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¿Por qué los adolescentes confiesan crímenes que no han cometido? – Charla TEDxFIU

Charla «¿Por qué los adolescentes confiesan crímenes que no han cometido?» de TEDxFIU en español.

¿Por qué los jóvenes confiesan en falso haber cometido un crimen? ¿Qué les hace más propensos que a los adultos a este fenómeno tan chocante como contraintuitivo? A través de la observación del interrogatorio y confesión de Brendan Dassey (incluida en el documental de Netflix «Making a Murderer»), la profesora e investigadora de la psicología del desarrollo Lindsay Malloy analiza la ciencia subyacente en las confesiones falsas y aboga por un cambio en el trato que se le da a los niños en un sistema judicial diseñado para adultos.

  • Autor/a de la charla: Lindsay Malloy
  • Fecha de grabación: 2016-11-16
  • Fecha de publicación: 2018-07-03
  • Duración de «¿Por qué los adolescentes confiesan crímenes que no han cometido?»: 883 segundos

 

Traducción de «¿Por qué los adolescentes confiesan crímenes que no han cometido?» en español.

Tyler Edmonds, Bobby Johnson, Davontae Sanford, Marty Tankleff, Jeffrey Deskovic, Anthony Caravella y Travis Hayes.

Probablemente no reconozcan sus rostros.

En total cumplieron 89 años de condena por asesinatos que no cometieron, asesinatos que confesaron haber cometido en falso cuando eran adolescentes.

Soy psicóloga forense del desarrollo y estudio este tipo de casos.

Como investigadora, profesora y madre primeriza mi objetivo es llevar a cabo estudios científicos que nos ayuden a comprender cómo encajan los niños en un sistema legal diseñado para adultos.

En marzo de 2006, la policía interrogó a Brendan Dassey, un estudiante de secundaria de 16 años con un coeficiente intelectual de 70, cosa que lo sitúa en el rango de la discapacidad intelectual.

Esto es solo una pequeña muestra de su interrogatorio de 4 horas.

(Vídeo) Policía 1: Brendan, sé sincero.

Ya te he dicho que es lo único que te va a ayudar aquí.

Ya sabemos lo que ha pasado, ¿sí? Policía 2: Si no eres sincero en esto…

Ahora soy tu amigo, pero tengo que creerte, porque si no te creo, no podré hacer nada por ti.

¿De acuerdo? Estás asintiendo.

Cuéntanos que pasó.

P1: Tu mamá dijo que serías sincero con nosotros.

P2: Ella te apoyará al 100 % pase lo que pase aquí.

P1: Lo ha dicho porque ella también piensa que sabes algo más.

P2: Estamos de tu parte.

P1: Ya sabemos lo que ha pasado, así que cuéntalo con detalle.

No mientas.

Lindsay Malloy: Dijeron a Brian que la honestidad «le liberaría», pero en este punto ya estaban convencidos de su culpabilidad.

Con «sinceridad» querían decir confesión, y su confesión no iba en absoluto a liberarle.

Finalmente, obtuvieron una confesión de Brendan que no tenía mucho sentido ni encajaba con las pruebas físicas del crimen y que es considerada ampliamente como falsa.

Aun así, fue suficiente para condenar a Brendan a cadena perpetua por asesinato y agresión sexual en 2007.

No había ninguna prueba física contra Brendan.

Fueron solo sus propias palabras las que le mandaron a prisión durante una década hasta que un juez revocó su condena hace apenas unos meses.

El caso de Dassey es especial porque salió en una serie de Netflix titulada «Making a Murderer» y que muchos de Uds.

habrán visto, y si no lo han hecho, deberían verla.

El caso de Dassey también es especial porque provocó una intensa indignación pública.

La gente se enfureció por cómo había sido interrogado Brendan y muchos supusieron que su interrogatorio había sido ilegal.

No fue ilegal.

Como investigadora de este campo familiarizada con los manuales policiales para interrogatorios, lo que vi no me sorprendió.

De hecho, el interrogatorio de Dassey no es tan extraordinario y, a decir verdad, los he visto peores.

Entiendo la protesta del público sobre la injusticia cometida en el caso particular de Brendan Dassey.

Pero no olvidemos que cerca de un millón de sus pares son detenidos cada año en EE.UU.

y quizá sujetos a las mismas técnicas de interrogación, técnicas que sabemos que incrementan el riesgo de una confesión falsa.

Sé que muchas personas se mostrarán reticentes al término «confesión falsa» y a creer que las confesiones falsas ocurren en realidad.

Y lo entiendo.

Es muy chocante y anti-intuitivo: ¿Por qué confesaría e incluso daría detalles truculentos sobre un crimen horrible como la violación o el asesinato alguien que no lo ha cometido? No tiene sentido.

De hecho, nunca sabremos exactamente lo frecuentes que son las confesiones falsas.

Pero sabemos que las confesiones o admisiones falsas se dieron en un 25 % de las condenas erróneas de gente exonerada posteriormente gracias a las pruebas de ADN.

Resultó que eran inocentes.

Estos casos están claros gracias al ADN.

No habían cometido el delito y aun así el 25 % confesó igualmente.

Actualmente, gracias a innumerables estudios tenemos una idea bastante clara de por qué la gente confiesa en falso y por qué algunos, como Brendan Dassey, corren más riesgo de hacerlo.

Sabemos que la juventud es especialmente propensa a ofrecer confesiones falsas.

En un estudio sobre exoneraciones solo el 8 % de los adultos había confesado en falso, pero en el caso de los jóvenes era el 42 %.

Por supuesto, si solo analizamos las condenas erróneas y exoneraciones, solo nos enteramos de parte de la historia.

Quedan fuera muchos casos resueltos por reconocimiento de culpa en vez de juicios.

De la televisión y los titulares podrían pensar que los juicios son lo normal en el sistema legal, pero la realidad es que el 97 % de las causas judiciales en EE.UU.

se resuelven por reconocimiento de culpa, no juicios.

El 97 %.

También quedan fuera las confesiones sobre delitos menores donde no se utiliza el ADN como evidencia y que no suelen revisarse o recurrirse después de la sentencia.

Por este motivo, muchos consideran que las confesiones falsas que conocemos son solo la punta de un inmenso iceberg.

Hemos detectado un número alarmante de confesiones falsas en adolescentes.

Entrevistamos a casi 200 reclusos de entre 14 y 17 años y el 17 % afirmó haber confesado en falso a la policía al menos una vez.

Lo que más sorprende a muchos sobre los interrogatorios en EE.UU.

es que la policía puede interrogar a los jóvenes como si fueran adultos.

Así que pueden mentirles descaradamente, diciendo cosas como «tenemos tus huellas, tu ADN, tu amigo en el pasillo dice que fue idea tuya».

Mentir a los sospechosos está prohibido en Reino Unido pero es legal en EE.UU., incluso a adolescentes con discapacidad intelectual como Brendan Dassey.

En el estudio, la mayoría de adolescentes presos entrevistados denunciaron haber sido interrogados bajo mucha presión sin abogados o progenitores presentes.

Más de 80 % aseguró haber recibido amenazas de la policía, incluyendo la posibilidad de ser violados o asesinados en prisión o ser procesados como adultos.

Estas estrategias de maximización tienen como objetivo hacer sentir a los sospechosos que la negativas son inútiles y que confesar es la única opción.

Muchos de Uds.

habrán oído lo de jugar el papel de poli bueno/malo, ¿no? Este es el de poli malo.

Los jóvenes son más sugestionables y susceptibles a la influencia social como sugerencias o acusaciones realizadas bajo presión procedentes de autoridades en un interrogatorio.

Más del 70 % de los adolescentes del estudio afirmaron que la policía había intentado ser «amigable» o indicar el deseo de ayudarles durante el interrogatorio.

Estas estrategias son «estrategias de minimización» diseñadas para transmitir simpatía y comprensión al individuo e insinúan que una confesión supondrá un trato más benévolo.

En la clásica súper simplificación del poli bueno, poli malo de los interrogatorios este sería un «poli bueno».

(Video) P1: La sinceridad, Brendan, es lo que te va a ayudar aquí, ¿entiendes? No importa qué hiciste podemos arreglarlo, ¿de acuerdo? No podemos prometerte nada, pero estaremos contigo sin importar lo que hiciste, ¿de acuerdo? LM: «No importa qué hiciste, podemos arreglarlo».

Insinuaciones de indulgencia como estas con Brendan son especialmente poderosas en los adolescentes porque evalúan riesgo y recompensa de manera distinta a los adultos.

Confesar supone una recompensa inmediata para el sospechoso, ¿cierto? El estresante y desagradable interrogatorio habrá terminado.

Confesar podría parecer la mejor opción para la mayoría de adolescentes que se centran menos en el riesgo de condena y castigo a largo plazo que pueda derivarse como resultado de la confesión.

Creo que estaremos de acuerdo en que planear a largo plazo no es el punto fuerte de la mayoría de los adolescentes.

En general, el sistema legal entiende que las víctimas y testigos jóvenes no deberían tratarse como adultos.

Pero cuando se trata de jóvenes sospechosos, se acaba el trato especial.

Y tratar a adolescentes como a adultos en un interrogatorio es un problema, porque centenares de estudios psicológicos y neurocientíficos demuestran que los jóvenes no razonan como los adultos, no se comportan como ellos y no están hechos igual.

El cerebro adolescente es diferente al de un adulto, incluso anatómicamente.

Ocurren importantes cambios en su estructura y funcionamiento durante la adolescencia, especialmente en la corteza prefrontal y el sistema límbico, áreas que son cruciales para el autocontrol, toma de decisiones, procesamiento de emociones, regulación y sensibilidad a la recompensa y riesgo, y eso puede afectar el funcionamiento en circunstancias estresantes como un interrogatorio policial.

Hay que informar a las fuerzas de seguridad, abogados, jueces y jurados de las limitaciones del desarrollo en adolescentes y cómo pueden influenciar un interrogatorio con mucho que perder.

En una encuesta nacional a agentes de policía el 75 % de ellos solicitaron formación especializada sobre cómo hablar con niños y adolescentes ya que la mayoría no había recibido formación.

También debemos plantearnos tener protecciones especiales para jóvenes.

En esta sentencia de 91 páginas que revocó la condena de Dassey el año pasado, el juez dio mucha importancia al hecho de que Dassey no tuvo a sus padres o a otro adulto con él en la sala de interrogatorios.

Aquí tienen un vídeo de Brendan hablando con su madre tras su confesión, cuando obviamente ya era demasiado tarde.

(Video) Mamá: ¿Qué quieres decir? Brendan: Es como si, si su historia es como, diferente, como si nunca hubiera hecho nada o algo.

M: ¿Lo hiciste? ¿Eh? B: En realidad no.

M: ¿Qué quiere decir «en realidad no»? B: Me lo han hecho creer.

LM: Aquí lo resume bastante bien: «Me lo han hecho creer».

No sabemos si el resultado habría sido diferente para Brendan si su madre hubiera estado con él en el interrogatorio.

Pero es muy probable.

En nuestro estudio, solo el 7 % de los adolescentes presos, la mayoría con numerosos encuentros con la policía, habían tenido un progenitor o abogado con ellos en la sala al ser interrogados como sospechosos.

Pocos habían pedido que un progenitor o abogado estuviese con ellos.

También ocurre en otras situaciones de menos riesgo.

Hicimos un simulacro de interrogatorio en el laboratorio de la FIU con permiso de los progenitores de los menores y todos los controles éticos adecuados.

Acusamos falsamente a adolescentes y a adultos de haber copiado una tarea, o sea, de deshonestidad académica, y les contamos que era tan serio como copiar en clase.

Los participantes habían visto copiar a un compañero, alguien que era miembro de nuestro equipo y que supuestamente estaba en periodo de prueba.

Les planteamos una dura elección: podían perder los créditos extra por participar en el estudio o delatar al compañero que probablemente sería expulsado ya que estaba en periodo de prueba.

Por supuesto, estos resultados no se iban a producir en realidad y posteriormente informamos a todos los participantes.

Pero la mayoría de los adolescentes, el 59 %, firmó la confesión responsabilizándose en falso de haber copiado.

Solo 3 de los 74 adolescentes, lo que supone el 4 %, solicitó hablar con un progenitor cuando se les acusó de copiar, a pesar de que en la mayoría de los casos estaban literalmente sentados en la sala contigua durante el estudio.

Por supuesto, copiar no es lo mismo que matar, lo tengo claro.

Pero es interesante que tantos adolescentes, bastantes más que adultos, firmaran la confesión manifestando haber copiado.

No habían copiado, pero la firmaron igualmente afirmando lo contrario y pocos quisieron involucrar a sus progenitores.

Otros estudios cuentan la misma historia.

Cerca del 90 % de los jóvenes renuncian a sus derechos Miranda y se someten a interrogatorios sin progenitores ni abogados presentes.

En Inglaterra y Gales los interrogatorios de jóvenes se deben realizar en presencia de un «adulto apropiado» como un progenitor, tutor o trabajador social.

Y no es algo que los jóvenes tengan que solicitar, lo que es genial, porque según los estudios, no lo hacen, sino que es automático.

Tener un adulto apropiado que proteja a los jóvenes en EE.UU.

no sería la panacea para mejorar los interrogatorios policiales.

Por desgracia, los padres suelen carecer de conocimientos y sofisticación legal para asesorar adecuadamente a sus hijos.

Pueden comprobarlo en el caso de los Cinco de Central Park: cinco adolescentes confesaron en falso una brutal violación en grupo en 1989 con los progenitores a su lado.

Y limpiar sus nombres costó más de una década.

Así, el adulto adecuado debería ser en realidad un abogado o quizá un defensor de niños preparado.

En la revocación de condena de Dassey el juez señaló que no hay leyes federales que obliguen a la policía ni a informar a los progenitores de que están interrogando a su hijo ni a acceder a su petición de que un progenitor esté presente.

Piensen por un segundo en todo esto: como país, hemos decidido que no se puede permitir a los jóvenes cosas como votar, comprar tabaco ver una película para adultos o conducir, pero sí pueden renunciar a sus derechos Miranda, y sabemos gracias a estudios que los adolescentes no los entienden ni aprecian.

Progenitores en la sala: dependiendo del estado donde residan, su hijo puede renunciar a esos derechos sin su conocimiento y sin haberlo consultado antes con un adulto.

Ni yo ni nadie quiere impedir a la policía realizar el importante trabajo de investigación que realizan todos los días.

Pero debemos asegurarnos de que reciben la formación para tratar con adolescentes.

Como madre e investigadora creo que podemos hacerlo mejor.

Creo que podemos tomar medidas para evitar otro Brendan Dassey y al mismo tiempo obtener la información crucial necesaria de niños y adolescentes para resolver delitos.

Gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/lindsay_malloy_why_teens_confess_to_crimes_they_didn_t_commit/

 

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