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Charla «Shimon Steinberg: el control natural de plagas… ¡con bichos!» de TEDxTelAviv 2010 en español.
En TEDxTelAviv, Shimon Steinberg analiza la diferencia entre las plagas y los bichos y plantea la hipótesis del uso de bichos buenos para luchar contra los bichos malos, evitando productos químicos en búsqueda del producto perfecto.
- Autor/a de la charla: Shimon Steinberg
- Fecha de grabación: 2010-04-26
- Fecha de publicación: 2010-10-28
- Duración de «Shimon Steinberg: el control natural de plagas… ¡con bichos!»: 923 segundos
Traducción de «Shimon Steinberg: el control natural de plagas… ¡con bichos!» en español.
Soy un amante de los bichos.
No desde la infancia, por cierto, sino de más grande.
Cuando me gradué en zoología en la Universidad de Tel Aviv, me enamoré de los bichos.
Y luego, dentro de la zoología, hice el curso, o la disciplina, de entomología: la ciencia de los insectos.
Y luego me pregunté:
¿cómo puedo ser práctico o de ayuda en la ciencia de la entomología?
Y luego pasé al mundo de los fitosanitarios, a proteger a las plantas de los insectos, de los malos bichos.
Y dentro de los fitosanitarios entré en la disciplina del control biológico de plagas, que definimos como el uso de organismos vivos para reducir las poblaciones de plagas nocivas de las plantas.
Es toda una disciplina fitosanitaria cuyo objetivo es la reducción de productos químicos.
El control biológico de plagas, estos bichos buenos de los que hablamos, existen en el mundo desde hace miles y miles de años, durante mucho, mucho tiempo.
Pero sólo en los últimos 120 años la gente empezó a conocer cada vez más cómo explotar, o cómo usar, este fenómeno del control biológico, este fenómeno del control natural, para sus propias necesidades.
Porque al control biológico se lo puede ver en el patio de atrás.
Alcanza con una lupa.
¿Ven lo que tengo aquí?
Es una lupa de 10 aumentos.
Sí, de 10 aumentos.
Sólo hay que abrirla.
Uno vuelve las hojas y ve un mundo enteramente nuevo de insectos diminutos, arañitas de 1 mm, 1,5 mm o de 2 mm de largo, y puede distinguir las buenas de las malas.
Este fenómeno del control natural está, literalmente, en todas partes.
Incluso aquí, delante de este edificio.
Estoy seguro.
Sólo miren las plantas.
Están por todos lados y tenemos que saber cómo explotarlos.
Bueno, vayamos paso a paso y veamos algunos ejemplos.
¿Qué es una plaga?
¿Qué daño le causa realmente a la planta?
¿Cuál es el enemigo natural, el agente de control biológico, el bicho bueno del que estamos hablando?
En general, voy a hablar de insectos y arañas, o también vamos a llamarlos ácaros.
Los insectos: esos organismos de 6 patas.
Las arañas o los ácaros: los organismos de 8 patas.
Vamos a echar un vistazo a esto.
Aquí hay una plaga devastadora, la araña roja, una araña tejedora.
Se ve a la madre en el medio y, probablemente, dos hijas a izquierda y derecha y un huevo más a la derecha.
Y entonces uno ve qué tipo de daño puede ocasionar.
A la derecha hay una hoja de pepino, en el medio una de algodón y a la izquierda una de tomate.
Pueden pasar literalmente de verde a blanco debido a la succión, a la perforación, producida por estas arañas.
Pero aquí viene la Naturaleza y nos proporciona una araña buena.
Este es un ácaro depredador, tan pequeño como una araña roja, de hecho, 1 mm, 2 mm de largo, no más de eso, que corre, caza y persigue a la araña roja.
Aquí pueden ver a esta señora en acción, extrayendo los fluidos corporales del otro ácaro.
En 5 minutos, esto es lo que queda: un típico cadáver seco, succionando, el cadáver de la araña roja, y junto a ella dos individuos satisfechos, dos ácaros predadores, una madre a la izquierda y una ninfa joven a la derecha.
Por cierto, comen en 24 h unas 5 arañas rojas, los ácaros malos, o de 15 a 20 huevos de los ácaros plaga.
Por cierto, siempre tienen hambre.
(Risas)
Y hay otro ejemplo: los áfidos.
Por cierto, ahora es primavera en Israel y la temperatura aumenta considerablemente.
Pueden ver a los malos, los áfidos, en toda las plantas, en hibiscos y lantanas, en el follaje joven y fresco de la llamada primera primavera.
De hecho, los áfidos son todas hembras; son como amazonas.
Hembras que engendran hembras, que a su vez engendran otras hembras.
No hay machos en absoluto.
Se denomina partenogénesis.
Y, aparentemente, son muy felices así.
Aquí se puede ver el daño.
Los áfidos secretan un líquido pegajoso azucarado llamado melaza que cubre la parte superior de la planta.
Aquí se ve una hoja típica de pepino que pasó del verde al negro debido a un hongo negro, la fumagina, que lo cubre.
Y aquí viene la salvación con esta avispa parásita.
Aquí no estamos hablando de un depredador.
Aquí estamos hablando de un parásito, no uno de 2 patas, sino uno de 6 patas, por supuesto.
Esta es una avispa parásita, de nuevo, de 2 mm de largo, delgada, una viajera aguda y muy veloz.
Y aquí se puede ver a este parásito en acción, como en una maniobra acrobática.
Se para cara a cara en frente de la víctima de la derecha, inclina su abdomen y deposita un solo huevo, un solo huevo en los fluidos corporales del áfido.
Por cierto, el áfido trata de escapar: patea, pica y secreta distintos líquidos, pero, de hecho, no lo va a lograr.
Simplemente el parásito deposita el huevo en el fluido corporal del áfido.
Después de unos días, dependiendo de la temperatura, los huevos van a eclosionar y la larva de este parasitoide se comerá al áfido desde adentro.
Y todo esto es natural.
Todo es natural.
Esto no es ficción, para nada.
De verdad, ocurre en vuestros jardines, en vuestros propios jardines.
Este es el resultado final.
Este es el resultado final: momias…
M-O-M-I-A.
Este es el resultado visual de un áfido muerto.
Veamos el interior.
De hecho, hay un parasitoide en desarrollo que en unos minutos va a salir.
Ya casi termina el nacimiento.
Se lo puede ver en distintas películas, etc.
Es cuestión de pocos minutos.
Y, si es una hembra, de inmediato se va a aparear con un macho y se va, porque el tiempo es muy corto.
Esta hembra sólo vive de 3 a 4 días y tiene que poner unos 400 huevos.
Eso significa que tiene que poner huevos en el fluido corporal de 400 áfidos malos.
Y, por supuesto, esto no es el final.
Hay gran abundancia de otros enemigos naturales.
Esto es el último ejemplo.
Una vez más, vamos a empezar primero con la plaga: los trips.
Por cierto, todos estos nombres raros…
no los quiero molestar con los nombres científicos de estos bichos, sólo menciono los nombres vulgares.
Esta es una linda plaga, delicada y muy mala.
Si pueden verlo, es un pimiento dulce.
No es sólo un pimiento dulce exótico, ornamental, es un pimiento dulce que no puede comerse porque sufre una enfermedad viral transmitida por esos trips adultos.
Y aquí viene el enemigo natural, los antocóridos, que son más bien pequeños.
Aquí puede verse al adulto, negro, con dos jóvenes.
Y nuevamente, en acción.
Este adulto perfora al trips, lo succiona en unos minutos, y pasa a otra presa, continuando por todo el lugar.
Y si propagamos esos antocóridos, los buenos, por ejemplo en una parcela de pimiento morrón, se van a las flores.
Y, miren, esta flor está llena de bichos predadores, de los buenos, después de eliminar a los malos, los trips.
Esta es una situación muy positiva, por cierto.
No se daña ni el desarrollo de la fruta ni a la fruta misma.
Todo está muy bien en estas circunstancias.
Pero, de nuevo, la cuestión es que aquí los vemos en una relación uno a uno con la plaga, el enemigo natural.
Esto es en realidad lo que hacemos.
En el noreste de Israel, en el kibutz Sde Eliyahu, hay una instalación que produce enemigos naturales en masa.
En otras palabras, lo que hacemos allí, es amplificar el control natural, el fenómeno de control biológico.
Y en 35.000 m2 de invernaderos de última generación estamos produciendo ácaros predadores en masa, esos antocóridos, esas avispas parásitas, etc., etc., en muchas partes diferentes.
Por cierto, es un paisaje muy bonito.
A un lado se ven las montañas jordanas y al otro el valle de Jordania, y un buen invierno, apacible, y un verano agradable, cálido, que es una condición excelente para producir masivamente esas criaturas.
Y, por cierto, la producción masiva no es manipulación genética.
No hay OMG, organismos modificados genéticamente, en absoluto.
Los tomamos de la naturaleza, y lo único que hacemos es darles las condiciones óptimas, en invernaderos o salas climatizadas para que proliferen, se multipliquen y se reproduzcan.
Y eso es lo que obtenemos, de hecho.
Visto bajo el microscopio.
En la esquina superior izquierda se ve un ácaro depredador.
Y este es un grupo de ácaros predadores.
Vean esta muestra.
Aquí tengo un gramo de ácaros predadores.
Un gramo son 80.000 individuos.
80.000 individuos son suficientes para controlar un acre, 4.000 m2, de una parcela de frutillas o fresas contra la araña roja toda la temporada de casi un año.
Y a partir de esto, créanme, podemos producir decenas de kilos al año.
Así que esto es lo que llamo amplificación del fenómeno.
Y no, no rompemos el equilibrio.
Por el contrario, los llevamos a cada parcela agrícola donde el equilibrio ya está comprometido por los productos químicos.
Allí vamos con los enemigos naturales a fin de invertir un poco la espiral y lograr un equilibrio más natural con la reducción de productos químicos en la parcela agrícola.
Esa es la idea.
¿Y cuál es el impacto?
En esta tabla puede verse el impacto de un control biológico exitoso mediante bichos buenos.
Por ejemplo, en Israel, donde empleamos más de 1.000 hectáreas, en términos israelíes, 10.000 dunams, de plagas biológicas que controlan el ají dulce bajo protección, se redujo el 75% de los pesticidas.
Y en las fresas de Israel, aún más, se redujo el 80% el uso de pesticidas, en especial los dirigidos a los ácaros plaga de la frutilla o fresa.
Así que el impacto es muy fuerte.
Y ahí va la pregunta, en especial si uno le pregunta a productores y a agricultores:
¿Por qué el control biológico?
¿Por qué los bichos buenos?
Se obtienen tantas respuestas como personas sean consultadas.
Pero si vamos a este lugar, por ejemplo, al sureste de Israel, la zona de Arava en el Gran Valle del Rift, donde se encuentra el máximo exponente, la perla de la agricultura israelí, especialmente en invernaderos o en condiciones de malla, si uno va a Eilat ve esto, justo en el medio del desierto.
Y si uno se acerca, definitivamente puede ver esto: abuelos con sus nietos esparciendo enemigos naturales, bichos buenos, en lugar de estar con ropa especial y máscaras de gas aplicando productos químicos.
La respuesta que obtenemos con más frecuencia al porqué del control biológico es la seguridad en su aplicación.
Número dos, muchos productores de hecho están petrificados por la idea de la resistencia, que las plagas se vuelvan resistentes a los productos químicos.
En nuestro caso que la difteria se vuelva resistente a los antibióticos.
Es lo mismo, y puede ocurrir muy rápidamente.
Afortunadamente, en el control biológico o incluso en el control natural, la resistencia es extremadamente rara.
Difícilmente sucede.
Porque esto es evolución; esta es la razón natural, a diferencia de la resistencia, que ocurre en el caso de los productos químicos.
Y tercero, la demanda del público.
Demanda pública: cuanto más demanda el público la reducción de productos químicos, más conscientes son los productores del hecho de que deberían, en la medida de lo posible, reemplazar el control químico por un control biológico.
Incluso aquí hay una productora, la ven, muy interesada en los bichos, en los malos y en los buenos, con una lupa en la cabeza, caminando con seguridad por su cultivo.
Por último, quiero llegar en realidad a mi visión, o, de hecho, a mi sueño.
Porque esta es la realidad.
Miren la brecha.
Si tomamos la cifra de negocios global de la industria del biocontrol en el mundo, es de 250 millones de dólares.
Y miren la industria de los pesticidas en general en todos los cultivos del mundo.
Creo que es 100 veces superior o algo así: 25.000 millones.
Hay una brecha enorme por cubrir.
¿Cómo podemos hacerlo?
¿Cómo podemos llenar o, digamos, acortar esta brecha en el curso de los años?
Primero, tenemos que encontrar soluciones biológicas más robustas, buenas y confiables, más bichos buenos que podamos producir en masa o conservar en el campo.
Segundo, crear aún más demanda pública intensiva y estricta para reducir los productos químicos en los productos agrícolas frescos.
Tercero, también aumentar la conciencia de los productores sobre el potencial de esta industria.
Y esta brecha se estrecha.
Paso a paso, se estrecha.
Por eso creo que mi última diapositiva es: Todo lo que decimos podemos cantarlo, démosle una oportunidad a la Naturaleza.
Digo esto en nombre de todos los involucrados en el control biológico de Israel y del extranjero, démosle una oportunidad a la Naturaleza.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/shimon_steinberg_natural_pest_control_using_bugs/