Contenidos
Charla «Todd Humphreys: Cómo engañar a un GPS» de TEDxAustin en español.
Todd Humphreys pronostica que en un futuro cercano, la geolocalización consistirá en pequeños «puntos» GPS, de precisión milimétrica, que nos permitirán localizar cualquier ubicación, listar nuestras pertenencias… o rastrear a personas sin su conocimiento. Y la respuesta a la vertiente siniestra de esta tecnología puede acarrear consecuencias insospechadas. (Filmado en el TEDxAustin)
- Autor/a de la charla: Todd Humphreys
- Fecha de grabación: 2012-02-11
- Fecha de publicación: 2012-07-14
- Duración de «Todd Humphreys: Cómo engañar a un GPS»: 945 segundos
Traducción de «Todd Humphreys: Cómo engañar a un GPS» en español.
Algo sucedió en la madrugada del 2 de mayo de 2000, que tuvo un efecto importante en el funcionamiento de nuestra sociedad.
Irónicamente, casi nadie lo advirtió entonces.
El cambio fue silencioso, imperceptible, a menos que uno supiera exactamente dónde buscarlo.
Aquella mañana, el presidente de EE.UU., Bill Clinton, ordenó desactivar un interruptor en los satélites orbitales del Sistema de Posicionamiento Global (GPS).
De inmediato, todo receptor civil de GPS en el mundo, pasó de tener errores del tamaño de un campo de fútbol a errores del tamaño de una pequeña habitación.
No es fácil valorar el efecto que este cambio en la precisión ha significado para nosotros.
Antes de desactivar el interruptor, no teníamos autos con sistemas de navegación integrado que nos dieran instrucciones en cada esquina, ya que entonces, el GPS no podía identificar en qué cuadra nos encontrábamos, ni siquiera en qué calle.
Para la geolocalización, la resolución es importante y las cosas han mejorado en la última década.
Con más estaciones de base, más estaciones a nivel del suelo, mejores receptores y mejores algoritmos, los GPS pueden identificar no sólo en qué calle nos encontramos, sino en qué parte de la calle.
Este nivel de precisión ha desatado una tormenta de innovación.
De hecho, muchos de Uds.
llegaron hoy aquí con ayuda de su TomTom o de su smartphone.
Los mapas impresos se están volviendo obsoletos.
Ahora estamos al borde de otra revolución en geolocalización.
¿Qué tal si les dijera que la resolución de dos metros de nuestros celulares y TomToms actuales, es ridícula, comparada con lo que podríamos tener?
Desde hace algún tiempo, si prestan atención a la fase del portador de la señal de GPS, y si tienen conexión a Internet, pueden mejorar la exactitud de la posición de metros a centímetros, incluso a milímetros.
Entonces,
¿por qué nuestros teléfonos no tienen esta capacidad?
Opino que solo por falta de imaginación.
Los fabricantes no han incorporado esta técnica de fase portadora en sus chips de GPS económicos, porque no están seguros del uso que el público en general le daría a un sistema tan exacto que podría localizar las líneas de la palma de la mano.
Pero Uds.
y yo y otros innovadores, podemos ver el potencial de este nuevo salto a la precisión.
Imaginen, por ejemplo, una aplicación de realidad aumentada que pueda sobreponer un mundo virtual con precisión milimétrica, al mundo físico, real.
Podría construir una estructura en 3D, con precisión milimétrica, que solo vieran Uds., o mis amigos en casa.
Este es el nivel de posicionamiento que estamos buscando, y me atrevo a predecir que, en unos cuantos años, este posicionamiento hiperpreciso, basado en la fase portadora, será económico y omnipresente, y tendrá consecuencias fantásticas.
El Santo Grial, por supuesto, es el minireceptor del GPS.
¿Recuerdan la película «El código Da Vinci?
» Aquí tenemos al profesor Langdon examinando un mini GPS y su cómplice le dice que es un dispositivo que puede localizar cualquier punto en el mundo con una precisión de 60 cm, pero en el mundo real sabemos que el eso es imposible,
¿no?
Primero, el GPS no funciona en interiores, y, segundo, no se fabrican dispositivos tan pequeños, sobre todo si esos aparatos tienen que basar sus mediciones en una red.
Bien, estas objeciones eran muy fundadas hace algunos años, pero las cosas han cambiado.
Hay una fuerte tendencia hacia la miniaturización, y a una mayor sensibilidad, al punto de que hace algunos años un dispositivo GPS se parecía a esta gran caja que está a la izquierda de las llaves.
Si la comparamos con un dispositivo lanzado hace algunos meses, que entra en una caja del tamaño de un llavero, y si vemos la última tecnología en receptores GPS, que miden un 1 cm de lado y son más sensibles que nunca, nos daremos cuenta de que el mini GPS pasará de la ficción a la realidad.
Imaginen lo que se podría hacer con un mundo lleno de mini GPS.
No solo dejarán de perder el monedero o el llavero, o a sus hijos en Disneylandia.
Comprarán mini GPS al por mayor para ponerlos en cualquier pertenencia que valga más de algunas decenas de dólares.
Una mañana no lograba encontrar mis zapatos, y como siempre, pregunté a mi mujer si los había visto.
Pero no debería haber molestado a mi mujer con este tipo de trivialidades.
Debería poder preguntar a mi casa dónde están mis zapatos.
(Risas)
Los que han pasado a Gmail se acuerdan del alivio que supuso pasar de organizar todos los correos a poderlos buscar.
El mini GPS hará lo mismo con nuestras pertenencias.
Desde luego estará la otra cara de la moneda del mini GPS.
Hace algunos meses estaba en mi oficina y recibí una llamada.
La mujer del otro lado de la línea, llamémosla Carol, estaba aterrorizada.
Al parecer, un exnovio de Carol, de California, había logrado encontrarla en Texas y la estaba siguiendo.
Ahora se preguntarán,
¿Por qué llamar?
Yo también lo hice.
Pero descubrí que había una complicación técnica en el caso de Carol.
Cada vez que aparecía su exnovio, en las horas y lugares más inesperados, llevaba un portátil abierto, y con el tiempo Carol entendió que él había puesto un localizador GPS en su coche, y me llamaba para que la ayudase a desactivarlo.
«Bueno, debería ir a buen mecánico para que le mire el coche», le dije.
«Ya lo hice», me contestó.
«No vio nada que fuera evidente, y dijo que debería desmontar el coche pieza por pieza».
«Bueno entonces deberías ir a la policía», le dije.
«Ya lo hice», me contestó.
«No están seguros de que se pueda considerar acoso y no tienen el equipo técnico para encontrar el dispositivo».
«Bien,
¿y qué me dice del FBI?
» «Hablé con ellos también, y más de lo mismo».
Entonces dijimos que viniera a mi laboratorio para que barriéramos por radio su coche, pero no estaba seguro de que funcionase, ya que algunos aparatos están configurados para la transmisión exclusivamente en zonas seguras o cuando el coche se mueva.
Así que aquí estábamos.
Carol no es la primera, y desde luego no será la última en encontrarse en un entorno hostil o en una situación preocupante debido a un posicionador GPS.
De hecho, examinando su caso descubrí, para mi sorpresa, que no es ilegal poner un aparato de posicionamiento en el coche de otra persona.
El Tribunal Supremo dictaminó el mes pasado que un policía precisa de una orden judicial si quiere hacer un seguimiento prolongado, pero la ley no es clara en lo que se refiere a seguimientos entre ciudadanos, así que no tenemos que preocuparnos solo del Gran Hermano, sino también del Gran Vecino.
(Risas)
.
Existe una alternativa que Carol habría podido elegir, y es muy eficaz.
Se llama Wave Bubble.
Es un disturbador de GPS de código libre, desarrollado por Limor Fried, una estudiante del MIT, que lo define como «un aparato para revindicar nuestro espacio personal».
Pulsando un botón, creas una burbuja a tu alrededor que las señales de GPS no pueden detectar.
Se quedan ahogados por la burbuja.
Limor la ha diseñado, en parte, porque como Carol, se sentía amenazada por los GPS.
Luego publicó su diseño en la red, y si no tienen tiempo para construir el propio, pueden comprarlo.
Los fabricantes chinos venden miles de aparatos similares por Internet.
Así que quizás estén pensando, la Wave Bubble es una gran idea.
Debería tener una.
Podría ser útil si alguien pone un rastreador en mi coche.
Pero tienen que saber que su uso es ilegal en Estados Unidos.
Y,
¿por qué?
Bueno, porque no es una burbuja.
Su disturbador de señales no termina en tu espacio personal, o el de tu coche.
Siguen disturbando receptores GPS inocentes varios km a tu alrededor.
(Risas)
Ahora, si eres Carol o Limor, o alguien que se siente amenazado por los GPS, no sería nada malo encender el Wave Bubble, pero los resultados pueden ser desastrosos.
Imaginen, por ejemplo, que son el capitán de un crucero que intenta salir de un banco de niebla y algún pasajero enciende su Wave Bubble.
Y, de repente, su señal de GPS desaparece y quedan a solas con la niebla y lo que puedan detectar en el radar, si recuerdan cómo funciona.
De hecho, ya no hay faros y LORAN, la única alternativa al GPS se interrumpió el año pasado.
Nuestra sociedad tiene una relación especial con el GPS.
Nos fiamos de él casi ciegamente.
Está en la base de nuestros sistemas e infraestructuras.
Algunos lo definen como «la herramienta invisible».
Así que encender Wave Bubble no solo podría causar problemas.
Podría ser fatal.
Pero resulta que proteger la intimidad a costa de la fiabilidad del GPS, es algo más potente y más subversivo que el Wave Bubble, y es el falsificador señales GPS.
La idea que está detrás del falsificador de señales de GPS es simple.
En vez de mezclar las señales del GPS, las falsifica.
Las imita, y si lo hace bien, el aparato ni se entera de que es una falsificación.
Les enseñaré cómo funciona.
Cada receptor GPS tiene un pico que se corresponde con las señales auténticas.
Estos puntos rojos representan los puntos de búsqueda que intentan centrarse en ese punto.
Pero si envían una señal GPS falsa, surge otro pico y se pueden alinear ambos puntos perfectamente, el rastreador no nota la diferencia y es anulado por la falsa señal más potente que oculta la señal verdadera.
En ese momento acaba el juego.
Las señales falsas toman el control del receptor GPS.
¿Es esto posible?
¿Puede alguien manipular el posicionamiento de un receptor GPS de ese modo, con un simulador?
Bueno, sí.
La clave es que las señales de los GPS civiles son completamente abiertas.
No están encriptadas.
Carecen de autenticación.
Son vulnerables ante cualquier ataque de simuladores.
De hecho, hasta hace poco, nadie tenía en cuenta a estos simuladores.
La gente creía que sería muy complicado o muy costoso de construir.
Pero un compañero de graduación y yo mismo no lo veíamos así.
Sabíamos que no sería tan difícil, y quisimos ser los primeros en construirlo así que encaramos la cuestión de ayudar a proteger los GPS contra los simuladores.
Recuerdo perfectamente cuando nos reunimos.
Los construimos en mi casa, lo que significa que Ramón, mi hijo de tres años, me ayudó.
Aquí está Ramón…
(Risas)
reclamando algo de atención de su padre esa semana.
Al principio, el simulador era un montón de cables y circuitos, que logramos empaquetar en una pequeña caja.
Ahora viene el momento Dr.
Frankenstein.
Cuando el simulador cobró vida y se me reveló todo su potencial; una noche, cuando probé el simulador con mi iPhone.
Les mostraré un vídeo del momento del primer experimento.
Había llegado a confiar plenamente en ese puntito azul y su tranquilizador halo azul.
Parecían hablarme.
Decían: «aquí estás, aquí estás…
(Risas)
puedes confiar en nosotros».
Algo andaba muy mal en el mundo.
Fue una especie de traición cuando el puntito azul salió de casa, se corrió hacia el norte dejándome atrás.
Yo no me movía.
Lo que vi en ese puntito azul en movimiento era el potencial del caos.
Vi aviones y barcos a la deriva, sus capitanes dándose cuenta demasiado tarde de que algo iba mal.
Vi el posicionamiento GPS de la Bolsa de Nueva York manipulado por hackers.
No se pueden hacer una idea del desastre que podrían ocasionar si supieran lo que hacen con un simulador de GPS No obstante, hay una salvedad en el simulador GPS.
Es el arma definitiva contra una invasión de mini GPS.
Imaginen, por ejemplo, que los están siguiendo.
Bien, pueden engañar al GPS, fingiendo que están en el trabajo cuando están de vacaciones.
O, en el lugar de Carol, pueden despistar al exnovio hacia algún aparcamiento desierto donde esté la policía esperándole.
Este conflicto me fascina porque plantea, por un lado, la privacidad y por otro, la necesidad de mantener un espectro de radio despejado.
No podemos tolerar la presencia de simuladores de GPS, y, dada la ausencia de medidas legales para proteger nuestra privacidad de los mini GPS,
¿pueden culpar a la gente por querer instalarlos, por querer usarlos?
Tengo la esperanza de poder resolver este conflicto con algún tipo de tecnología aún por inventar.
Pero mientras tanto, procúrense unas palomitas, porque el asunto se va a poner muy interesante.
En los próximos años muchos de Uds.
tendrán un mini GPS.
Quizá tengan varios.
Nunca volverán a perder nada.
El mini GPS reordenará sus vidas.
¿Pero podrán resistir la tentación de seguir a su vecino?
¿Podrán resistirse a instalar un simulador GPS o un Wave Bubble para proteger su intimidad?
Como de costumbre, lo que percibimos en el horizonte está lleno de promesas y de peligros.
Será fascinante ver en qué acaba todo esto.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/todd_humphreys_how_to_fool_a_gps/