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¿Por qué la tuberculosis es la enfermedad infecciosa más mortal del mundo? – Melvin Sanicas – Charla TED-Ed

Charla «¿Por qué la tuberculosis es la enfermedad infecciosa más mortal del mundo? – Melvin Sanicas» de TED-Ed en español.

Mira la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/what-makes-tb-the-world-s-most-infectious-killer-melvin-sanicas

En 2008, unos arqueólogos descubrieron dos esqueletos de 9000 años. Sus huesos estaban infectados por una bacteria muy común. Los antiguos griegos llamaban a sus efectos consuntivos «phthisis», los incas la llamaban «chaky oncay»; y los ingleses, tuberculosis. En la actualidad, la tuberculosis sigue siendo una de las enfermedades infecciosas más letales del mundo, pues causa más muertes que la malaria e incluso más que el VIH y el sida. ¿Cómo pudo este patógeno sobrevivir tanto tiempo? Melvin Sanicas nos lo explica.

Lección de Melvin Sanicas, dirigida por Augenblick Studios.

  • Autor/a de la charla: Melvin Sanicas
  • Fecha de grabación: 2019-06-27
  • Fecha de publicación: 2019-06-27
  • Duración de «¿Por qué la tuberculosis es la enfermedad infecciosa más mortal del mundo? – Melvin Sanicas»: 301 segundos

 

Traducción de «¿Por qué la tuberculosis es la enfermedad infecciosa más mortal del mundo? – Melvin Sanicas» en español.

En 2008, unos arqueólogos descubrieron dos esqueletos de 9000 años.

No hay forma de saber con certeza de qué murieron estos antiguos seres, pero sí sabemos que sus huesos estaban infectados por una bacteria muy común.

Los antiguos griegos llamaban a sus efectos consuntivos «phthisis», los incas la llamaban «chaky oncay»; y los ingleses, tuberculosis.

En la actualidad, la tuberculosis, o TB, sigue siendo una de las enfermedades infecciosas más letales del mundo, pues causa más muertes que la malaria e incluso más que el VIH y el sida.

Pero ¿qué es exactamente esta enfermedad y cómo pudo este patógeno sobrevivir tanto tiempo? Por lo general, las bacterias de la TB, «mycobacterium tuberculosis», son aeróbicas: ingresan a las vías respiratorias e infectan los pulmones.

Allí, las células inmunes, o macrófagos, se dirigen al lugar de la infección e intentan absorber y descomponer a los invasores bacterianos.

En numerosos casos, esto es suficiente para eliminar las bacterias.

Pero en personas con otros cuadros clínicos, como desnutrición, VIH y diabetes, o en mujeres embarazadas, puede que la respuesta inmunológica no sea lo suficientemente fuerte para destruir al intruso.

En esos casos, la «mycobacterium tuberculosis» se reproduce dentro de esos macrófagos y forma colonias en los tejidos circundantes del pulmón.

A medida que infectan más células, las bacterias liberan enzimas que degradan las células y destruyen el tejido infectado, lo cual produce dolor de pecho y tos con sangre.

El daño en los pulmones causa hipoxia.

Esto ocasiona una gran cantidad de cambios hormonales, como la disminución del apetito y de la producción de hierro.

Los microbios pueden expandirse al sistema esquelético y causar dolor de espalda y dificultad motriz; a los riñones e intestinos y provocar dolor abdominal; al cerebro y producir dolores de cabeza y hasta pérdida del conocimiento.

Estos síntomas producen los conocidos síntomas de la TB: pérdida de peso, tos persistente y sanguinolienta, y piel muy pálida.

Esta apariencia fantasmagórica hizo que la TB se conociera como «la peste blanca» en la Inglaterra victoriana.

Durante esta época, la tuberculosis se consideraba una enfermedad «romántica», pues afectaba usualmente a artistas y poetas pobres, personas con sistemas inmunológicos debilitados.

La apariencia externa de la TB incluso contribuyó al mito popular del vampirismo.

A pesar de estas preocupaciones nada científicas o, quizá, debido a ellas, en este periodo también se dieron los primeros pasos en la búsqueda de una cura a la TB.

En 1882, el médico alemán Robert Koch identificó los orígenes bacterianos de la enfermedad.

Trece años después, el físico Wilhelm Röentgen descubrió los rayos X, lo que permitió a los médicos diagnosticar la enfermedad y controlar su desarrollo en el cuerpo.

Estas técnicas permitieron a los investigadores elaborar vacunas confiables y efectivas, primero para la viruela, y luego en 1921, cuando los científicos crearon la vacuna BCG para combatir la TB.

Estas invenciones sentaron las bases para el campo actual de los antibióticos, que hoy día cuenta con los tratamientos más efectivos de la TB.

Pero los antibióticos no solucionan la principal dificultad de diagnóstico: alrededor del 90 % de las personas con TB no manifiesta síntomas.

En estos casos de infección latente, la bacteria de la TB permanece inactiva, y solamente se activa cuando el sistema inmunológico de la persona está muy debilitado para defenderse.

Por esto es muy difícil diagnosticar TB.

E incluso cuando se la identifica correctamente, los tratamientos tradicionales pueden durar hasta nueve meses, requerir de muchos fármacos y pueden tener numerosos efectos secundarios.

Esto desalienta a las personas a terminar el tratamiento, y el tratamiento parcial hace que las bacterias generen resistencia a los fármacos.

Hoy día, la enfermedad sigue siendo prevalente en 30 países, la mayoría de los cuales enfrenta otras problemáticas de salud que intensifican la TB y desencadenan los casos latentes.

Y, lo que es peor, acceder a los tratamientos puede ser difícil en varios de estos países, y el estigma de la TB puede desalentar a las personas a pedir ayuda.

Los expertos coinciden en que debemos desarrollar mejores diagnósticos, antibióticos que actúen más rápido y vacunas más efectivas.

Los investigadores ya han elaborado un examen de orina que brinda resultados en 12 horas, y una nueva medicación oral que podría reducir la duración del tratamiento en un 75 %.

Es de esperar que, con avances de este tipo, finalmente podremos hacer que la TB se convierta en algo del pasado.

https://www.ted.com/talks/melvin_sanicas_what_makes_tb_the_world_s_most_infectious_killer/

 

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