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Rory Stewart: Por qué la democracia importa – Charla TEDxHousesOfParliament

Charla «Rory Stewart: Por qué la democracia importa» de TEDxHousesOfParliament en español.

El público está perdiendo la fe en la democracia, dice el parlamentario británico Rory Stewart. Las nuevas democracias de Afganistán e Iraq son profundamente corruptas; mientras tanto, el 84 % de las personas en Gran Bretaña dicen que la política está dañada. En esta importante charla, Stewart llama válidamente a la acción para reconstruir la democracia, empezando por reconocer por qué la democracia es importante, no como una herramienta, sino como un ideal.

  • Autor/a de la charla: Rory Stewart
  • Fecha de grabación: 2012-06-12
  • Fecha de publicación: 2012-10-29
  • Duración de «Rory Stewart: Por qué la democracia importa»: 821 segundos

 

Traducción de «Rory Stewart: Por qué la democracia importa» en español.

Pasa que Juanito va al colegio se sienta y la maestra dice: «

¿Qué hace tu padre?

» Y Juanito dice: «Mi padre toca piano en un fumadero de opio».

Así que la maestra llama a los padres y les dice: «Muy impactante la historia de Juanito hoy.

Acabamos de oírlo afirmar que Ud.

toca piano en un fumadero de opio».

Y el padre dice: «Lo siento mucho, Admito que mentí.

Pero

¿cómo decirle a un niño de 8 años que su padre es un político?

»
(Risas)
Como político yo mismo, aquí parado frente a Uds., reconozco que cuando hablo con un extraño, y eventualmente revelo mi profesión, me miran como pensando que soy algo entre una culebra, un mono y una iguana, y a través de todo esto, siento, fuertemente, que algo está mal.

400 años de democracia madura, colegas en el Parlamento que me parecen, individuos bien presentados, cada vez más educados, enérgicos, informados, y sin embargo siento un profundo, profundo sentimiento de decepción.

Mis colegas en el Parlamento incluyen, en mi nuevo ingreso, doctores de familia, empresarios, profesores, distinguidos economistas, historiadores, escritores, oficiales del ejército desde coroneles a sargentos mayores de regimiento.

Todos ellos, sin embargo, incluido yo mismo, cuando caminamos bajo esas extrañas gárgolas de piedra del camino, sentimos que nos hemos convertido en menos que la suma de las partes, sentimos que hemos venido a quedar profundamente disminuidos.

Y no es solo un problema británico.

Es un problema de todo el mundo desarrollado y de las naciones de ingresos medios.

En Jamaica, por ejemplo, miren los miembros jamaiquinos del Parlamento, los conoces y probablemente son Rhodes Scholars, que han estudiado en Harvard o Princeton, y sin embargo, vas al centro de Kingston y encuentras uno de los sitios más deprimentes que puedes ver en cualquier país de medianos ingresos en el mundo: un sombrío, desolador paisaje de edificios quemados y medio abandonados.

Y esto ha sido así por 30 años, En el traspaso en 1979, 1980, entre un líder jamaiquino que era hijo de un Rhodes Scholar, un Q.C.

a otro que había hecho un doctorado en economía en Harvard, hubo 800 muertos en las calles por crímenes relacionados con drogas.

10 años atrás, sin embargo, la promesa de democracia parecía extraordinaria.

George W.

Bush en su discurso del Estado de la Nación en 2003 dijo que la democracia era la fuerza que podría derrotar la mayoría de los males del mundo.

Dijo: «Debido a que los gobiernos democráticos respetan a su propia gente y a sus vecinos, la libertad traerá la paz».

Académicos distinguidos argumentaban a la vez que las democracias tenían una increíble variedad de beneficios asociados.

Nos daría prosperidad, seguridad, se sobrepondría a la violencia, aseguraría que los Estados no alberguen terroristas.

Desde entonces,

¿qué ha pasado?

Bien, lo que hemos visto es la creación, en lugares como Irak y Afganistán, de sistemas democráticos de gobierno que no han tenido ninguno de estos beneficios.

En Afganistán, por ejemplo, no hemos tenido sino una elección o dos.

Estamos en la tercera elección presidencial y parlamentaria.

¿Y qué encontramos?

¿Acaso el florecimiento de la sociedad civil, un vigoroso estado de derecho y seguridad?

.

No.

Lo que encontramos en Afganistán es un sistema judicial débil y corrupto, una sociedad civil muy limitada, mayormente inefectiva, unos medios que comienzan a sostenerse pero un gobierno profundamente impopular, percibido como muy corrupto y una seguridad escandalosa, terrible.

En Pakistán y en muchas partes del África subsahariana, igualmente se puede ver que la democracia y las elecciones son compatibles con gobiernos corruptos, con Estados inestables y peligrosos.

Y cuando hablo con la gente, recuerdo, por ejemplo, una conversación en Irak, con una comunidad que me preguntaba si los disturbios que veíamos al frente, —una gran multitud saqueando un edificio provincial— eran el signo de la nueva democracia.

Pienso que lo mismo era verdad en casi todos los países en desarrollo que visité, y en cierta medida lo mismo es cierto para nosotros.

Bien,

¿cuál es la respuesta a esto?

¿Es la respuesta solo renunciar a la idea de la democracia?

Bien, obviamente no.

Sería absurdo si participáramos otra vez en la clase de operaciones en que nos involucramos en Irak y Afganistán si nos encontramos de repente en una situación en la que impusiéramos algo distinto al sistema democrático, cualquier cosa diferente sería contraria a nuestros valores, sería contraria a los deseos de la gente común, sería contraria a nuestros intereses.

Recuerdo en Irak, por ejemplo, que pasamos por un período en que creíamos que debíamos retrasar la democracia.

Pasamos por un período en que sentíamos que la lección aprendida en Bosnia era que las elecciones muy tempranas fortalecían la violencia sectaria, los partidos extremistas, así que en Irak en 2003 la decisión fue no hacer elecciones por dos años e Invirtir en educar a los votantes, en democratización.

El resultado fue que encontré contra mi oficina a una gran multitud de personas —esta es en realidad una foto tomada en Libia pero veía la misma escena en Irak— de personas permanentemente afuera, gritando por elecciones, y cuando salí y dije, «

¿Qué está mal con el consejo interino provincial?

¿Qué tienen de malo las personas que escogimos?

Hay un jeque sunita, un jeque chiita, hay siete líderes de las siete tribus principales, hay un cristiano, un sabeo, representantes de las mujeres, de cada uno de los partidos políticos,

¿qué está mal con las personas que escogimos?

» Llegó la respuesta: «El problema no es las personas que Uds.

escogieron.

El problema es que Uds.

las escogieron».

No he conocido, en Afganistán, aún en la más remota comunidad, nadie que no quisiera decir quién los gobierne.

En la más remota comunidad, nunca conocí a un aldeano que no quisiera votar.

Así que tenemos que reconocer que a pesar de la dudosas estadísticas, y del hecho de que el 84 % de las personas de Inglaterra sienten que la política está dañada, a pesar del hecho de que cuando fuimos a Irak, hicimos una encuesta de opinión en 2003 y le preguntamos a las personas qué sistema político preferían, la respuesta fue que el 7 % querían el de EE.UU., el 5 % el de Francia, el 3 % el de Inglaterra y cerca del 40 % el de Dubái, que es, después de todo un Estado no completamente democrático sino una relativamente próspera monarquía menor,.

la democracia es algo valioso por lo que debemos pelear.

Pero con el fin de hacerlo necesitamos apartarnos de los argumentos instrumentales.

No podemos decir que la democracia importa por los otros beneficios que brinda.

Tenemos que dejar de sentir, en la misma línea, que los derechos humanos importan por los otros bienes que conllevan, o que los derechos de la mujer importan por los otros beneficios que generan.

¿Por qué debemos apartarnos de esos argumentos?

Porque son muy peligrosos.

Si comenzamos diciendo, por ejemplo, que la tortura es mala porque no se extrae buena información, o, que se necesitan los derechos de la mujer porque estimulan el crecimiento económico al doblar la fuerza laboral, uno queda expuesto a la posición en que el gobierno de Corea del Norte pueda volverse y decir: «Bueno, realmente, nosotros hemos sido muy exitosos obteniendo buena información con nuestras actuales torturas», o el gobierno de Arabia Saudita decirnos: «Bueno, nuestro crecimiento económico está bien, muchas gracias, mucho mejor que el de Uds., así que tal vez no necesitemos seguir adelante con el programa de derechos de la mujer».

Lo importante acerca de la democracia no es instrumental.

No es sobre las cosas que brinda.

Lo importante de la democracia no es que traiga legitimidad, efectividad, próspero imperio de la ley.

No es que garantice la paz interior o con los vecinos.

Lo importante de la democracia es su valor intrínseco.

La democracia importa porque refleja las ideas de igualdad y de libertad.

Refleja la idea de dignidad, de dignidad del individuo, la idea de que cada individuo debe tener un voto igual, una participación igual, en la formación de su gobierno.

Pero si queremos hacer nuevamente una vigorosa democracia, si estamos listos para vivificarla, necesitamos involucrarnos en un nuevo proyecto de ciudadanos y políticos.

La democracia no es simplemente una cuestión de estructuras.

Es un estado mental.

Es una actividad.

Y parte de esta actividad implica honestidad.

Después de hablar aquí, iré a un programa de radio llamado «Alguna pregunta», y lo que notarán sobre los políticos en esta clase de programas es que nunca jamás dirán que no saben la respuesta.

No importa cuál sea el tema.

Si es sobre créditos fiscales por número de hijos, el futuro de los pingüinos en la Antártica sur, si sostiene o no que los eventos de Chongqing contribuyen al desarrollo sostenible en la captura del carbono, les tendremos algunas respuestas.

Tenemos que parar esto, dejar de pretender que somos sabelotodos.

Los políticos también tenemos que aprender, ocasionalmente, a decir que ciertas cosas que los votantes quieren, ciertas cosas que a los votantes les han sido prometidas, pueden ser asuntos que no podemos cumplir o de pronto que pensamos que no debemos darlas.

Y la segunda cosa que debemos hacer es entender el valor de nuestras sociedades.

Nuestras sociedades nunca han sido tan educadas, tan valerosas, tan sanas, nunca han sabido tanto, se preocupan tanto o han querido tanto, y este es el talento local.

Una de las razones por las que nos estamos alejando de los salones de banquetes como en el que estamos, salones con extraordinarias imágenes en el techo de reyes entronizados, todo el drama desarrollado aquí en este espacio donde a un rey de Inglaterra le cortaron la cabeza, de por qué nos hemos movido de espacios como este, tronos como este, hacia el ayuntamiento, es que nos estamos moviendo más y más hacia las energías de nuestra gente, y necesitamos conectarnos.

Esto puede significar diferentes cosas en diferentes países.

En Inglaterra, puede ser mirar a Francia, aprender de Francia, elegir directamente los alcaldes en el lugar con el sistema comunal francés.

En Afganistán, puede significar, en lugar de concentrarse en una gran elección presidencial y parlamentaria, hacer lo que estaba en la constitución afgana desde el puro principio, que es hacer elecciones locales directas a nivel del distrito y elegir gobernantes provinciales populares.

Pero para que estas cosas funcionen, la honestidad en el lenguaje, la democracia local, no es solo una cuestión qué hacen los políticos.

Es algo que hacen los ciudadanos.

Para que los políticos sean honestos, el público debe permitirles serlo, y los medios, que sirven de puentes entre los políticos y el público, deben permitir que los políticos sean honestos.

Si la democracia local ha de florecer, será sobre un activo e informado compromiso con cada uno de los ciudadanos.

En otras palabras, si la democracia va a ser reconstruida, si va a volver a ser vigorosa y vibrante, será necesario no solo que el público aprenda a creer en sus políticos, sino que los políticos aprendan a creer en su público.

Muchas gracias de verdad.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/rory_stewart_why_democracy_matters/

 

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