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Charla «Tim Ferriss: pierda el miedo, aprenda lo que quiera» de EG 2008 en español.
Desde la conferencia EG: las divertidas y alentadoras anécdotas del gurú de la productividad Tim Ferriss demuestran cómo una simple pregunta — «¿Qué es lo peor que podría suceder?» — es todo lo que se necesita para aprender a hacer lo que sea.
- Autor/a de la charla: Tim Ferriss
- Fecha de grabación: 2008-12-05
- Fecha de publicación: 2009-04-15
- Duración de «Tim Ferriss: pierda el miedo, aprenda lo que quiera»: 985 segundos
Traducción de «Tim Ferriss: pierda el miedo, aprenda lo que quiera» en español.
Éste es Tim Ferriss alrededor del año 1979 después de Cristo, a los dos años.
Se nota por la pose que era un chico muy seguro de mí mismo — y no sin razón.
Tenía una simpática rutina entonces, que era esperar a última hora de la tarde cuando mis padres se relajaban después de un duro día de trabajo, haciendo crucigramas, viendo televisión.
Corría a la sala, saltaba sobre el sofá, arrancaba los cojines, los tiraba al suelo, gritaba con todas mis ganas y corría porque yo era el Increíble Hulk.
(Risas)
Obviamente, se ve el parecido.
Y seguí esta rutina por un tiempo.
Cuando tenía siete años fui a un campamento de verano.
Mis padres lo creyeron necesario para su paz mental.
Y todos los días a mediodía todos íbamos a un laguito donde tenían muelles flotantes.
Se podía saltar desde el borde hasta lo más profundo.
Nací prematuro.
Siempre fui muy pequeño.
Mi pulmón izquierdo se colapsó cuando nací y siempre tuve problemas de flotabilidad.
Así que el agua siempre me asustó, aunque me metía de vez en cuando.
Y un día en particular, todos estaban saltando a través de neumáticos.
Hacían clavados a través de ellos y a mi me pareció que sería divertido.
Así que me tiré a un neumático, y el matón del campamento me tomó por los tobillos.
Traté de subir a tomar aire, y mi espalda golpeó bajo el neumático.
Me angustié y pensé que iba a morir.
Un supervisor del campamento vino y nos separó, afortunadamente.
De ahí en adelante me aterrorizó nadar.
Es algo de lo que no me recuperé.
Mi falta de habilidad para nadar ha sido una de mis más grandes humillaciones y vergüenzas.
Fue cuando me di cuenta de que no era el Increíble Hulk.
Pero hay un final feliz para esta historia.
A los 31 años, esa es mi edad ahora, en agosto tomé dos semanas para reconsiderar la natación, y cuestionar todos los aspectos obvios de nadar.
Y pasé de nadar una vuelta, 20 yardas, como un mono ahogándose, a unos 200 latidos por minuto, lo calculé, a ir a Montauk en Long Island, cerca de donde crecí y saltar al océano y nadar un kilómetro en aguas abiertas, y salir sintiéndome mejor que cuando entré.
Y salí, con mi bañador, estilo europeo, sintiéndome como el Increíble Hulk.
Y así es como quiero que todos aquí se sientan, como el Increíble Hulk, al final de esta presentación.
Más específicamente, quiero que se sientan capaces de convertirse en excelentes nadadores de largas distancias, en aprendices de idiomas de clase mundial, y en campeones de tango.
Y quiero compartir mi arte.
Si tengo un arte, es el de deconstruir cosas que realmente me espantan.
Entonces, sigamos.
Nadar, principios fundamentales.
Principios fundamentales, esto es muy importante.
Encuentro que los mejores resultados en la vida no se logran debido a falsas ideas o asunciones no comprobadas.
Y el giro en la natación vino cuando un amigo mío dijo, «estaré un año sin estimulantes» — es de los que se toman seis expresos dobles al día — «si puedes completar una carrera de un kilómetro en aguas abiertas».
Y el reloj empezó a correr.
Empecé a buscar triatletas pues encontré que los nadadores de profesión no eran capaces de enseñar lo que hacían.
Ensayé con tablas de natación.
Mis pies cortaban el agua como cuchillas.
Ni siquiera me movía.
Salía desmoralizado, mirándome los pies.
Manoplas, todo.
Incluso tomé clases con Olímpicos, nada ayudó.
Y luego Chris Sacca, que es ahora un querido amigo mío y había completado un Iron Man a 40 grados, dijo: «Tengo la respuesta a tus oraciones».
Y me introdujo al trabajo de un hombre llamado Terry Laughlin, fundador de Total Immersion Swimming.
Eso me llevó a investigar la biomecánica.
Así que hé aquí las nuevas reglas para nadar, si alguno de ustedes teme nadar, o no se le da bien.
La primera es, olvídese del pataleo.
Muy contraintuitivo.
Resulta que la propulsión no es realmente el problema.
Patalear más duro no resuelve el problema porque el nadador promedio sólo transfiere cerca del tres por ciento de su gasto de energía en movimiento hacia delante.
El problema es la hidrodinámica.
En lo que querrá centrarse, en cambio, es en dejar que la parte baja del cuerpo entre en un túnel de succión detrás de la parte alta del mismo, como un auto pequeño viajando detrás de un auto grande en la autopista.
Y eso se logra manteniendo el cuerpo en posición horizontal.
La única manera de hacer esto es no nadar en la superficie del agua.
El cuerpo es más denso que el agua.
El 95 por ciento estará, al menos, sumergido naturalmente.
Entonces acabará, número tres, en el caso del estilo libre, no nadando sobre su estómago como mucha gente piensa, braceando sobre la superficie del agua.
Sino realmente rotando de aerodinámico a la derecha, a aerodinámico a la izquierda, manteniendo esa posición de fuselaje por tanto tiempo como sea posible.
Miremos algunos ejemplos.
Éste es Terry.
Y pueden ver que está extendiendo su brazo derecho por debajo de su cabeza y lejos al frente.
Y realmente así todo el cuerpo está sumergido.
El brazo está extendido por debajo de la cabeza.
La cabeza se mantiene en linea con la columna, para usar la presión de agua estratégicamente para levantar las piernas — muy importante, especialmente para gente con grasa en la parte baja del cuerpo.
Aquí hay un ejemplo del movimiento.
Entonces, no hay que patalear, sino usar movimientos pequeños y rápidos.
Pueden ver que esta es la extensión izquierda.
Luego ven su pierna izquierda.
Un pequeño movimiento, y el único propósito de eso es rotar las caderas para poder llegar al lado opuesto.
Y el punto de entrada para su mano derecha — noten esto, el no está braceando al frente y atrapando el agua.
En cambio está entrando al agua a un ángulo de 45 grados con su antebrazo, luego se propulsa al aerodinamizarse — muy importante.
Incorrecto, arriba, que es lo que casi cualquier entrenador le enseñará.
No es su culpa, en serio.
Hablaré de implícito contra explícito en un momento.
Abajo es lo que la mayoría de los nadadores encontrará que les permite hacer lo que yo hice, que es pasar de 21 brazadas en 20 yardas, a 11 brazadas, en dos sesiones de prácticas, sin entrenador, sin monitor de video.
Ahora amo nadar.
No puedo esperar para ir a nadar.
Y daré una lección de natación más tarde, para mí, por si alguien me quiere acompañar.
Lo último, la respiración.
Sin duda un problema que muchos tenemos cuando nadamos.
En estilo libre, la mejor manera de remediar esto es girar con el cuerpo y simplemente mirar el brazo de recuperación mientras entra al agua.
Eso lo llevará muy lejos.
Eso es todo.
Eso es realmente todo lo que necesita saber.
Idiomas.
Material contra método.
Yo, como mucha gente, llegué a la conclusión de que era terrible con los idiomas.
Sufrí el español durante toda la secundaria inferior, primer año de secundaria superior.
Y la suma total de lo aprendido era prácticamente, «
¿Dónde está el baño?
» y ni siquiera entendía la respuesta.
Una triste situación.
Luego me cambié a una escuela diferente en el segundo año de secundaria superior.
Tenía la opción de otros idiomas.
La mayoría de mis amigos tomaban japonés.
Así que pensé,
¿por qué no castigarme?
Tomaré japonés.
Seis meses después tuve la oportunidad de ir a Japón.
Mis profesores me dieron confianza, me dijeron, «No te preocupes.
Tendrás clases de japonés todos los días para ayudarte a manejarlo.
Será una experiencia maravillosa».
De hecho, mi primera experiencia en el exterior.
Entonces mis padres me animaron a hacerlo.
Me fui.
Llegué a Tokio.
Maravilloso.
No podía creer que estaba al otro lado del mundo.
Conocí a mi familia anfitriona.
Las cosas fueron muy bien creo, considerando todo.
Mi primera noche, antes de mi primer día de escuela, le dije a mi madre, muy cortésmente, «Por favor levánteme a las ocho de la mañana».
Es decir, (japonés) Pero no dije (japonés).
Dije, (japonés).
Muy parecido.
O sea, dije, «Por favor vióleme a las ocho de la mañana»
(Risas)
Nunca se ha visto a una mujer japonesa más confundida.
(Risas)
Entré en la escuela y un profesor vino y me entregó un trozo de papel.
No sabía leer nada — podrían haber sido jeroglíficos — porque era Kanji, caracteres chinos adaptados al idioma japonés.
Le pregunté qué decía y me dijo: «Ahh, bueno, bueno, eetho, Historia Mundial, ehh, Cálculo, Japonés Tradicional».
Y así.
Así que me llegó como en ondas.
Algo se había perdido en la traducción.
Las clases de japonés no eran clases de instrucción al japonés en sí, eran el currículo normal de escuela secundaria para estudiantes japoneses.
Los otros 4.999 estudiantes en la escuela eran japoneses, además del americano.
Y esa es más que nada mi respuesta.
(Risas)
Y eso me hizo buscar, a raíz del pánico, el método de lenguaje perfecto.
Lo probé todo.
Fui a Kinokuniya.
Probé todos los libros posibles, todo CD imaginable.
Nada funcionó hasta que encontré esto.
Este es el Joyo Kanji.
Esto es una tableta, o un afiche con los 1.945 caracteres más comunes determinados por el Ministerio de Educación en 1981.
Muchas de las publicaciones en Japón se limitan a estos caracteres, para facilitar la alfabetización — a algunos así se les requiere.
Y esto se convirtió en mi Santo Grial, mi Piedra Rosetta.
Tan pronto como me concentré en este material, despegué.
Terminé siendo capaz de leer el Asahi Shinbu, el periódico Asahi, cerca de seis meses después — en total 11 meses después — y pasé de Japonés I a Japonés VI.
Terminé haciendo trabajos de traductor a la edad de 16 años cuando regresé a los Estados Unidos, y he continuado aplicando este enfoque de material sobre método a cerca de una docena de idiomas hasta hoy.
Alguien que era terrible para los idiomas, y en un momento dado, habla, lee y escribe cinco o seis.
Esto nos trae al punto, que es que, a menudo lo que haces, no cómo lo haces, es lo que se convierte en el factor determinante.
Esta es la diferencia entre ser eficaz — haciendo las cosas correctas — y ser eficiente — haciendo las cosas bien sean o no importantes.
También se puede hacer esto con la gramática.
Inventé estas seis oraciones luego de mucha experimentación.
Hacer que un orador nativo le permita deconstruir su gramática, traduciendo estas oraciones a pasado, presente, futuro le mostrará sujeto, objeto, verbo, lugar de los objetos directos, indirectos, género y así sucesivamente.
Desde ahí, usted puede, si lo desea, aprender múltiples lenguajes, alternarlos para que no haya interferencia.
Podemos hablar sobre eso si a alguien le interesa.
Y ahora amo los idiomas.
Bueno, bailes de salón, implícito contra explícito — muy importante.
Usted puede verme y decir, «Ese tipo debe de ser bailarín de salón».
Pero no, se equivoca, porque mi cuerpo está muy mal diseñado para la mayoría de cosas — muy bien diseñado para levantar rocas pesadas tal vez.
Solía ser mucho más grande, mucho más musculoso.
Y por eso terminé caminando así.
Me parecía mucho a un orangután, nuestros primos cercanos, o al Increíble Hulk — no muy bueno para el baile de salón.
Me encontraba en Argentina en 2005.
Decidí observar una clase de tango — sin intención de participar — fui, pagué mis diez pesos, subí — 10 mujeres dos hombres, usualmente una buena proporción.
El instructor dice, «Usted participa».
Inmediatamente, me entraron sudores fríos.
(Risas)
Un sudor visceral porque ya intenté bailar en la universidad — pisé a la chica con el tacón.
Ella gritó.
Estaba tan preocupado por lo que ella pensara de lo que yo hacía, que me explotó en la cara, para nunca volver al club de bailes de salón.
Ella se acerca, y éste fue su enfoque, el de la profesora.
«Bueno, vamos, agárreme».
Una hermosa instructora asistente.
Estaba muy enojada porque la había sacado de su práctica avanzada.
Entonces hice mi mejor esfuerzo.
No sabía donde poner mis manos.
Y se apartó, bajó sus brazos, los puso sobre sus caderas, se dio vuelta y gritó en todo el salón, «Este tipo está hecho de una maldita montaña de músculo, y me está agarrando como un puto francés,»
(Risas)
lo cual me pareció motivante.
(Risas)
Todos se rieron.
Me sentí humillado.
Ella volvió.
Y dijo, «Vamos, no tengo todo el día».
Y como quien ha luchado desde los ocho años, procedí a apretarla, como en «De ratones y hombres».
Ella miró hacia arriba y dijo, «eso está mejor».
Así que pagué un mes de clases.
(Risas)
Y procedí a revisar la — Quería presentarme a una competición para tener así un plazo — la ley de Parkinson, la complejidad percibida de una tarea se expande para llenar el tiempo que le has asignado.
Así que tenía un plazo muy pequeño para una competición.
Al principio tuve una profesora, para enseñarme el rol femenino, el seguidor, porque quería entender las sensibilidades y habilidades que el seguidor necesita desarrollar, así lo del colegio no se repetiría.
Y luego hice un inventario de las características, con su ayuda, de las capacidades y elementos de diferentes bailarines que habían ganado campeonatos.
Entrevisté estas personas porque todos enseñaban en Buenos Aires.
Comparé las dos listas, y lo que se encuentra es que hay, explícitamente, prácticas que recomiendan, ciertos métodos de entrenamiento.
Luego había características comunes implícitas que ninguno de ellos parecía estar practicando.
Ahora, haciendo a un lado el proteccionismo de los profesores de baile argentinos, me pareció muy interesante.
Así que decidí centrarme en tres de esas características comunes.
Pasos largos.
Muchos milongueros, los bailarines de tango, usan pasos muy cortos.
Encontré que pasos más largos eran mucho más elegantes.
Así puede — y lo puede hacer en un espacio muy pequeño de hecho.
Segundo, diferentes tipos de giros.
Tercero, variación en el ritmo.
Estas parecían ser las tres áreas que yo podría aprovechar, para competir, si quería competir contra gente que había practicado 20 o 30 años.
Esta foto es de las semi-finales de los campeonatos de Buenos Aires, cuatro meses después.
Luego un mes después, fui a los campeonatos mundiales, llegué a la semi-final.
Y luego impuse una marca mundial, luego, dos semanas después.
Quiero que vean parte de lo que practiqué.
Voy a adelantar un poco aquí.
Este es el instructor que Alicia y yo escogimos para el líder masculino.
Su nombre es Gabriel Missé.
Uno de los bailarines más elegantes de su generación, conocido por sus pasos largos, y sus cambios en el ritmo y sus giros.
Alicia es muy famosa por derecho propio.
Así que creo que estarán de acuerdo que se ven muy bien juntos.
Lo que me gusta de este vídeo es que es de la primera vez que bailaron juntos, por su manera de liderar.
Tenía un liderazgo fuerte.
ÉlnNo lidera con el pecho, lo cual requiere que se incline hacia delante.
Yo no pude desarrollar los atributos en los dedos de los pies la fuerza en los pies, para hacer eso.
Él usa una manera de liderar que se centra en los huesos del hombro y en el brazo para así poder levantar a la mujer y quebrarla, por ejemplo.
Ese es tan solo una ventaja de eso.
Luego lo dividimos.
Este sería un ejemplo de un giro.
Este es un giro de paso atrás.
Hay muchos tipos diferentes.
Tengo cientos de horas de grabación.
Todas categorizadas, casi como George Carlin categorizó su comedia.
Así que usé mi archi-enemigo, el español, no menos, para aprender tango.
El miedo es su amigo.
El miedo es un indicador.
Algunas veces demuestra lo que no debería hacer.
Más a menudo demuestra exactamente lo que debería hacer.
Y los mejores resultados que he obtenido en la vida, los momentos más agradables, se han derivado todos de hacerme una simple pregunta.
¿Qué es lo peor que podría suceder?
Especialmente con miedos adquiridos durante la niñez.
Tome la estructura analítica, las capacidades que tiene, aplíquelas a viejos temores.
Aplíquelas a grandes sueños.
Y cuando pienso en lo que temo ahora, es muy simple.
Cuando imagino mi vida, lo que habría sido de mi vida sin las oportunidades de educación que tuve, me hace preguntarme.
He pasado los últimos dos años tratando de deconstruir el sistema americano de escuelas públicas, para arreglarlo o reemplazarlo.
Y he hecho experimentos con cerca de 50.000 estudiantes hasta ahora, construído, diría, cerca de media docena de escuelas, con mis lectores, hasta ahora.
Y si cualquiera de ustedes está interesado, me encantaría conversar con ustedes.
No sé nada, soy principiante, pero hago muchas preguntas, y me encantaría recibir su consejo.
Muchas gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/tim_ferriss_smash_fear_learn_anything/