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Sobre la risa – Charla TEDxMünchen

Charla «Sobre la risa» de TEDxMünchen en español.

Esta charla es de un evento TEDx, organizado de manera independiente a las conferencias TED. Más información en: http://ted.com/tedx

Anthony McCarten describe la importancia del humor y la risa en el mundo de hoy. Anthony McCarten, que nació en Nueva Zelanda y vive en Londres, es un premiado director, novelista y dramaturgo.

  • Autor/a de la charla: Anthony McCarten
  • Fecha de grabación: 2014-11-29
  • Fecha de publicación: 2019-07-19
  • Duración de «Sobre la risa»: 1071 segundos

 

Traducción de «Sobre la risa» en español.

Hola.

Se dice que le piden a uno dar una charla TED dos veces en su carrera: una cuando se está en la cima y otra en la caída.


(Risas)
Y puedo decir: «Es genial estar de vuelta».


(Risas)
La risa es nuestro tema de hoy.

Puede que no sea capaz de producir mucha risa, pero trataré de aclarar un poco el tema y preguntarles:

¿qué es la risa y qué papel juega en nuestras vidas y en nuestra sociedad?

Hoy les quiero contar cuatro chistes.

Eso es todo básicamente.

Les voy a contar cuatro chistes, y vamos a obtener cualquier lección que podamos de estos cuatro chistes.

Antes de contarles el primer chiste, ya que estamos en Múnich, me gustaría hacer un pequeño experimento.

Se dicen cosas terribles del sentido de humor alemán, específicamente que no tienen uno.


(Risas)
Y me gustaría poner a prueba esta horrible suposición y hacer un experimento.

Cuando les cuente el primer chiste, quisiera pedir que solo los alemanes respondan.


(Risas)
Ya sea que se rían o no, según les parezca.

Pero por favor no se fuercen a reír para no distorsionar los resultados.


(Risas)
Este es un experimento científico, y es extremadamente serio.

Así que, aquí va el primer chiste.

Hay un hombre que se está muriendo en su cama, en su casa
(Risas)
y huele el olor más sublime, que viene desde la cocina.

Es el olor de sus galletas con chispas de chocolate favoritas.

Y con sus últimas fuerzas, sale de la cama, y va a la cocina, donde su esposa de 50 años, está cocinando estas hermosas galletas con chispas de chocolate.

Hay cuatro galletas en un plato, recién salidas del horno.

Y con sus últimas fuerzas, extiende la mano para tomar una, su esposa lo ve, se acerca rápidamente, y le da un golpe en la mano y le dice: «No, son para el funeral».


(Risas)
Última hora: «Las charlas TED demuestran que los alemanes tienen sentido del humor»
(Risas)
Bien, ahora les presento esta declaración: aquellos que pierden la capacidad de reír, pierden la capacidad de pensar.

Si pierden la capacidad de reír, pierden la capacidad de pensar.

Puedo decirlo de otra manera, las personas más inteligentes que conozco en el mundo son las más graciosas.

Mientras más inteligentes, más graciosas.

¿Y por qué será?

Para mí, la seriedad no es la respuesta correcta para lo absurdo de la vida.

La comedia humana que crearía seres tales como nosotros, que somos suficientemente sofisticados para hacernos las grandes preguntas:

¿Por qué estamos aquí?

¿Quiénes somos?

Pero que jamás obtienen una respuesta y quedan en un estado de tensión existencial que intentamos resolver de varias maneras, y una de ellas, la más efectiva para mí, es la risa.

Dos parejas de ancianos caminan por la calle.

Las dos mujeres van caminando delante de los dos hombres, y un hombre le dice al otro: «

¿Qué hicieron anoche?

» El otro hombre responde: «Fui a un restaurante.

Fue maravilloso.

La comida era fantástica, y los precios, geniales.

Realmente estupendo».

El primer hombre dice: «¡Guau! Eso suena genial.

¿Cuál es el nombre del restaurante?

» El segundo hombre dice: «¡Ah!

¿Cuál es el nombre de esa flor que huele muy bien?

Es roja y en los tallos, tiene pequeñas espinas».

El primer hombre dice: «Bueno, la rosa.» El segundo hombre dice: «Por supuesto».

«Rosa,

¿cuál es el nombre de ese restaurante al que fuimos anoche?


(Risas)

(Aplausos)
Para mí, ese chiste es tan invaluable como una pintura de Monet o un soneto de Shakespeare.

Para mí, la risa siempre ha sido extremadamente importante.

La seriedad, y espero que estén de acuerdo conmigo, la seriedad es peligrosa.

La seriedad es peligrosa.

Es peligrosa no solo para nosotros, sino también para la sociedad.

¿Y por qué será?

Pienso que en parte la seriedad, la fuerza de la seriedad, la falta del sentido de humor nos limita a un estrecho modo de pensar, ideologías rígidas, la crueldad y una visión limitada, mientras que el humor nos obliga a tener una mente abierta.

Nos obliga a tener empatía y a perdonar.

El humor siempre perdona.

La relación entre el humor y la seriedad siempre fue entendida.

Winston Churchill, de ingenio famoso, dijo una vez: «No podemos querer entender las cosas más serias en la vida, si no entendemos las más graciosas».

Clarence Darrow, activista americano de derechos civiles, escribió: «Si pierden la capacidad de reír, pierden la capacidad de pensar».

Si pierden la capacidad de reír, pierden la capacidad de pensar.

Estos dos hombres lidiaban con política del más alto nivel, y sabían perfectamente que a veces solo el humor puede destruir posiciones arraigadas o ideologías rígidas.

Había un vuelo, un vuelo de Lufthansa, desde Múnich a Nueva York.

El vuelo iba perfecto.

Ya casi llegaban a Nueva York, cuando de repente hubo una tremenda explosión en el ala derecha de la aeronave, y se escucha la voz del capitán por el altavoz, y dice: (con acento alemán) «Damas y caballeros, tenemos un problema en el tercer motor en el ala derecha de la aeronave.

No entren en pánico, tenemos cuatro motores en este avión.

Tenemos…(sonido de explosión) Ahora también tenemos un problema con el primer motor, pero tenemos dos muy buenos…

(sonido de explosión) Tenemos un motor, pero les aseguro que el piloto es más que capaz de pilotar este avión con solo…

(sonido de explosión) Damas y caballeros, estamos a punto de acuatizar.


(Risas)
Les hablaré desde el agua.

Por favor, no entren en pánico».

El piloto de Lufthansa por supuesto realizó un acuatizaje espectacular.

Y luego, se escucha la voz del capitán por el altavoz que dice: «Gracias, damas y caballeros, por seguir mis instrucciones.

Ahora, presten mucha atención a lo que voy a decirles.

Todos los que sepan nadar, por favor, formen una fila en el ala derecha del avión.

Y todos aquellos que no sepan nadar, formen una fila en el ala izquierda, y les hablaré desde el agua.

Todos hacen lo que él dice, y finalmente ven al pequeño capitán en un bote de goma remando hacia el frente del avión, tiene un megáfono, y dice: «Damas y caballeros, nuevamente los felicito por seguir mis instrucciones.

Ahora, presten atención a lo que les voy a decir.

Primero, a todos aquellos sobre el ala derecha del avión, Nueva York está en esa dirección.


(Risas)
Está a solo tres millas náuticas, el agua está cálida, y la corriente está a su favor.

Buena suerte.

Aquellos sobre el ala izquierda, «Gracias por volar con Lufthansa».


(Risas)

(Aplausos)

¿Por qué nos reímos?

¿Por qué acaban de reírse?

¿Por qué cualquiera de nosotros se ríe?

Esa pregunta ha desconcertado a filósofos durante miles de años.

Y los mejores de ellos: Platón, Freud, Wittgenstein, Nietzsche, concluyeron lo siguiente: descubrieron que la razón por la que nos reímos es una antigua respuesta a la muerte del peligro animal.

Esa es la mejor respuesta que pudieron obtener.

Nos reímos porque es nuestra respuesta a la muerte del peligro animal, por lo que podemos concluir que pedirle a un filósofo que defina la comedia es como pedirle a Stevie Wonder que nos ayude a buscar las llaves del auto.


(Risas)
Así como no puede existir evidencia matemática, que no esté basada en pura matemática, tampoco puede existir una teoría de la risa que no sea graciosa.

Así que, intentemos de nuevo.

Intentemos definir la comedia, mejor que Platón, Nietzsche y Freud.

Estuve buscando el chiste más viejo que existiese, y encontré uno.

Es de hace 1000 años.

A finales del primer milenio, mataba a todos de risa.


(Risas)
Y es algo así: Había un funeral en una iglesia.

Tienen que imaginarse una iglesia medieval, todos lloraban desconsoladamente, excepto un solo hombre.

El sacerdote nota a ese hombre que no llora, y al final del servicio, el sacerdote se acerca al hombre y le pregunta: «

¿Conocía usted al hombre que murió?

» El hombre dice: «Sí, lo conocía».

El sacerdote le pregunta: «Entonces,

¿por qué no llora?

» Y él responde: «Bueno, lo hubiera hecho, pero no pertenezco a esta feligresía».

Tienen que aceptar que hace mil años atrás, ese chiste era para morirse.


(Risas)
Pero, nos enseña algo interesante sobre la comedia: que para entender un chiste, tenemos que pertenecer a esa feligresía.

Les explico a qué me refiero.

Para entender un chiste, tienen que ser parte de la feligresía, de esa comunidad de entendimiento, y si pertenecen a esa comunidad de entendimiento, de entender el chiste, se reirán de casi todo lo que refuerza la sensación de pertenencia a ese grupo.

Los chistes nos conectan, nos acogen.

Y como muestra de pura gratitud por esa aceptación, nuestras bocas se abren, nuestros pechos se llenan de aire y nuestro cuerpos hacen algo completamente extraordinario, realizan un sonido que ningún otro ser produce, y nunca producirán en toda su existencia en el universo: la risa.

Y qué privilegio es poder hacer reír a alguien más.

Cuando hacemos reír a alguien, no solo somos graciosos.

No es algo banal.

Son inductores de esperanza, son acogedores de extraños, extirpadores de desesperanza, son médicos y pacificadores.

Me gustaría leerles una pequeña declaración.

Es una cita que anoté.

Y dice así: «La comedia es el choque de dos puntos de vista, de dos sensibilidades, alto con bajo, este con oeste, claro con oscuro, viejo con joven, es un choque de dos cosmovisiones, de dos civilizaciones, y como dos trozos de pedernal que se estrellan uno con otro, que producen una chispa salvavidas, y con esa chispa, se puede encender un fuego».

Me parece que es una cita maravillosa.

La escribí esta mañana.


(Risas)
Me gustaría darles un ejemplo de cómo se puede usar el humor para destrozar el pensamiento rígido y posiciones arraigadas.

En 1995, durante la Segunda Intifada, la Intifada palestina, yo estaba en Londres, y fui a ver a Jackie Mason, el grandioso comediante judío.

Increíble, muy controvertido por alguno de sus comentarios.

Estaba haciendo su show, muy gracioso, y en un momento, dijo que quería ponerse serio, y por supuesto, si conocen a Jackie Mason, la audiencia se puso muy nerviosa de que Jackie fuera a decir uno de sus comentarios controvertidos, y de hecho, eso hizo.

Dijo: «Quiero hablar sobre el tema de Palestina» y se pudo sentir cómo creció la tensión en la audiencia.

Y esto es lo que el dijo: «Creo que Benjamin Netanyahu quiere la paz.

Yo lo creo.

De hecho, creo que devolvería Cisjordania a los palestinos hoy mismo, hoy mismo; pero no puede, porque ya está a nombre de su esposa».


(Risas)
Y la risa, en esta audiencia principalmente judía, fue tan notoria que duró cinco minutos.

Fue muy gracioso.

Y en esos cinco minutos, solo podían sentir que la posibilidad de la paz había avanzado de alguna manera, que un acuerdo mutuo estaba un poco más cerca, y eso es lo que la risa puede hacer.

Si podemos reírnos juntos, podemos vivir juntos.

¿Saben cuál creo que es el secreto de la vida?

Algunos dirían que es el conocimiento, pero para mí no aprendemos mucho en nuestra evolución humana.

La historia es una maestra maravillosa, pero nosotros somos malos estudiantes.

Para mí, es la risa.

La risa, la pareja de la verdad, el archienemigo del dogma, transmutando la escoria de la existencia en oro.

Alguien me preguntó recientemente: «

¿Cómo quieres morir?

¿Tienes alguna idea?

» Y lo pensé por un momento, y contesté: «Creo que quiero morir como murió mi padre, tranquilamente, mientras dormía, y no gritando como sus pasajeros».


(Risas)
La última línea de cualquier chiste, se le llama el remate en español y en alemán, creo que es «die Poente».

Es la línea donde ocurre el milagro, la línea donde nos sorprendemos porque algo es revelado, y de esa sorpresa proviene la alegría.

Y mi deseo de despedida para todos Uds.

es que su vida sea un chiste.


(Risas)
Sí, quiero que todas sus vidas sean un chiste y que tengan remates; y que tengan «die Poente», tan buenos como «No, son para el funeral», «Ya está a nombre de su esposa», «No gritando como sus pasajeros», y «Gracias por volar con Lufthansa».

Sigan siendo graciosos.

Sigan riéndose.

Paz.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/anthony_mccarten_a_not_so_scientific_experiment_on_laughter/

 

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