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Charla «Qué podemos hacer para morir bien» de TEDxDesMoines en español.
La industria de la salud en EE.UU. está tan centrada en la patología, la cirugía y la farmacología — en lo que los médicos «hacen» a los pacientes — que a menudo pasa por alto los valores del ser humano que se supone que cuida. El médico de cuidados paliativos Timothy Ihrig explica las ventajas de un enfoque diferente que fomenta la calidad de vida general del paciente y acompaña una enfermedad grave desde el diagnóstico hasta la muerte, con dignidad y compasión.
- Autor/a de la charla: Timothy Ihrig
- Fecha de grabación: 2013-09-08
- Fecha de publicación: 2016-08-23
- Duración de «Qué podemos hacer para morir bien»: 812 segundos
Traducción de «Qué podemos hacer para morir bien» en español.
Soy médico de cuidados paliativos y me gustaría hablarles hoy sobre el cuidado de la salud.
Me gustaría hablarles sobre la salud y la atención de la población más vulnerable del país, la que enfrenta los problemas de salud más graves y complejos.
También quiero hablarles de economía.
Y la intersección de estas dos cosas debería aterrorizarlos…
me aterroriza a mí.
También me gustaría contarles acerca de la medicina paliativa: un paradigma de la atención a esta población, basado en lo que valoran.
Atención centrada en el paciente con base en sus valores, eso ayuda a esta población a vivir mejor y más tiempo.
Es un modelo de atención que dice la verdad y engancha uno a uno y satisface a las personas donde están.
Me gustaría empezar contando la historia de mi primer paciente.
Era mi primer día como médico, con la larga bata blanca…
Llego al hospital y de inmediato hay un caballero, Harold, de 68 años, que llegó a la sala de urgencias.
Tenía dolores de cabeza durante unas seis semanas y era cada vez peor y cada vez peor.
La evaluación reveló que tenía cáncer y que se había extendido a su cerebro.
El médico tratante me mandó a decirle a Harold y a su familia el diagnóstico, el pronóstico y las opciones de cuidado.
Cinco horas después de mi nueva carrera, hice lo único que sabía hacer.
Entré, me senté, tomé la mano de Harold, tomé la mano de su esposa, y solo respiré.
Él dijo: «No son buenas noticias, hijito,
¿cierto?
» Le dije: «No».
Y así que hablamos y escuchamos y compartimos.
Y después de un tiempo dije: «Harold,
¿qué ha significado esto para ti?
¿Qué es algo sagrado para ti?
» Y me dijo: «Mi familia».
Le dije: «
¿Qué quieres hacer?
» Me dio una palmada en la rodilla y dijo: «Quiero ir a pescar».
Le dije: «Eso, sé cómo hacerlo».
Harold fue a pescar al día siguiente.
Murió una semana después.
En el transcurso de mi carrera, volví a Harold.
Y creo que esa conversación sucede con muy poca frecuencia.
Y es una conversación que nos ha llevado a una crisis, a la mayor amenaza al estilo de vida estadounidense de hoy, los gastos de atención de la salud.
Entonces,
¿qué sabemos?
Sabemos que esta población, los más enfermos, se llevan el 15 % del producto interno bruto…
casi USD 2,3 billones.
El 15 % más enfermo se lleva el 15 % del PIB.
Si extrapolamos esto durante las próximas dos décadas con el crecimiento de la generación de posguerra, en este caso, es el 60 % del PIB.
Un 60 % del producto interno bruto de EE.
UU., tiene muy poco que ver con el cuidado de la salud en ese punto.
Tiene que ver con un litro de leche, con la matrícula universitaria.
Tiene que ver con cada cosa que valoramos y todo lo que sabemos en la actualidad.
Pone en riesgo la economía de libre mercado y el capitalismo de EE.
UU.
Olvidemos las estadísticas por un minuto, olvidemos los números.
Hablemos del valor que obtenemos por todos esos dólares que gastamos.
Pues bien, el Atlas Dartmouth, de hace unos seis años, analizó cada dólar dedicado a Medicare…
generalmente en esta población.
Hallamos que los pacientes que tuvieron el mayor gasto per cápita tuvieron mayor sufrimiento, mayor dolor y depresión.
Y, con bastante frecuencia, murieron antes.
¿Cómo puede ser esto?
Vivimos en EE.
UU.
que tiene el mayor sistema de cuidado de la salud del planeta.
Gastamos 10 veces más en estos pacientes que el segundo mejor país del mundo.
Eso no tiene sentido.
Pero sabemos que de los 50 primeros países del planeta que tienen sistemas de salud organizados, estamos en el puesto 37.
El ex bloque del este y el África subsahariana están más alto que nosotros en cuanto a calidad y valor.
Algo que experimento todos los días en mi práctica, y estoy seguro, algo que muchos de Uds.
en sus propias vidas han experimentado: más no es más.
Quienes tuvieron más pruebas, más bombos y platillos, más quimioterapia, más cirugía, más lo que sea, cuanto más le hacemos a alguien, más disminuye su calidad de vida.
Y más se acorta, con más frecuencia.
¿Qué hacer al respecto?
¿Qué estamos haciendo al respecto?
¿Y por qué esto es así?
La cruda realidad, damas y caballeros, es que, la industria del cuidado de la salud, los médicos de bata blanca, les estamos robando.
Les robamos la oportunidad de elegir cómo vivir sus vidas en el contexto de la enfermedad que sea.
Nos centramos en las enfermedades y la patología y la cirugía y la farmacología.
Olvidamos al ser humano.
¿Cómo podemos dar tratamiento sin entender esto?
Lo que hacemos es para esto; tenemos que hacer algo por esto.
El triple objetivo de la asistencia sanitaria: 1: Mejorar la experiencia del paciente.
2: Mejorar la salud de la población.
3: Disminuir del gasto per capita en un continuo.
Nuestro grupo, los cuidados paliativos, en 2012, en colaboración con los más enfermos de los enfermos, de cáncer, de enfermedades cardíacas, de enfermedades pulmonares, de enfermedades renales, de demencia…
¿Cómo mejoramos la experiencia del paciente?
«Quiero estar en casa».
«Bueno, le llevaremos la asistencia».
Es calidad de vida, reforzada.
Es pensar en el ser humano.
Nº 2: La salud de la población.
¿Cómo ver esta población de manera diferente, y comprometernos con ellos en un nivel más profundo, y conectar con un sentido más amplio de la condición humana que la mía?
¿Cómo manejar este grupo, para que la población de pacientes ambulatorios, 94 %, en 2012, nunca tuviera que ir al hospital?
No porque no pudieran, sino porque no necesitaron hacerlo.
Llevamos la atención hacia ellos.
Mantuvimos su valor, su calidad.
Nº 3: Los gastos per cápita.
Para esta población, que hoy es de USD 2,3 billones y en 20 años será el 60 % del PIB, redujimos los gastos de atención de salud en casi un 70 %.
Tuvieron más de lo que querían con base en sus valores, vivieron mejor y más tiempo, por dos tercios menos de dinero.
Si bien el tiempo de Harold era limitado, los cuidados paliativos no lo fueron.
Cuidado paliativo es un paradigma que va del diagnóstico, al final de la vida.
Las horas, semanas, meses, años, a través de un continuo…
con tratamiento, sin tratamiento.
Ella es Christine.
Está en etapa III de cáncer de cuello de útero, cáncer metastásico que se inició en el cuello del útero, y se extendió por todo su cuerpo.
Ella tiene cincuenta y tantos y está con vida.
No se trata del fin de la vida, se trata de la vida.
No se trata solo de personas mayores, se trata de personas.
Este es Richard.
En etapa terminal de una enfermedad pulmonar.
«Richard,
¿qué es lo más sagrado para ti?
» «Mis hijos, mi esposa y mi Harley».
(Risas)
«¡Bien! No puedo manejarla porque apenas puedo pedalear en bici, pero veamos qué podemos hacer».
Cuando Richard vino, no tenía buen aspecto.
Una vocecita le decía que quizá era cuestión de semanas o meses.
Y luego solo hablamos.
Yo escuchaba, tratando de oír…
una gran diferencia.
Usé esto respecto de esto.
Dije: «Muy bien, hagámoslo un día cada vez», como hacemos en otros aspectos de la vida.
Conectamos a Richard con Richard día a día.
Era una llamada o dos por semana, pero él está prosperando en una enfermedad pulmonar en fase terminal.
La medicina paliativa no es solo para ancianos, no es solo para personas de mediana edad.
Es para todos.
Este es mi amigo Jonathan.
Tenemos el honor y el placer de que Jonathan y su padre nos acompañen hoy aquí.
Jonathan tiene veintitantos, y nos conocimos hace varios años.
Estaba lidiando con un cáncer testicular metastásico, extendido a su cerebro.
tuvo un derrame cerebral, tuvo una cirugía cerebral, radiación, quimioterapia.
Tras reunirme con él y su familia, estaba a un par de semanas de un trasplante de médula, y al escuchar y establecer vínculo, dijeron: «Ayúdenos a entender qué es el cáncer».
¿Cómo hemos llegado tan lejos sin entender a qué nos enfrentamos?
¿Cómo hemos llegado hasta aquí sin darle el poder a alguien de saber a qué se enfrenta, y luego dar el siguiente paso y ahondar en lo que son como seres humanos para saber si eso es lo que deberíamos hacer?
Solo Dios sabe las cosas que podemos hacerte.
Pero
¿deberíamos hacerlo?
Y no tienen que creerme a mí.
Toda la evidencia relacionada a los cuidados paliativos hoy en día demuestra con absoluta certeza que la gente vive mejor y más tiempo.
Hubo un artículo seminal en el New England Journal of Medicine en 2010.
Un estudio de la Universidad de Harvard de amigos míos, compañeros de trabajo.
Cáncer de pulmón en fase terminal: un grupo con cuidados paliativos, un grupo similar sin cuidados paliativos.
El grupo con cuidados paliativos informó menos dolor, menos depresión.
Requirieron menos hospitalizaciones.
Y, damas y caballeros, vivieron tres a seis meses más.
Si los cuidados paliativos fueran un medicamento contra el cáncer, cada oncólogo del planeta escribiría una receta para ello.
¿Por qué no lo hacen?
Una vez más, porque a nosotros, los médicos torpes de bata blanca nos capacitan con el mantra de hacer frente a esto, no a esto.
Este es un espacio al que todos llegamos en algún momento.
Pero esta conversación de hoy no habla de morir, habla de vivir.
Vivir conforme a nuestros valores, a lo sagrado para nosotros y a cómo queremos escribir los capítulos de nuestras vidas, sea el último o los últimos cinco.
Lo que sabemos, lo que hemos demostrado, es que tenemos que conversar hoy…
no la semana próxima, no el año que viene.
Está en riesgo nuestra vida hoy y nuestra vida conforme envejecemos y las vidas de nuestros hijos y nietos.
No solo en esa sala de hospital o en el sofá en casa, sino a cualquier lugar que vamos, por donde miremos.
La medicina paliativa es «la» respuesta a comprometerse con el ser humano, para cambiar el derrotero que todos enfrentaremos, y cambiarlo para mejor.
A mis colegas, a mis pacientes, a mi gobierno, a todo ser humano, le pido que luchemos, exijamos y demandemos el mejor cuidado posible, para que podamos vivir mejor hoy y garantizar una vida mejor mañana.
Tenemos que cambiar hoy para poder vivir mañana.
Muchas gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/timothy_ihrig_what_we_can_do_to_die_well/