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Charla «Thelma Golden: Cómo el arte da forma al cambio cultural» de TED2009 en español.
Thelma Golden, curadora del Studio Museum de Harlem, comenta tres eventos recientes que exploran la forma en que el arte examina y redefine la cultura. Los artistas «post-negro» con los que trabaja emplean su arte para provocar un nuevo diálogo sobre raza y cultura… y sobre el sentido mismo del arte.
- Autor/a de la charla: Thelma Golden
- Fecha de grabación: 2009-02-10
- Fecha de publicación: 2010-04-16
- Duración de «Thelma Golden: Cómo el arte da forma al cambio cultural»: 748 segundos
Traducción de «Thelma Golden: Cómo el arte da forma al cambio cultural» en español.
La brillante dramaturga, Adrienne Kennedy, escribió un libro llamado «People Who Led to My Plays».
(“Gente que me guió a mis obras”) Y si yo escribiera un libro lo llamaría “Artistas que me han guiado a mis muestras” porque mi trabajo comprendiendo el arte y la cultura ha surgido de seguir a los artistas, de la observación de lo que los artistas significan, de lo que hacen y de lo que son.
Jay Jay de “Good Times” (Aplausos) significativo para muchas personas debido a “dyn-o-mite”, pero tal vez más significativo como el primer artista negro en horario central en TV.
Jean Michel Basquiat, importante para mí por ser el primer artista negro en tiempo real que me mostró las posibilidades de quién era yo y dónde iría a ingresar.
Globalmente mi proyecto es acerca del arte, específicamente acerca de artistas negros, en general trata la manera en que el arte puede cambiar la forma en la que pensamos la cultura y a nosotros mismos.
Mi interés radica en artistas que comprenden y reescriben la historia, que se consideran a sí mismos dentro de la narrativa amplia del mundo del arte, pero que han creado para nosotros nuevos lugares para observar y entender.
Muestro dos artistas aquí, Glenn Ligon y Carol Walker, dos, entre muchos, que para mí definen las preguntas esenciales que, como curadora, quiero traer al mundo.
Estaba interesada en la idea de por qué y cómo podría yo crear una nueva historia, una nueva narrativa en la historia del arte y una nueva narrativa en el mundo.
Y para hacer esto entendí que tenía que ver la manera en que trabajan los artistas, entender el estudio del artista como un laboratorio, imaginen entonces reinventar el museo como una usina de ideas y las exhibiciones como el “paper” definitivo, formulando las preguntas y proveyendo el lugar para ver y pensar las respuestas.
En 1994, cuando era curadora en el Museo Whitney, realicé una exhibición llamada “El hombre negro”.
Interpelaba la intersección entre raza y género en el arte estadounidense contemporáneo.
Buscaba expresar las maneras en las que el arte podía proveer un marco al diálogo, un diálogo complicado, un diálogo con muchas aristas, y cómo podía el museo ser un espacio para esta contienda de ideas.
Esta muestra incluyó más de 20 artistas de varias edades y razas, pero todos abordando la masculinidad negra desde un punto de vista singular.
Lo significativo de esta exhibición fue la manera en que me involucró en mi rol de curadora, de catalizadora, en este diálogo.
Una de las cosas que sucedieron con mucha nitidez durante esta muestra es que me enfrenté con la idea de cuán poderosas pueden ser la imágenes y la propia comprensión de la gente en relación a sí mismos y hacia los otros.
Estoy mostrándoles dos trabajos, el de la derecha, de Leon Golub, el de la izquierda, de Robert Colescott.
Y durante la exhibición, que fue provocadora, controvertida y que definitivamente cambio mi percepción de lo que podía ser el arte, una mujer me abordó en la galería para expresarme su preocupación sobre lo poderosas que podían ser las imágenes y cómo nos entendemos unos a otros.
Y señaló el trabajo de la izquierda como una imagen problemática, dado que se asociaba, para ella, con la forma de representación del pueblo negro.
Y señaló la imagen de la derecha como ejemplo, para mí, de la clase de dignidad que era necesario retratar en contraposición con las imágenes de los medios.
Luego asignó identidades raciales a los trabajos, básicamente diciéndome que el trabajo de la derecha claramente era de un artista negro, el trabajo de la izquierda, claramente de un artista blanco, cuando en realidad era lo opuesto.
Bob Colescott, un artista afro-estadounidense, Leon Golub, un artista blanco.
El sentido para mí, en ese espacio, en ese momento, era más que nada intentar comprender cómo podían funcionar y cómo funcionaban las imágenes y cómo los artistas suministraban un espacio para hacer evidentes esas imágenes, más grande del que nos podríamos imaginar en nuestras vidas cotidianas.
Avance rápido y estoy en Harlem, para muchos la cuna de los EE.UU.
negros, el corazón psíquico de la experiencia negra, realmente el lugar en donde surgió el Renacimiento de Harlem.
Harlem ahora, de alguna forma explicándose y pensándose a sí misma en esta parte del siglo, mirando tanto hacia atrás como hacia adelante.
Siempre digo que Harlem es una comunidad interesante porque, a diferencia de otras, se piensa a sí misma simultáneamente en el pasado, en el presente y en el futuro.
Nadie habla de ella simplemente en el ahora.
Siempre es lo que fue y lo que puede ser.
Entonces, pensando en eso, mi segundo proyecto, la segunda pregunta que hago: ¿Puede un museo ser un catalizador en una comunidad? ¿Puede un museo albergar artistas y permitirles ser agentes de cambio a medida que las comunidades se piensan nuevamente? Esto es Harlem, actualmente, el 20 de enero, pensándose a sí misma de una manera maravillosa.
Así, trabajo ahora en el Studio Museum de Harlem, ideando exhibiciones allí, pensando qué significa descubrir las posibilidades del arte.
¿Qué significa esto para algunos de ustedes? Sé que en algunos casos muchos de ustedes están involucrados en diálogos interculturales, en ideas acerca de la creatividad y la innovación.
Consideren el lugar que los artistas pueden tomar en eso.
Éste es el tipo de maduración y promoción que son mis metas cuando trabajo con jóvenes artistas negros.
Piensen en los artistas no como proveedores de contenido, aunque pueden ser brillantes en eso, sino, nuevamente, como catalizadores efectivos.
El Studio Museum fue fundado a fines de los ‘60.
Lo traigo a colación porque es importante situar esta práctica en la historia, remontarse a 1968 al momento histórico increíble que es, y pensar en todo lo sucedido desde entonces, pensar en lo privilegiados que somos por las posibilidades de hoy, e imaginar este museo que surgió en un momento de grandes protestas, en el que se examinó la historia y el legado de importantes artistas afro-estadounidenses para la historia del arte de este país, como Jacob Lawrence, Norman Lewis, Romare Beardon.
Entonces, por supuesto, nos trae al presente.
En 1975 Mohammed Ali dio una conferencia en la Universidad de Harvard.
Luego de la conferencia un estudiante le pidió “Danos un poema”.
Y Mohammed Ali dijo “Yo, Nosotros”.
Una declaración profunda acerca del individuo y la comunidad, el espacio en el que hoy en mi proyecto de descubrimiento de pensar acerca de los artistas, de intentar definir qué podría ser el movimiento cultural del arte negro del siglo XXI.
Qué es lo que podría significar para los movimientos culturales en este momento, “Yo, Nosotros” parece increíblemente anticipatorio, totalmente importante.
Para este propósito el proyecto específico que ha hecho esto posible es una serie de muestras, tituladas todas con una F, “Estilo Libre” [“Freestyle”], “Frecuencia” y “Flujo”, cuyo propósito es descubrir y definir a los jóvenes artistas negros activos en este momento quienes creo firmemente que continuarán trabajando en los años venideros.
Esta serie de muestras se realizó específicamente para intentar cuestionar la idea de qué significaría hoy, en este momento de la historia, ver el arte como catalizador, qué significaría hoy, en este momento de la historia, en que definimos y redefinimos la cultura, la cultura negra específicamente en mi caso, pero la cultura de modo general.
Designé este grupo de artistas proponiendo la idea de «post-negro».
Intentando realmente definirlos como artistas que inician su trabajo ahora, con conciencia de la historia, pero comenzando en este momento histórico.
Es en este sentido de descubrimiento en el que me planteo muchas preguntas.
Esta batería de preguntas es: ¿Qué significa en este momento ser afro-estadounidense en EE.UU.? ¿Qué puede aportar el arte a esto? ¿Dónde puede existir un museo como lugar para que tengamos este diálogo? Realmente lo más emocionante acerca de esto es pensar en la energía y el entusiasmo que pueden traer los nuevos artistas.
Sus trabajos son, para mí, no siempre simplemente la innovación estética que imaginan sus mentes, que crean sus visiones y traen al mundo; sino más importante es tal vez que a través del entusiasmo de la comunidad que crean como voces importantes, nos permiten entender nuestra situación actual, y también la futura.
Me sorprende constantemente la manera en la que el tema de la raza aparece en lugares en los que no imaginamos que estaría.
Me sorprende siempre la manera en que los artistas están dispuestos a hacerlo en sus trabajos.
Es por eso que acudo al arte.
Es por eso que cuestiono al arte.
Es por eso que realizo muestras.
Entonces, en esta muestra, como dije, 40 jóvenes artistas en el curso de ocho años, para mí se trata de considerar las implicancias.
Es considerar las implicancias de lo que esta generación tiene para decir al resto de nosotros.
Es considerar qué significa para estos artistas pertenecer tanto al mundo, en la medida en que sus obras viajan, como a sus comunidades, como gente que nos observa y piensa en los problemas que enfrentamos.
Es también pensar en el espíritu creativo y en cómo alimentarlo.
E imaginar, en particular en los EE.UU.
urbanos, cómo alimentar el espíritu.
Entonces, quizá, ¿dónde termina todo esto? Para mí se trata de volver a imaginar este discurso cultural en un contexto internacional.
Así, la última iteración de este proyecto se llamó “Flujo”, con la idea de crear una red concreta de artistas alrededor del mundo observando, no desde Harlem hacia afuera, sino transversalmente.
“Flujo” se concentraba en artistas nacidos en África.
Y mientras muchos de nosotros pensamos en ese continente y en lo que significa para nosotros en el siglo XXI, he comenzado a hacerlo observando a través de los artistas, a través de sus obras, imaginando qué nos pueden decir acerca del futuro, qué nos pueden decir de nuestro futuro, y qué crean en el sentido de ofrecernos esta gran posibilidad de observar ese continente emerger y ser parte de nuestro gran diálogo.
Entonces, ¿qué descubro yo cuando veo obras de arte? ¿En qué pienso cuando pienso acerca del arte? Considero que el privilegio que he tenido como curadora no es simplemente el descubrimiento de nuevos trabajos, el descubrimiento de trabajos apasionantes; sino realmente lo que he descubierto sobre mí misma y de lo que puedo ofrecer en el marco de una muestra, hablar de belleza, hablar de poder, hablar de nosotros y hablar y comunicarnos entre nosotros.
Eso es lo que me hace levantarme cada día y desear pensar en esta generación de artistas negros y artistas de todo el mundo.
Gracias.
https://www.ted.com/talks/thelma_golden_how_art_gives_shape_to_cultural_change/