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Sorprendentes imágenes de los Everglades en vías de extinción – Charla TEDxUF

Charla «Sorprendentes imágenes de los Everglades en vías de extinción» de TEDxUF en español.

Durante años, la gente ha visto las marismas y los pantanos como obstáculos que tenía que evitar. Sin embargo, para el fotógrafo Mac Stone, quien documenta las historias de la fauna de los Everglades de Florida, el pantano no es un obstáculo, sino una reliquia nacional. A través de estas sorprendentes fotografías, Stone arroja nueva luz sobre esta abandonada, antigua e importante naturaleza. Su mensaje: sal y vívelo en tu propia piel. «Solo hazlo, mete tus pies bajo el agua», dice. «El pantano te cambiará, lo prometo».

  • Autor/a de la charla: Mac Stone
  • Fecha de grabación: 2015-03-21
  • Fecha de publicación: 2015-09-30
  • Duración de «Sorprendentes imágenes de los Everglades en vías de extinción»: 1155 segundos

 

Traducción de «Sorprendentes imágenes de los Everglades en vías de extinción» en español.

He tenido el gran privilegio de viajar a sitios increíbles y fotografiar paisajes lejanos y culturas remotas por todo el mundo.

Adoro mi trabajo.

La gente piensa que es una cadena de epifanías, amaneceres y arcoíris, cuando, en realidad, se parece más a algo así.


(Risas)
Esta es mi oficina.

No podemos permitirnos los alojamientos más lujosos, así que solemos dormir al exterior.

Mientras estemos secos, es un plus.

Tampoco podemos comer en los mejores restaurantes.

Así que comemos lo que nos ofrezca el menú local.

Y si uno está en el páramo ecuatoriano, come un gran roedor llamado «cuy».


(Risas)
Pero lo que hace que nuestras experiencias sean, quizá, algo más diferentes y únicas de las de una persona corriente es que tenemos este continuo runrún en nuestra mente que hace que, incluso en los momentos más oscuros y de desesperación, pensemos, «¡Eh! Puede que se pueda sacar una imagen de aquí, puede que haya una historia que contar».

¿Por qué es importante contar historias?

Nos ayuda a conectar con nuestra cultura y nuestro patrimonio natural.

Y en el sureste, existe una alarmante desconexión entre el público y las áreas naturales que nos permiten estar aquí en primer lugar.

Somos criaturas visuales, usamos lo que vemos para enseñarnos lo que sabemos.

La mayoría de nosotros no se caerá a propósito en un pantano.

¿Entonces cómo podemos esperar que la gente abogue por su protección?

No podemos.

Mi trabajo es usar la fotografía como herramienta de comunicación, para actuar como puente entre la ciencia y la estética, para conseguir que la gente hable, piense, y que con suerte y, por último, cuide.

Empecé a hacer esto hace 15 años aquí mismo en Gainesville, en mi jardín.

Y me enamoré de la aventura y el descubrimiento, explorando todos estos sitios diferentes que estaban a solo unos minutos de mi casa.

Hay muchos sitios bonitos por descubrir.

A pesar de todos los años que han pasado, aún observo el mundo con los ojos de un niño e intento incorporar ese sentimiento de asombro y de curiosidad a mi fotografía todo lo que puedo.

Somos bastante afortunados, porque en el sur aún estamos bendecidos por un lienzo relativamente blanco que podemos rellenar con las aventuras más fantásticas y las experiencias más increíbles.

Es solo cuestión de lo lejos que nuestra imaginación pueda llevarnos.

Mucha gente mira este árbol y dice: «Ah sí, guau, qué árbol más bonito».

Pero yo no veo solo un árbol.

Lo miro y veo oportunidad.

Veo un fin de semana entero.

Porque, cuando era niño, estas eran las imágenes que me empujaban a levantarme del sofá y a explorar, a encontrar los bosques y meter la cabeza bajo el agua para ver lo que tenemos.

He estado fotografiando por todo el mundo y les prometo que lo que tenemos aquí, en el Estado del Sol, supera a cualquier cosa que hayan visto jamás.

Aún así, nuestra industria del turismo está ocupada promoviendo lo erróneo.

Antes de los 12, los niños habrán ido a Disney World más veces de las que hayan andado en canoa o acampado bajo un cielo estrellado.

No tengo nada en contra de Disney o Mickey; yo también solía ir.

Pero se están perdiendo esas conexiones fundamentales que crean una verdadera sensación de orgullo y propiedad por el sitio al que llaman «casa».

Y esto se agrava por el hecho de que los paisajes que definen nuestro patrimonio natural y alimentan nuestro acuífero para conseguir agua potable se han considerado como tenebrosos, peligrosos y espeluznantes.

Cuando llegaron nuestros ancestros, advirtieron: «Aléjense de aquí, está hechizado».

Está lleno de espíritus malignos y fantasmas».

No sé de dónde sacaron esa idea.

Pero conduce a una desconexión real, a una mentalidad negativa que ha mantenido al público desinteresado, callado, y ha terminado por arriesgar nuestro medio ambiente.

Somos un estado rodeado y delimitado por agua, y, aun así, durante años, los pantanos han sido tachados como obstáculos.

Así que los hemos tratado como ecosistemas de clase media por su escaso valor monetario, y porque se sabe que albergan cocodrilos y serpientes, los cuales, admito, no son los embajadores más adorables.


(Risas)
Se asumió que el único buen pantano era el drenado.

De hecho, drenar un pantano para dejar paso a la agricultura y al desarrollo se consideraba como la esencia de la conservación no hace mucho.

Ahora vamos marcha atrás, porque cuanto más aprendemos de estos paisajes empapados, mayores son los secretos que liberamos acerca de las relaciones entre especies y la conexión de los hábitats, las cuencas y las rutas migratorias.

Por ejemplo, miren este pájaro: es la protonotaria citrea.

Me encanta porque es un pájaro de pantano, en su integridad.

Anidan, se aparean y crían en estos viejos pantanos, en estos bosques inundados.

Y después de la primavera, después de criar, vuelan miles de millas por el Golfo de México, hacia Centroamérica y Sudamérica.

Después del invierno, llega la primavera y vuelven.

Vuelan miles de millas por el Golfo de México.

¿Y a dónde van?

¿Dónde aterrizan?

En el mismo árbol en el que estaban.

Es alucinante.

Este pájaro tiene el tamaño de una pelota de tenis, o sea, ¡es de locos! Hoy he usado un GPS para llegar aquí, y eso que es mi pueblo.


(Risas)
Es de locos.

Lo que pasa cuando este pájaro vuela por el Golfo de México, hasta Centroamérica, para el invierno, y luego llega la primavera y vuelve, es que vuelve aquí:

¿un campo de golf con césped nuevo?

Esta historia es muy común en este estado.

Es un proceso que lleva ocurriendo miles de años, y solo ahora estamos conociendo.

Así que pueden imaginarse cuánto nos queda por aprender si preservamos el paisaje.

Pero, a pesar de toda la riqueza que abunda en estos pantanos, todavía tienen mala fama.

A mucha gente no le hace gracia la idea de meterse en las aguas negras de Florida.

Lo puedo entender.

Pero lo que me encantó acerca de crecer en el Estado del Sol es que muchos de nosotros vivimos con este latente pero muy palpable temor de que, al meter el pie en el agua, puede que haya algo más viejo y mucho más adaptado que nosotros.

Creo que saber que no eres un mandamás es un malestar bienvenido.

En esta era digital moderna y urbana,

¿cuántas veces te has podido sentir vulnerable, o considerado que el mundo quizá no solo se creó para nosotros?

Durante la última década, empecé a localizar estas áreas donde el hormigón cede paso al bosque y los pinos se convierten en cipreses, e interpreté todos estos mosquitos y reptiles, todos estos malestares, como prueba de haber encontrado la verdadera naturaleza, y los recibí con los brazos abiertos.

Como fotógrafo de conservación obsesionado con las aguas negras, solo cabe esperar que acabe en el pantano más famoso de todos: los Everglades.

Aquí, en el centro-norte de Florida, siempre ha tenido nombres mágicos como Loxahatchee y Fakahatchee, Corkscrew, Big Cypress.

Empecé lo que después se convirtió en un proyecto de cinco años para conducir a los Everglades hacia una nueva luz, una luz más inspiradora.

Pero sabía que sería muy ambicioso, porque tienen un área que ocupa cerca de un tercio del estado de Florida, es enorme.

Y cuando digo Everglades, mucha gente piensa: «Ah, sí, el parque nacional».

Pero los Everglades no es solo un parque; es un entero parteaguas, empezando por la cadena de lagos Kissimmee en el norte, y, a medida de que llueve en verano, este aguacero fluye por el lago Okeechobee, este se llena e inunda sus bancos y se desborda hacia el sur, lentamente, con la topografía, y se mete en el río de hierba, el Sawgrass Prairies, antes de llegar a los cipreses, se gira hasta llegar más al sur a los manglares, y, finalmente, llegar a la Bahía de Florida, la joya esmeralda de los Everglades, el gran estuario, de 2200 kilómetros cuadrados.

Sí, el parque nacional es el extremo sur de este sistema, pero todo lo que lo hace único son estas contribuciones que llegan, el agua fresca que nace a 160 kilómetros al norte.

Ninguna frontera política o invisible protege el parque de agua contaminada o insuficiente.

Y, por desgracia, eso es precisamente lo que hemos hecho.

Durante los últimos 60 años, hemos drenado, contenido, excavado en los Everglades hasta hacer que, ahora, solo un tercio del agua que llegaba a la bahía llegue hoy a la bahía.

La historia no es todo sol y arcoíris, por desgracia.

Para bien o para mal, la historia de los Everglades está intrínsecamente unida a las cumbres y los valles de las relaciones de la humanidad con el mundo natural.

Les voy a enseñar estas preciosas fotos porque los pone en situación.

Y mientras gozo de su atención, les cuento la verdad.

La verdad es que estamos tomando esto y lo estamos cambiando por esto, con una frecuencia alarmante.

Y lo que mucha gente ha ignorado es la auténtica escala de lo que estamos hablando.

Porque los Everglades no es solo responsable del agua potable de 7 millones de floridanos; hoy en día, también provee a los campos de agricultura de la cantidad anual de tomates y naranjas para más de 300 millones de estadounidenses.

Y es ese mismo pulso estacional de agua en verano el que construyó el río de hierba hace 6000 años.

Irónicamente, también es responsable de más de 1000 kilómetros cuadrados del río interminable de caña de azúcar.

Estos son los mismos campos responsables del excesivo vertido de fertilizantes en el parteaguas, que cambian el sistema para siempre.

Pero para que entendáis no solo cómo funciona este sistema, sino para conectaros con él, he decidido dividir la historia en varias historias diferentes.

Quería que la historia comenzase en el lago Okeechobee, el corazón palpitante del sistema de los Everglades.

Para ello, he elegido al embajador, una especie icónica.

Es el caracolero de los Everglades.

Es un pájaro genial, antes solían anidar miles en el norte de los Everglades.

Y, actualmente, el número ha descendido a 400 pares de nidos.

¿Por qué?

Porque se alimentan de un único animal, el caracol manzana, del tamaño de una pelota de ping-pong, un gastrópodo acuático.

Cuando empezamos a contener los Everglades, a construir diques en el lago Okeechobee y a drenar los pantanos, perdimos el hábitat de este caracol.

Por tanto, el número de caracoleros descendió.

Quería una foto que no solo transmitiera esta relación entre pantano, caracol y pájaro, sino que también transmitiera lo increíble que era esta relación y la importancia de que hayan llegado a depender el uno del otro, este pantano y este pájaro.

Para ello, hice una lluvia de ideas.

Empecé a hacer borradores con el plan para realizar esta fotografía, y lo mandé al biólogo de la fauna de Okeechobee (el pájaro está en peligro de extinción, se necesita permiso).

Construí esta plataforma sumergible que mantendría a los caracoles bajo el agua.

Y pasé meses planeando esta alocada idea.

Llevé esta plataforma al lago Okeechobee y me pasé más de una semana en el agua, mojado de cintura para abajo, durante 9 horas de sol a sol, para conseguir una imagen que pensara que podría transmitir esto.

Este es el día en el que, por fin, lo conseguí: Video: (Mac Stone narrando) Tras instalar la plataforma, miro y veo un caracolero viniendo hacia las totoras.

Lo veo rastreando y buscando algo.

Se coloca encima de la trampa, y veo cómo la ha visto.

Va directamente hacia ella.

En ese momento, todos esos meses planificando, esperando, las quemaduras, las picaduras…

de repente, merecen la pena.

(Mac Stone en el vídeo) Oh, Dios mío, ¡no me lo puedo creer! Pueden imaginar lo feliz que estaba cuando ocurrió.

Pero la idea era que, para alguien que nunca ha visto este pájaro y que no tiene motivo para que le importe, estas fotos, estas nuevas perspectivas, ayudarán a encontrar un camino para una única especie que hace que este parteaguas sea tan increíble y tenga tanto valor.

Sé que no puedo venir a Gainesville y hablar de animales de los Everglades sin hablar de caimanes.

Me encantan, siempre me han gustado.

Mis padres siempre me decían que tenía una relación poco sana con ellos.

Pero lo que me gusta de ellos es que son como los tiburones de agua dulce.

Se les teme, se les odia, y son unos incomprendidos.

Porque son especies únicas, no simples y sumos depredadores.

En los Everglades, son los verdaderos arquitectos del sitio, porque, a medida que el agua para en invierno durante la sequía, empiezan a excavar estos hoyos, hoyos de caimán.

Y lo hacen porque, a medida que la lluvia pare, estarán secos y podrán buscar comida.

Esto no solo les afecta a ellos, otros también dependen de esta relación, se convierten en especies clave.

¿Cómo haces que un sumo depredador, un reptil milenario, parezca que domine el sistema, pero, al mismo tiempo, parezca vulnerable?

Te sumerges en una fosa con 120 de ellos y esperas haber tomado la decisión acertada.


(Risas)
Todavía tengo mis dedos, no pasa nada.

Pero lo entiendo, sé que no voy a concentrarlos en tropa y que griten «¡Salven a los Everglades de los caimanes!» No va a pasar porque son ubicuos, ahora los vemos, son uno de los mayores éxitos de conservación de EE.UU., Pero hay una especie en los Everglades que, no importa quién seas, siempre te va a gustar.

La espátula rosada.

Son geniales, pero lo han pasado mal en los Everglades, porque, al inicio, había miles de pares de nidos en la Bahía de Florida, y, con la llegada del siglo XX, se redujeron a dos.

¿Por qué?

Porque las mujeres pensaron que lucían mejor en sus sombreros así que volaron al cielo.

Después se prohibió el comercio de plumas y empezaron a recuperarse.

Y, con el aumento de número, los científicos prestaron atención y los estudiaron.

Descubrieron que su comportamiento está intrínsecamente ligado a la disminución anual de agua de los Everglades, que es lo que define su parteaguas.

Descubrieron que estos pájaros anidaban en invierno, con la caída del agua, porque se alimentan de manera táctil, tocando todo lo que comen.

Esperan a estos bancos de peces para poder alimentar a sus crías.

Estos pájaros se convirtieron en el icono de los Everglades, un indicador de la salud general del sistema.

Y, según aumentaban a mediados del siglo XX, llegando a 900, 1000, 1100, 1200…

se empezó a drenar el sur de los Everglades.

Y bloqueamos a dos tercios del agua de que llegaran al sur.

Y las consecuencias fueron drásticas.

Y, al igual que esos números alcanzaron su límite, hoy en día, la verdadera historia de la espátula la auténtica foto de su realidad es más algo como esto.

Hemos bajado a 70 pares de nidos en la Bahía de Florida, porque hemos perturbado mucho el sistema.

Diferentes organizaciones gritan, «¡Los Everglades son frágiles!» No lo es.

Es resistente.

A pesar de todo lo que hemos quitado, hemos hecho, hemos vaciado, hemos contenido y hemos excavado, aún quedan restos de él, esperando a que los unan de nuevo.

Y esto es lo que me encanta del sur de Florida, que, en un mismo sitio, tienes esta fuerza humana imparable que se encuentra con el objeto inamovible de la naturaleza tropical.

En este punto estamos obligados a hacer una nueva estimación.

¿Cuánto vale la pena la naturaleza?

¿Cuál es el valor de la biodiversidad, del agua potable?

Por suerte, tras décadas de debate, estamos empezando a actuar ante esas preguntas.

Empezamos a llevar a cabo proyectos para traer más agua dulce a la bahía.

Pero depende de nosotros, como ciudadanos, residentes, representantes, que los oficiales electos cumplan con su promesa.

¿Qué pueden hacer para ayudar?

Es muy fácil.

Salgan ahí fuera.

Lleven a sus amigos, hijos, a su familia.

Alquilen una guía de pesca.

Demuestren que proteger la naturaleza no solo tiene un sentido ecológico, sino también económico.

Es muy divertido, háganlo, metan los pies en el agua.

El pantano los cambiará, lo prometo.

Durante años, hemos sido muy generosos con estos otros paisajes ocultándolos con orgullo estadounidense, sitios que hoy en día nos definen: el Gran Cañón, Yosemite, Yellowstone.

Y usamos estos parques y áreas naturales como modelos y confines culturales.

Y, por desgracia, los Everglades suele quedar fuera de la conversación.

Pero creo que es tan icónico y emblemático de lo que nos define como país como cualquiera de estas otras naturalezas.

Es solo otro tipo de naturaleza.

Pero me siento con ánimos, porque quizá estemos empezando a cambiar de opinión, ya que, lo que una vez se tachó de páramo pantanoso, ahora es Patrimonio de la Humanidad.

Un pantano de importancia internacional.

Hemos recorrido un largo camino los últimos 60 años.

Y como mayor y más ambicioso proyecto de restauración de pantano del mundo, el foco de atención internacional está puesto en nosotros.

Si podemos reparar este sistema, se convertirá en un icono de la restauración de pantanos en todo el mundo.

Depende de nosotros decidir a qué legado queremos que pertenezca nuestra bandera.

Dicen que los Everglades son nuestra prueba más decisiva.

Si la pasamos, conseguimos mantener el planeta.

Me encanta esa cita, porque es un desafío, un empujón.

¿Podemos hacerlo?

¿Lo haremos?

Tenemos, debemos.

Los Everglades no son solo una prueba.

Es también un regalo, y, por último, nuestra responsabilidad.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/mac_stone_stunning_photos_of_the_endangered_everglades/

 

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