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Charla «¿Qué efectos tiene el cigarrillo en nuestro cuerpo? – Krishna Sudhir» de TED-Ed en español.
Ver la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/how-do-cigarettes-affect-the-body-krishna-sudhir
Fumar no es bueno para la salud. Ninguna novedad, pues los riesgos del cigarrillo se conocen desde hace décadas. Pero ¿cómo actúa exactamente para hacernos ese daño? ¿Puede recuperarse nuestro organismo, si dejamos de fumar? Krishna Sudhir explica qué ocurre cuando fumamos… y cuando abandonamos el hábito.
- Autor/a de la charla: Krishna Sudhir
- Fecha de grabación: 2018-09-13
- Fecha de publicación: 2018-09-13
- Duración de «¿Qué efectos tiene el cigarrillo en nuestro cuerpo? – Krishna Sudhir»: 313 segundos
Traducción de «¿Qué efectos tiene el cigarrillo en nuestro cuerpo? – Krishna Sudhir» en español.
El cigarrillo no es bueno para la salud.
Ninguna novedad, pues sus efectos dañinos se conocen desde hace décadas.
Pero ¿cómo actúa exactamente para ocasionar ese daño? Veamos qué sucede cuando sus componentes ingresan al organismo, y cuáles son los beneficios físicos de dejar de fumar definitivamente.
Con cada inhalación, el humo introduce sus más de 5000 sustancias químicas, que entran en contacto con los tejidos del cuerpo.
El primer efecto se produce cuando el alquitrán, material negro y resinoso, empieza a recubrir los dientes y las encías, dañando el esmalte dental y, a la larga, provocando caries.
Con el tiempo, el humo también daña las terminales nerviosas de la nariz y ocasiona pérdida del olfato.
Dentro de las vías aéreas y los pulmones, el humo aumenta el riesgo de infecciones y de enfermedades crónicas como la bronquitis y el enfisema.
Esto ocurre porque se dañan los cilios, pequeñas estructuras piliformes que mantienen las vías aéreas limpias.
El humo llega luego a los alveolos, pequeñas bolsas de aire que permiten el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre los pulmones y la sangre.
Un gas tóxico, el monóxido de carbono, ingresa a la sangre a través de esa membrana, se une a la hemoglobina y desplaza el oxígeno anteriormente distribuido por ella en todo el organismo.
Esta es una de las razones por las que fumar puede causar falta de oxígeno y dificultad para respirar.
En el término de 10 segundos, el flujo sanguíneo transporta al cerebro un estimulante llamado nicotina, y de este modo se libera dopamina y otros neurotransmisores como las endorfinas, que dan sensación de placer y hacen del tabaquismo un hábito altamente adictivo.
La nicotina y otras sustancias presentes en el cigarrillo contraen simultánemente los vasos sanguíneos y dañan su delicado revestimiento endotelial, restringiendo así el flujo de sangre.
Estos efectos vasculares engrosan las paredes de los vasos sanguíneos y aumentan la viscosidad de las plaquetas de la sangre, favoreciendo la formación de coágulos y la propensión a ataques cardíacos e infartos.
Muchas sustancias químicas del cigarrillo pueden ocasionar peligrosas mutaciones en el ADN de nuestro organismo y favorecer el desarrollo del cáncer.
Además, sustancias como el arsénico y el níquel pueden entorpecer el proceso de reparación del ADN, y comprometer así la capacidad del cuerpo para combatir distintos tipos de cáncer.
De hecho, una de cada tres muertes producidas por cáncer en EE.
UU.
se debe al tabaquismo.
Pero el fumar no produce cáncer de pulmón únicamente.
También puede causar cáncer en numerosos tejidos y órganos, e incluso dañar la vista y debilitar los huesos.
Dificulta la posibilidad de embarazo en la mujer y, en los hombres, puede causar disfunción eréctil.
Pero para quienes dejan de fumar, los ventajas son notablemente positivas, con beneficios físicos casi inmediatos y duraderos.
Apenas transcurridos 20 minutos del último cigarrillo de un fumador, el ritmo cardíaco y la presión arterial comienzan a retornar a la normalidad.
Luego de 12 horas, los niveles de monóxido de carbono se estabilizan, permitiendo un mayor transporte de oxígeno en la sangre.
Transcurrido un día, el riesgo de ataque cardíaco disminuye al normalizarse la presión sanguínea y el ritmo del corazón.
A los dos días, las terminales nerviosas que se encargan del gusto y el olfato empiezan a recuperarse.
Los pulmones mejoran su función al cabo de un mes aproximadamente, con disminución de la tos y menos dificultad para respirar.
Los delicados cilios piliformes de las vías aéreas y de los pulmones comienzan a recuperarse en semanas, y se reparan a los nueve meses, mejorando la resistencia a infecciones.
Al cabo de un año sin fumar, el riesgo de enfermedad cardíaca se reduce a la mitad, pues los vasos sanguíneos mejoran su funcionamiento.
Transcurridos cinco años, la formación de coágulos se reduce notablemente y el riesgo de infarto sigue en declive.
A los diez años, la posibilidad de desarrollar cáncer de pulmón terminal disminuye un 50 %, quizá porque la habilidad del cuerpo para reparar el ADN vuelve a recuperarse.
A los 15 años, la posibilidad de desarrollar enfermedades coronarias es básicamente la misma que la de un no fumador.
Pero nada de esto es fácil de lograr.
Dejar de fumar puede derivar en ansiedad y depresión por abstinencia de nicotina.
Pero, afortunadamente, los efectos suelen ser temporarios, y dejar de fumar es cada vez más fácil gracias a un arsenal de herramientas cada vez más nutrido.
El reemplazo de la nicotina por gomas de mascar, parches cutáneos, pastillas y aerosoles pueden ser terapias de ayuda para dejar el hábito.
Estas terapias estimulan los receptores de la nicotina en el cerebro y de ese modo previenen los síntomas de abstinencia, sin el agregado de otras sustancias químicas nocivas.
La asistencia psicológica y los grupos de apoyo, las terapias cognitivo conductuales y la actividad física moderada también pueden ayudar a los fumadores a dejar el cigarrillo.
Es una muy buena noticia, pues dejar de fumar nos reencamina por la senda de la salud.
https://www.ted.com/talks/krishna_sudhir_how_do_cigarettes_affect_the_body/