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Por qué dependeremos de los robots – Charla TED2013

Charla «Por qué dependeremos de los robots» de TED2013 en español.

Los alarmistas se aprovechan de la idea de que los robots reemplazarán a las personas en el trabajo. De hecho, los robots pueden llegar a ser colaboradores esenciales liberándonos de las tareas mundanas y mecánicas. Rodney Brooks resalta lo valioso que esto podría ser, conforme la cantidad de adultos en edad laboral disminuye y el número de jubilados aumenta. Nos presenta a Baxter, el robot con ojos que se mueven y brazos que reaccionan al tacto, que podría trabajar junto a una población que envejece y también aprender a ayudarles en casa.

  • Autor/a de la charla: Rodney Brooks
  • Fecha de grabación: 2013-02-26
  • Fecha de publicación: 2013-06-28
  • Duración de «Por qué dependeremos de los robots»: 596 segundos

 

Traducción de «Por qué dependeremos de los robots» en español.

Arthur C.

Clarke, un famoso escritor de ciencia ficción de los años 50, dijo que «sobrestimamos la tecnología a corto plazo y la subestimamos a largo plazo».

Y creo que algunos de los temores que vemos de que los empleos desaparezcan debido a los robots y la inteligencia artificial es que sobrestimamos la tecnología a corto plazo.

Pero lo que me preocupa es si tendremos la tecnología necesaria a largo plazo porque los datos demográficos dejarán muchos trabajos por hacer y como sociedad deberemos hacer que las hagan los robots en el futuro.

Así que me temo que no tendremos suficientes robots.

El temor de perder empleos por la tecnología ha existido desde hace mucho.

En 1957, en una película de Spencer Tracy y Katharine Hepburn, –-ya saben el final–- Spencer Tracy trajo un computador, un servidor de 1957, para ayudar a los bibliotecarios.

Los bibliotecarios hacían cosas como buscar respuestas para los ejecutivos.

«¿Cómo se llaman los renos de Santa Claus?» Y ellos los buscarían.

Y ese computador iba a ayudarles con ese trabajo.

Por supuesto, no era mucho trabajo para un servidor de 1957.

Los bibliotecarios temían que sus trabajos fueran a desaparecer.

Pero, de hecho, eso no sucedió.

Los empleos para bibliotecarios se incrementaron por largo tiempo después de 1975.

No fue hasta que llegó Internet, llegaron la Web y los motores de búsqueda que la necesidad de bibliotecarios disminuyó.

Y creo que todos en 1957, completamente subestimarían el nivel de tecnología que llevamos en nuestras manos y bolsillos hoy en día.

Podemos preguntar: «¿Cómo se llaman los renos de Santa Claus?» y saberlo al instante o cualquier cosa que queramos saber.

Por cierto, los salarios de los bibliotecarios se incrementaron más rápido que otros trabajos en Estados Unidos, en ese mismo período, debido a que los bibliotecarios y computadores se aliaron.

Los computadores se convirtieron en herramientas, más cosas que usar, volviéndose más eficientes.

Igual sucedió en las oficinas.

En el pasado, la gente usaba hojas de cálculo.

Las hojas de cálculo eran hojas de papel y se calculaban a mano.

Pero sucedió algo interesante con la revolución de los PCs en los años 80.

Los programas de hoja de cálculo fueron adaptados a los oficinistas, no para sustituirlos, sino que veía a los oficinistas como programadores.

Y así los oficinistas se convirtieron en programadores de hojas de cálculo.

Lo que aumentó sus habilidades.

Ya no tenían que hacer cálculos mundanos y podrían hacer mucho más.

Hoy en día estamos empezando a ver robots en nuestras vidas.

A la izquierda está el «PackBot» de iRobot.

Cuando los soldados encontraban bombas en las carreteras de Irak y Afganistán, en lugar de ponerse un traje antibombas e ir a probar con un palo –-como solía hacerse hasta el 2002–- ahora mandan a un robot.

El robot se encarga de los trabajos peligrosos.

A la derecha tienen algunos «TUGs» de la compañía Aethon, de Pittsburgh.

Están en cientos de hospitales de EE.UU.

Y llevan las sábanas sucias a la lavandería.

Llevan los platos sucios a la cocina.

Traen los medicamentos de la farmacia.

Y libera a las enfermeras y asistentes del trabajo mundano de empujar cosas mecánicamente para pasar más tiempo con los pacientes.

De hecho, los robots se han vuelto omnipresentes en nuestras vidas de muchas maneras.

Pero creo que cuando se trata de robots industriales, la gente le tienen miedo, porque es peligroso estar alrededor de ellos.

Para programarlos hay que entender vectores de 6 dimensiones y cuaterniones.

La gente común no puede interactuar con ellos.

Creo que es el tipo de tecnología que ha salido mal.

Ha desplazado al trabajador de la tecnología.

Creo que tenemos que dar un vistazo a las tecnologías que puedan interactuar con trabajadores comunes.

Por eso, hoy quiero hablarles de Baxter, del cual he estado hablando.

Veo a Baxter como una manera –-la primera ola de robots–- de que gente común pueda interactuar en un entorno industrial.

Aquí está Baxter.

Chris Harbert, de Rethink Robotics.

Aquí tenemos una banda transportadora.

Y si la iluminación no es muy extrema…

¡Ahí está! Él recoge el objeto de la banda transportadora.

Lo va a traer y soltar aquí.

Luego irá de nuevo y tomará otro objeto.

Lo interesante es que Baxter tiene algo de sentido común básico.

Por cierto, ¿qué pasa con los ojos? Los ojos están en esa pantalla.

Se mueven en la dirección que el robot se moverá.

Y así, la persona que interactúa con el robot sabe a dónde irá y no será sorprendido por sus movimientos.

Chris le quitó el objeto de su mano, y Baxter no continuó; regresó y se dio cuenta que tenía que tomar otro.

Tiene un poco de sentido común básico, va y recoge los objetos.

Es seguro interactuar con Baxter.

Nadie desearía hacer esto con un robot industrial de hoy, pero con Baxter no hay peligro.

Siente la fuerza, entiende que Chris está allí y no lo empuja ni lo hiere.

Pero creo que lo más interesante de Baxter es la interfaz de usuario.

Ahora, Chris va a venir y agarrar el otro brazo.

Y cuando le toma el brazo, se activa el modo de compensación de fuerza de gravedad cero y unos gráficos aparecen en la pantalla.

Pueden ver iconos a la izquierda de la pantalla para su brazo derecho.

Pondrá algo en su mano y lo traerá acá.

Presiona un botón y el robot suelta el objeto.

Y el robot se da cuenta: «Ah, quiere que suelte el objeto».

Coloca un icono allá.

Viene acá y le junta los dedos para agarrar, y el robot deduce: «Ah, quiere que recoja un objeto».

Coloca un icono verde allá.

Designará el área donde el robot deberá recoger el objeto.

Solo lo mueve alrededor, y el robot deduce que es una zona de búsqueda.

No tuvo que seleccionarlo de un menú.

Y ahora lo entrenará en la apariencia visual de ese objeto mientras seguimos hablando.

Mientras continuamos quiero hablarles de cómo sería en las fábricas.

Todos los días entregamos estos robots.

Se envían a fábricas en todo el país.

Ella es Mildred, trabaja en una fábrica en Connecticut.

Ha trabajado en la línea por más de 20 años.

Después de una hora con su primer robot industrial ya lo había programado para que hiciera algunas tareas en la fábrica.

Ella decidió que realmente le gustan los robots.

El robot realizaba las tareas repetitivas que ella tenía que hacer antes.

Ahora las realiza el robot.

La primera vez que hablamos con la gente en las fábricas de cómo se podría hacer que los robots interactuaran mejor con ellos, una de las preguntas fue si querrían que sus hijos trabajaran en una fábrica.

La respuesta universal: «No.

Quiero que mis hijos tengan un trabajo mejor».

Y como resultado…

Mildred es una trabajadora típica de las fábricas de Estados Unidos.

Son mayores y se hacen más viejos.

No hay casi gente joven entrando a trabajar en fábricas.

Y mientras sus tareas se vuelven más exigentes debemos darles herramientas que puedan usar para colaborar, para que sean parte de la solución, para que puedan seguir contribuyendo y ser productivos en Estados Unidos.

Así que nuestra visión es que Mildred, la trabajadora de «línea de producción» se convierta en Mildred, «la entrenadora de robots».

Ella mejora en su trabajo, como los oficinistas en 1980 que mejoraron sus roles.

No son herramientas que se tengan que estudiar por años para poder usarlas.

Son herramientas que se pueden aprender a usar en minutos.

Hay dos grandes fuerzas voluntarias pero inevitables: La demografía y el cambio climático.

De hecho, la demografía va a cambiar nuestro mundo.

Este es el porcentaje de adultos en edad laboral.

Ha disminuido un poco en 40 años.

Pero en los próximos 40 años cambiará drásticamente, incluso en China.

El porcentaje de adultos en edad laboral caerá drásticamente.

Y la cantidad de gente en edad de jubilación aumentará muy rápidamente a medida que la generación de «baby boomers» llegue a la edad de jubilación.

Eso significa que habrá más gente con menos dólares de la seguridad social necesitando servicios.

Pero más que eso, a medida que envejecemos nos hacemos más frágiles y no podemos hacer todas las tareas que solíamos hacer.

Si vemos las estadísticas sobre la edad de los cuidadores, ante nuestros ojos, esos cuidadores se hacen más viejos.

Está sucediendo, estadísticamente, ahora mismo.

Y mientras que la cantidad de persona por encima de la edad de retiro se incrementa habrá menos gente para cuidarlos.

Y creo que deberemos tener robots para que nos ayuden.

Y no me refiero a robots en términos de compañeros, sino robots que hagan lo que normalmente haríamos por nosotros mismos y que se dificulta al envejecer.

Traer las compras del auto, subir las escaleras, dejarlas en la cocina.

O incluso, al envejecer más, conducir el auto para ir de visita.

Creo que la robótica le da a la gente la posibilidad de envejecer con dignidad al tener el control de la solución robótica.

Así no tienen que depender de los ya escasos cuidadores.

Realmente creo que pasaremos más tiempo con robots como Baxter.

Trabajando con robots como Baxter en nuestra vida cotidiana.

Y que…

Aquí Baxter.

Bien.

Y que todos vamos a depender de robots en los próximos 40 años como parte de la vida cotidiana.

Muchas gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/rodney_brooks_why_we_will_rely_on_robots/

 

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