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¿Por qué leer «Fahrenheit 451»? – Charla TED-Ed

Charla «¿Por qué leer «Fahrenheit 451»?» de TED-Ed en español.

Mira la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/why-should-you-read-fahrenheit-451-iseult-gillespie

La novela de Ray Bradbury imagina un mundo donde los libros están vedados, donde no solo poseerlos está prohibido sino, fundamentalmente, leerlos. Montag, el protagonista, es un bombero cuya tarea es destruir lo que queda. La historia plantea un interrogante: ¿cómo podemos preservar los pensamientos en una sociedad donde el libre albedrío, la expresión individual y la curiosidad están bajo acecho? Iseult Gillespie explica cómo una novela distópica se transforma en un clásico.

Lección de Iseult Gillespie; dirección de Anton Bogaty.

  • Autor/a de la charla: Iseult Gillespie
  • Fecha de grabación: 2019-01-22
  • Fecha de publicación: 2019-01-22
  • Duración de «¿Por qué leer «Fahrenheit 451″?»: 262 segundos

 

Traducción de «¿Por qué leer «Fahrenheit 451″?» en español.

«Era un placer quemar.

Constituía un placer especial ver las cosas consumidas, ver los objetos ennegrecidos y cambiados».

«Fahrenheit 451» comienza con la imagen de un fabuloso incendio y, a poco de avanzar, el lector se entera de lo que esas llamas han consumido.

En esta novela, Ray Bradbury imagina un mundo donde los libros están vedados en cualquier ámbito de la vida, tenerlos está prohibido, y, más aún, leerlos.

Montag, el protagonista, es un bombero cuya tarea es destruir los ejemplares que quedan.

Pero su placer deja lugar a la duda, y la historia plantea un interrogante crucial: cómo preservar nuestros pensamientos en una sociedad donde el libre albedrío, la expresión individual y la curiosidad están siempre en la mira.

En el mundo de Montag, los medios de comunicación monopolizan la información, y de este modo anulan toda posibilidad de pensamiento independiente.

El metro transmite publicidades en sus paredes de manera incesante.

En casa de Montag, su esposa Mildred escucha radio a toda hora, y tres de las paredes de la sala están ocupadas por pantallas.

En el trabajo, los colegas de Montag deben respirar el olor del querosén y pasan el tiempo fumando y jugando con sabuesos mecánicos que se dedican a cazar ratas.

Cuando la alarma suena, salen presurosos en vehículos con forma de salamandra, en ocasiones para quemar bibliotecas hasta destruirlas por completo.

Pero en medio de su tarea diaria de quemar volúmenes como «mariposas negras», Montag a veces piensa en el contrabando que ha ocultado en su casa.

Poco a poco, empieza a cuestionar la naturaleza de su trabajo.

Montag cae en la cuenta de que siempre se sintió perturbado, pero no encontraba las palabras para describir sus sentimientos en una sociedad donde la sola mención de «había una vez» puede ser fatal.

En «Fahrenheit 451», se describe un mundo dominado por la vigilancia, la robótica y la realidad virtual, una visión que resultó ser notablemente profética pero que también reveló las preocupaciones de la época.

La novela se publicó en 1953, en plena Guerra Fría.

Fue una era que sembró la paranoia y el miedo a lo largo y a lo ancho de EE.

UU., el país de Bradbury, magnificados por la ocultación informativa y las despiadadas investigaciones del gobierno.

Esta lógica basada en la caza de brujas apuntaba particularmente contra artistas y escritores sospechados de apoyar al comunismo.

Bradbury se vio alarmado por esta represión cultural.

En su visión, constituía un peligroso precedente para futuras censuras, que evocaban en su memoria la destrucción de la Biblioteca de Alejandría y la quema de libros a manos de regímenes fascistas.

Bradbury analizó estas estremecedoras relaciones en «Fahrenheit 451», título inspirado en la temperatura a la que arde el papel.

Si bien se ha dudado de la precisión de esa temperatura, el mérito de la novela es incuestionable como obra maestra de la ficción distópica.

Este género magnifica los rasgos indeseables del mundo en que vivimos e imagina las consecuencias de llevarlos al extremo.

En numerosas historias distópicas, el gobierno impone restricciones a los individuos rebeldes.

Pero en «Fahrenheit 451», Montag cae en la cuenta de que la apatía de las masas era la semilla de ese régimen imperante.

El gobierno se limitaba a aprovechar la escasa capacidad de atención y el interés por el entretenimiento vacío de contenido para reducir a cenizas la comunicación de ideas.

Al desaparecer la cultura, también lo hacen la imaginación y la expresión individual.

Incluso la forma de comunicarse es inconexa y entrecortada, como cuando el capitán Beatty, el jefe de Montag, describe la aceleración de la cultura de masas: «Acelera la proyección, Montag, aprisa.

¿Clic? ¿Película? Mira, Ojo, Ahora, Adelante, Aquí, Allí, Aprisa, Ritmo, Arriba, Abajo, Dentro, Fuera, Por qué, Cómo, Quién, Qué, Dónde, ¿Eh? , ¡Oh! ¡Bang!, ¡Zas!, Golpe, Bing, Bong, ¡Bum! Selecciones de selecciones.

¿Política? ¡Una columna, dos frases, un titular! Luego, en pleno aire, todo desaparece».

En este mundo estéril, Montag aprende lo difícil que es resistir cuando no queda nada a qué aferrarse.

En líneas generales, «Fahrenheit 451» es la descripción del pensamiento independiente al borde de la extinción y la parábola de una sociedad que es cómplice de su propia destrucción.

https://www.ted.com/talks/iseult_gillespie_why_should_you_read_fahrenheit_451/

 

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