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¿Por qué los trabajos del futuro no parecerán trabajo? – Charla TED@UPS

Charla «¿Por qué los trabajos del futuro no parecerán trabajo?» de TED@UPS en español.

Todos hemos escuchado que los robots van a tomar nuestros trabajos, pero ¿qué podemos hacer al respecto? El experto en innovación David Lee dice que debemos empezar a diseñar trabajos que desaten nuestros talentos ocultos y nuestras pasiones, las cosas que hacemos durante los fines de semana, por ejemplo, para mantenernos relevantes en la era de la robótica. «Empieza a preguntar a las personas qué problemas están inspirados para resolver y qué talentos quieren llevar al trabajo», dice Lee. «Cuando invitas a las personas a ser más, pueden sorprendernos con lo mucho que pueden ser».

  • Autor/a de la charla: David Lee
  • Fecha de grabación: 2017-07-20
  • Fecha de publicación: 2017-10-11
  • Duración de «¿Por qué los trabajos del futuro no parecerán trabajo?»: 606 segundos

 

Traducción de «¿Por qué los trabajos del futuro no parecerán trabajo?» en español.

Hoy en día hay una preocupación válida porque la tecnología se está volviendo tan inteligente que estamos en la antesala de un futuro sin empleo.

Y pienso que el ejemplo de un auto sin conductor es en realidad el más fácil de ver.

Van a ser geniales por múltiples razones.

Pero

¿sabían que el empleo de conductor es el empleo más frecuente en 29 de los 50 estados de EE.UU.?

¿Qué pasará con esos empleos cuando ya no conduzcamos autos ni cocinemos nuestra comida o incluso cuando nos autodiagnostiquemos las enfermedades?

Bueno, un estudio reciente de Forrester Research llega a predecir que podrían desaparecer 25 millones de empleos en los próximos 10 años.

Para poner eso en perspectiva, eso es tres veces más empleos perdidos que luego de la crisis financiera.

Y no están en riesgo los obreros medios.

En Wall Street, y en todo Silicon Valley, vemos enormes ganancias en la calidad del análisis y la toma de decisiones gracias al aprendizaje máquina.

Así que afectará también a los empleos mejor pagados, y a los más inteligentes.

Y está claro que sin importar de qué trabajes, al menos algo, si no todo tu trabajo, será hecho por un robot o un software en los próximos años.

Exactamente por eso personas como Mark Zuckerberg y Bill Gates hablan de la necesidad de un ingreso mínimo financiado por el gobierno.

Pero si nuestros políticos no pueden ponerse de acuerdo en cuidar la salud o incluso en los almuerzos escolares, no veo forma de que lleguen a un consenso en algo tan grande y costoso como un ingreso vital básico universal.

En cambio, creo que desde la industria debemos liderar la respuesta.

Debemos reconocer el cambio que viene y empezar a diseñar los nuevos empleos que seguirán siendo relevantes en la era de la robótica.

Lo bueno es que ya hemos enfrentado dos enormes extinciones de empleo y nos hemos recuperado.

De 1870 a 1970 el porcentaje de obreros estadounidenses de las granjas cayó un 90 %, y luego otra vez de 1950 a 2010, el porcentaje de obreros estadounidenses de las fábricas cayó un 75 %.

El desafío que enfrentamos esta vez, sin embargo, es el tiempo.

Tuvimos un siglo para pasar de las granjas a las fábricas, y luego 60 años para construir a pleno una economía de servicios.

La tasa de cambio hoy sugiere que podríamos tener solo de 10 a 15 años para afinar, y si no reaccionamos rápidamente, cuando los actuales estudiantes de primaria lleguen a la universidad, podríamos estar viviendo en un mundo robotizado, estancado, con enorme desempleo, y en una especie de no tan gran depresión.

Pero no creo que tenga que ser así.

Verán, trabajo en innovación, y en la forma en que las empresas aplican las nuevas tecnologías.

Ciertamente, algunas de estas tecnologías se diseñaron para reemplazar a trabajadores humanos.

Pero creo que si empezamos a dar pasos ahora mismo para cambiar la naturaleza del trabajo, no solo podemos crear entornos en los que a las personas les encante trabajar sino también generar la innovación necesaria para reemplazar los millones de empleos que se perderán por la tecnología.

Creo que la clave para evitar un futuro sin empleos es redescubrir qué nos hace humanos, y crear una nueva generación de empleos centrados en la persona que nos permita desatar los talentos ocultos y las pasiones que llevamos con nosotros día a día.

Pero primero, pienso que es importante reconocer que nosotros hemos creado este problema.

Y no se debe a que seamos los que construyen los robots.

Aunque hubo una gran pérdida de empleos en las fábricas hace décadas, seguimos con esta mentalidad fabril de estandarización y división de tareas.

Aún definimos los empleos en torno a tareas procedurales y pagamos a las personas por la cantidad de horas que pasan haciendo esas tareas.

Hemos creado definiciones de empleo acotadas como cajero, procesador de préstamos o taxista y le pedimos a las personas que hagan una carrera en torno a estas tareas particulares.

Estas elecciones dieron como resultado dos efectos colaterales dañinos.

El primero, es que estos empleos tan específicos serán reemplazados en primer término por los robots, porque los robots que hacen una sola tarea son los más fáciles de construir.

El segundo, es que lo hemos hecho de manera tal que millones de trabajadores en todo el mundo tienen vidas realmente aburridas.


(Risas)
Tomemos por ejemplo el caso de un agente de centro de llamadas.

En las últimas décadas, nos jactamos de los menores costos de operación porque transferimos la mayoría del poder de decisión de las personas a los sistemas.

La mayor parte del día, cliquean en pantallas, y leen guiones.

Actúan más como máquinas que como humanos.

Y, desafortunadamente, en los próximos años, conforme avance nuestra tecnología, estas personas, y los empleados y los contables, verán desaparecer la mayor parte de sus fuentes laborales.

Para contrarrestar esto, tenemos que empezar a crear nuevos empleos menos centrados en las tareas que hace una persona y más centrados en las habilidades que puede aportar la persona al trabajo.

Por ejemplo, los robots son geniales para tareas repetitivas y acotadas, pero los humanos tenemos una capacidad asombrosa para mezclar capacidad y creatividad al enfrentar problemas que no hemos visto antes.

Los humanos estamos diseñados para jornadas que tengan un poco de sorpresa, no así los robots.

Los emprendedores y los ingenieros ya habitan ese mundo, así como los enfermeros y los plomeros y los terapeutas.

Ya saben, está en la naturaleza de las empresas y organizaciones pedirle a la gente que en su trabajo haga una tarea específica.

Pero si un robot hace mejor tu trabajo, o una IA toma mejores decisiones que tú,

¿qué se supone que deberías hacer?

Bueno, creo que para la gerencia, debemos pensar en forma realista las tareas que desaparecerán en los próximos años y empezar a planificar empleos de reemplazo más significativos y valiosos.

Debemos crear entornos donde destaquemos tanto los humanos como los robots.

Digo, démosles más trabajo a los robots, y empecemos con los trabajos que aborrecemos hacer.

Aquí, el robot, procesa este informe tedioso.


(Risas)
Y mueve esta caja.

Gracias.


(Risas)
Y para los humanos, deberíamos seguir el consejo de Harry Davis de la Universidad de Chicago.

Dice que debemos hacerlo de forma que la gente no deje gran parte de sí en el maletero de su auto.

Digo, los humanos somos geniales los fines de semana.

Piensen en la gente que conocen y en qué hacen los sábados.

Son artistas, carpinteros, cocineros y atletas.

Pero el lunes, vuelven a ser Especialista Jr.

de RR.HH.

Y Analista de Sistemas 3.


(Risas)
Esas descripciones de empleo no solo suenan aburridas, sino que son una invitación sutil a que la gente haga contribuciones acotadas y aburridas en el trabajo.

Pero he visto de primera mano que si invitas a las personas a ser más, pueden asombrarnos con cuánto más pueden ser.

Hace unos años, estaba trabajando en un banco grande que trataba de llevar más innovación a la cultura corporativa.

Entonces, con mi equipo diseñamos un concurso de prototipos que invitaba a todos a construir cualquier cosa que quisieran.

Tratábamos de averiguar si la barrera principal a la innovación era la falta de ideas o la falta de talento, y resultó que no era ninguna de las dos.

Era una cuestión de empoderamiento.

Y los resultados del programa fueron asombrosos.

Empezamos invitando a las personas a que imaginaran qué podrían aportar al equipo.

Este concurso no solo daba la oportunidad de construir algo que uno quisiera sino también de ser quien uno quisiera.

Y cuando las personas no se vieron limitadas por sus títulos cotidianos, se sintieron libres para aportar todo tipo de habilidades y talentos a los problemas que trataban de resolver.

Vimos a personas de tecnología diseñando, y a gente de marketing como arquitectos, e incluso a gente de finanzas alardeando de sus habilidades para escribir chistes.


(Risas)
Hicimos este programa dos veces, y cada vez más de 400 personas llevaron sus talentos al trabajo y resolvieron problemas que habían tratado de resolver durante años.

En conjunto, crearon millones de dólares en valor, creando cosas como un mejor sistema preatendedor para centros de llamada, herramientas de escritorio más fáciles para las sucursales e incluso un sistema de tarjetas de agradecimiento que se volvió un pilar de la experiencia laboral del empleado.

En el transcurso de las 8 semanas, las personas ejercitaron músculos que nunca soñaron usar en el trabajo.

Aprendieron nuevas habilidades, conocieron nueva gente y, al final, alguien me llamó a un lado y dijo: «Tengo que contarte, las últimas semanas han sido las más intensas, las de trabajo más arduo en toda mi carrera, pero en ningún momento sentí que fuera trabajo».

Y esa es la clave.

Durante esas semanas, las personas fueron creadores e innovadores.

Soñaron soluciones a problemas que los habían molestado durante años, y esta fue una oportunidad para hacer todos esos sueños realidad.

Y esos sueños son una parte importante de lo que nos separa de las máquinas.

Por ahora, las máquinas no se frustran, no se enojan, y claramente no imaginan.

Pero nosotros, como humanos…

sentimos dolor, nos frustramos.

Y es cuando más nos enojamos, y somos curiosos que nos motivamos a hurgar en un problema y crear un cambio.

En nuestra imaginación nacen nuevos productos, nuevos servicios, e incluso nuevas industrias.

Creo que los empleos del futuro surgirán de la mente de las personas que hoy llamamos analistas y especialistas, pero solo si les damos la libertad y la protección que necesitan para crecer y ser exploradores e inventores.

Si realmente deseamos blindar a nuestros empleos contra robots, nosotros, como líderes, debemos abandonar la mentalidad de decirle a las personas qué hacer y en cambio empezar a preguntarles qué problemas resolverán con su imaginación y qué talentos quieren aportar a su trabajo.

Porque si uno puede llevar al trabajo un miércoles el yo del sábado, esperará con ansiedad que llegue el lunes, y esos sentimientos que tenemos respecto de los lunes son parte de lo que nos hace humanos.

Conforme rediseñamos el trabajo para una era de máquinas inteligentes, los invito a que trabajen conmigo para llevar más humanidad a nuestras vidas laborales.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/david_lee_why_jobs_of_the_future_won_t_feel_like_work/

 

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