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Susan Lim: trasplantemos células, no órganos – Charla INK Conference

Charla «Susan Lim: trasplantemos células, no órganos» de INK Conference en español.

La cirujana pionera Susan Lim realizó el primer trasplante de hígado en Asia. Sin embargo una preocupación moral respecto de los trasplantes (¿de dónde proceden los hígados donados?) la llevó a buscar más, y preguntarse: ¿podríamos trasplantar células, no órganos completos? En la Conferencia INK habla de su nueva investigación: el descubrimiento de células curativas en lugares sorprendentes.

  • Autor/a de la charla: Susan Lim
  • Fecha de grabación: 2010-12-07
  • Fecha de publicación: 2011-04-15
  • Duración de «Susan Lim: trasplantemos células, no órganos»: 986 segundos

 

Traducción de «Susan Lim: trasplantemos células, no órganos» en español.

Tuve el privilegio de entrenarme en trasplantes con dos grandes pioneros de la cirugía: Thomas Starzl, que realizó el primer trasplante de hígado con éxito en 1967, y Sir Roy Calne, que realizó el primer trasplante hepático en el Reino Unido al año siguiente.

Regresé a Singapur y, en 1990, realicé el primer trasplante hepático exitoso de Asia tomado de un cadáver pero contra todo pronóstico.

Ahora, cuando miro hacia atrás, el trasplante fue en realidad la parte más fácil.

Lo siguiente, recaudar el dinero para realizar el procedimiento.

Pero quizá la parte más difícil era convencer a los reguladores -una cuestión que se debatió en el Parlamento- que una joven cirujana pudiera tener la oportunidad de ser pionera en su país.

Pero 20 años después mi paciente, Surinder, es la sobreviviente más longeva de Asia para un trasplante hepático cadavérico hasta la fecha.

(Aplausos) Y quizá más importante: soy la orgullosa madrina de su hijo de 14 años.

(Aplausos) Pero no todos los pacientes de la lista de espera de trasplantes son tan afortunados.

La verdad es que sencillamente no hay suficientes donantes de órganos para todos.

A medida que aumenta la demanda de donantes de órganos en gran medida debido al envejecimiento de la población la oferta ha permanecido relativamente constante.

Sólo en Estados Unidos 100 mil hombres, mujeres y niños están en lista de espera de donantes de órganos y muere más de una docena al día por falta de donantes de órganos.

La comunidad de trasplante ha realizado campañas de donación de órganos.

Y el don de la vida ha sido extendido de donantes por muerte cerebral a donantes vivos relacionados, parientes que pueden donar órganos o partes de órganos, como un injerto hepático dividido para un pariente o ser querido.

Pero como todavía había una gran escasez de donantes de órganos el don de la vida se extendió luego de donantes vivos, relacionados, a donantes vivos no relacionados.

Y esto ha dado lugar a una inesperada controversia moral sin precedentes.

¿Cómo distinguir una donación voluntaria y altruista de una forzada o bajo coacción de, por ejemplo, un esposo sumiso, un pariente político, un siervo, un esclavo, un empleado? ¿Dónde y cómo trazar la línea divisoria? En mi parte del mundo demasiadas personas viven por debajo del umbral de la pobreza.

Y en algunas zonas la donación comercial de órganos a cambio de una recompensa monetaria ha dado lugar a un comercio floreciente de donantes vivos no relacionados.

Poco después de realizar el primer trasplante de hígado, recibí mi próximo trabajo y fue ir a las prisiones a recolectar órganos de prisioneros ejecutados.

En ese momento yo estaba embarazada.

Se supone que los embarazos son momentos felices y gratificantes en la vida de una mujer.

Pero mi dulce espera se vio opacada por pensamientos amargos y mórbidos, surgidos de caminar por el corredor de la muerte de la prisión, ya que éste era el único camino que me llevaba a la sala de operaciones improvisada.

Y en cada momento sentía la mirada fría de los ojos de los condenados que me seguían.

Durante dos años luché con el dilema de despertarme a las 4:30 un viernes por la mañana conducir a la prisión bajar, con guantes y desinfectante, lista para recibir el cuerpo de un prisionero ejecutado, extraer los órganos y luego transportarlos al hospital receptor y luego injertar el órgano a un destinatario esa misma tarde.

Sin duda, se me informaba el consentimiento del donante.

Pero en mi vida esa destreza gratificante que tenía ahora invocaba sentimientos de conflicto; conflictos que van de la tristeza extrema y la duda al amanecer a la alegría festiva de injertar el don de la vida al atardecer.

En mi equipo las vidas de uno o dos de mis colegas fueron marcadas por esta experiencia.

Algunos pudimos haberlo sublimado pero nadie siguió siendo el mismo.

Me preocupaba que la extracción de órganos de presos ejecutados era al menos tan controvertida moralmente como la recolección de células madre de embriones humanos.

Y en mi mente me di cuenta como pionera quirúrgica que el propósito de mi posición de influencia era sin duda hablar en nombre de quienes no tienen influencia.

Me hizo preguntarme si habría una mejor forma una forma de evitar la muerte pero aún entregar el regalo de la vida que pudiera impactar exponencialmente en millones de pacientes del mundo.

Y justo en ese momento la práctica de la cirugía evolucionó de lo grande a lo pequeño, de grandes incisiones abiertas a intervenciones de cerradura, pequeñas incisiones.

Y en el trasplante, los conceptos han cambiado de órganos completos a células.

En 1998, en la Universidad de Minnesota, participé en una serie corta de trasplantes completos de páncreas.

Fui testigo de la dificultad técnica.

Y esto inspiró en mi mente un cambio desde el trasplante de órganos enteros a quizá trasplantar células.

Pensé para mis adentros por qué no tomar células individuales del páncreas -las células que secretan insulina para curar la diabetes- y trasplantar estas células; técnicamente una intervención mucho más simple que tener que lidiar con las complejidades de trasplantar el órgano entero.

Y en ese momento la investigación con células madre había ganado impulso tras el aislamiento de las primeras células madre embrionarias humanas del mundo en la década de 1990.

La observación de que las células madre, como células maestras, podrían dar lugar a una variedad de diferentes tipos de células -células del corazón, del hígado, células de los islotes pancreáticos- capturó la atención de los medios y la imaginación del público.

Yo también quedé fascinada por esta novedosa tecnología celular y eso inspiró un cambio en mi manera de pensar del trasplante de órganos enteros al trasplante de células.

Y centré mi investigación en las células madre como fuente posible de trasplante de células.

Hoy nos damos cuenta que hay muchos tipos diferentes de células madre.

Las células madre embrionarias han ocupado el centro del escenario principalmente debido a su pluripotencia -es decir su facilidad de diferenciación en una variedad de tipos celulares diferentes.

Pero la controversia moral en torno a las células madre embrionarias -el hecho de que estas células se derivan de embriones humanos de 5 días- ha fomentado la investigación en otros tipos de células madre.

Ahora, para burla de mis colegas inspiré mi laboratorio centrado en lo que pensé era la fuente de células madre menos controvertida -el tejido adiposo, o grasa, sí grasa; hoy en día disponible en abundancia- Uds y yo, creo, estaríamos muy felices de deshacernos de ella.

Células madre derivadas de la grasa son células madre adultas.

Y las células madre adultas se encuentran en Uds y en mí -en la sangre, en la médula ósea, en la grasa, en la piel y otros órganos.

Y resulta que la grasa es una de las mejores fuentes de células madre adultas.

Pero las células madre adultas no son células madre embrionarias.

Y aquí está la limitación: las células madre adultas son células maduras, y, como los seres humanos maduros, estas células están más restringidas en su pensamiento y en su comportamiento y son incapaces de dar a luz a la gran variedad de tipos de células especializadas como las células madre embrionarias.

Pero en 2007 dos individuos notables Shinya Yamanaka, de Japón, y Jamie Thompson, de Estados Unidos, hicieron un descubrimiento asombroso.

Descubrieron que las células adultas, tomadas de Uds y de mí, podían reprogramarse como células embrionarias que denominaron células IPS, o células madre pluripotentes inducidas.

Y adivinen qué, los científicos de todo el mundo en los laboratorios corren para convertir células adultas envejecidas -células adultas envejecidas de Uds y de mí- están corriendo para reprogramar estas células en células más útiles, IPS.

Y en nuestro laboratorio nos hemos centrado en tomar grasa y reprogramarla; montículos de grasa en fuentes de células jóvenes -células que podemos usar para luego formar otras células más especializadas que algún día pueden usarse como células de trasplante.

Si esta investigación tiene éxito podría reducir la necesidad de investigar y sacrificar embriones humanos.

De hecho, hay mucha bulla pero también esperanza que la promesa de las células madre un día provea la cura para una serie de enfermedades.

Enfermedades del corazón, derrame cerebral, diabetes, lesión de la médula espinal, distrofia muscular, enfermedades de la retina; ¿alguna de estas enfermedades es importante para ustedes? En mayo de 2006 me sucedió algo horrible.

Estaba a punto de iniciar una operación robótica, pero saliendo del ascensor bajo la luz brillante y deslumbrante de la sala de operaciones me di cuenta que mi campo visual izquierdo estaba cayendo en la oscuridad.

A principios de esa semana me había dado un golpe bastante fuerte esquiando a fines de la primavera, sí, me caí.

Y empecé a ver flotadores y estrellas que ignoré sin preocuparme como producto de la exposición al sol de alta montaña.

Lo que me sucedió pudo haber sido una catástrofe de no haber sido que contaba con buen acceso quirúrgico.

Y logré recuperar la visión pero no antes de un largo período de convalecencia -tres meses- estuve cabeza abajo.

Esta experiencia me enseñó a identificarme más con mis pacientes y, en especial, con enfermedades de retina.

37 millones de personas en el mundo son ciegos y 127 millones más sufren de problemas de visión.

Los trasplantes retinales derivados de células madre ahora en fase de investigación algún día podrían restaurar la visión o parte de la visión de millones de pacientes con enfermedades retinales en el mundo.

De hecho, vivimos tiempos desafiantes y de entusiasmo.

A medida que envejece la población mundial los científicos se apuran a descubrir nuevas formas de mejorar el poder del cuerpo para auto-curarse con células madre.

Es un hecho que cuando los órganos o los tejidos se lesionan nuestra médula ósea libera células madre a la circulación.

Y estas células madre luego fluyen por el torrente sanguíneo y se depositan en los órganos dañados para liberar factores de crecimiento para reparar los tejidos dañados.

Las células madre podrían usarse como bloques de construcción para reparar estructuras dañadas en el cuerpo o para proveer nuevas células hepáticas para reparar el hígado dañado.

En estos momentos hay unos 117 ensayos clínicos investigando el uso de células madre en enfermedades hepáticas.

¿Qué depara el futuro? La enfermedad del corazón es la principal causa de muerte en el mundo.

1,1 millón de estadounidenses sufren ataques al corazón cada año.

4,8 millones sufren insuficiencia cardíaca.

Las células madre se pueden utilizar para entregar factores de crecimiento para reparar el músculo cardíaco dañado o diferenciarse en células del músculo cardíaco para restaurar la función del corazón.

Hay 170 ensayos clínicos investigando el papel de las células madre en enfermedades del corazón.

Aunque todavía en fase de investigación, las células madre podrían algún día anunciar un salto cualitativo en el ámbito de la cardiología.

Las células madre proveen esperanza para nuevos comienzos -pasos pequeños, incrementales, células en vez de órganos, reparación en vez de reemplazo.

Las terapias con células madre algún día podrían reducir la necesidad de donantes de órganos.

Las nuevas y potentes tecnologías siempre presentan enigmas.

Mientras hablamos, el primer ensayo clínico del mundo con células madre embrionarias en la médula espinal está en curso tras la aprobación de la FDA.

Y en el Reino Unido se está investigando en fase de ensayo con células madre neuronales en el tratamiento de apoplejías.

El éxito de la investigación que hoy celebramos ha sido posible gracias a la curiosidad, contribución y compromiso de científicos y pioneros médicos.

Cada uno tiene su historia.

Mi historia ha sido sobre mi viaje de los órganos a las células -un viaje por la controversia, inspirando por la esperanza- esperanza de que, al envejecer, Uds y yo podamos algún día celebrar la longevidad con una calidad de vida mejorada.

Gracias.

https://www.ted.com/talks/susan_lim_transplant_cells_not_organs/

 

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