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Por qué un ciudadano corriente necesita entender el poder – Charla TEDCity2.0

Charla «Por qué un ciudadano corriente necesita entender el poder» de TEDCity2.0 en español.

Demasiados estadounidenses desconocen lo que significa el poder: qué es, cómo funciona y por qué algunas personas lo ejercen. En consecuencia, los pocos que entienden lo que es el poder tienen una influencia desproporcionada sobre el resto de la gente. «Tenemos que hacer que la educación cívica sea atractiva de nuevo», dice el educador Eric Liu. «Tan atractiva como lo fue durante la revolución estadounidense o durante el movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos».

  • Autor/a de la charla: Eric Liu
  • Fecha de grabación: 2013-09-20
  • Fecha de publicación: 2014-08-14
  • Duración de «Por qué un ciudadano corriente necesita entender el poder»: 1035 segundos

 

Traducción de «Por qué un ciudadano corriente necesita entender el poder» en español.

Soy profesor y practicante de cívica en EE.

UU.

Les pido amablemente a los que se han quedado dormidos que despierten.


(Risas)

¿Por qué la palabra «cívica» tiene este efecto soporífico y narcoléptico en nosotros?

Creo que es porque la palabra misma significa algo extremadamente virtuoso, extremadamente importante y extremadamente aburrido.

Pues creo que es responsabilidad de gente como nosotros, gente en reuniones como esta, ya sea en persona o en línea, de cualquier manera posible, hacer que la educación cívica sea atractiva de nuevo, al igual que como lo fue durante la revolución estadounidense, o durante el movimiento por los derechos civiles en EE.

UU.

Creo que la forma de hacer que sea nuevamente atractiva, es hacer que trate explícitamente de la enseñanza del poder.

Creo que la forma de hacer esto es a nivel urbano.

De esto quiero hablarles hoy; comenzaré definiendo algunos términos, y luego describiré la magnitud del problema al cual creo que nos enfrentamos, y sugeriré maneras en que creo que las ciudades pueden ser la clave de la solución.

Comencemos con algunas definiciones.

Por educación cívica entiendo realmente el arte de ser prosocial, un participante activo que ofrece soluciones a los problemas de una comunidad autogobernada.

La cultura cívica es el arte de ser ciudadano lo que Bill Gates Sr.

simplemente llama exponerse a la vida, e incluye tres cosas: una base de valores, un entendimiento de los sistemas que hacen que el mundo gire, y un conjunto de habilidades que permita perseguir metas y que otros se unan a este propósito.

Esto me lleva a la definición del poder que es simplemente esta: la capacidad de hacer que otros que hagan lo que tú quieres que hagan.

Suena amenazante

¿verdad?

No nos gusta hablar de poder.

Nos suena aterrorizante, de alguna forma malvado.

Nos incomoda nombrarlo.

En la culture y la mitología de la democracia el poder reside en el pueblo.

Punto.

Fin de la historia.

Ninguna otra pregunta es necesaria o incluso bienvenida.

El poder tiene un valor moral negativo.

Suena inherentemente maquiavélico.

Parece ser inherentemente malo.

Pero el poder no es inherentemente más bueno o malo que el fuego o la física.

Es lo que es.

Y el poder determina cómo funciona cualquier tipo de gobierno, ya sea este una democracia o una dictadura.

El problema al que nos enfrentamos, particularmente aquí en EE.

UU., y en todo el mundo, es que demasiada gente es profundamente ignorante acerca del poder, qué es, quién lo controla, cómo funciona, cómo actúa, cuál son sus mecanismos visibles, y cuáles no, por qué algunos lo ejercen, por qué se acumula.

Como resultado de esta ignorancia, los pocos que entienden cómo funciona el poder en el ámbito civil, aquellos que entienden cómo una propuesta se convierte en ley, sí, pero también cómo una relación se vuelve una subvención, cómo un sesgo se convierte en política, o cómo un eslogan se convierte en movimiento, la gente que entiende estas cosas tiene una influencia enorme y es perfectamente feliz de llenar el vacío creado por la ignorancia de la gran mayoría.

Es por eso que ahora es fundamental para nosotros entender la idea de poder y democratizarla.

Una de las cosas más profundamente emocionantes y desafiantes acerca de este momento es que como resultado de este desconocimiento sobre el poder, que está tan extendido, es que hay una concentración de conocimiento, de entendimiento, de influencia.

Piensen en esto:

¿Cómo se vuelve una relación una subvención?

Naturalmente, cuando un importante oficial del gobierno decide dejar el gobierno para hacer lobby en favor de intereses privados, convierte todas sus relaciones en capital para sus nuevos amos.

¿Cómo se convierte un sesgo en política?

De forma insidiosa, igual a la práctica de la policía neoyorkina de parar y cachear a la gente, que a la larga se ha convertido en una lotería burocrática.

¿Cómo se vuelve un eslogan un movimiento?

Viralmente, de la forma que el movimiento Tea Party tomó prestado el eslogan «No te metas conmigo» de la bandera de Gadsden durante la Revolución Estadounidense, o cómo por otra parte, un grupo de activistas tomaron el titular de una revista como «Ocupen Wall Street» y lo convirtieron en un movimiento a nivel mundial.

Pero la mayoría de la gente no busca o no quiere ver estas realidades.

Parte de este ignorancia, este desconocimiento cívico, es deliberado.

Por ejemplo, hay algunos de la generación Y que piensan que todo esto es un asunto sórdido.

No quieren tener nada que ver con la política.

Más bien prefieren ignorarla y a cambio hacer voluntariado.

Hay algunos tecnócratas allí afuera que creen que la cura a todo este desequilibrio o abuso de poder es simplemente más información, más transparencia.

Algunos de izquierda creen que el poder reside solo en las corporaciones, mientras que algunos de derecha creen que el poder reside únicamente en el gobierno, cada partido cegado por su propia indignación.

Están los ingenuos que creen que lo bueno pasa porque sí, y los cínicos que creen que lo malo pasa porque sí, el afortunado y el desafortunado que piensan que lo que les ocurren es simplemente lo que se merecen, en vez de que sufren un efecto alterado, producto de un acuerdo anterior, del reparto heredado del poder.

Como resultado de todo este fatalismo que invade la vida pública, hoy en día, y particularmente aquí en EE.

UU.

tenemos unos niveles extremadamente bajos de conocimiento y compromiso cívico, de participación, de concientización.

Todo este negocio de la política se ha abandonado a manos de profesionales, gente con dinero, con influencia, mensajeros y analistas.

El resto debemos sentirnos unos aficionados, en el sentido de bobos.

Perdemos la motivación de aprender más acerca de cómo funcionan las cosas.

Decidimos ignorarlas.

Pues, este problema, este desafío es algo que debemos enfrentar, y creo que cuando hay esta falta de compromiso, esta ignorancia deliberada, la misma es una causa y una consecuencia de esta concentración de oportunidades de riqueza e influencia que les describía hace un momento; esta profunda inequidad cívica.

Por eso es tan importante en este momento refigurarnos lo cívico como enseñanza sobre el poder.

Quizás nunca ha sido más importante en toda nuestra vida.

SI el pueblo no aprende acerca del poder, el pueblo no despertará, y si no despierta se queda fuera.

Parte del arte de practicar el poder significa estar alerta y tener una voz, pero también se trata de tener una plataforma donde realmente poder practicar la toma de decisiones.

Todo la cultura cívica se reduce a la sencilla pregunta de quién decide, y eso tiene que tener lugar en un sitio, en una plataforma.

Esto me trae al tercer punto que vengo a presentar hoy y es simplemente que no hay mejor lugar en nuestros tiempos para la práctica de poder que la ciudad.

Piensen en la ciudad en que viven, de donde vienen.

Piensen en un problema de la vida diaria en su ciudad.

Puede ser algo pequeño, como dónde debería haber un poste de luz, o algo más importante, como en cuál biblioteca se debería ampliar o reducir el horario, o quizás algo más grande, como si un muelle abandonado debería convertirse en una autopista o una zona verde, o si todos los negocios en su ciudad deberían pagar un salario mínimo.

Piensen acerca del cambio que quieren para su ciudad y luego piensen en cómo lograrlo, cómo hacerlo realidad.

Hagan un inventario de todas las formas de poder que juegan un papel en la situación de tu ciudad: dinero, claro, gente, sí, ideas, información, desinformación, el peligro de las presiones, la fuerza de las normas.

Todas estas formas de poder juegan un papel.

Ahora piensa en cómo activarían o quizás neutralizarían estas diversas formas de poder.

Esto no es un conjunto de preguntas tipo nivel avanzado en «Juego de Tronos».

Estas son preguntas que ocurren en todos los rincones del planeta.

Voy a contarles rápidamente dos historias sacadas de dos titulares recientes.

En Boulder, Colorado, los votantes aprobaron no hace mucho un proceso para reemplazar a la compañía eléctrica privada, la compañía eléctrica, Xcel, con una compañía pública que dejaría de lado las ganancias y prestaría más atención al cambio climático.

Pues Xcel contraatacó pidiendo un referéndum que podría comprometer o anular esta municipalización.

Así que los ciudadanos activistas en Bouder que querían esto tienen que pelear contra el poder para obtener el poder.

En Tuscaloosa, en la Universidad de Alabama, hay una organización en el campus universitario llamada —de forma un poco amenazadora— la Máquina, en su mayoría compuesta por sociedades y hermandades de blancos del campus y durante décadas, la Máquina ha arrasado en las elecciones de gobierno de estudiantes.

Ahora la Máquina, recientemente, comenzó a participar en la política de la ciudad, y ha apoyado la elección de un antiguo miembro de la Máquina, un joven favorable a las empresas, un recién graduado, a la junta educativa de la ciudad de Tuscaloosa.

Como digo, estos son solo dos ejemplos sacados aleatoriamente de los titulares recientes.

Todos los días hay miles como estos.

Y les gusten o no los esfuerzos que les describo en Boulder o Tuscaloosa, no podemos dejar de admirar el conocimiento que poseen estos jugadores acerca del poder y sus habilidades.

No pueden no tener en cuenta y reconocer que bien conocen las preguntas fundamentales del poder cívico:

¿cuáles son los objetivos, las estrategias y tácticas?

¿Cuál es el terreno?

¿Quiénes son los enemigos, y los aliados?

Ahora, quiero que vuelvan a pensar sobre ese problema, esa oportunidad o ese desafío en su ciudad, y eso que querían arreglar o crear en la ciudad, y pregúntense:

¿conocen bien las preguntas fundamentales del poder?

¿Pueden poner en práctica y de forma efectiva eso que conocen?

Este es nuestro desafío y oportunidad.

Vivimos en una época en que a pesar de la globalización, o quizás debido a la globalización, todo ciudadano es aún más resonante y poderoso a nivel local.

De hecho el poder en esta época actual va aún más rápido hacia las ciudades.

Aquí en EE.

UU.

el gobierno nacional está atado a acuerdos partidistas.

La imaginación cívica, la innovación y la creatividad ahora emergen de ecosistemas locales y se expanden hacia afuera.

Esta gran innovación, esta gran ola de localismo que está llegando ahora, la ven en la forma como la gente come, trabaja, comparte, compra, se moviliza y vive sus vidas diarias, no es un precioso provincialismo, no se trata de mantenerse retirado y aislado, no.

Esto es un fenómeno en expansión.

El localismo de nuestros tiempos está poderosamente conectado.

Por ejemplo, consideren las formas en que las estrategias para hacer las ciudades más seguras para los ciclistas se ha extendido tan rápidamente desde Copenhague hasta Nueva York, Austin, Boston y Seattle.

Piensen en los experimentos de los presupuestos participativos, donde todo ciudadano tiene la oportunidad de asignar y decidir sobre el reparto de los fondos de la ciudad.

Estos experimentos se han extendido desde Puerto Alegre, Brasil, hasta acá a la ciudad de Nueva York, o hasta los vecindarios de Chicago.

Trabajadores migrantes desde Roma hasta Los Angeles y muchas otras ciudades se están organizando para hacer huelgas y recordarles a quienes viven en sus ciudades lo que sería un día sin inmigrantes.

En China, en todo el país los miembros del movimiento de los Nuevos Ciudadanos han comenzado a activar y organizar la lucha contra la corrupción gubernamental, y han despertado la ira de los funcionarios, pero también la atención de los activistas anticorrupción en todo el mundo.

En Seattle, de donde vengo, somos parte de un numeroso grupo de ciudades de todo el mundo que ahora trabajan juntas, ignorando los gobiernos por completo, los gobiernos nacionales, para alcanzar la meta de reducir la emisión de gases contaminantes establecidas en el Protocolo de Kioto.

Todos estos ciudadanos, unidos están formando una red, un inmenso archipiélago de poder que nos permite sobrepasar las quiebras y los monopolios del poder.

Y nuestra tarea ahora es acelerar este proceso.

Nuestra tarea es atraer más y más gente en el desarrollo de este proyecto.

Por eso mi organización, Citizen University, ha tomado ahora la iniciativa de crear un currículo para todos en poder cívico.

Y este currículo comienza con esta tríada de valores, sistemas y habilidades que les describí anteriormente.

Y me gustaría invitarlos a todos para que ayuden a crear este currículo con las historias, las experiencias y los desafíos que cada uno de Uds.

tienen y a los que se enfrentan, para crear algo poderosamente colectivo.

Y quiero invitarlos a Uds.

en particular a realizar un simple ejercicio sacado del marco inicial de este currículo.

Quiero que escriban una narrativa, una historia sobre el futuro de su ciudad, y pueden ponerle fecha, digamos que ocurre dentro de un año, cinco años, una década, una generación más tarde, y escriban como si fuera un estudio de caso en el que miran atrás, y ven los cambios que querían para su ciudad, vean las causas que defendieron, y describan la forma que eso cambió, y cómo esa causa llegó a ser exitosa.

Describan los valores de los conciudadanos que implicaron, y la sensación de propósito moral que fueron capaces de despertar.

Enumeren todas las formas con las que hayan logrado la participación de los sistemas de gobierno, del mercado, de las instituciones sociales y organizaciones religiosas, de los medios de comunicación.

Cataloguen todas las habilidades que tuvieron que utilizar, cómo negociar, defender, describir los problemas, cómo abordar diversos conflictos, todas estas habilidades que les permitieron traer gente a bordo y superar la oposición.

Lo que harán cuando escriban esa narrativa es que aprenderán sobre el poder, y en el proceso, cómo escribir sobre el poder.

Compartan lo que escriban, hagan lo que escriban, y compartan lo que hagan.

Les invito a que compartan las narrativas que han creado en nuestra página de Facebook para Citizen University.

Pero incluso más allá, en las conversaciones que tenemos hoy en día en todo el mundo, en las reuniones que pasan de forma simultánea sobre este tema en este momento, piensen sobre cómo podemos llegar a ser nuestros propios educadores y estudiantes del poder.

Si hacemos esto, entonces juntos podemos hacer que la educación cívica sea atractiva de nuevo.

Juntos podemos democratizar la democracia y hacerla de nuevo un práctica segura para los aficionados.

Juntos podemos crear esta gran red de ciudades que sería el laboratorio colectivo autogobernante más poderoso que este planeta jamás haya visto.

Tenemos el poder de hacerlo.

Muchas gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/eric_liu_why_ordinary_people_need_to_understand_power/

 

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