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Charla «Seamos sinceros con nuestros problemas económicos» de TEDxOrlando en español.
Luchar con el presupuesto y el manejo de las finanzas es común, pero hablar abierta y sinceramente sobre ello no lo es. ¿Por qué escondemos nuestros problemas de dinero? En esta charla reflexiva y personal, la escritora Tammy Lally nos anima a salir de la «vergüenza monetaria» y nos muestra cómo dejar de equiparar nuestras cuentas bancarias con nuestra autoestima.
- Autor/a de la charla: Tammy Lally
- Fecha de grabación: 2017-06-24
- Fecha de publicación: 2018-08-31
- Duración de «Seamos sinceros con nuestros problemas económicos»: 750 segundos
Traducción de «Seamos sinceros con nuestros problemas económicos» en español.
¿Alguna vez han tenido que romper las normas familiares? Hoy yo rompo las mías en torno al dinero, los secretos y la vergüenza.
En el 2006, mi hermano Keith me llamó el día en que cumplía sus 40 años.
«Tam, estoy en apuros.
No te lo pediría si no fuera necesario.
¿Me prestas 7500 dólares?».
Esa no era la primera vez que necesitaba dinero rápido, pero esta vez su voz me dio miedo.
Nunca lo había oído tan decaído y avergonzado y encima era el día de su cumpleaños.
Después de unas preguntas básicas que todos habríamos hecho, acepté prestarle el dinero, pero con una condición: que como la financiera profesional de la familia, quería reunirme con él y con su mujer para ver qué pasaba realmente.
Unas semanas más tarde, nos encontramos en un Starbucks y comencé con dureza a hablar del presupuesto.
«Deberían vender la casa, buscar algo más pequeño donde vivir, vender los «juguetes».
¿Y el Starbucks? Renuncien al café diario de 5 dólares».
Ya saben, todos esos esfuerzos que hacemos para no ser menos que los vecinos.
Rápidamente, mi hermano y su mujer entraron en un terrible juego de culpas y se armó un buen lío.
Dudé entre hacer de psicóloga o de hermana enojada.
Quería que fueran mejor que eso.
«Vamos, chicos.
Reaccionen de una vez.
Son padres.
Maduren, y arriba el ánimo».
Cuando me fui, llamé a mi madre, pero Keith se me adelantó y le dijo que yo no los había ayudado.
De hecho, estaba dolido y pensaba que nos habíamos aliado contra él.
Pues claro.
Lo había avergonzado mi dura charla sobre el presupuesto.
Pasaron dos meses cuando recibí una llamada.
«¿Tam? Tengo malas noticias.
Keith se suicidó anoche».
Días después, en su casa, me puse a buscar respuestas, en su «oficina», el garaje.
Allí encontré un montón de facturas atrasadas de la tarjeta de crédito y un aviso de ejecución hipotecaria que le habían entregado el día de su muerte.
Mi hermano dejó una hija preciosa de 10 años, un hijo brillante de 18 años, semanas antes de su graduación, y la que había sido su mujer durante 20 años.
¿Por qué paso esto? Mi hermano estuvo atrapado en el ciclo de vergüenza monetaria de nuestra familia y no era el único en esta situación.
Las tasas de suicidio en adultos de entre 40 y 64 años han aumentado casi un 40 % desde 1999.
La pérdida de empleo, la bancarrota y las ejecuciones hipotecarias fueron responsables de casi el 40 % de las muertes, y 7 de cada 10 suicidios corresponden a hombres blancos de mediana edad.
Lo que he aprendido es que nuestro comportamiento financiero autodestructivo y contraproducente no está impulsado por nuestras mentes racionales y lógicas.
Por el contrario, son producto de nuestro sistema de creencias inconscientes, asentado en nuestra infancia y tan profundamente arraigado que condiciona nuestra relación con el dinero cuando somos adultos y muchos llegan a pensar que son holgazanes, tontos o que están locos, o que son malos con el dinero.
Es lo que yo llamo vergüenza monetaria.
La Dra.
Brené Brown, una conocida investigadora en el tema de la vergüenza, la define como «la experiencia o el sentimiento increíblemente doloroso de creer que estamos equivocados y por lo tanto no merecemos amor ni sentir que pertenecemos».
Basándome en esta definición, así defino yo la vergüenza monetaria: «la experiencia o el sentimiento increíblemente doloroso de creer que estamos equivocados y por lo tanto no merecemos amor ni sentir que pertenecemos, según el saldo de nuestra cuenta bancaria, nuestras deudas, nuestras casas, nuestros autos y nuestra posición laboral».
Déjenme que les dé un par de ejemplos para explicarme.
Creo que todos tenemos vergüenza monetaria, ganemos 10 000 dólares al año, o 10 millones, y se debe a que otorgamos al dinero todo nuestro poder.
Les diré cómo se comporta alguien a quien quieren, o incluso Uds.
mismos, cuando sienten vergüenza monetaria.
Van a lo grande, siempre encargándose de la cuenta, rescatando económicamente a la familia y los amigos.
Están económicamente seguros, pero viven en un estado crónico de insuficiencia.
Conducen un Mercedes, pero el presupuesto solo les permite comprarse un Honda.
Y tienen buen aspecto a toda costa.
Sé que podemos liberarnos de las garras de la vergüenza monetaria, porque yo lo hice.
Poco después de la muerte de mi hermano, empezó la recesión.
Perdí mi negocio y caí en bancarrota.
En mi interior, estaba aterrada.
Me quedé en casa durante un año, pensando que había hecho algo malo; me decía: «¿Qué has hecho? ¿Qué ha pasado?» Me quedé callada mientras salía fuera y sonreía.
Nadie lo sabía.
Eso es vergüenza monetaria.
Lo que tenía que hacer era dejar de aferrarme al hecho de tener todas las respuestas.
Yo era la sabelotodo de la familia y tuve que renunciar a la idea de que un nuevo plan económico era la solución.
E igual que con otras cosas en mi vida, me enviaron una persona para ayudarme, y acepté la ayuda, pero tuve que hacer una gran investigación sobre la historia económica de mi familia y sobre mis creencias monetarias.
Tenemos que empezar a tener esa conversación.
El dinero no puede ser un tema tabú.
Tenemos que ser sinceros cuando tengamos problemas económicos y tenemos que despertar, tenemos que dejar de bloquear nuestro dolor.
Para poder descubrir las partes dolorosas de nuestra historia económica y de nuestro historial económico, no se puede estar bloqueado.
Tenemos que dejar nuestro pasado para poder ser libres.
Dejamos el pasado cuando nos rendimos, tenemos fe y perdonamos.
La deuda es la manifestación tangible de no perdonar.
Si tienen deudas, no han perdonado del todo su pasado, así que es nuestro trabajo perdonarnos a nosotros y a otros para poder vivir libremente.
Si no, nuestra historia seguirá repitiéndose.
Esta no es una solución rápida y sé que todos queremos una, pero es un despertar lento.
Esto es otro nivel de trabajo.
Tenemos que ir más arriba para conseguirla, para llegar a esa solución.
Así que intenten esto: sigan sus dólares.
Su dinero les mostrará lo que valoran.
¿Adónde va? Y luego pregúntense: ¿de verdad valoro todas estas cosas? Y pregúntense qué sienten cuando gastan dinero.
¿Se sienten solos? ¿Están aburridos? ¿O simplemente emocionados? Pero se necesita hacer un trabajo más profundo.
Para empezar, ¿cómo han adoptado todas esas creencias monetarias? A esto lo llamo autobiografía monetaria y como coach monetaria este es el primer paso que doy con mis clientes.
Piensen en su primer recuerdo monetario de la infancia.
¿Cómo se sintieron cuando tuvieron dinero? ¿Estaban emocionados, orgullosos o confusos? ¿Y qué hicieron con el dinero? ¿Fueron corriendo a la tienda de caramelos o al banco? ¿Y qué oyeron decir a sus padres, qué los vieron hacer con el dinero? Mi hermano y yo escuchamos: «Más dinero nos hará más felices».
Todos los días.
«Más dinero nos hará más felices».
E incorporamos a nuestras creencias monetarias que nuestra autoestima estaba relacionada con nuestros ingresos, mientras veíamos a nuestra madre vivir en un estado de insuficiencia crónica.
Y bloqueaba el dolor con azúcar y compras.
¿Y qué hicimos? Keith hizo la vida de mi madre.
Cobraba muy poco, ansiaba ser rescatado económicamente y bloqueaba el dolor con alcohol.
Yo hice lo contrario.
Tenía altos ingresos, iba al rescate de otros y bloqueaba el dolor con libros de autoayuda.
Pero lo que teníamos en común eran nuestras creencias monetarias.
Ambos pensábamos que el saldo de nuestra cuenta bancaria estaba relacionado con nuestra autoestima.
Volviendo a la reunión con mi hermano en Starbucks….
él no necesitaba ni un presupuesto, ni mi opinión.
Necesitaba romper con su sufrimiento y necesitaba mi compasión.
Keith no tuvo la capacidad de hablar y romper nuestro ciclo familiar de vergüenza monetaria, así que dejó que lo hiciera yo y que compartiera su legado.
El cambio es difícil, pero en mi familia no cambiar es letal.
Así que hice el trabajo y he experimentado un profundo perdón y hoy, estando aquí, vivo con un propósito.
Yo sirvo y el dinero me sirve a mí.
Solo hace falta una persona en sus familias para romper el ciclo de la vergüenza monetaria.
Y quiero que sean Uds.
quienes lo hagan.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/tammy_lally_let_s_get_honest_about_our_money_problems/