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Por qué la verdadera innovación científica debe adentrarse en lo desconocido – Charla TEDGlobal 2013

Charla «Por qué la verdadera innovación científica debe adentrarse en lo desconocido» de TEDGlobal 2013 en español.

Mientras estudiaba para su doctorado, Uri Alon pensó que era un fracasado porque su investigación conducía a callejones sin salida. Pero con la ayuda de la improvisación teatral se dio cuenta que se puede estar bien estando perdido. Es un llamado a los científicos para que dejen de pensar en la investigación como una línea recta de pregunta y respuesta, y para que la vean como algo más creativo. Un mensaje que será bien recibido cualquiera que sea su campo.

  • Autor/a de la charla: Uri Alon
  • Fecha de grabación: 2013-06-13
  • Fecha de publicación: 2014-06-12
  • Duración de «Por qué la verdadera innovación científica debe adentrarse en lo desconocido»: 952 segundos

 

Traducción de «Por qué la verdadera innovación científica debe adentrarse en lo desconocido» en español.

A la mitad de mi doctorado, estaba irremediablemente bloqueado.

Cada línea de investigación que intentaba llevaba a un callejón sin salida.

Parecía que mis suposiciones básicas simplemente dejaron de funcionar.

Me sentí como un piloto que volaba a través de la niebla, y perdí todo sentido de la orientación.

Dejé de afeitarme.

No podía salir de la cama por la mañana.

Me sentía indigno de atravesar las puertas de la universidad, porque no era como Einstein o Newton o cualquier otro científico de cuyos resultados había aprendido porque en la ciencia solo conocemos los resultado, no el proceso.

Y así, obviamente, no podía ser un científico.

Pero tenía suficiente apoyo y lo superé y descubrí algo nuevo acerca de la naturaleza.

Da una increíble sensación de calma ser la única persona en el mundo que conoce una nueva ley de la naturaleza.

Y empecé el segundo proyecto en mi doctorado y volvió a suceder.

Me quedé bloqueado y lo superé.

Y me puse a pensar, tal vez hay un patrón.

Pregunté a otros estudiantes y me dijeron, «Sí, eso es exactamente lo que nos sucedió, excepto que nadie nos dijo nada al respecto».

Todos estudiamos ciencia como si fuera una serie de pasos lógicos entre pregunta y respuesta, pero hacer investigación no es así.

Al mismo tiempo, también estudiaba improvisación teatral.

Así que era físico de día, y de noche, reía, saltaba, cantaba, tocaba la guitarra.

La improvisación teatral, al igual que la ciencia, va hacia lo desconocido, porque hay que presentarse sin director, sin un guión, sin tener ni idea de lo que se va a retratar o lo que los otros personajes van a hacer.

Pero a diferencia de la ciencia, en la improvisación teatral, te dicen desde el primer día lo que va a pasar cuando te subes al escenario.

Vas a fracasar miserablemente.

Te vas a quedar bloqueado.

Y practicábamos para seguir siendo creativos hasta que pasara el bloqueo.

Por ejemplo, hicimos un ejercicio donde todos hicimos un círculo y cada persona tenía que hacer el peor baile de claqué del mundo y todo el mundo aplaudía y vitoreaba, apoyándote en el escenario.

Cuando me convertí en profesor y tuve que guiar a mis alumnos en sus proyectos de investigación, me di cuenta de nuevo que no sabía qué hacer.

Había estudiado miles de horas física, biología, química, pero ni una hora, ni un concepto sobre la manera de guiar, de cómo guiar a alguien para ir juntos hacia lo desconocido, acerca de la motivación.

Así que regresé al teatro de la improvisación, y les dije a mis alumnos desde el primer día lo que sucedería al iniciar la investigación y que esto tiene está relacionado con nuestro esquema mental, de lo que es la investigación.

Porque cada vez que la gente hace cualquier cosa, por ejemplo, si quiero tocar esta pizarra, mi cerebro construye primero un esquema, una predicción exacta de lo que mis músculos harán antes de empezar a mover mi mano, y si me bloqueo, si mi esquema no coincide con la realidad, esto causa estrés adicional llamada disonancia cognitiva.

Por eso sus esquemas deben coincidir con la realidad.

Pero si creen que la manera cómo se enseña la ciencia, y si creen que los libros de texto, están expuestos a tener el siguiente esquema de investigación.

Si A es la pregunta, y B es la respuesta, entonces la investigación es un camino directo.

El problema es que si un experimento no funciona, o un estudiante se deprime, se percibe como algo absolutamente equivocado y causa un enorme estrés.

Y por eso enseño a mis estudiantes un esquema más realista.

He aquí un ejemplo donde las cosas no coinciden con su esquema.


(Risas)

(Aplausos)
Así que enseño a mis estudiantes un esquema diferente.

Si A es la pregunta, B es la respuesta, permanezcan creativos en la nube, y empiecen, y los experimentos no funcionan, no funcionan, no funcionan, no funcionan, hasta llegar a un lugar relacionado con las emociones negativas donde parece que los supuestos básicos no tienen sentido, como si alguien les quitara el suelo bajo sus pies.

Y yo llamo a este lugar la nube.

Pueden estar atascados en la nube por un día, una semana, un mes, un año, toda una carrera, pero a veces, si tienen suerte y el apoyo suficiente, uno puede ver en los materiales a mano, o tal vez meditando en la forma de la nube, una nueva respuesta, C, y decides ir por ella.

Y los experimentos no funcionan, no funcionan, pero llegas allí, y explicas a todos de ella mediante una publicación que dice A directo a C, que es una gran manera de comunicar, pero siempre y cuando uno no se olvide del camino que los llevó allí.

Ahora bien, esta nube es una parte inherente a la investigación, una parte inherente a nuestro oficio, porque la nube está de guardia en la frontera.

Hace guardia en la frontera entre lo conocido y lo desconocido, porque para descubrir algo verdaderamente nuevo, al menos uno de sus supuestos básicos tiene que cambiar, y eso significa que en la ciencia, hacemos algo muy heroico.

Todos los días, tratamos de ponernos en el límite entre lo conocido y lo desconocido y enfrentamos la nube.

Tengan en cuenta que puse B como conocido, porque lo conocíamos desde el principio, pero C siempre es más interesante y más importante que B.

Entonces B es esencial con el fin de iniciar, pero C es mucho más profundo, y eso es lo sorprendente de la investigación.

Solo saber esta palabra, la nube, ha sido una experiencia transformadora en mi grupo de investigación, porque los estudiantes vienen y dicen: «Uri, estoy en la nube» y yo les digo: «Genial, debes sentirse miserable».


(Risas)
Pero estoy algo feliz, porque puede que estemos cerca del límite entre lo conocido y lo desconocido, y podríamos descubrir algo verdaderamente nuevo, ya que nuestra mente solo sabe que la nube es normal, es esencial, y, de hecho, hermoso.

Podemos adherirnos a la Sociedad de Apreciación de Nubes, y desintoxicar la sensación de que algo está profundamente mal en uno.

Y como mentor, ya sé qué hacer, que es intensificar mi apoyo al estudiante, porque los estudios en psicología muestran que si se siente miedo y desesperación, la mente se estrecha hacia maneras seguras y conservadoras de pensamiento.

Para explorar otros caminos debemos salir de la nube, necesitamos otras emociones, la solidaridad, el apoyo, la esperanza, que vienen con la conexión con otra persona, como en la improvisación, en la ciencia, es mejor ir hacia lo desconocido juntos.

Al saber de la nube, también se aprende del teatro de la improvisación una forma muy efectiva de mantener conversaciones dentro de la nube.

Se basa en el principio central del teatro de la improvisación, que otra vez vino a mi ayuda de nuevo.

Se trata de decir: «sí y» a lo que dicen los otros actores.

Eso significa aceptar lo que ofrecen y construir sobre ello, diciendo «Sí y».

Por ejemplo, si un actor dice, «Aquí hay un charco de agua» y el otro actor dice, «No, eso es solo un escenario» la improvisación se termina.

Está muerta y todos se sienten frustrados.

Eso se llama bloqueo.

Si no somos conscientes, las conversaciones científicas pueden tener muchos bloqueos.

Decir «Sí y» suena así.

– «Aquí hay una piscina de agua».

– «Sí, ¡vamos a saltar!» – «Mira, ¡hay una ballena! – Vamos a agarrarla por la cola.

¡Nos está empujando a la Luna!» Así que decir «Sí y» no pasa por nuestro crítico interior.

Todos tenemos un crítico interno, que cuida lo que decimos, para que no piensen que somos obscenos, locos o poco originales, y la ciencia teme parecer poco original.

Decir «Sí y» ignora el crítico y desbloquea voces ocultas de la creatividad que ni siquiera sabíamos que existían y que a menudo conducen a la respuesta acerca de la nube.

Saber de la nube e intentar decir «Sí y» ha hecho mi laboratorio muy creativo.

Los estudiantes empezaron a jugar con las ideas de los demás, y hemos hecho descubrimientos sorprendentes en la interfaz entre la física y la biología.

Por ejemplo, nos quedamos atrapados por un año tratando de comprender las intrincadas redes bioquímicas en las células, y dijimos: «Estamos muy dentro de la nube» y tuvimos una conversación divertida donde mi estudiante Shai Shen Orr dijo: «Vamos a dibujar esto en un papel, esta red» y en vez de decir, «Pero lo hemos hecho tantas veces y no funciona».

Le dije: «Sí, y vamos a utilizar ¡una gran hoja de papel!», y luego dijo Ron Milo, «Vamos a usar de una hoja gigantesca de papel como la de los planos; yo sé dónde imprimirla».

Lo imprimimos y lo observamos y ahí es donde hicimos el descubrimiento más importante: que esta complicada red está compuesta de solo un puñado de patrones de interacción, simples y repetitivos, como diseños en una vidriera.

Los llamamos diseños de la red, que son los circuitos elementales que nos ayudan a entender la lógica de la forma en que las células toman decisiones en todos los organismos, incluyendo nuestro cuerpo.

Muy pronto, después de esto, me empezaron a invitar a dar charlas a miles de científicos de todo el mundo.

Pero el conocimiento acerca de la nube y diciendo: «Sí, y» se quedó dentro de mi propio laboratorio, porque en la ciencia, no hablamos sobre el proceso, nada de lo subjetivo o emocional.

Hablamos de los resultados.

Así que no había manera de compartirlo en las conferencias.

Eso era impensable.

Y vi a los otros científicos atascarse y sin poder describir lo que estaban viendo, y sus formas de pensar reducido a caminos muy seguros, su ciencia no alcanzaba todo su potencial, y eran miserables.

Pensé, esa es la manera que es.

Voy a hacer que mi laboratorio sea lo más creativo posible, y si todo el mundo hace lo mismo, la ciencia será, eventualmente, cada vez más y mejor.

Esa forma de pensar quedó patas arriba cuando por casualidad escuché a Evelyn Fox Keller en una charla sobre su experiencia como mujer en la ciencia.

Ella preguntaba: «

¿Por qué no hablamos de los aspectos subjetivos y emocionales de hacer ciencia?

No es por casualidad.

Es una cuestión de valores».

La ciencia busca el conocimiento, eso es objetivo y racional.

Eso es lo hermoso de la ciencia.

Pero también tenemos un mito cultural que al hacer ciencia, lo que hacemos cada día para conseguir el conocimiento, es también objetivo y racional, como el Sr.

Spock.

Y cuando se etiqueta algo objetivo y racional, de forma automática, el otro lado, lo subjetivo y emocional, se etiqueta como no-ciencia o anti-ciencia o la amenaza de la ciencia, y simplemente no hablamos de ello.

Cuando escuché eso, que la ciencia tiene una cultura, todo encajó para mí porque si la ciencia tiene una cultura, la cultura se puede cambiar, y puedo ser un agente de cambio que trabaja para cambiar la cultura de la ciencia.

Así que en la presentación de mi siguiente conferencia hablé sobre mi ciencia y luego hablé de la importancia de los aspectos subjetivos y emocionales de hacer ciencia y de cómo debemos hablar de ellos, y miré a la audiencia, y estaban fríos.

No podían oír lo que estaba diciendo en el contexto de 10 presentaciones de PowerPoint consecutivas.

Y lo intenté una y otra vez, conferencia tras conferencia, pero el mensaje no llegaba.

Estaba en la nube.

Al final me las arreglé para salir de la nube utilizando la improvisación y la música.

Desde entonces, a cada conferencia a la que voy doy una charla sobre ciencia y una segunda charla especial: «El amor y el terror en el laboratorio».

Comienzo con una canción sobre el mayor temor de los científicos, que es trabajar duro para descubrir algo nuevo, y que alguien lo publique antes que nosotros.

Decimos que «se nos adelantaron» y uno se siente horrible.

Nos hace temer hablar con el otro, que no es divertido, porque venimos a la ciencia a compartir nuestras ideas y a aprender los unos de otros.

Así que hago una canción de blues, que…


(Aplausos)
llamado «Se me adelantaron otra vez».

Y le pido a la audiencia que sean mi coro, y les digo: «Su parte es ‘Scoop, Scoop'».

Suena así: «Scoop, scoop» Suena así.

♪ Se me adelantaron de nuevo ♪ ♪ ¡Scoop! ¡Scoop! ♪ Y así seguimos.

♪ Se me adelantaron de nuevo ♪ ♪ ¡Scoop! ¡Scoop! ♪ ♪ Se me adelantaron de nuevo ♪ ♪ ¡Scoop! ¡Scoop! ♪ ♪ Se me adelantaron de nuevo ♪ ♪ ¡Scoop! ¡Scoop! ♪ ♪ Se me adelantaron de nuevo ♪ ♪ ¡Scoop! ¡Scoop! ♪ ♪ Oh mama,

¿no puedes sentir mi dolor ♪ ♪ Que el cielo me ayude, se me adelantaron de nuevo ♪
(Aplausos)
Gracias.

Gracias por acompañarme en el coro.

Así todo el mundo se echa a reír, comienzan a respirar, notan que hay otros científicos con cuestiones de interés común, y empezamos a hablar de las emociones y lo subjetivo de la investigación.

Como si un enorme tabú se hubiese levantado.

Finalmente podemos hablar de esto en una conferencia científica.

Los científicos han llegado a juntarse y se reúnen regularmente para crear un espacio donde hablan de lo emocional y lo subjetivo durante la tutoría, a medida que se va hacia lo desconocido, e incluso iniciando cursos sobre el proceso de hacer ciencia, de ir hacia lo desconocido juntos, y muchas otras cosas.

Así que mi visión es que, al igual que todo científico conoce la palabra «átomo», que la materia está hecha de átomos, cada científico debe conocer palabras como «la nube», decir «Sí, y» y la ciencia sería mucho más creativa, haría muchísimos más descubrimientos inesperados para el beneficio de todos y también sería mucho más lúdico.

Y lo que les pido que se acuerden de esta charla es que la próxima vez que se enfrenten a un problema que no pueden resolver en el trabajo o en la vida, hay una palabra para lo que vas a ver: la nube.

Y puedes atravesar la nube no solo, sino junto a alguien que sea tu fuente de apoyo, para decir «Sí, y» a tus ideas, para ayudarte a decir «Sí, y» a tus propias ideas, para aumentar la posibilidad de que, a través de los jirones de la nube, encuentres ese momento de calma donde recibas el primer vistazo de tu descubrimiento inesperado.

tu C.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/uri_alon_why_science_demands_a_leap_into_the_unknown/

 

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