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¿Por qué es tan difícil predecir los terremotos? – Jean-Baptiste P. Koehl – Charla TED-Ed

Charla «¿Por qué es tan difícil predecir los terremotos? – Jean-Baptiste P. Koehl» de TED-Ed en español.

Mira la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/why-are-earthquakes-so-hard-to-predict-jean-baptiste-p-koehl

En el 132 d. C., Zhang Heng presentó ante la corte su más reciente invención: un gran jarrón que, según afirmaba, podía predecir cuándo ocurrirían los terremotos en un radio de cientos de kilómetros. En la actualidad, ya no dependemos de jarrones que nos adviertan sobre los terremotos. Aun así, los terremotos presentan grandes desafíos a quienes intentan rastrearlos. ¿Por qué es tan difícil anticipar los terremotos? ¿Cómo podríamos mejorar nuestras formas de predicción? Jean-Baptiste P. Koehl lo investiga.

Lección de Jean-Baptiste P. Koehl, dirección de Cabong Studios.

  • Autor/a de la charla: Jean Baptiste Koehl
  • Fecha de grabación: 2019-04-08
  • Fecha de publicación: 2019-04-08
  • Duración de «¿Por qué es tan difícil predecir los terremotos? – Jean-Baptiste P. Koehl»: 281 segundos

 

Traducción de «¿Por qué es tan difícil predecir los terremotos? – Jean-Baptiste P. Koehl» en español.

En el 132 d.

C., el polímata chino Zhang Heng presentó a la corte Han su más reciente invención: un gran jarrón que, según afirmaba, podía avisarles cuando había un terremoto en el reino, incluso adónde debían enviar ayuda.

En la corte, se mostraron más bien escépticos, especialmente cuando el dispositivo se activó una tarde aparentemente tranquila.

Pero cuando unos días después llegaron mensajeros por ayuda, las dudas se volvieron gratitud.

Hoy ya no dependemos de jarrones para identificar eventos sísmicos, pero los terremotos continúan siendo un desafío especial para quienes intentan estudiarlos.

Entonces, ¿por qué es tan difícil anticipar un terremoto? ¿Cómo podríamos prevenirlos con más eficacia? Para contestar esto, debemos comprender algunas teorías sobre la ocurrencia de los terremotos.

La corteza terrestre está formada por varias placas enormes de roca denominadas ‘placas tectónicas’.

Estas se asientan sobre una capa caliente, parcialmente fundida del manto de la Tierra.

Esto hace que las placas se expandan de forma muy lenta entre 1 y 20 cm cada año.

Pero estos pequeños movimientos son tan fuertes que ocasionan profundas grietas en las placas que chocan.

Y en las zonas inestables, la presión cada vez más intensa puede provocar un terremoto.

Ya es bastante difícil vigilar estos movimientos minúsculos, además que los factores que hacen que un desplazamiento se vuelva un evento sísmico son mucho más variados.

Diferentes fallas atraviesan diferentes rocas, algunas más resistentes bajo presión y otras menos.

Distintas rocas también reaccionan de forma diferente a la fricción y a las elevadas temperaturas.

Algunas se derriten de forma parcial y liberan fluidos lubricantes hechos de minerales súper calientes que reducen la fricción de la línea de falla.

Pero otras permanecen secas y son propensas a acumular presión.

Además, todas estas fallas están sujetas a diversas fuerzas gravitacionales, como también lo están las corrientes de roca caliente que circulan por el manto terrestre.

¿Cuál de estas variables ocultas deberíamos analizar? ¿Y cómo encajan con otras herramientas de predicción? Puesto que algunas de estas fuerzas se producen de forma mayormente constante, el comportamiento de las placas es más o menos cíclico.

En la actualidad, muchas de las pistas más confiables provienen de la predicción a largo plazo, vinculada al momento y al lugar en que ocurrió anteriormente un terremoto.

A escala de siglos, esto nos permite pronosticar el momento estimado en que fallas muy activas, como la de San Andreas, definitivamente producirán terremotos masivos.

Pero debido a las numerosas variables que intervienen, este método solo brinda valores muy generales.

Para predecir eventos inminentes, los científicos han investigado las vibraciones que emite la Tierra antes de un sismo.

Desde hace mucho, los geólogos emplean sismómetros para localizar y rastrear estos pequeños cambios en la corteza terrestre.

Y hoy día casi todos los teléfonos inteligentes pueden grabar ondas sísmicas primarias.

Contando con una red global de teléfonos, los científicos podrían, en teoría, diseñar un detallado sistema de advertencia que alerte a las personas de sismos por ocurrir.

Desafortunadamente, los teléfonos podrían no brindar el pronóstico exacto que se necesita para poner en marcha protocolos de seguridad.

Pero aun así estas lecturas detalladas podrían ser útiles para las herramientas de predicción como el software de la NASA ‘Quaksim’, capaz de usar rigurosa información geológica para identificar las regiones en riesgo.

Sin embargo, estudios recientes indican que los indicios más obvios de un sismo podrían no ser detectados por todos estos sensores.

En 2011, justo antes de que sucediera un terremoto en las costas de Japón, los investigadores en zonas cercanas registraron concentraciones muy altas de dos isótopos radioactivos: radón y torón.

Justo antes de un terremoto, cuando se acumula la presión en la corteza, las microfracturas dejan escapar estos gases a la superficie.

Estos científicos piensan que si construimos una gran red de detectores de radón y torón en las zonas más sísmicas, esto podría ser un prometedor sistema de advertencia y predecir, potencialmente, sismos con una semana de antelación.

Claro que ninguna de estas tecnologías será tan eficiente como simplemente hacer observaciones en la profundidad de la Tierra.

De esa forma se podrían identificar y predecir en tiempo real cambios geológicos a gran escala, y esto salvaría decenas de miles de vidas cada año.

Pero por el momento, estas tecnologías pueden ayudarnos a estar preparados y a actuar rápidamente en zonas de riesgo sin tener que esperar las instrucciones de un jarrón.

https://www.ted.com/talks/jean_baptiste_p_koehl_why_are_earthquakes_so_hard_to_predict/

 

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