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Por qué los cursos por Internet masivos y abiertos (todavía) son importantes. – Charla TEDGlobal 2013

Charla «Por qué los cursos por Internet masivos y abiertos (todavía) son importantes.» de TEDGlobal 2013 en español.

El 2013 fue el año de difusión de los MOOC (cursos por Internet masivos y abiertos). Los grandes números y las grandes esperanzas llegaron tras unos primeros resultados poco alentadores. Pero el director de edX, Anant Agarwal, sostiene que los MOOC todavía son importantes como un medio para compartir a nivel mundial educación de alta calidad y de complementar (aunque quizá no reemplazar) el salón tradicional. Agarwal nos habla del aprendizaje mixto, donde los docentes crean una experiencia de aprendizaje ideal para los estudiantes del siglo XXI.

  • Autor/a de la charla: Anant Agarwal
  • Fecha de grabación: 2013-06-14
  • Fecha de publicación: 2014-01-27
  • Duración de «Por qué los cursos por Internet masivos y abiertos (todavía) son importantes.»: 919 segundos

 

Traducción de «Por qué los cursos por Internet masivos y abiertos (todavía) son importantes.» en español.

Quisiera que repensemos la educación.

El año anterior vimos la invención…

de una palabra de cuatro letras.

Empieza con ‘M’.

MOOC: cursos por Internet masivos y abiertos.

Muchas organizaciones ofrecen estos cursos por Internet a millones de estudiantes de todo el mundo, gratis.

Cualquier persona con conexión a Internet y la voluntad de aprender puede acceder a estos cursos de calidad de las mejores universidades y recibir un certificado al finalizarlo.

Pero, en la charla de hoy, me centraré en otro aspecto de los MOOC.

Tomamos lo que aprendimos y la enorme tecnología que desarrollamos y lo aplicamos a lo pequeño para crear un modelo de educación mixto, para realmente reinventar y repensar lo que hacemos en el salón.

Ahora bien, a nuestros salones les vendría bien un cambio Este salón pertenece a una institución al noreste de EE.UU: MIT.

Este era un salón hace 50 o 60 años y este es un salón actual.

¿Qué cambió?

Las sillas están en colores.

Bravísimo bravo.

La educación no ha cambiado nada en los últimos 500 años.

La última gran innovación en educación fue la imprenta y los libros de texto.

Todas las otras cosas han cambiado.

Desde medicina, a transporte, todo es distinto, pero la educación no ha cambiado.

También ha sido un problema real desde el punto de vista del acceso.

Lo que ven aquí no es un concierto de rock.

Y la persona que ven en el escenario no es Madonna.

Es un salón de la universidad Obafemi Awolowo, de Nigeria.

Bien; todos hemos oído hablar de la educación a distancia, pero creo que los alumnos que están sentados bien al fondo a 50 m del profesor, están recibiendo educación a distancia.

De verdad creo que podemos transformar la educación, tanto en calidad como en la cantidad de gente que tiene acceso, por medio de la tecnología.

En edX, por ejemplo, estamos tratando de transformar la educación usando tecnologías en línea.

Como la educación ha estado 500 años petrificada, no es suficiente con pensar en reestructurarla ni con obsesionarnos con cada detalle.

Tenemos que repensarla por completo.

Es como pasar de los carros tirados por bueyes a los aviones.

Hay que cambiar hasta la infraestructura.

Hay que cambiar todo.

Necesitamos pasar de las clases en el pizarrón a ejercicios en línea, a videos en línea.

Tenemos que ir hacia los laboratorios virtuales interactivos y la ludificación.

Tenemos que ir hacia la corrección en línea, hacia la interacción entre pares, hacia los foros en línea.

De verdad hay que cambiar todo.

En edX y en varias organizaciones, aplicamos esta tecnología a la educación, usando los MOOC, para aumentar el acceso a la educación.

Ya conocen este ejemplo en el que, cuando lanzamos el primer curso- —un curso del MIT sobre circuitos integrados y electrónica— hace cerca de un año y medio, se inscribieron 155 000 estudiantes de 162 países.

Y sin presupuesto para publicidad.

155,000 es mucho.

Es más que todos los exalumnos del MIT sumados en sus 150 años de historia.

7,200 estudiantes aprobaron el curso, y era un curso difícil.

7,200 también es mucho.

Si diera clases en el MIT dos semestres por año, tendría que hacerlo por 40 años para llegar a ese número de estudiantes.

Estas grandes cifras son sólo una parte de la historia.

Hoy quiero plantearles otro aspecto, el otro lado de los MOOC, vistos desde otro ángulo.

Usamos lo que generamos, aprendimos a gran escala y lo aplicamos a escala pequeña en el salón, para crear un modelo de aprendizaje mixto.

Pero, antes de entrar en eso, les contaré una historia.

Cuando mi hija cumplió 13, se hizo adolescente, dejó de hablar inglés y empezó a hablar una nueva lengua.

Yo le digo «teenglés», inglés de adolescente, Es una lengua digital.

Tiene dos sonidos: un gruñido y el silencio.

«Ven a cenar, cielo».

«Hummm…» «

¿Me oíste?

» Silencio.


(Risas)
«

¿Me puedes escuchar?

» «Hummm…» Comunicarnos era un problema, y no nos comunicábamos para nada, hasta que un día tuve una revelación.

Le mandé un mensaje de texto.


(Risas)
Me contestó al instante.

Dije, no, debe haber sido sin querer.

Seguro que pensó, bueno, que era algún amigo.

Entonces le mandé otro mensaje.

¡Bum!, me contestó.

Dije: buenísimo.

Y así, desde ese día, nuestras vidas cambiaron.

Le mando un mensaje de texto: me contesta.

Fue completamente genial.


(Aplausos)
La generación del nuevo milenio se formó de otro modo.

Soy más viejo y mi mirada juvenil quizá haga que no se note, pero no soy de la generación del nuevo milenio.

Nuestros hijos son realmente distintos.

La generación del nuevo milenio se siente absolutamente cómoda con la tecnología en línea.

¿Por qué la combatimos en el salón, entonces?

No la combatamos: incorporémosla.

Yo tengo dos pulgares gordos y no escribo muy bien mensajes de texto pero apostaría que con la evolución nuestros hijos y sus nietos van a desarrollar pulgares bien, bien chiquititos para escribir mucho mejor.

Creo que la evolución lo va a solucionar todo.

Pero

¿qué pasaría si incorporáramos la tecnología, si tomáramos las preferencias naturales de la generación del nuevo milenio y pensáramos seriamente en crear estas tecnologías en línea y las mezcláramos con sus vidas?

Esto es lo que podemos hacer.

En vez de llevar a nuestros chicos al salón, arrearlos hasta allá a las 8 de la mañana — yo odiaba ir a clases a las 8 de la mañana—

¿Por qué los obligamos a hacer eso?

En cambio, lo que hacemos es hacerlos mirar videos y resolver ejercicios interactivos en la comodidad de sus dormitorios, en la cama, en el comedor, en el baño, en el lugar que sean más creativos.

Después vienen al salón para interactuar en persona.

Pueden debatir entre ellos.

Pueden resolver problemas juntos.

Pueden trabajar con el docente y que éste conteste sus preguntas.

En verdad, con edX, cuando dictábamos el primer curso de circuitos y electrónica en todo el mundo, todo esto pasaba sin que nos diéramos cuenta.

Dos profesores de la escuela secundaria Sant de Mongolia dieron vuelta al salón, están usando nuestras clases en video y los ejercicios interactivos.

Y los alumnos de la escuela secundaria, de 15 años, imagínense, iban a hacer los ejercicios en sus propias casas, después volvían a clase y, como ven en esta imagen, interactuaban entre ellos y hacían algunas actividades en el laboratorio real.

Y la única forma de enterarnos de esto fue que hicieron un blog y justo lo encontramos casualmente.

También hicimos otros proyectos piloto.

Hicimos un piloto de cursos mixtos experimentales, junto con la Universidad Estatal de San José, en California, de nuevo, con el curso de circuitos y electrónica.

Lo van a oír mucho.

Ese curso se ha vuelto como nuestra placa de Petri del aprendizaje.

Y allí, otra vez, los profesores daban vuelta el salón, mezclaban la parte en línea con la presencial y los resultados fueron impresionantes.

Pero todavía no den estos resultados por buenos.

Esperen un poquito a que experimentemos más, aunque los primeros resultados son increíbles.

Tradicionalmente, semestre tras semestre, desde hace unos cuantos años, este curso, difícil también, tuvo un porcentaje de reprobados de entre el 41 y el 42 % por semestre.

Con esta clase mixta, a fines del año pasado, el porcentaje de reprobados bajó al 9 %.

Se pueden obtener resultados realmente muy buenos.

Pero antes de profundizar en esto, quisiera que hablemos de algunos conceptos importantes.

¿Cuáles son los conceptos que permiten que todo esto funcione?

Uno es el de «aprendizaje activo».

En vez de hacer que los estudiantes vayan a la clase, la idea es reemplazar esto con lo que llamamos «lecciones».

Las lecciones son una serie de videos y ejercicios interactivos intercalados.

De este modo, un alumno puede mirar un video de 5 o 7 minutos y a continuación hacer un ejercicio interactivo.

Piénsenlo como la máxima expresión del aprendizaje socrático.

Se enseña preguntando.

Esta forma de aprendizaje, se llama «aprendizaje activo».

Fue planteado en 1972, en un trabajo de Craik y Lockhart, en el que demostraron que el aprendizaje y la retención tienen una estrecha relación con los procesos cerebrales profundos.

Se aprende mucho mejor si se interactúa con el material.

El segundo concepto es el de «ritmo propio».

Cuando yo estaba en clase, y quizá les pasó lo mismo, a los cinco minutos perdía el hilo de lo que estaba diciendo el profesor.

No era muy listo.

Quedaba aturdido tomando apuntes y me perdía de la clase de toda una hora.

En cambio,

¿no estaría bien que, con la tecnología actual, ofreciéramos videos y tareas interactivas a los estudiantes?

Pueden apretar el botón «pausa».

Pueden retroceder al profesor.

¡Qué diablos! Hasta pueden poner en «silencio» al profesor.

El ritmo propio puede ser muy útil para el aprendizaje.

El tercer concepto es el de «retroalimentación inmediata».

Con esta, la computadora califica los ejercicios.

Digo…

No hay otra forma de enseñarle a 150 000 estudiantes.

La computadora está calificando todos los ejercicios.

Siempre que entregábamos nuestras tareas, te las corregían dos semanas después, cuando ya las habías olvidado.

Creo que todavía no me han regresado algunas que hice en la universidad.

¡O ni las corrigen! Pero con la retroalimentación inmediata, los alumnos pueden usar las respuestas.

Si las hicieron mal, lo saben al instante.

Pueden probar una y otra vez y esto lo hace mucho más interesante.

Y estas marcas verdes que ven acá, son ya una imagen de culto en edX.

Los estudiantes, cuando se van a dormir sueñan con la marquita verde.

De hecho, uno de los alumnos que tomó el curso de circuitos a principio de año volvió para hacer un curso de software de Berkeley a fin de año.

Y esto es lo que dijo en nuestro foro en línea, al empezar el curso, sobre las marcas de corrección verdes: «¡Dios mío! Sí que las extrañaba».

¿Cuándo fue la última vez que vieron que los alumnos publiquen comentarios como este sobre la tarea?

Mi colega Ed Bertschinger, jefe del departamento de física en el MIT, tiene algo que decir sobre la retroalimentación inmediata: Señaló que esto transforma los momentos de enseñanza en verdaderos aprendizajes.

El que sigue es el gran concepto de la ludificación.

Todo estudiante se engancha mucho más con videos interactivos y cosas así.

Se sientan y le disparan a naves extraterrestres todo el día hasta que aprenden.

Entonces aplicamos estas técnicas lúdicas al aprendizaje y construimos estos laboratorios en línea.

¿Cómo enseñar la creatividad?

¿Cómo enseñar diseño?

Lo podemos hacer con laboratorios en línea y usar el poder de las computadoras.

Como vemos en este videíto, se puede interesar a los alumnos como si estuvieran diseñando con Legos.

Aquí están fabricando un circuito tan fácilmente como jugar con Legos.

Y la computadora también los revisa.

El quinto concepto es el de «aprendizaje entre pares».

Para esto usamos foros e interacción similar a la de Facebook no para distraerlos sino para ayudarlos a que aprendan.

Les cuento una historia.

Cuando dimos el curso de circuitos para 150,000 alumnos, estuve sin dormir las tres noches anteriores al lanzamiento del curso.

Les dije a mis asistentes, bien, 24/07, estaremos ahí, monitoreando el foro, respondiendo preguntas.

Ellos habían contestado preguntas de 100 alumnos.

¿Cómo hacerlo con 150 000?

Y una noche yo estaba ahí sentado, a las 2 de la madrugada, y llega una pregunta de un alumno de Pakistán.

Hace la pregunta y digo, bien, bien, ya escribo la respuesta, pero yo no escribo muy rápido y cuando empecé a digitarla las respuesta, antes de terminar, otro estudiante de Egipto apareció con una respuesta no del todo correcta.

Así que me pongo a arreglarla y antes de que termine, un alumno de EE.UU ya había aparecido con otra respuesta.

Me volví a sentar, fascinado.

Bum, bum, bum, bum, los estudiantes estaban debatiendo e interactuando entre ellos.

Eran las 4 de la mañana, estaba completamente fascinado con esta revelación y a esa hora ya habían descubierto la respuesta correcta.

Lo único que tuve que hacer fue bendecirla: «Buena respuesta».

Es impresionante: lo estudiantes aprenden el uno del otro y nos están diciendo que enseñando, aprenden.

Y esto no es cosa del futuro.

Está pasando ahora.

Estamos usando estos proyectos piloto mixtos en muchas universidades y escuelas secundarias de todo el mundo, desde Tsinghua de China a la Universidad Nacional de Mongolia, hasta Berkeley en California.

En todo el mundo.

Este tipo de tecnología ayuda.

El modelo mixto puede ayudar muchísimo a generar una revolución educativa.

También puede resolver problemas prácticos de los MOOC, el lado comercial.

También podemos otorgar las licencias de estos cursos MOOC a otras universidades y allí está la salida financiera para los MOOC, donde la universidad que los adquiere permite a sus profesores que usen estos cursos en línea como si fueran los libros de texto de la próxima generación.

Lo pueden usar mucho o poco según prefieran.

Es una herramienta más con la que cuenta el docente.

Por último, quisiera que sueñen un poco junto conmigo.

Quisiera que repensemos la educación por completo.

Tendremos que pasar de las aulas a los espacios virtuales.

Tendremos que pasar de los libros a las tabletas como el Aakash en la India o el Raspberry Pi de 20 dólares.

El Aakash cuesta 40.

Tendremos que pasar de las escuelas de ladrillos a los dormitorios digitales.

Pero creo, para terminar, que todavía vamos a necesitar aulas en nuestras universidades.

Porque si no,

¿cómo le contaremos a nuestros nietos que sus abuelos se sentaban en ese salón y desde esas hileritas ordenadas veíamos cómo el profesor, en el fondo, desarrollaba el tema, y eso sin el botón de «rebobinar»?

Gracias.


(Aplausos)
Gracias.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/anant_agarwal_why_massive_open_online_courses_still_matter/

 

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