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Charla «Siéntete cómodo siendo incómodo» de TEDWomen 2017 en español.
Luuvie Ajayi no tiene miedo de hablar ante la multitud, y tú tampoco deberías. «Su silencio no sirve a nadie», dice la escritora, activista y autodenominada creadora de problemas. En esta conversación brillante e inspiradora Ajayi lanza tres preguntas para saber si usted está al borde de hablar o de permanecer callado, y nos alienta a todos a sentirnos un poco más cómodos con la incomodidad.
- Autor/a de la charla: Luvvie Ajayi
- Fecha de grabación: 2017-11-01
- Fecha de publicación: 2017-12-01
- Duración de «Siéntete cómodo siendo incómodo»: 654 segundos
Traducción de «Siéntete cómodo siendo incómodo» en español.
Soy alborotadora profesional.
(Risas)
Mi trabajo es criticar el mundo, los malos sistemas y a las personas que se niegan a hacerlo mejor.
Como escritora, conferenciante y sombría nigeriana,
(Risas)
siento que mi objetivo es ser este gato.
(Risas)
Soy la persona que mira a otras personas, pensando, «Necesito que lo arregles».
Esa soy yo.
Quiero que abandonemos este mundo mejor de lo que lo encontramos.
Y la manera de efectuar el cambio es hablando, siendo la primera en hacerlo e iniciando así el efecto dominó.
Para que una línea de dominó caiga, tiene que caer uno primero, para no dejar al otro opción de no hacer lo mismo.
Y ese dominó que cae, es lo que esperamos que la siguiente persona que lo vea, se inspire y sea parte del dominó.
Ser el dominó, para mí, es hablar claro y hacer cosas que son realmente difíciles, especialmente cuando son necesarias, con la esperanza de que otros hagan lo mismo.
Y esta es la cuestión: soy la persona que dice lo que podrías estar pensando pero no te atreves a decir.
Muchas veces la gente piensa que no tenemos miedo, que las personas que hacen esto, no tenemos miedo.
No somos temerarios.
No es que no temamos las consecuencias o los sacrificios que tenemos que hacer diciendo la verdad al poder.
Lo que sucede es que sentimos que debemos hacerlo porque hay muy pocas personas en el mundo dispuestas a ser el dominó, muy pocas personas dispuestas a aceptar esa caída.
No lo hacemos sin miedo.
Pero hablemos del miedo.
Yo sabía exactamente lo que quería ser de mayor.
Yo decía, «¡Voy a ser médica!» El doctor Luvvie era el sueño.
Yo era Doc McStuffins antes de ser otra cosa.
(Risas)
Y recuerdo cuando fui a la universidad, en mi primer año, tuve que hacer Química 101 para mi especialidad prevista.
Obtuve la primera y la última D de mi carrera académica.
(Risas)
Así que fui a mi consejero, y le dije, «Bien, abandonemos lo previsto, porque esto de ser médica no va a funcionar, porque ni siquiera me gustan los hospitales.
Así que…»
(Risas)
«Pensemos en acabar con eso».
Y ese mismo semestre, comencé a bloguear.
Eso fue en 2003.
Y, cuando ese sueño terminaba, otro comenzaba.
Y lo que era un pasatiempo lindo se convirtió en mi trabajo a tiempo completo cuando perdí mi trabajo de marketing en 2010.
Pero tardé dos años más decir: «Soy escritora».
Nueve años después de haber empezado a escribir, antes de decir: «Soy escritora».
porque tenía miedo de lo que sucedería sin seguridad social sin, «
¿Cómo voy a seguir comprando zapatos?
Eso es importante para mí».
(Risas)
Así que tardé mucho tiempo en saber cuál era mi misión.
Y luego me di cuenta de que el miedo tiene un poder muy concreto de evitar que hagamos y digamos cosas que son nuestro objetivo.
Y yo pensaba, «
¿Sabes qué?
No voy a dejar que el miedo gobierne mi vida.
No dejaré que el miedo dicte lo que hago».
Y todas estas cosas increíbles comenzaron a suceder, y el dominó comenzó a caer.
Y cuando me di cuenta de eso, pensé, «Bien, en 2015 cumplí 30 años e iba a ser mi año de ‘Hazlo de todos modos’.
Cualquier cosa que me asusta, la voy a intentar activamente».
Y soy capricornio.
Me gusta sentirme muy en el suelo.
Decidí hacer mis primeras vacaciones en solitario, y estuve fuera del país en la República Dominicana.
Y en mi cumpleaños,
¿qué hice?
Me lancé en tirolina en los bosques de Punta Cana.
Y por alguna extraña razón, tuve una historia informal.
No pregunten por qué.
(Risas)
Y pasé un tiempo increíble.
Además, no me gusta sumergirme en el agua.
Me gusta estar, de nuevo, en tierra firme.
Entonces fui a México y nadé con delfines bajo el agua.
Y luego lo bueno que hice ese año esa era mi montaña fue que escribí mi libro, «Te estoy juzgando: el manual de hacerlo mejor».
Y tenía que ser dueña de
(Aplausos)
todo eso de la escritura ahora,
¿verdad?
Sí.
Pero lo muy anti-yo que hice ese año porque me asustaba, fue hacer paracaidismo.
Estamos a punto de caernos del avión.
Yo pensaba: «He hecho cosas estúpidas en la vida.
Esta es una de ellas».
(Risas)
Y cayendo a la Tierra, y literalmente pierdo el aliento cuando veo la Tierra, y yo me decía: «Simplemente me caí a sabiendas de un avión muy bueno».
(Risas)
«¡
¿Qué no está bien conmigo?
!» Pero luego miré la belleza, y yo: «Esto es lo mejor que pude haber hecho.
Esta fue una decisión increíble».
Y pienso en los momentos en que tengo que decir la verdad.
Es como si me estuviera cayendo de ese avión.
Es como ese momento cuando estoy en el borde del avión, y pienso: «No deberías hacer esto» pero lo hago de todos modos, porque creo que debo hacerlo.
Sentada al borde de ese avión y el tipo de estancia en ese avión me resulta reconfortante.
Y siento que todos los días digo la verdad contra instituciones y personas que son más grandes que yo y fuerzas que son más poderosas que yo, y siento que me estoy cayendo de ese avión.
Y me doy cuenta de que la comodidad está sobrevalorada.
Porque estar tranquilo es cómodo.
Mantener las cosas como han estado es cómodo.
Y toda la comodidad que se ha logrado es mantener el status quo.
Y tenemos que sentirnos cómodos siendo incómodos hablando estas verdades duras cuando son necesarias.
Y yo…
(Aplausos)
Y para mí, sin embargo, veo que tengo que decir estas verdades, porque la honestidad me importa mucho.
Mi integridad es algo que aprecio mucho.
¿Justicia?
No creo que la justicia deba ser una opción.
Siempre debemos tener justicia.
Además, creo en la manteca de karité como un valor central.
(Risas)
Y creo que el mundo sería mejor si estuviéramos más hidratados.
Pero además de eso, con estos como mis valores centrales, tengo que decir la verdad.
No tengo otra opción en el asunto.
Pero la gente como yo, los alborotadores profesionales, no deberían ser los únicos comprometidos a ser estos dominós que siempre se caen de los aviones o ser el primero en recibir este golpe.
La gente tiene tanto miedo a consecuencias severas, que no vemos que muchas veces cuando entramos a salas, somos las personas más poderosas en esas salas, podríamos ser el segundo o el tercero más poderoso.
Y creo firmemente que nuestro trabajo en esos tiempos es interrumpir lo que está sucediendo.
Y luego, si no somos los más poderosos, si dos más de nosotros nos unimos, nos hacemos poderosos.
Es como asignar a la mujer en la reunión, ya saben, la mujer que parece no poder usar su voz, o simplemente asegurándonos de que otra persona que desea plantear algo está siendo escuchada.
Nuestro trabajo es asegurarnos de que tengan espacio para eso.
El bienestar de todos es un negocio comunitario.
Si planteamos ese punto, si lo entendemos, en momentos en que necesitamos ayuda, no tendríamos que mirar tan duro si nos aseguramos de ser la ayuda de otra persona.
Y a veces siento que sufrido caídas y caídas muy públicas, como cuando me pidieron que hablara en una conferencia, y querían que pagara el viaje hasta allí.
Y luego investigué y descubrí que los hombres blancos que hablaron allí tuvieron incentivos y que les pagaron su viaje hasta allí.
A las mujeres blancas que hablaron allí se les pagó el viaje.
Se esperaba que las mujeres negras que hablaban allí pagasen por hablar allí.
Y yo pensaba: «
¿Qué hago?
» Y sabía que si hablaba de esto públicamente, podría enfrentar una pérdida financiera.
Pero luego también entendí que mi silencio no sirve a nadie.
Así que temí hablar públicamente de eso y otras mujeres comenzaron a hablar, «Yo también he enfrentado este tipo de desigualdad salarial».
Y comenzó una conversación sobre prácticas salariales discriminatorias en esa conferencia en la que participaba.
Me sentí como si fuera el dominó el momento en que leí una memoria inquietante de una figura pública y escribí un artículo al respecto.
Sabía que esta persona era más poderosa que yo y que podría afectar mi carrera, pero yo pensaba: «Tengo que hacer esto.
Tengo que sentarme en este avión, tal vez durante dos horas».
Y lo hice.
Y presioné «Publicar» y me fui.
(Risas)
Y volví a una publicación viral y la gente decía: «Dios mío, estoy tan contento de que alguien finalmente haya dicho esto».
Y comenzó una conversación sobre la salud mental y el autocuidado, y yo pensaba: «De acuerdo.
Creo que lo que estoy haciendo, está bien, está pasando algo».
Y mucha gente son dominó al hablar sobre cómo han sido atacados por hombres poderosos.
Y ha hecho que millones de mujeres se unan y digan «Me Too» (Yo también).
Un agradecimiento a Tarana Burke por encender ese movimiento.
(Aplausos)
Las personas y sistemas cuentan con nuestro silencio para mantenernos exactamente donde estamos.
Ser el dominó a veces se reduce a ser exactamente lo que eres.
He sido alguien sombrío desde que tenía tres años.
(Risas)
Esta soy yo en mi tercer cumpleaños.
Pero he sido esta chica toda mi vida, y siento que incluso ese ha sido el dominó, porque en un mundo que quiere que caminemos como representantes de nosotros mismos, ser tú mismo puede ser un acto revolucionario.
Y en un mundo que quiere que susurremos, Elijo gritar.
(Aplausos)
Cuando es hora de decir estas cosas difíciles, me pregunto tres cosas.
Una:
¿lo dijiste en serio?
Dos:
¿puedes defenderlo?
Tres:
¿lo dijiste con amor?
Si la respuesta es sí a los tres, lo digo y dejo caer las fichas.
Eso es importante.
Ese punto de control conmigo misma siempre me dice: «Sí, se supone que debes hacer esto».
Decir la verdad, verdades reflexivas no debería ser un acto revolucionario.
Las verdades del poder no deberían ser sacrificables, pero lo son.
Pero si más de nosotros optamos por hacer esto por el bien común, estaríamos en mejores espacios de lo que estamos ahora.
Hablando del bien común, nos comprometemos a decir verdades para construir puentes por el bien común, y los puentes que no están basados en la verdad colapsarán.
Y es nuestro trabajo, es nuestra obligación, es nuestro deber hablar la verdad al poder, ser el dominó, no solo cuando es difícil pero especialmente cuando es difícil.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/luvvie_ajayi_get_comfortable_with_being_uncomfortable/