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Charla «Sherwin Nuland sobre la esperanza» de TED2003 en español.
El cirujano y escritor Sherwin Nuland medita sobre la idea de la esperanza — el deseo de convertirnos en mejores personas y construir un mundo mejor. Son 12 minutos reflexivos que lo ayudarán a enfocarse en el camino que tiene por delante.
- Autor/a de la charla: Sherwin Nuland
- Fecha de grabación: 2003-02-02
- Fecha de publicación: 2009-01-23
- Duración de «Sherwin Nuland sobre la esperanza»: 756 segundos
Traducción de «Sherwin Nuland sobre la esperanza» en español.
Ustedes saben, soy tan malo con la tecnología que mi hija — que tiene 41 años ahora — cuando tenía 5, la escuché decirle a una amiga de ella, que si no sangra cuando lo cortas, mi papito no lo entiende.
(Risas)
Entonces, la tarea que se me ha dado puede ser un obstáculo insuperable para mí, pero ciertamente voy a tratar.
¿Qué he escuchado durante estos últimos cuatro días?
Esta es mi tercera visita a TED.
Una fue a TEDMED, y una, como han escuchado fue una a TED normal hace dos años.
He escuchado lo que considero algo extraordinario algo de lo que he escuchado apenas un poco en las dos TEDs anteriores, y eso es un entretejido y una impregnación, una mezcla de un sentido de responsabilidad social en tantas de las charlas — responsabilidad global, de hecho, atrayente para el interés personal, pero va mucho más allá del interés personal.
Una de las cosas más impresionantes sobre lo que, tal vez 10, de los presentadores han estado hablando es darnos cuenta, escuchándolos atentamente, de que no dicen: Bueno, esto es lo que deberíamos hacer; esto es lo que quisiera que ustedes hagan.
Es: esto es lo que he hecho porque estoy entusiasmado por ello, porque es algo maravilloso, y ha hecho algo por mí y, por supuesto, ha logrado mucho.
Es el antiguo concepto, el concepto Griego verdadero, de la filantropía en su sentido original: philos-antropos: amor por la humanidad.
Y la única explicación que puedo encontrar por lo que hemos estado escuchando en estos últimos cuatro días es que surge, de hecho, de una forma de amor.
Y esto me da una esperanza enorme.
Y la esperanza, por supuesto, es el tema sobre cual debería estar hablando, del cual se me olvidó completamente hasta mi llegada.
Y cuando lo hice, pensé, bueno, mejor busco esta palabra en el diccionario.
Entonces, Sarah y yo — mi esposa — caminamos hasta la biblioteca pública, que está a cuatro cuadras, en Pacific Street, y conseguimos el OED (Oxford English Dictionary), allí buscamos, y allí encontramos 14 definiciones de la esperanza, ninguna de las cuales se destaca por ser la apropiada.
Y, por supuesto, esto tiene sentido, porque la esperanza es un fenómeno abstracto; es una idea abstracta, no es una palabra concreta.
Bueno, me recuerda un poco a la cirugía.
Si hay una operación para una enfermedad, sabes que funciona.
Si hay 15 operaciones, tú sabes que ninguna de ellas funciona.
Y así es con la definición de palabras.
Si tienes apendicitis, te extirpan el apéndice, y estás curado.
Si tienes reflujo de esofagitis, hay 15 procedimientos, Y Joe Schmo lo hace de una manera y Will Blow lo hace de otra manera, y ninguna de ellas funciona, y lo mismo ocurre con esta palabra, esperanza.
Todas apuntan a la idea de expectativa de que algo bueno ocurrirá.
¿Y saben que encontré?
La raíz Indo-Europea de la palabra esperanza es: K-E-U — lo deletreariamos K-E-U; se pronuncia koy — y es la misma raíz de la que proviene la palabra curva.
Pero lo que significa en el original Indo-Europeo es un cambio de dirección, ir por un camino diferente.
Y encuentro eso muy interesante y provocativo, porque lo que han estado escuchando en los ùltimos días es este sentido de ir por direcciones diferentes: direcciones que son específicas y únicas para los problemas.
Hay diferentes paradigmas.
Ustedes han escuchado esta palabra varias veces en estos cuatro días, y todos estamos familiarizados con los paradigmas de Kuhn.
Entonces, cuando pensamos en la esperanza ahora, debemos pensar en mirar en otras direcciones de las que hemos estado mirando.
Hay otra — no definición, sino descripción, de la esperanza que siempre me ha agradado, y es una de Václav Havel en su libro perfectamente espectacular, «Rompiendo la Paz,» en el que él dice que la esperanza no consiste en la expectativa de que las cosas saldrán exactamente bien, pero en la expectativa de que las cosas tendrán sentido independientemente de como resulten.
No puedo decirles lo tranquilo que me sentí por esta última oración en esa gloriosa presentación de Dean Kamen hace unos días.
No estaba seguro de haberla oído correctamente, entonces lo encontré en uno de los intervalos.
El estaba hablando con un hombre muy grande, pero no me preocupó.
Lo interrumpí, y le dije, «Dijiste esto?
» El dijo, «Eso creo.» Así que, esto es: Lo repetiré.
«El mundo no se salvará por el Internet.» Es maravilloso.
¿Saben ustedes que salvará al mundo?
» Yo se los diré.
Será salvado por el espíritu humano.
Y por espíritu humano, no quiero decir nada divino, no quiero decir nada sobrenatural — ciertamente no viniendo de este escéptico que soy.
Lo que quiero decir es esta habilidad que cada uno de nosotros posee de ser algo más grande que uno mismo, de surgir de nuestro ser ordinario y lograr algo que al principio pensamos que tal vez no seríamos capaces de hacer.
En un nivel elemental, todos hemos sentido esa espiritualidad al momento del nacimiento.
Algunos lo han sentido en laboratorios; algunos lo han sentido en el banco de trabajo.
Lo sentimos en conciertos.
Lo he sentido en la sala de operaciones, al lado de una cama.
Es una elevación más allá de nosotros.
Y creo que esos serán, con el tiempo, los elementos del espíritu humano de los que hemos estado oyendo poco a poco a poco de tantos presentadores en los últimos días.
Y si algo ha impregnado este lugar, es precisamente eso.
Estoy intrigado por un concepto traído a la luz en la primera parte del siglo 19 — realmente, en la segunda década del siglo 19 — por un poeta de 27 años cuyo nombre era Percy Shelley.
Ahora, todos pensamos que Shelley es obviamente el gran poeta romántico que fue; muchos de nosotros tendemos a olvidar que escribió algunos perfectamente maravillosos ensayos, también, y el ensayo más recordado es uno llamado «En Defensa de la Poesía,» Ahora bien, tiene cinco, seis, siete, ocho páginas, y se transforma en algo profundo y dificil luego de la tercera página, pero en algún lugar en la segunda página el comienza a hablar sobre la noción de lo que él llama la «imaginación moral.» Y esto es lo que dice, mas o menos traducido: Un hombre — hombre genérico — un hombre, para ser realmente bueno, debe imaginar claramente.
Debe verse a sí mismo y al mundo a través de los ojos de otro, y de muchos otros.
Verse a sí mismo y al mundo — no sólo al mundo, pero verse a sí mismo.
¿Qué es lo que se espera de nosotros d parte d que viven en lo que Laurie Garrett el otro día llamó tan apropiadamente la desesperación y la disparidad?
¿Qué es lo que tienen todo el derecho a pedirnos?
¿Qué es lo que tenemos nosotros todo el derecho a pedirnos de nosotros mismos, por nuestra humanidad compartida y nuestro espíritu humano?
Bien, ustedes saben precisamente lo que es.
Hay una gran polémica acerca de si, como la gran nación que somos, deberíamos ser la policía del mundo, la fuerza policial mundial, pero no debería haber virtualmente ninguna polémica sobre si nosotros deberíamos ser los sanadores del mundo.
No ha habido, ciertamente, ninguna polémica sobre esto en esta sala en los cuatro días pasados.
Entonces, si vamos a ser los sanadores del mundo, cada persona en desventaja en este mundo — incluyendo a los Estados Unidos — se convierte en nuestro paciente.
Cada nación en desventaja, y tal vez nuestra propia nación, se convierte en nuestro paciente.
Entonces, es interesante pensar en la etimología de la palabra «paciente.» Proviene inicialmente del Latín patior, soportar, sufrir.
Entonces, volvemos a la antigua raíz Indo-Europea nuevamente, y lo que encontramos — la raíz Indo-Europea se pronuncia payen — la escribiríamos P-A-E-N — y quien iba a decirlo, maravilloso de decir, es la misma raíz de la que proviene la palabra compasión, P-A-E-N.
Entonces, la lección es muy clara.
La lección es que nuestro paciente — el mundo, y los que están en desventaja en el mundo — ese paciente merece nuestra compasión.
Pero más allá de nuestra compasión, y más grande que nuestra compasión, es nuestra imaginación moral y nuestra identificación con cada individuo que vive en este mundo, no que pensemos en ellos como un gran bosque, sino como árboles individuales.
Por supuesto, en este día y era, la clave es no dejar que cada árbol se oscurezca por cada Bush (bush: arbusto.
Ex-presidente) en Washington que pueda ponerse — que pueda ponerse en el camino.
(Risas)
Entonces, aquí estamos.
Nosotros estamos, deberíamos estar, moralmente comprometidos a ser los sanadores del mundo.
Y hemos tenido ejemplos una y otra vez — han escuchado uno en los últimos 15 minutos — de personas que no sólo se han comprometido, sino que han tenido el carisma, la brillantez — y creo que en esta sala es fácil usar la palabra brillante, dios mío — la brillantez para tener éxito al menos al comienzo de su búsqueda, y quienes sin duda continuarán teniéndolo con tanto que más y más de nosotros nos enlistemos en sus causas.
Ahora, si estamos hablando sobre la medicina, y hablamos sobre curar, quisiera mencionar a alguien que no ha sido citado.
Parece que todo el mundo ha sido citado aquí: Pogo ha sido citado; Shakespeare ha sido citado hacia atrás, hacia adelante, de adentro hacia afuera.
Yo quisiera citar a uno de mis dioses domésticos.
Sospecho que él nunca dijo esto realmente, porque no sabemos que dijo realmente Hipócrates, pero sí sabemos con certeza que algún gran médico griego dijo lo siguiente, y ha sido registrado en uno de los libros atribuidos a Hipócrates, y el libro se llama «Preceptos.» Y se los leeré.
Recuerden, que he estado hablando, esencialmente de filantropía: el amor a la humanidad, la humanidad individual y la humanidad individual que puede traer ese tipo de amor traducido en acción, traducido, en algunos casos, en interés personal.
Y aquí está, hace dos mil cuatrocientos años: «Donde hay amor por la humanidad, hay amor por la sanación.» Hemos visto eso aquí hoy con este sentido, con la sensibilidad — y en estos últimos tres dias, y con el poder del indomable espíritu humano.
Muchas gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/sherwin_nuland_the_extraordinary_power_of_ordinary_people/