye a esta obra el mérito de haber cambiado la cara del teatro moderno.

Escrita por Samuel Beckett entre 1949 y 1955, plantea una pregunta tan simple como inquietante: ¿qué deberían hacer los personajes? Estragón: No hagamos nada.

Es más seguro.

Vladimiro: Esperemos a ver qué nos dice.

Estragón: ¿Quién? Vladimiro: Godot.

Estragón: Buena idea.

Ese típico diálogo críptico y el razonamiento circular son rasgos característicos del teatro del absurdo, un movimiento que surgió tras la Segunda Guerra Mundial, cuando los artistas luchaban por encontrar el sentido en medio de la devastación.

Los absurdistas deconstruyeron el argumento, el personaje y el lenguaje para cuestionar su significado y compartir su profunda incertidumbre en escena.

Si bien puede parecer macabro, el absurdo combina la desesperanza con el humor.

Esto queda plasmado en la manera tan particular de Beckett para abordar el género de la obra, que él mismo llamó «una tragicomedia en dos actos».

Desde un ángulo trágico, los personajes están atrapados en un dilema existencial: la vana espera de una figura desconocida que les diera sentido a su existencia pero, en realidad, el único sentido surge del acto de la espera.

Mientras tanto, los dos hombres se sumen en el aburrimiento, expresan sus temores religiosos y consideran la posibilidad del suicidio.

Pero desde un ángulo cómico, sus dilemas se tiñen de un humor irónico que se manifiesta en el lenguaje y en los movimientos.

Los personajes se relacionan mediante raros juegos de palabras, repeticiones y doble sentido, además de movimientos payasescos, cantos y bailes, y el intercambio frenético de sombreros.

No siempre queda claro si la audiencia debe reírse o llorar, o si para Beckett había alguna diferencia entre ambas reacciones.

Nacido en Dublín, Beckett estudió inglés, francés e italiano antes de ir a París, donde desarrolló casi toda su obra literaria en dramaturgia, poesía y prosa.

Si bien Beckett fue siempre un apasionado de los idiomas, también cultivó los silencios en sus obras, incorporando pausas y momentos vacíos.

Esta fue una característica distintiva de su producción, con el ritmo irregular y el humor negro, que se popularizaron en todo el teatro del absurdo.

También rodeó su personalidad de un halo de misterio y se negaba a confirmar o refutar las conjeturas sobre la interpretación de sus obras.

De este modo, el público siempre se quedaba con la duda, lo cual aumentaba su fascinación por los mundos surrealistas y los personajes enigmáticos de Poe.

La ausencia de un significado claro de la obra abre la puerta para darle innumerables interpretaciones.

Los críticos han ofrecido un sinfín de apreciaciones, generando un círculo de ambigüedades y conjeturas que terminan siendo un reflejo del argumento mismo de la obra.

Se la ha interpretado como una alegoría de la Guerra Fría, de la Resistencia francesa y de la colonización de Irlanda por parte de los ingleses.

La dinámica de ambos protagonistas también fue objeto de acalorados debates.

Han sido interpretados como sobrevivientes del apocalipsis, como dos amigos que envejecen, dos compañeros sumidos en la impotencia, e incluso como personificaciones freudianas del «yo» y el «ello».

Es bien sabido que, según Beckett, la única certeza era que Vladimiro y Estragón…

«usaban sombrero de bombín».

Al igual que el pensamiento especulativo y el irritante argumento de la obra, el lenguaje suele girar en círculos cuando ambos hombres discuten y bromean, pierden el hilo del pensamiento y retoman el diálogo donde lo habían interrumpido.

Vladimiro: Lo que hay que hacer quizá sea empezar de nuevo.

Estragón: Eso no me parece difícil.

Vladimiro: Lo difícil es empezar.

Estragón: Se puede empezar con cualquier cosa.

Vladimiro: Sí, pero hay que decidirse.

Beckett nos recuerda que, al igual que en la vida cotidiana, el mundo del teatro no siempre tiene lógica.

Puede fluctuar entre la realidad y la ilusión, entre lo familiar y lo extraño.

Y si bien una narrativa prolija sigue ejerciendo su atracción, el mejor teatro es aquel que invita a reflexionar…

y a esperar.

https://www.ted.com/talks/iseult_gillespie_why_should_you_read_waiting_for_godot/

 

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