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¿Pueden las algas marinas ayudar a reducir el calentamiento global? – Charla TEDSummit 2019

Charla «¿Pueden las algas marinas ayudar a reducir el calentamiento global?» de TEDSummit 2019 en español.

Es hora de intervenciones a escala planetaria para combatir el cambio climático, y el ambientalista Tim Flannery cree que las algas marinas pueden ayudar. En una charla audaz, comparte el épico potencial de captura de carbono de las algas, explicando cómo las granjas de algas marinas creadas a escala masiva podrían atrapar todo el carbono que emitimos a la atmósfera. Aprende más sobre esta solución que puede salvar el planeta, y el trabajo que aún se necesita para llegar allí.

  • Autor/a de la charla: Tim Flannery
  • Fecha de grabación: 2019-07-20
  • Fecha de publicación: 2019-09-23
  • Duración de «¿Pueden las algas marinas ayudar a reducir el calentamiento global?»: 840 segundos

 

Traducción de «¿Pueden las algas marinas ayudar a reducir el calentamiento global?» en español.

Hay mucho de esto.

Esto es alga marina.

Es algo bastante simple, pero tiene algunas cualidades notables.

Por ejemplo, crece muy rápido.

Así que el carbono que es parte de esta alga, hace solo unas semanas, estaba flotando en la atmósfera como CO2 atmosférico, provocando las consecuencias adversas del cambio climático.

Por el momento, está encerrado de forma segura en el alga, pero cuando esta alga se pudra, y por su olor, no falta mucho, cuando se pudra, ese CO2 será liberado de nuevo a la atmósfera.

¿No sería fantástico si pudiéramos encontrar una forma de mantener ese CO2 encerrado a largo plazo, y así contribuir significativamente a solucionar el problema climático? De lo que estoy hablando es de mermar.

Ahora se ha convertido en la otra mitad del desafío climático.

Y eso se debe a habernos demorado tanto en abordar el cambio climático; ahora debemos hacer, al mismo tiempo, dos cosas muy grandes y difíciles.

Debemos reducir las emisiones y limpiar el suministro de energía a la vez que extraemos grandes volúmenes de dióxido de carbono de la atmósfera.

Si no lo hacemos, cerca del 25 % del CO2 que ponemos en el aire permanecerá allí para siempre, según los estándares humanos.

Así que debemos actuar.

Esta es realmente una nueva fase en el tratamiento de la crisis climática, y exige una nueva forma de pensar.

Por ello, ideas como las compensaciones de carbono realmente no tienen sentido en la era moderna.

Cuando compensas algo, dices: «Me permitiré poner un poco de gas de efecto invernadero en la atmósfera, pero luego lo compensaré bajándolo».

Cuando se tiene que reducir las emisiones y reducir el CO2, ese pensamiento ya no tiene sentido.

Y cuando hablamos de reducción, hablamos de poner grandes volúmenes de gases invernadero, principalmente CO2, fuera de circulación.

Y para hacer eso, necesitamos un precio del carbono.

Necesitamos un precio significativo que pagaremos por ese servicio del que todos nos beneficiaremos.

Casi no hemos progresado hasta ahora, con la segunda mitad del desafío climático.

No está en el radar de la mayoría de la gente.

Y debo decir que a veces oigo a la gente expresar: «Perdí la esperanza de poder hacer algo con respecto a la crisis climática».

Y miren, les digo que yo también he tenido mis noches de insomnio.

Pero estoy aquí hoy como embajador de esta humilde hierba, el alga marina.

Creo que tiene el potencial de ser una gran parte de la solución del desafío del cambio climático y una gran parte de nuestro futuro.

Ahora, lo que los científicos nos dicen que debemos hacer en los próximos 80 años hasta el final de este siglo, es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 3 % cada año, y extraer tres gigatoneladas de CO2 de la atmósfera cada año.

Esas cifras son tan grandes que nos desconciertan, pero es lo que debemos hacer, según los científicos.

Realmente odio mostrar este gráfico, pero lo siento, tengo que hacerlo.

Es muy elocuente en cuanto a contar la historia de mi fracaso personal de la defensa que he hecho del trabajo sobre el cambio climático, y nuestro fracaso colectivo para abordarlo.

Pueden ver nuestra trayectoria sobre calentamiento y concentración de gases invernadero.

Aquí ven los grandes anuncios científicos que hemos hecho, diciendo cuánto peligro enfrentamos con el cambio climático.

Pueden ver las reuniones políticas.

Nada de eso ha cambiado la trayectoria.

Y es por eso que necesitamos una nueva forma de pensar, un nuevo enfoque.

Entonces, ¿cómo podríamos reducir los gases invernadero a gran escala? Solo hay dos formas de hacerlo, realmente.

y he profundizado en la reducción.

Y me adelantaré …

Y diría que estas cosas huelen a rosas al final del día.

Es así, es una de las mejores opciones, pero hay muchas, muchas posibilidades.

Hay rutas químicas y rutas biológicas.

Hay dos maneras, realmente, de hacer el trabajo.

Las rutas biológicas son fantásticas porque el sol, la fuente de energía que se necesita para conducirlas, es efectivamente gratis.

El sol impulsa la fotosíntesis en las plantas, descompone ese CO2 y captura el carbono.

También hay rutas químicas.

Suenan ominosas, pero en realidad no son malas en absoluto.

La dificultad que presentan es que tenemos que pagar por la energía necesaria para hacer el trabajo o pagar para facilitar esa energía.

La captura directa de aire es un gran ejemplo de una ruta química, y la gente la está utilizando actualmente para extraer CO2 de la atmósfera y fabricar biocombustibles o plásticos.

Se está logrando un progreso enorme, pero pasarán muchas décadas antes de que esas rutas químicas reduzcan una gigatonelada de CO2 al año.

Creo que las rutas biológicas nos ofrecen mucha más esperanza, a corto plazo.

Quizá hayan escuchado de la reforestación, la plantación de árboles, como una solución al problema climático.

He aquí una pregunta justa: ¿podemos salir de este problema usando árboles? Soy escéptico al respecto por varias razones.

Una es por la magnitud del problema.

Todos los árboles empiezan como semillas, pequeñas cosas diminutas, y pasan décadas antes de que alcancen su pleno potencial de captura de carbono.

En segundo lugar, si miran la superficie de la tierra, verán que está muy utilizada.

Obtenemos nuestros alimentos y nuestros productos forestales de ella, la protección de la biodiversidad, el agua y todo lo demás.

Esperar encontrar suficiente espacio para tratar este problema, creo que va a ser bastante problemático.

Pero si miramos mar adentro, podemos ver una solución donde ya hay una industria existente, una forma más transparente de avanzar.

Los océanos cubren alrededor del 70 % de nuestro planeta.

Desempeñan un papel enorme en la regulación de nuestro clima, y si podemos mejorar el crecimiento de las algas en ellos, creo que podemos desarrollar un cultivo que altere el clima.

Hay tantos tipos diferentes de algas marinas, hay una increíble diversidad genética, y son muy antiguas; fueron unos de los primeros organismos multicelulares en evolucionar.

La gente usa algunos tipos de algas, hoy en día, para fines particulares, como desarrollar productos farmacéuticos de muy alta calidad.

Pero también se pueden usar las algas para bañarse en el mar; se supone que son buenas para la piel; no puedo asegurarlo, pero Uds.

pueden probar.

La escalabilidad es lo más importante en el cultivo de algas.

Si cubriéramos el 9 % de los océanos del mundo con granjas de algas marinas, podríamos reducir el equivalente de todos los gases invernadero que producimos en un año: más de 50 gigatoneladas.

Cuando lo leí por primera vez, me pareció fantástico, pero quise calcular el tamaño del 9 % de los océanos del mundo.

Resulta que son casi cuatro Australias y media, el lugar donde vivo.

¿Y qué tan cerca estamos de eso en actualmente? ¿Cuántas granjas de algas marinas tenemos ahí fuera? Cero.

Pero tenemos algunos prototipos, y hay alguna esperanza.

Este pequeño dibujo de una granja de algas que está actualmente en construcción les cuenta cosas emocionantes sobre las algas marinas.

Pueden ver las algas creciendo en ese estante, a 25 metros de profundidad en el océano.

Es diferente a todo lo que se ve en tierra.

Y la razón es que, ya saben, las algas no son como los árboles, no tienen partes improductivas como raíces y troncos y ramas y corteza.

Toda la planta es bastante fotosintética, por lo que crece rápidamente.

Las algas pueden crecer un metro al día.

¿Y cómo secuestramos el carbono? De nuevo, es muy diferente que en la tierra.

Todo lo que se tiene que hacer es cortar esta alga, para que se sumerja en el océano.

Una vez que ha bajado un kilómetro, el carbono de esa alga está efectivamente fuera del sistema atmosférico durante siglos o milenios.

Pero si se planta un bosque, hay que preocuparse por los incendios, los insectos, etc., que liberan ese carbono.

La clave de esta granja, es esa pequeña tubería que baja a las profundidades.

Saben, el océano medio es básicamente un vasto desierto biológico.

No hay nutrientes allí que se hayan agotado hace tiempo.

Pero a solo 500 metros de profundidad, hay agua fresca, muy rica en nutrientes.

Y con algo de energía limpia y renovable, se puede bombear esa agua y usar los nutrientes que contiene para regar los cultivos de algas.

Así que creo que esto realmente tiene muchos beneficios.

Está transformando un desierto biológico, el océano medio, en una solución productiva, tal vez incluso para salvar el planeta.

Así, ¿qué podría salir mal? Bueno, cualquier cosa de la que hablemos a esta escala implica una intervención a escala planetaria, Y tenemos que ser muy cuidadosos.

Creo que los montones de algas apestosas serán probablemente el menor de nuestros problemas.

Hay otras cosas imprevistas que sucederán.

Algo que realmente me preocupa, cuando hablo de esto, es el destino de la biodiversidad en lo profundo del océano.

Si ponemos gigatoneladas de algas en las profundidades, afectamos la vida allí abajo.

La buena noticia es que sabemos que muchas algas marinas ya llegan a las profundidades del océano, después de las tormentas o a través de cañones submarinos.

Así que no estamos hablando de un proceso novedoso, sino de mejorar un proceso natural, y aprenderemos sobre la marcha.

Es decir, puede ser que estas granjas de algas marinas tengan que ser móviles, para distribuir las algas en vastas áreas del océano, en vez de crear, en un solo lugar, una gran pila apestosa.

Puede ser que necesitemos carbonizar las algas marinas, o sea, desarrollar una especie de biocarbón mineral inerte antes de enviarlo a las profundidades.

No lo sabremos hasta comenzar el proceso, y aprenderemos efectivamente al hacerlo.

Quiero llevarlos al cultivo contemporáneo de algas marinas.

Es un gran negocio, uno de seis mil millones de dólares al año.

Estas granjas frente a Corea del Sur: son enormes, se pueden ver desde el espacio.

Y cada vez más no son solo granjas de algas.

Lo que la gente está haciendo en lugares como este se llama permacultura oceánica.

Y en la permacultura oceánica se cultivan peces, mariscos y algas en conjunto.

Y la razón por la que funciona tan bien es que las algas marinas hacen que el agua de mar sea menos ácida.

Proporciona un ambiente ideal para el cultivo de proteínas marinas.

Si cubriéramos el 9 % de los océanos con la permacultura oceánica, estaríamos produciendo suficiente proteína en forma de pescado y mariscos para dar a cada persona, en una población de 10 mil millones, 200 kilogramos de proteína de alta calidad por año.

Tenemos, entonces, una solución multipotente.

Podemos abordar el cambio climático, alimentar al mundo; podemos desacidificar los océanos.

La economía de todo esto va a ser un desafío.

Invertiremos muchos, miles de millones de dólares en estas soluciones, y llevará décadas llegar a la escala de gigatoneladas.

La razón por la que estoy convencido de que esto va a suceder es que, a menos que eliminemos el gas del aire, seguirá teniendo consecuencias adversas.

Inundará nuestras ciudades; nos privará de alimentos, causará todo tipo de disturbios civiles.

Así que cualquiera que tenga una solución para lidiar con este problema tiene un activo valioso.

Y ya, como he explicado, la permacultura oceánica está encaminada a ser económicamente sostenible.

En los próximos 30 años, debemos pasar de ser una economía que emite carbono a una economía que lo absorbe.

Y eso no parece muy lejano, pero la mitad de los gases invernadero que hemos puesto en la atmósfera, los hemos puesto en los últimos 30 años.

Mi argumento es que, si podemos poner el gas en 30 años, podemos sacarlo en 30 años.

Y si dudan de poder lograrlo en 30 años, basta con retroceder un siglo, hasta 1919, y compararlo con 1950.

Entonces, en 1919, aquí en Edimburgo, puede que hayan visto un biplano de lona y madera.

Treinta años después, verían aviones a reacción.

El transporte en la calle eran caballos en 1919; para 1950, eran vehículos de motor.

En 1919, teníamos pólvora; en 1950, teníamos energía nuclear.

Podemos hacer mucho en poco tiempo.

Pero todo depende de que creamos que podemos encontrar una solución.

Ahora, lo que me encantaría hacer es reunir a todas las personas con conocimiento en este espacio: los ingenieros que saben construir estructuras en alta mar, los cultivadores de algas, los financieros, los reguladores del gobierno, las personas que entienden cómo se hacen las cosas.

Y trazar un camino a seguir: ¿Cómo pasamos de los seis mil millones de dólares anuales existentes en la industria de las algas en tierra firme a esta nueva forma de comercio, que tiene tanto potencial, pero que requerirá grandes inversiones? No soy un hombre de apuestas, ya saben.

Pero si lo fuera, les diría: mi dinero estaría en estas cosas, estaría en las algas marinas.

Son mis heroínas.

Gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/tim_flannery_can_seaweed_help_curb_global_warming/

 

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