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¿Puede autorrepararse el cerebro lesionado? – Charla TEDGlobal 2013

Charla «¿Puede autorrepararse el cerebro lesionado?» de TEDGlobal 2013 en español.

Luego de una lesión cerebral traumática, a veces sucede que el cerebro puede autorrepararse, creando nuevas células cerebrales para reemplazar las dañadas. Sin embargo, la reparación no ocurre con la suficiente rapidez para permitir la recuperación del estado degenerativo, como en la enfermedad de la neurona motora (también conocida como enfermedad de Lou Gehrig´s o ALS). Siddharthan Chandran analiza algunas técnicas nuevas que utilizan células madre especiales, las que podrían permitir a los cerebros lesionados regenerarse con mayor rapidez.

  • Autor/a de la charla: Siddharthan Chandran
  • Fecha de grabación: 2013-07-15
  • Fecha de publicación: 2014-02-24
  • Duración de «¿Puede autorrepararse el cerebro lesionado?»: 957 segundos

 

Traducción de «¿Puede autorrepararse el cerebro lesionado?» en español.

Estoy muy contento de estar aquí hoy para hablarles sobre cómo podríamos reparar los cerebros lesionados, y estoy especialmente emocionado con esta materia porque, como neurólogo, creo que ofrece una vía importante con la que podríamos ser capaces de ofrecer esperanza a los pacientes que viven hoy con las devastadoras y aún incurables enfermedades cerebrales.

Y aquí está el problema.

Ustedes pueden ver la imagen del cerebro de alguien que padece el mal de Alzheimer junto a un cerebro sano, y como es evidente, en el cerebro con Alzheimer hay daños obvios marcados con los círculos rojos: atrofia, cicatrices.

Podría mostrales imágenes similares de otras enfermedades: esclerosis múltiple, enfermedad de la neurona motora, enfermedad de Parkinson, incluso enfermedad de Huntington, y todas ofrecerían una historia similar.

De forma colectiva, estos trastornos cerebrales representan una de las mayores amenazas de salud pública de nuestro tiempo.

Y las cifras son bastante alarmantes.

En todo momento hay 35 millones de personas que viven con una de estas enfermedades cerebrales, y el costo global anual es de 700 mil miillones de dólares.

Quiero decir, solo piensen en eso.

Es más del 1% del PIB global.

Y puede ser peor, porque todas estas cifras están aumentando debido a que son enfermedades relacionadas con la edad avanzada y estamos viviendo más.

Entonces la pregunta que realmente necesitamos hacernos es por qué, dado el devastador impacto de estas enfermedades para el individuo, no importa la magnitud del problema social,

¿por qué no hay tratamientos efectivos?

Ahora, con el objetivo de reflexionar sobre esto, necesito primero darles un curso intensivo sobre cómo funciona el cerebro.

En otras palabras, necesito decirles todo lo que aprendí en la facultad de medicina.


(Risas)
Pero créanme, no tomará mucho tiempo.

¿De acuerdo?


(Risas)
Entonces el cerebro es muy simple: está compuesto por cuatro células, y dos de ellas aparecen aquí.

Está la célula nerviosa, y luego la célula mielinizada o célula de aislamiento, que se llama oligodendrocito.

Cuando estas cuatro células funcionan juntas, con salud y armonía, crean una extraordinaria sinfonía de actividad eléctrica, y esta es la actividad eléctrica que sustenta nuestra capacidad para pensar, emocionarnos, recordar, aprender, movernos, sentir y así sucesivamente.

Pero del mismo modo, cada una de estas cuatro células individuales, solas o juntas, pueden descontrolarse o morir, y cuando eso sucede, ocurre daño.

Daños en la conectividad.

Interrupción en las conexiones.

Y eso es evidente aquí con una conducción más lenta.

Pero a la larga, este daño se manifestará claramente como enfermedad.

Y si el punto de partida en la muerte de las células nerviosas es un nervio motor, por ejemplo, se desarrollará una enfermedad de la neurona motora.

Me gustaría mostrarles un caso de la vida real sobre lo que sucede con una enfermedad de la neurona motora.

Este es un paciente mío llamado John, a quien vi la semana pasada en la clínica.

Le he pedido a John que nos cuente cuáles fueron los problemas que condujeron al diagnóstico inicial de enfermedad de la neurona motora.

John: Fui diagnosticado en octubre de 2011, y el problema principal fue respiratorio, dificultad para respirar.

No sé si captaron todo, pero lo que John nos estaba diciendo era que la dificultad para respirar condujo finalmente al diagnóstico de enfermedad de la neurona motora.

Así está John 18 meses después del diagnóstico, y le he pedido que nos hable de su situación actual.

Lo que tengo ahora es que mi respiración ha empeorado.

Tengo debilidad en las manos, los brazos y las piernas.

Básicamente, estoy en una silla de ruedas la mayor parte del tiempo.

John acaba de decirnos que está en una silla de ruedas la mayor parte del tiempo.

Lo que estos dos cortos muestran no es solo la consecuencia devastadora de la enfermedad, también nos dicen algo sobre el ritmo impactante de la enfermedad, porque en solo 18 meses un hombre adulto en forma ha sido conducido a una silla de ruedas con un respirador artificial.

Y vamos a ser realistas, John podría ser el padre, el hermano o el amigo de cualquiera de nosotros.

Eso es lo que sucede cuando muere el nervio motor.

Pero,

¿qué pasa cuando muere la célula de la mielina?

Se desarrolla la esclerosis múltiple.

La tomografía a su izquierda es una imagen del cerebro, y un mapa de las conexiones cerebrales, sobre las cuales están superpuestas áreas de daños.

Nosotros las llamamos lesiones de desmielinización.

Son lesiones y son blancas.

Yo sé lo que ustedes están pensando ahora.

Están pensando: «Dios mío, este tipo apareció y dijo que hablaría de esperanza, y todo lo que ha hecho es dar una historia bastante sombría y deprimente».

Yo les he dicho que estas enfermedades son terribles.

Son devastadoras, las cifras están aumentando, los costos son ridículos, y lo peor de todo, no hay tratamientos.

¿Dónde está la esperanza?

Bien,

¿saben qué?

Pienso que hay esperanza.

Y hay esperanza en esta próxima sección, esta sección sobre el cerebro de alguien con esclerosis múltiple, porque lo que ilustra es, increíblemente, que el cerebro puede autorrepararse.

Solo que no lo hace suficientemente bien.

Así que de nuevo, hay dos cosas que quiero mostrarles.

Primero, las lesiones de este paciente con esclerosis múltiple.

Igualmente, son otras de esas masas blancas.

Pero lo más importante, el área dentro del círculo rojo destaca una región que es de color azul pálido.

Esa área que es de color azul pálido fue una vez blanca.

Estaba dañada.

Y ahora está reparada.

Solo para que quede claro: No se debe a los médicos.

Es a pesar de los médicos, no gracias a ellos.

Es una reparación espontánea.

Eso es maravilloso y ha ocurrido porque hay incluso células madre en el cerebro que pueden generar nuevas mielinas, nuevos aislantes, para establecerse sobre los nervios dañados.

Y esta observación es importante por dos motivos.

El primero es que desafía una de las teorías ortodoxas que aprendimos en la facultad de medicina, o al menos yo, reconocida en el siglo pasado, de que el cerebro no puede autorrepararse, a diferencia de, digamos, los huesos o el hígado.

Pero de hecho lo hace, solo que no lo suficientemente bien.

Y lo segundo que hace, es darnos una indicación muy clara del camino hacia nuevas terapias, quiero decir, no se necesita ser una eminencia para saber qué hacer.

Simplemente, es necesario encontrar formas de estimular la reparación endógena y espontánea que ocurre de todos modos.

Entonces, la cuestión es, si hemos sabido eso desde hace algún tiempo, como lo hemos hecho,

¿por qué no tenemos esos tratamientos?

Y eso en parte refleja la complejidad del desarrollo de fármacos.

Ahora, se podría asumir el desarrollo de fármacos como una apuesta bastante cara y arriesgada, y los pronósticos de esta apuesta son aproximadamente esto: 10,000 contra uno, porque es necesario analizar 10,000 compuestos para encontrar el ganador potencial.

Y entonces es necesario dedicar 15 años y gastar más de mil miillones de dólares, e incluso entonces, podríamos no tener un ganador.

Así que la pregunta para nosotros es,

¿se pueden cambiar las reglas del juego y aumentar las probabilidades?

Para lograrlo, tenemos que pensar,

¿dónde está el cuello de botella en el descubrimiento de fármacos?

Y uno de los cuellos de botella está en los inicios del descubrimiento de fármacos.

Todas las proyecciones suceden en modelos animales.

Sin embargo, se sabe que el estudio adecuado para la humanidad es el hombre, citando a Alexander Pope.

Entonces el problema es,

¿podemos estudiar estas enfermedades usando material humano?

Y por supuesto, podemos absolutamente.

Podemos usar células madre, y específicamente, podemos usar células madre humanas.

Las células madre humanas son esas extraordinarias pero sencillas células que pueden hacer dos cosas: pueden autorrenovarse o desarrollarse, pero pueden también especializarse para crear hueso, hígado o, muy importante, células nerviosas, tal vez incluso células nerviosas motoras o células de la mielina.

El reto ha estado durante mucho tiempo,

¿podemos aprovechar el poder, el poder indudable de esas células madre, con el objetivo de hacer realidad su promesa para la neurología regenerativa?

Pienso que ahora podemos y la razón de poder es porque ha habido varios descubrimientos importantes en los últimos 10, 20 años.

Unos de ellos fue aquí en Edimburgo, y debe ser la única oveja famosa, Dolly.

Dolly fue creada en Edimburgo, y fue un ejemplo de la primera clonación de un mamífero a partir de una célula adulta.

Sin embargo, pienso que el avance más importante para los própositos de nuestro debate hoy lo hizo un científico japonés llamado Yamanaka en 2006.

Y lo que hizo Yamanaka, en una forma fantástica de cocina científica, fue que mostró que cuatro ingredientes, solo cuatro ingredientes, podían transformar efectivamente cualquier célula adulta en una célula madre maestra.

Y la significación de esto es difícil de exagerar, porque quiere decir que cualquiera en esta sala, particularmente los pacientes, podrían generar ahora un kit de reparación de tejido personalizado y hecho a medida Se toma una célula de la piel y se convierte en una célula maestra pluripotente, de ese modo se podrían crear aquellas células que son relevantes para nuestras enfermedades, tanto para realizar estudios como potencialmente para curar.

Ahora, esa idea en la escuela de medicina —es un tema recurrente,

¿no?

, la facultad de medicina y yo— habría sido ridícula.

Sin embargo, hoy es una realidad absoluta.

La veo como la piedra angular de la regeneración, la recuperación y la esperanza.

Y ahora que estamos en el tema de la esperanza, para aquellos de ustedes que podrían haber reprobado en la escuela, hay también una esperanza, porque este es el reporte escolar de John Gerdon.

[«Creo que él tiene ideas de ser un científico; pero en su proyección actual esto es bastante ridículo».] No creían mucho en él en ese momento.

Pero lo que no era posible saber es que él obtuvo el Premio Nobel de Medicina hace apenas tres meses.

Entonces, para volver al asunto inicial,

¿cuál es la posibilidad de estas células madre, o esta tecnología de punta, para reparar el daño cerebral, que llamamos neurología regenerativa?

Pienso que hay dos vías para estudiar esto: como una fantástica herramienta del sglo XXI para el descubrimiento de fármacos, y/o como una forma de terapia.

Quiero contarles un poco sobre ambas cosas en los próximos momentos.

El descubrimiento de fármacos en el laboratorio muestra la frecuencia con que la gente habla de esto.

Es muy simple: se toma a un paciente con una enfermedad, digamos con enfermedad de la neurona motora, se toma una muestra de piel, se hace la reprogramación pluripotente, como ya les he dicho, y se generan células nerviosas motoras vivas.

Es sencillo porque eso es lo que las células pluripotentes pueden hacer.

Pero lo más importante, después es posible comparar su comportamiento con sus equivalentes saludables, idealmente a partir de un familiar no afectado.

De esa manera, se está coincidiendo con la variación genética.

Y eso es exactamente lo que hicimos aquí.

Este fue un trabajo en equipo: Chris Shaw en Londres; Steve Finkbeiner y Tom Maniatis en los Estados Unidos.

Y lo que estamos viendo, y es maravilloso, es que estas células nerviosas motoras están vivas y creciendo en un paciente con enfermedad de la neurona motora.

Da la casualidad de ser una forma hereditaria.

Quiero decir, imagínense eso.

Esto habría sido inimaginable hace 10 años.

Así que aparte de verlas crecer y generar procesos, también podemos diseñarlas para que florezcan, pero lo más importante, podemos seguir las pistas de su salud individual y comparar las células nerviosas motoras enfermas con las sanas.

Cuando se hace todo eso y se comparan, nos damos cuenta de que las enfermas, que están representadas con la línea roja, tienen dos veces y medio más probabilidades de morir que sus equivalentes sanas.

Y el punto crucial es que tenemos entonces un fantástico ensayo para descubrir fármacos, porque lo que se pediría a los fármacos, y se podría hacer a través de un sistema de detección automatizado de alto rendimiento, se debe pedir una cosa: encontrar un medicamento que lleve la línea roja más cerca de la azul, ya que ese medicamento será un candidato de alto valor, que probablemente podría llevar directamente a un ensayo con humanos y casi pasar por alto el cuello de botella que les he mencionado sobre el desarrollo de fármacos con los modelos animales, si eso tiene sentido.

Es fantástico.

Pero quiero volver a cómo podrían usarse directamente las células madre para reparar daños.

Y de nuevo hay dos vías para pensar en esto, que no son mutuamente excluyentes.

La primera, y pienso que a largo plazo la que nos dará el mayor beneficio, aunque no ha sido pensado todavía de esa manera, es estudiar esas células madre que ya están en nuestro cerebro, como les he dicho.

Todos tenemos células madre en el cerebro, incluso los cerebros enfermos, y sin dudas la forma más inteligente de avanzar es encontrar vías que puedan estimular y activar esas células madre que ya están en el cerebro para reaccionar y responder apropiadamente al daño y repararlo.

Ese será el futuro.

Habrá medicamentos que harán eso.

Pero la otra vía es lanzarse en paracaídas dentro de las células, trasplantarlas, para reemplazar células moribundas o perdidas, incluso en el cerebro.

Y quiero hablarles ahora de un experimento, es un ensayo clínico que hicimos, y que se completó recientemente junto con colegas en UCL, David Miller en particular.

Este estudio fue muy sencillo.

Tomamos pacientes con esclerosis múltiple y nos planteamos una simple pregunta:

¿Protegerían las células madre de la médula ósea a sus nervios?

Lo que hicimos fue que tomamos la médula ósea, desarrollamos las células madre en el laboratorio, y las inyectamos de nuevo en la vena.

Estoy tratando de que suene muy sencillo.

Pero le tomó 5 años a mucha gente,

¿está bien?

Me sacó las canas y causó todo tipo de problemas.

Sin embargo, conceptualmente es un experimento esencialmente simple.

Entonces las hemos puesto en la vena,

¿verdad?

Con el objetivo de comprobar si fue exitoso o no, tomamos el nervio óptico como nuestra medida de resultado.

Esa es una buena manera para comprobar el avance de la esclerosis múltiple, porque lamentablemente los pacientes sufren de problemas de visión: pérdida de visión, visión borrosa.

Y así, comprobamos el tamaño del nervio óptico usando los escáneres con David Miller tres veces —a los doce meses, a los seis meses, y antes de la inyección— y pueden ver la línea roja descender ligeramente.

Eso está diciéndonos que el nervio óptico se está reduciendo, lo que tiene sentido porque los nervios están muriendo.

Entonces pusimos la inyección de células madre y repetimos la medición dos veces —a los tres meses y a los seis meses— y casi para nuestra sorpresa, la línea subió.

Eso sugiere que la intervención ha sido protectora.

No creo que lo que pasó es que esas células madre hubieran creado nueva mielina o nuevos nervios.

Lo que pienso que han hecho es que han estimulado las células madre endógenas o las células precursoras, para que hagan su trabajo: despertar, generar nueva mielina.

Esta es una prueba de concepto.

Y estoy muy emocionado con eso.

Entonces quiero terminar con el tema con el que empecé, que fue regeneración y esperanza.

De ese modo, le he preguntado a John cuáles son sus expectativas para el futuro.

John: Esperaría que en el futuro, a través de la investigación que ustedes están haciendo, podamos obtener una cura, para que la gente como yo pueda llevar una vida normal.

Eso lo dice todo.

Me gustaría terminar agradeciendo a John en primer lugar, gracias a John por permitirme compartir sus ideas y estos cortos con ustedes.

Pero también me gustaría decir a John y a los demás que mi punto de vista es: tengo esperanzas en el futuro.

Creo que las tecnologías disruptivas, como las de las células madre que he tratado de explicarles hoy, ofrecen la verdadera esperanza.

Y pienso que el día en que podamos ser capaces de reparar los cerebros lesionados está más cerca de lo que pensamos.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/siddharthan_chandran_can_the_damaged_brain_repair_itself/

 

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