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Charla «Por qué necesitamos imaginar futuros diferentes» de TED2017 en español.
Anab Jain da vida al futuro creando experiencias en las que la gente puede tocar, ver y sentir el potencial del mundo que estamos creando. ¿Queremos un mundo donde las máquinas inteligentes patrullen nuestras calles, por ejemplo, o donde nuestro patrimonio genético determine nuestra atención médica? Los proyectos de Jain muestran por qué es importante luchar por un mundo que queremos. Echa un vistazo a los posibles futuros en esta charla reveladora.
- Autor/a de la charla: Anab Jain
- Fecha de grabación: 2017-04-24
- Fecha de publicación: 2017-06-19
- Duración de «Por qué necesitamos imaginar futuros diferentes»: 881 segundos
Traducción de «Por qué necesitamos imaginar futuros diferentes» en español.
Me gano la vida visitando el futuro.
No solo un futuro, sino muchos posibles futuros, trayendo evidencias de esos futuros para que Uds.
las experimenten hoy.
Como un arqueólogo del futuro.
Con los años, han traído cosas de mis muchos viajes como una nueva especie de abejas sintéticas; un libro llamado, «Pets as Protein»; una máquina que te hace rico comercializando tus datos genéticos; una lámpara que funciona con azúcar; una computadora para cultivar alimentos.
Bueno, en realidad, todavía no viajo a esos posibles futuros.
Pero mi marido Jon y yo pasamos mucho tiempo ideando y creando conceptos sobre estos posibles futuros en el estudio.
Estamos buscando constantemente estas primeras señales, estos murmullos de un posible futuro.
Y seguimos el rastro de este potencial hasta el futuro para preguntarnos
¿cómo sería vivir en ese futuro?
¿Qué podemos ver, oír y respirar allí?
Luego hacemos experimentos, construimos prototipos, creamos objetos, dándole vida a esos conceptos futuristas, haciéndolos concretos y tangibles para poder sentir el impacto de esas posibilidades futuras aquí y ahora.
Pero no se trata de un trabajo de predicción, sino de crear herramientas.
Herramientas que pueden ayudar a conectar nuestro ser presente y futuro para convertimos en participantes activos en el proceso creativo de un futuro deseado, un futuro que funcione para todos.
Entonces,
¿cómo lo hacemos?
Para un proyecto reciente llamado Aviario de Drones, nos interesaba explorar qué significaría vivir con drones en nuestras ciudades.
Drones con el poder de ver cosas que nosotros no podemos, de ir a lugares inaccesibles para nosotros y hacerlo con mayor autonomía.
Pero fue crucial adquirir una experiencia directa para comprender la tecnología.
Así que construimos varios drones en nuestro estudio.
Les dimos nombres, les dimos funciones y luego los volamos; no sin ciertas dificultades.
Las cosas se nos fueron de las manos porque falló la señal de GPS y los drones se estrellaron.
Pero solo a través de este experimento pudimos construir una parte muy concreta y empírica de un futuro posible.
Bueno, vayamos al futuro.
Imaginemos que vivimos en una ciudad junto a drones como este.
Le llamaremos Vigilante Nocturno.
Patrulla las calles, y se le ve a menudo por las tardes y por las noches.
Al principio estamos muy molestos por ese zumbido que emite.
Pero luego, como cualquier otra cosa nos vamos acostumbrando a ello.
¿Y si pudiéramos ver el mundo a través de sus ojos?
Vean cómo registra constantemente a cada residente del vecindario; a los niños que juegan al fútbol en el área prohibida para jugar con la pelota por no ajustarse a los niveles reglamentarios.
(Risas)
Y luego ver cómo dispersa a este otro grupo de adolescentes, amenazándoles con remitirle una orden judicial autónoma.
Luego hay un disco flotante gigante llamado Madison.
Su presencia deslumbrante es abrumadora; no puedo evitar mirarlo fijamente.
Pero cada vez que me fijo en él parece que sabe un poco más sobre mí, por ejemplo, me enseña más a menudo los anuncios de Brianair como si supiera que estoy planeando mis vacaciones.
No sé si esto me parece levemente entretenido o más bien una total invasión a la privacidad.
De vuelta al presente.
Hemos aprendido mucho mientras creamos este futuro.
Y no solo sobre el funcionamiento de esas máquinas sino también sobre lo que se siente al vivir junto a ellas.
Aunque drones como Madison o Vigilante Nocturno, con estas peculiaridades, aún no están disponibles, muchos elementos del dron del futuro ya lo están hoy en día.
Por ejemplo, los sistemas de reconocimiento facial están por doquier: en teléfonos, termostatos y cámaras de toda la ciudad manteniendo un registro de todo lo que hacemos, sea echar un vistazo a un anuncio o asistir a una protesta.
Estas cosas ya existen y a menudo ni entendemos cómo funcionan o cuáles serían las consecuencias.
Y lo vemos a nuestro alrededor, qué difícil es incluso imaginarse cómo las consecuencias de nuestros actos pueden afectar nuestro futuro.
El año pasado, en Gran Bretaña, donde vivo, hubo un referéndum para que la gente votara a favor o en contra de que saliéramos de la UE, un referéndum conocido como «Brexit».
Nada más publicarse los resultados, empezó a circular una palabra, «Bregret»
(Risas)
para describir a los que eligieron votar a favor protestando sin pensar bien las eventuales consecuencias de sus actos.
Y esta desconexión es evidente en algunas de las cosas más simples.
Digamos que sales a tomar algo.
Luego decides tomar unas cuantas más.
Ya sabes que por la mañana tendrás una jaqueca, pero lo justificas diciendo: «Este otro yo de la mañana lidiará con esto».
Pero por la mañana descubres que este futuro tú sigues siendo tú.
Yo crecí en India en los 70 y los 80, y allí había esta sensación de que se tenía y se podía planear el futuro.
Recuerdo a mis padres tener que hacer planes para las cosas más triviales.
Si necesitaban una línea telefónica, había que encargarla y luego esperar; esperar casi unos cinco años para verla instalada.
(Risas)
Y luego, si querían llamar a mis abuelos que vivían en otra ciudad, tenían que reservar algo llamado llamada interurbana y esperar de nuevo, horas o días.
Y luego, sin aviso, el teléfono sonaba a las dos de la mañana, y todos saltábamos de la cama para reunirnos a su alrededor, gritando y conversando sobre la vida a las dos de la mañana.
Al contrario de lo que sientes hoy, que las cosas ocurren demasiado rápido, tan rápido que se vuelve realmente difícil llegar a comprender nuestro lugar en la historia.
Lo que nos crea un sentimiento abrumador de incertidumbre y ansiedad, de modo que lo dejamos que pase.
No conectamos con esos futuros «nosotros».
Tratamos a este futuro «yo» como si fuera un extraño y al futuro mismo como una tierra desconocida.
Y no es una tierra desconocida sino el viaje que nos queda por delante continuamente cambiante debido a nuestras acciones.
Nosotros somos este futuro y por esto creo que luchar por el futuro que queremos es más urgente y necesario que nunca.
Hemos aprendido en nuestro trabajo que una manera muy potente de lograr un cambio es hacer que la gente experimente directamente, tangible y emocionalmente, algunas de las futuras consecuencias de sus acciones presentes.
A principios de este año, el gobierno de Emiratos Árabes Unidos nos invitó a ayudarles a configurar la estrategia energética del país hasta el año 2050.
En base a datos econométricos gubernamentales creamos este modelo de gran ciudad, imaginándonos muchos posibles futuros.
Mientras presentaba a un grupo de funcionarios del gobierno y a miembros de empresas energéticas nuestro modelo para un futuro sostenible, uno de los asistentes me dijo: «No logro imaginarme un futuro donde la gente deje de conducir autos para optar por el servicio público».
Y luego me dijo: «Ni siquiera puedo decirle a mi hijo que deje de usar su auto».
Pero estábamos preparados para este tipo de reacciones.
Trabajamos con científicos en un laboratorio de química en mi ciudad natal en India y creamos muestras aproximadas de lo que sería el aire en 2030 si nuestro comportamiento permanece igual.
Así que acerco a este grupo a un objeto que emite muestras de este aire.
Inhalar solo una vez este aire nocivo y contaminado del 2030 demostró lo que estábamos diciendo más rápido que cualquier presentación.
Este no es un futuro que deseamos dejar a nuestros hijos.
Al día siguiente, el gobierno anunció por lo grande que iba a invertir miles de millones de dólares en energías renovables.
No tenemos constancia de que nuestras muestras tuvieran algo que ver al respeto pero sí sabemos que les hizo cambiar la política energética para poder afrontar estos retos.
Si bien el aire del futuro es muy efectivo y tangible, la trayectoria de nuestro presente a una consecuencia futura no es siempre tan simple.
Incluso si una tecnología se desarrolla a base de ideales utópicos, en el momento que sale del laboratorio y entra en el mundo queda sujeta a fuerzas que escapan al control de sus creadores.
Para un proyecto en particular, investigamos la genómica médica: la tecnología necesaria para recolectar y usar datos genéticos de la gente para crear medicamentos personalizados.
Nos estábamos preguntando cuáles son algunas de las consecuencias no deseadas de vincular nuestra genética al cuidado de la salud.
Para explorar esta cuestión en más detalle creamos un juicio ficticio, dándole vida con 31 pruebas cuidadosamente elaboradas.
Creamos una clínica genética ilegal, hicimos una incubadora casera de dióxido de carbono, y compramos ratas congeladas por eBay.
Así que vayamos al futuro en el que se celebra este juicio, para conocer al acusado, Arnold Mann.
Arnold está acusado por esta gigante compañía biotecnológica internacional llamada Dynamic Genetics porque tienen pruebas de que Arnold ha insertado ilegalmente el material genético patentado por la compañía en su cuerpo.
¿Cómo diablos logró Arnold hacer eso?
Bueno, todo empezó cuando se le pidió a que enviara una muestra de saliva en este kit al Servicio Nacional de Seguros de Salud del Reino Unido.
Cuando Arnold recibió la factura de su seguro de salud, se sorprendió y se asustó al ver que sus primas se volvieron exorbitantes, un precio inalcanzable para él y su familia.
El algoritmo del Estado había escaneado sus datos genéticos y encontró el riesgo de la presencia de una enfermedad crónica en su ADN.
Así Arnold tuvo que empezar a pagar los costes potenciales de esta enfermedad futura, esta posible enfermedad, desde ahora.
En un momento de miedo y pánico, Arnold deambula por las calles y acude a esta clínica ilegal en busca de tratamiento; algo que modificara su ADN para que el algoritmo del Estado ya no lo viera como un riesgo, y sus primas de seguro vuelvan a ser asequibles.
Pero Arnold no tiene escapatoria y empiezan los procedimientos legales del caso Dynamic Genetics contra Mann.
Para darle vida a este futuro, era importante para nosotros que la gente toque, vea y sienta sus probabilidades porque un encuentro tan inmediato y cercano genera las preguntas adecuadas en la gente, del tipo:
¿Cuáles son las implicaciones de vivir en un mundo donde soy juzgado por mi genética?
O
¿quién podría reclamar la propiedad de mis datos genéticos, y qué podrían hacer con ellos?
Si esto parece algo un tanto raro o muy lejano, sepan que hay un proyecto de ley poco conocido aprobado por el Congreso de EE.UU.
conocido como HR 1313, de Preservación de Programas de Bienestar de Empleados.
Este proyecto de ley propone enmendar la ley contra la discriminación de la información genética, o LNID, que permitirá a los empleadores pedir a los empleados el historial médico de la familia y sus datos genéticos por primera vez.
Quienes se nieguen enfrentarían grandes penalidades.
En el trabajo que he mostrado hasta ahora, sean drones o crímenes genéticos, se describen historias de futuros preocupantes para ayudarnos a evitar esos futuros.
Pero
¿qué pasa con lo que no podemos evitar?
Hoy, especialmente en el caso del cambio climático, parece que tenemos problemas.
Y ahora queremos prepararnos para ese futuro desarrollando herramientas y actitudes que pueden ayudarnos a tener esperanza para poner en marcha un movimiento.
Actualmente, estamos preparando un experimento en nuestro estudio.
Es un proyecto en desarrollo con base en proyecciones de datos climáticos.
Estamos explorando un futuro donde el mundo occidental ha pasado de la abundancia a la escasez, un futuro donde vivimos en una ciudad futura inundada repetidamente, meses sin comida disponible en los supermercados, inestabilidad económica, falta de cadenas de suministro.
¿Qué hay que hacer para prosperar en lugar de solo sobrevivir en tal mundo?
¿Qué alimento podríamos comer?
Para poder responder realmente a estas preguntas estamos construyendo esta habitación en un edificio londinense del año 2050.
Es como una pequeña cápsula del tiempo que recuperamos del futuro.
La amueblamos con solo lo básico.
Lo que tanto nos encanta tener en nuestras casas, como pantallas de TV, frigoríficos conectados a Internet y muebles artesanales, nos deshicimos de todo esto.
Y en su lugar, estamos construyendo computadoras para la alimentación con materiales abandonados, recuperados y reutilizados, para convertir los residuos de hoy en la cena de mañana.
Por ejemplo, acabamos de construir nuestra primera máquina de cultivo por nebulización automatizada.
Usa la técnica de cultivo con la niebla como nutriente, ni siquiera el agua o el suelo…
para cultivar las cosas rápidamente.
Por el momento, hemos cultivado tomates con éxito.
Pero necesitaremos más comida de la que podemos cultivar en esta habitación.
Entonces,
¿qué más podríamos aprovechar de la ciudad?
¿Insectos?
¿Palomas?
¿Zorros?
Antes les traje aire del futuro.
Esta vez estamos trayendo toda una habitación del futuro, una habitación llena de esperanza, herramientas y tácticas para crear respuestas positivas en condiciones hostiles.
Pasar tiempo en esta sala que podría ser nuestro propio futuro hogar, hace las consecuencias del cambio climático y la inseguridad alimentaria mucho más inmediata y tangible.
Aprendemos con estos experimentos y con la práctica y de las personas con las que nos relacionamos que la creación de experiencias concretas puede zanjar la desconexión entre el hoy y el mañana.
Enfrentándonos a diferentes posibles futuros, siendo abiertos y dispuestos, aceptando la incertidumbre y la incomodidad de tal situación, podemos imaginar nuevas posibilidades.
Podemos encontrar futuros optimistas y caminos hacia adelante; podemos pasar de la esperanza a la acción.
Es decir, podemos cambiar de dirección, podemos hacernos escuchar, podemos inscribirnos en el futuro que queremos.
Hay otros mundos posibles.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/anab_jain_why_we_need_to_imagine_different_futures/