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Charla «Sandra-Fisher Martins: El derecho a comprender» de TEDxO’Porto en español.
Los documentos financieros, legales y médicos deberían ser fáciles de leer, pero muy a menudo no lo son. Con ejemplos divertidos y reales, Sandra Fisher Martins nos muestra cómo el lenguaje demasiado complejo nos separa de la información que necesitamos. Y nos enseña tres técnicas para cambiar esta situación.
- Autor/a de la charla: Sandra Fisher-Martins
- Fecha de grabación: 2011-03-21
- Fecha de publicación: 2011-11-06
- Duración de «Sandra-Fisher Martins: El derecho a comprender»: 942 segundos
Traducción de «Sandra-Fisher Martins: El derecho a comprender» en español.
La historia que quiero contar para mí comenzó en 1996 cuando estudiaba en Inglaterra.
Un día estaba mirando el extracto de mi cuenta bancaria, no había mucho que ver, y me di cuenta de que en la esquina superior había un símbolo, que muestro, decía que el documento se había hecho en lenguaje llano para que yo entendiera.
La idea me interesó y me puse a averiguar qué era y descubrí que había una campaña de simplificación de la lengua, la «campaña del inglés llano».
Pensé que era una idea fabulosa, durante un día o dos, y nunca más me paré a pensar en eso de nuevo.
Cuando regresé a Portugal, me encontré con varios documentos, por ejemplo, mi contrato de trabajo, los papeles que tenían que firmar para comprar una casa, la factura de la luz, unos documentos que me recordaron el extracto de la cuenta bancaria.
No por ser igualmente claros y sencillos, sino por ser exactamente lo contrario.
Tuve que leer todo dos o tres veces para empezar a entender lo que estaba escrito.
Y entonces, esa pequeña semilla sembrada en 1996 comenzó a germinar.
Y un día me fui a la oficina de mi jefe para dejar mi trabajo y dedicarme a esto.
Y
¿qué descubrí desde el comienzo?
Descubrí que se trataba de un problema mucho más grave de lo que pensaba.
No era solo que esos documentos fueran complejos y molestos, sino la comprensión de textos de los portugueses, la comprensión es la capacidad de entender documentos escritos, es muy baja; mostraré una tabla sobre la comprensión de la población portuguesa.
Alrededor del 10 % u 11% de las personas en Portugal, todavía no saben leer ni escribir en absoluto.
Ahí están los que saben o dicen saber, leer y escribir; entonces,
¿qué tenemos?
Tenemos ese grupo de personas en rojo el nivel 1, el más bajo de comprensión.
Son personas capaces de juntar las letras, pero no pueden, en realidad, comprender.
Por ejemplo, si una persona de ese grupo rojo tiene que leer el prospecto de un medicamento para darle una dosis a su hijo, ella no lo logra, no puede entender la información.
Esto aplica al 50 % de los portugueses.
Tenemos un 30 % más en los amarillos, son las personas que van sorteando su día a día.
Es decir, si no deben leer nada nuevo o demasiado diferente, se manejan bien.
Pero, por ejemplo, si trabajan en una fábrica y llega una nueva máquina y deben leer el manual de la máquina para trabajar con ella, no lo lograrán.
Y esto aplica al 80 % de los portugueses.
Luego tenemos unos pocos que pueden entender documentos, siempre que no sean demasiado complejos, y un 5 % de la población que entiende documentos muy complejos.
Para que no piensen que esto es normal, ahí está Suecia.
Si bien tenemos un 20 % de personas con una comprensión considerada esencial para el día a día, Suecia tiene el 75 %.
Y al ver eso,
¿de qué me di cuenta?
Me di cuenta de que vivimos en un apartheid de la información.
Me di cuenta de que hay una minoría con pleno acceso a la información que puede usarla para su beneficio y una gran mayoría que no puede.
Y debido a que no pueden, son excluidos y están en desventaja.
Déjenme darles un ejemplo.
Este es el Sr.
Domingos, portero de mi edificio.
El Sr.
Domingos empezó a leer con 27 años, él está en ese grupo amarillo que acabamos de ver.
A veces al llegar a casa él me pregunta: «Sra.
Sandra», «Sí, Sr.
Domingos, diga».
«Una cartita».
Cuando el Sr.
Domingos o alguien de la familia o en el vecindario recibe algo que no entiende, ellos vienen a mí y les ayudo a traducirlo.
Y me dijo: «Estoy a punto de tirar esto a la basura, pero dígame primero si es importante».
Era muy importante.
Había esperado, mucho tiempo a una cirugía de rodilla y era la carta de un cheques para cirugía; cuando una persona espera mucho tiempo, logra un cheque para hacerse la cirugía en el sector privado.
Y la carta casi acaba en la basura, la carta del Sr.
Domingos.
En ese mismo año descubrí que solo el 20 % de las personas había usado esos cheques para cirugías.
El otro 80 % no creo que se curaran solos en la espera.
Es más probable que hicieran lo mismo que el Sr.
Domingos: «¡Ah!
¿Qué es esto?
No entiendo, pues a la basura».
Perdieron la oportunidad de lograr la cirugía que necesitaban.
¿Qué pasa aquí?
Cuando la gente no entiende esto tiene graves consecuencias, para el individuo y también para el país.
Al no entender qué derechos y beneficios a los que puedo tener acceso, tampoco puedo entender mis obligaciones y ser un ciudadano activo y participativo.
Tal vez, sentados ahí piensan: «Sí, pobre Dr.
Domingos.
Mala suerte,
¿no?
, pero yo estoy en los verdes».
«Estoy segurísimo de estar en los verdes.
Fui seleccionado para venir a TED».
(Risas)
Estoy segura de que sí.
Tengo aquí unos textos para que los lean y veré en qué color están cuando termine de leer.
Esto es un contrato de seguro de automóvil.
Dice: «A menos de no estipular lo contrario, tras el fallecimiento del asegurado, el capital asegurado se otorga en caso de muerte previa del beneficiario del asegurado a los herederos del último, en caso de fallecimiento simultáneo del asegurado y del beneficiario, a los herederos del último».
¿Eh?
(Risas)
A continuación, el prospecto de un medicamento dice: «Advertencia: También puede producir eritema, edema, vesiculación, keratolisis y urticaria».
¿Sí?
¿Todo claro?
Y este es realmente bueno.
Es de la firma de un contrato de alquiler para la nueva oficina y me hizo morir de risa.
«Yo, como un aval, asumo el pago intempestivo de las rentas, y renuncio a los beneficios de la división y la exclusión previa».
Cuando oí «pago intempestivo» me imaginaba estallar allí, cerrando la puerta y decir: «¡¡¡Aquí está el dinero!!!»
(Risas)
¡Pero no!
(Risas)
(Aplausos)
¡Pero no es eso!
(Aplausos)
Por tanto, cuando dejamos nuestra área de especialización nos alejamos un poco, no hay que ir a la teoría de cuerdas o algo por el estilo, nos alejamos un poco,
(Risas)
¿qué pasa entonces?
Estamos tan perdidos como el Sr.
Domingos.
Y estos documentos no están escritos por expertos para expertos, como los de la teoría de cuerdas.
¡No! Estos son documentos escritos para mí, son documentos públicos, los documentos públicos que debo comprender en mi vida diaria, para autogestionarme, para gestionar mi vida.
Son contratos de alquiler, prospecto de medicamentos.
Es todo esto.
Las facturas de electricidad.
Esta debe ser clara, para que se pueda entender.
Porque, si no puedo entender,
¿qué ocurre?
Cometo errores, me sale mal.
Daré un ejemplo de los errores cometidos, malas decisiones por no comprender los documentos.
¿Recuerdan la crisis subprime de EE.UU.?
¿Que pasó?
Las personas firmaron esos préstamos para comprar casas, sin comprender realmente lo que firmaban.
Porque si hubiesen sabido lo que estaban firmando, habrían sabido que si la tasa de interés subía, el pago mensual también se incrementaría.
Es decir, ellos no podrían pagar y terminarían sin su casa.
Tras eso, todo se vino abajo y sabemos el resto.
¿Creen que con una cultura de claridad en el sector financiero las cosas habrían llegado hasta donde llegaron?
No lo creo.
Así que,
¿cómo resolver este problema, esta diferencia tan grande en la comprensión de los portugueses, que está aquí abajo, y la complejidad de los documentos públicos, que se necesitan comprender en nuestra vida diaria, que son los de aquí.
Por lo tanto, lo primero que viene a la mente es, «Si la comprensión es tan baja, vamos a hacer que suba»
¿no es así?
Vamos a educar a la gente.
Vamos…
por supuesto que, vamos a educar a la gente.
Lo que pasa es que es difícil y es lento.
Y no quiero ni imaginar cuántas generaciones se tardará hasta llegar al nivel de Suecia.
Pero, además, no es solo porque es lento.
Hay otro problema.
Si el idioma de los documentos no es más llano, se constata que gente, incluso con un nivel de comprensión alto, como Uds., si la lengua es difícil, no comprenden y siguen sin poder entender estos documentos.
Así, además de aumentar la comprensión, es mucho más importante reducir la complejidad de los documentos y simplificar el lenguaje.
Voy a mostrar un ejemplo.
Cuando hablo de simplificación del lenguaje, vean.
En el lado izquierdo de un contrato: «Se ha acordado que la compañía de seguros, bla bla, bla bla…» Este es un ejemplo antes y después.
¿Qué significa simplificar el lenguaje?
Comunicar de manera sencilla y clara, que permita al lector entender a la primera.
¿Qué prefieren?
¿El antes o el después?
No hay duda,
¿cierto?
¿Cómo se logra esto?
¿Cómo se puede hacer que el Estado y las empresas se comuniquen con los ciudadanos en un lenguaje que puedan entender a la primera?
Hay varias maneras.
Hay países que van por el camino de la legislación.
Por ej., Suecia y EE.UU.
introdujeron, el año pasado, una legislación que obliga al Estado a comunicarse con la gente en un lenguaje que se pueda entender.
Y Uds.
piensan, «Eso es normal.
Son países que están por delante.
«Suecia, tal vez, mucho más que EE.UU.
«Pero son los países más avanzados.
«Sería bueno que en nuestro país hubiera también una legislación para esto,
¿no?
» Pues existe, ahí está desde 1999.
La Ley de la Modernización Administrativa dice que la comunicación entre el Estado y el pueblo debe ser simple, clara, concisa y significativa, sin siglas, bla bla…
Pero la cuestión es que no se aplica.
Entonces, la pregunta, para la legislación, la aplicación mediante la legislación, funciona en aquellos países donde se hacen las leyes que deben aplicarse.
Ahora, hay otro camino, el camino de la comercialización.
¿Cómo funciona?
Es así, las empresas privadas cambian su lenguaje, se comunican de manera más clara y sencilla, lo propagan mucho y a los consumidores les encanta, el aumento de las ventas, funciona muy bien.
Pero funciona para el sector privado.
Ahora,
¿cuál es la tercera vía, y para mí, la más importante?
Es el camino de los movimientos civiles, que se basan en un cambio de mentalidad.
En países en los que realmente se avanzó en esto,
¿Recuerdan la etiqueta en inglés «Plain English Campaign»?
Todo esto por un movimiento de consumidores.
Así que
¿qué se necesita para que aflore el movimiento cívico?
Tenemos que entender dos cosas muy importantes: En primer lugar, el deseo de entender los documentos públicos no es un capricho, no es una curiosidad intelectual, es una necesidad en la vida diaria.
Y, sobre todo, es un derecho, es un derecho de todos.
Por una parte, la comprensión es un derecho.
Y debemos asumir algo más también, que el que escribe, debe hacerlo con el fin de ser entendido.
¿Cómo llegamos allí?
En primer lugar: tenemos que ser exigentes consumidores y ciudadanos.
Piensen así, la próxima vez que alguien les dé un documento que simplemente no entienden, no sean tímidos, no miren silenciosamente, simulando que están comprendiendo todo.
¡No! Exijan entender.
Pídanlo.
Sé que esto no es fácil.
Estar ante un señor en su oficina y decir: «En este contrato, en esta parte,
¿qué significa esto?
» No, no es fácil, y tal vez es incluso un poco embarazoso,
¿verdad?
Pero no lo es.
Es un signo de inteligencia.
¿Qué enseñan a sus hijos cuando tienen dudas en la escuela?
«No digas nada a nadie, calla bien y actúa inteligentemente».
No, no lo hacen,
¿verdad?
Uds.
dicen: «Cuando no entiendas, levanta la mano y pregunta al maestro hasta que entiendas».
Y eso es exactamente lo que debemos hacer los consumidores y los ciudadanos.
Así, la próxima vez que se encuentren con un documento que no entiendan, pidan entender, dejen a un lado su orgullo y pregunten hasta aclararlo por completo.
Por otro lado, estos documentos terribles que están en circulación, no cayeron del cielo, alguien los escribió,
¿no?
Tal vez, entre este grupo grande, algunas personas…
algunos abogados, algunos empleados públicos, no pido que se identifiquen pero sí que les pido que se autoconciencien.
¿Cuántas veces no escriben documentos para el público en general, para las personas que no comparten su idioma, y las escribe en un lenguaje que solo Uds.
van a entender?
Y me dirán, «Eso es porque hay una razón».
Amigos, ya escucharon todas las razones.
Hay miles de razones, como las siguientes: «Es la cultura de la casa»; «Mi jefe…» «El juez,
¿y si esto va a la corte?
» «Quieren destruir la lengua.
Tenemos que educar a la gente».
«No podemos bajar el nivel», bla bla bla…
Conozco todo esto.
Son excusas.
Hace un tiempo, nos hablaron de Einstein.
Einstein dijo: «Si no se puede escribir sobre un tema, de una manera sencilla, es porque, de hecho, no lo entiende».
Por lo tanto, si Uds…
(Aplausos)
Para Einstein…
(Aplausos)
Para Einstein…
(Aplausos)
Por lo tanto, — ¡ah, ah, no tengo tiempo! — Por lo tanto, saben lo que quiere decir,
¿verdad?
Uds.
son conscientes de lo que quiere decir, solo hay que hacer una cosa: creer que es posible escribir de una manera sencilla.
¿Y cómo se hace eso?
Es muy fácil.
Escriban para su abuela.
Escriban para su abuela.
Les mostraré la abuela.
(Risas)
Escriban con respeto y sin paternalismo.
Y usen tres técnicas que les enseñaré.
Comiencen con lo más importante.
La abuela tiene mucho que hacer.
por eso no leerá tres páginas para llegar a la idea principal.
Comiencen con lo más importante.
A continuación, usen frases cortas, porque la abuela, como cualquiera de nosotros, si hay frases muy largas, al llegar al final no puede recordar de lo que se dijo al principio.
Y, por último, la tercera, usen palabras sencillas, esas que la abuela sabe.
¿Bien?
¡Es fácil! Antes de irme, quisiera hablar de «claro!».
«claro!» es un proyecto de responsabilidad social.
Tiene la misión de cambiar la forma de hacer la comunicación pública.
¿Qué hacemos?
Impulsaremos este año una colección de guías claras, es decir, tomaremos temas muy, muy complejos y los haremos sencillos.
Comenzaremos con la Guía «claro!» de Justicia.
Creo que es algo que viene muy bien.
(Aplausos)
Y sigo el consejo de Manuel Forjaz.
Si es el momento de pedir, el que quiera patrocinar la Guía «claro!» de Justicia, por ejemplo, la Fundación EDP, o…
hablen conmigo después.
Otra cosa que haremos es conceder premios a los peores y mejores documentos, porque, hay personas que trabajan para comunicarse de manera más clara, y se les debe recompensar, y hay gente perezosa que no hace nada al respecto y debe ser humillada.
Por lo tanto, daremos premios a lo peor y lo mejor.
Cuento con su ayuda.
(Aplausos)
Vamos a lanzar la campaña «claro!» a través de Facebook, así que envíen su solicitud de amistad.
Por último, sobre todo,
¿qué quiere «claro!»?
Quiere poner dos cositas en sus cabezas.
La primera, exijan entender.
No sean tímidos.
Y escriban con el fin de ser entendidos.
Escriban para su abuela.
Y si no tienen abuela, escriban para el Sr.
Domingos, que le va a gustar.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/sandra_fisher_martins_the_right_to_understand/