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Qué aprendí como joven en la cárcel – Charla TEDxNewYork

Charla «Qué aprendí como joven en la cárcel» de TEDxNewYork en español.

Como adolescente, Ismael Nazario fue enviado a la cárcel de Rikers Island, en Nueva York, donde pasó 300 días en confinamiento solitario; todo antes de ser condenado por un delito. Ahora es defensor de la reforma penitenciaria y trabaja para cambiar la cultura de las cárceles y de las prisiones estadounidenses, donde los jóvenes están sometidos con frecuencia a la violencia más allá de lo imaginable. Nazario cuenta su historia escalofriante y sugiere maneras de ayudar, en lugar de dañar, a los adolescentes en la cárcel.

  • Autor/a de la charla: Ismael Nazario
  • Fecha de grabación: 2014-11-01
  • Fecha de publicación: 2015-03-11
  • Duración de «Qué aprendí como joven en la cárcel»: 683 segundos

 

Traducción de «Qué aprendí como joven en la cárcel» en español.

Tenemos que cambiar la cultura en nuestras cárceles y prisiones, especialmente entre los jóvenes reclusos.

El estado de Nueva York es uno de los dos en EE.UU.

que automáticamente arresta y trata a los jóvenes de 16-17 años como adultos.

Esta cultura de la violencia atrapa a estos jóvenes y los coloca en un ambiente hostil, mientras que los funcionarios de prisiones permiten que suceda de todo.

En realidad no hay mucho que estos jóvenes puedan hacer para mejorar sus talentos y rehabilitarlos de verdad.

Hasta que podamos elevar la edad de la responsabilidad penal a los 18, tenemos que centrarnos en cambiar la vida diaria de estos jóvenes.

Lo sé por experiencia.

Antes de cumplir los 18, pasé aproximadamente 400 días en Rikers Island, y para colmo, de ellos, casi 300 días en régimen de aislamiento, y déjenme decirles esto: gritar en voz alta todo el día a la puerta de su celda, o gritar en voz alta por la ventana es muy agotador.

Dado que no hay mucho que puedas hacer mientras estás allí, hay que caminar de un lado a otro en la celda, empiezas a hablar contigo mismo, tus pensamientos se vuelven locos, y luego se convierten en tu peor enemigo.

Las cárceles deben servir para la rehabilitación de una persona, no llevarla a estar más enojada, frustrada, y sentirse más desesperada.

Puesto que no hay un plan de reinserción para estos jóvenes, prácticamente regresan a la sociedad sin nada.

Y no hay realmente mucho que hacer para prevenir que reincidan.

Pero todo comienza con los guardias de la prisión.

Es muy fácil para algunas personas mirar a estos oficiales penitenciarios como a los buenos y a los internos como a los malos, o viceversa para algunos, pero hay más que eso.

Saben, estos funcionarios son gente normal, corriente.

Vienen de los mismos barrios que la población a quien «sirven».

Son gente normal.

No son robots, y no hay nada especial en ellos.

Hacen casi lo mismo que cualquiera hace en la sociedad.

Los guardias varones quieren hablar y coquetean con guardias mujeres.

Juegan a pequeños juegos de niños entre sí.

Hacen política.

Y los guardias mujeres chismorrean entre sí.

Pasé mucho tiempo con numerosos guardias de la prisión, y déjenme contarles en particular sobre uno de ellos llamado Monroe.

Un día me llevó entre las puertas A y B que separan el norte y sur de nuestro bloque.

Me sacó de allí porque tuve un altercado físico con otro joven en mi bloque, y sentía, ya que había una mujer guardia que trabaja en la planta, que yo iba a faltarle el respeto en su turno.

Así que él me dio un puñetazo en el pecho.

El tipo que te deja sin aliento.

Yo no era impulsivo, yo no reacciono de inmediato, porque sabía que este era su territorio.

Que no podía ganar.

Todo lo que tenía que hacer era pulsar el botón y la ayuda vendría inmediatamente.

Así que solo le miré a los ojos y supongo que vio la ira y la frustración avivadas y me dijo: «Los ojos te meterán en un montón de problemas, porque te delatan que quieres pelear».

Así que comenzó a quitarse el cinturón, se quitó la camisa y su placa, y dijo: «Podríamos pelear.» Así que le pregunté: «

¿Te la guardarás?

» Ahora, eso es un término que se usa comúnmente en Rikers Island lo que significa que no se lo dirás a nadie, y tampoco denunciarlo.

El dijo: «Sí, yo no diré nada.

¿Y tú?

» Ni siquiera respondí.

Sólo le di un puñetazo en plena cara, y empezamos a pelear en ese mismo momento.

Hacia el final de la pelea, me estrelló contra la pared, así que mientras estábamos forcejeando, me dijo, «

¿Estás bien?

» como si iba a sacar lo mejor de mí, pero en mi mente, sabía que lo tenía, así que respondí muy arrogante, «Oh, estoy bien,

¿y tú?

» El dijo: «Sí, yo estoy bien, todo bien».

Me dejó ir, me dio la mano, dijo que me gané su respeto, me dio un cigarrillo y me mandó de vuelta.

Aunque no lo crean, te encuentras con algunos guardias en Rikers Island con los cuales luchar uno-a-uno.

Creen que entienden cómo es, y creen que pueden conocerte.

Dado que esta es la forma en que comúnmente se resuelven las disputas, podemos manejarlo de esa manera.

Me alejo de él como un hombre, él igual, y eso es todo.

Algunos guardias tienen la impresión de estar encarcelados contigo, es por eso que tienen esta mentalidad y actitud y actúan de acuerdo a este concepto.

A veces, estamos en esto junto con los guardias.

Sin embargo, las instituciones deben dar a estos oficiales la formación adecuada para tratar correctamente la población adolescente, y también sobre cómo lidiar con la salud mental de la población.

Estos guardias son un factor importante en la vida de estos jóvenes por x cantidad de tiempo hasta la liberación.

¿Por qué no tratar de guiar a estos jóvenes mientras están allí?

¿Por qué no tratar de darles algún tipo de orientación para hacer un cambio, para que una vez de nuevo en la sociedad, estén haciendo algo positivo?

Una segunda cosa importante para ayudar a nuestros adolescentes en las cárceles es una mejor programación.

Cuando estaba en Rikers Island, el mayor problema era la incomunicación.

La incomunicación fue diseñada originalmente para romper a una persona mental, física y emocionalmente.

Eso es para lo que fue diseñada.

El Fiscal General de Estados Unidos recientemente publicó un informe indicando que van a prohibir la incomunicación en el estado de Nueva York para los adolescentes.

Una cosa que me mantuvo cuerdo mientras estaba en confinamiento solitario fue la lectura.

Intenté educarme tanto como fue posible.

Leí cualquier y toda clase de libro que me caía en las manos.

Y aparte de eso, escribí música y cuentos.

Algunos programas que siento que beneficiarían a nuestros jóvenes son los programas de terapia de arte para los niños que les gusta dibujar y tienen ese talento, Y

¿qué pasa con las personas jóvenes que tienen talento para la música?

¿Qué tal un programa de música para ellos y que en realidad les enseñe cómo escribir y hacer música?

Es sólo una idea.

Cuando los adolescentes llegan a Rikers Island, C74, RNDC es el edificio en el cual se alojan.

Lo apodan la «escuela de gladiadores» porque tenemos a un individuo joven que viene de la calle pensando que es el duro, rodeado por un montón de otros individuos jóvenes de todos los otros cinco bloques, y todo el mundo siente que es el duro.

Así que ahora tenemos a un montón de jóvenes caballeros que sacan el pecho y tienen la sensación de que tienen que demostrar que son igual de duros que el otro, o más fuerte que este, ese o aquel.

Pero seamos honestos: esa cultura es muy peligrosa y perjudicial para nuestros jóvenes.

Tenemos que ayudar a las instituciones y a estos adolescentes a darse cuenta que no tienen que llevar el mismo estilo de vida que antes cuando estaban en la calle, que realmente pueden cambiar.

Es triste contarles que mientras estuve en la cárcel, solía escuchar a tíos hablando sobre como, al ser liberados de la prisión, cometerán alguna clase de delitos, cuando regresen a la calle.

Las conversaciones solían sonar algo como esto: «Al salir, mi hermano tiene un contacto para esto, eso y lo otro», o «Mi colega aquí presente tiene un contacto a un precio bajo, intercambiemos la información y cuando lleguemos a la ciudad, vamos a hacerlo a lo grande».

Yo solía escuchar estas conversaciones y pensar para mis adentros, «Guau, estos tipos aún están hablando de volver a la calle y cometer crímenes en el futuro» Así que se me ocurrió un nombre para eso: Lo llamé esquema de-rápida-vuelta-a la-cárcel porque realmente,

¿cuánto tiempo iban a durar?

¿Organizamos un plan de jubilación con eso?

Una pequeña pensión?

Un 401 (k)?

Un plan 403 (b)?

¿Conseguimos un seguro de salud?

¿Dentista?


(Risas)
Pero te diré esto: Estando en la cárcel y estando en el trullo me encontré con algunos de los tíos más inteligentes y brillantes, y con más talento que jamás he conocido.

Vi gente agarrando una bolsa de patatas fritas y convertirlo en el marco más hermoso.

He visto gente que con el jabón que se proporciona de forma gratuita lo han convertido en la escultura más hermosa que haría que una obra de Miguel Ángel parezca de guardería infantil.

A la edad de 21, estaba en una prisión de máxima seguridad llamada el Bloque Correccional Elmira.

Acababa de salir de la sala de pesas y vi a un señor mayor al que conocía, de pie en medio del patio, solo, mirando al cielo.

Un hombre mayor que estaba cumpliendo una condena de 33 años y que ya había cumplido 20 años de esa sentencia.

Así que me acerco a él y le digo: «O.G., que está pasando, hombre, estás bien?

» Me miró, y dijo: «Sí, estoy bien, sangre joven».

Y voy y le digo, «

¿Qué es lo que buscas en el cielo, hombre?

¿Qué es tan fascinante allá arriba?

» El dijo: «

¿Por qué no miras tú arriba y me dices lo que ves?

» «Nubes».


(Risas)
Él dijo: «Muy bien

¿Qué otra cosa ves?

» En ese momento, pasaba un avión.

Le digo: «Muy bien, veo un avión».

El dijo: «Exactamente, y que hay en ese avión?

» «Gente».

«Exactamente.

Ahora,

¿dónde van ese avión y esas personas?

» «No lo sé.

¿Tú lo sabes?

Por favor, dímelo si es así, y dame los números de la lotería».

El dijo: «Te estás perdiendo de lo que se trata, sangre joven.

Ese avión con esa gente va a alguna parte, mientras nosotros estamos aquí atascados.

El panorama general es el siguiente: Ese avión con esa gente que va a un lugar es la vida que nos pasa por delante mientras estamos atrapados entre estas cuatro paredes».

Desde ese día, algo se despertó en mi mente y me hizo saber que tenía que cambiar.

Al crecer, yo siempre fui un buen chico, el chico listo.

Algunas personas dirían que era demasiado inteligente para ser bueno.

Soñaba con ser arquitecto o arqueólogo.

Actualmente, estoy trabajando en la Fortune Society, que es un programa de reinserción y trabajo con gente con alto riesgo de reincidencia.

Así que les conecto con los servicios que necesitan una vez que son liberados de la cárcel y de la prisión para que puedan hacer una transición positiva a la sociedad.

Si yo fuera a encontrarme conmigo mismo cuando tenía 15 años, trataría de sentarme y hablar con él y trataría de educarlo y le haría saber: «Escucha, yo soy tú.

Somos nosotros.

Somos uno…

Todo lo que estás a punto de hacer, sé que vas a hacerlo, antes de hacerlo, porque ya lo hice».

Y le animaría a no pasar el rato con x, y, z personas.

Le diría que no se vaya a tal y tal lugar le diría, no te pierdas la escuela, hombre, porque es donde tienes que estar, porque eso es lo que te conseguirá algo en la vida.

Este es el mensaje que deberíamos compartir con nuestros hombres y mujeres jóvenes.

No debemos tratarlos como adultos y colocarlos en la cultura de violencia de donde, prácticamente, no pueden escapar.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/ismael_nazario_what_i_learned_as_a_kid_in_jail/

 

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