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Tres formas en que las empresas pueden combatir la trata de personas – Charla TED@UPS

Charla «Tres formas en que las empresas pueden combatir la trata de personas» de TED@UPS en español.

Consumir sexo no se restringe a las esquinas oscuras de la ciudad y a altas horas de la noche; también ocurre vía web, en medio de la jornada laboral, cuando el empleado usa el equipo y los recursos de su empresa. La abogada Nikki Clifton dice que este problema brinda una oportunidad, pues la comunidad empresarial está en una posición ideal para educar y movilizar a su personal en la lucha contra el tráfico sexual. En esta sincera charla, Clifton explica cómo pueden ayudar las empresas, desde la implementación de políticas claras hasta la incorporación de sobrevivientes al personal de la empresa.

  • Autor/a de la charla: Nikki Clifton
  • Fecha de grabación: 2018-07-19
  • Fecha de publicación: 2018-09-06
  • Duración de «Tres formas en que las empresas pueden combatir la trata de personas»: 749 segundos

 

Traducción de «Tres formas en que las empresas pueden combatir la trata de personas» en español.

Hace unos años, recibí una llamada del funcionario de mayor rango en el área legal del estado de Georgia: el Procurador General.

Ese momento fue una llamada de atención.

Fue en el año 2013, cuando la ciudad de Atlanta fue sede del torneo de baloncesto en la fase de partidos decisivos.

El Procurador llamó para preguntar si la empresa donde yo trabajaba podía ayudar a patrocinar carteles que se colocarían por toda la ciudad como parte de una campaña contra el tráfico de personas.

Dijo que era algo sumamente importante, pues el tráfico sexual se agudiza en ocasión de eventos deportivos y convenciones.

Y los carteles ayudarían a despertar conciencias.

Ahora bien, a decir verdad, mi primera reacción fue rehusarme amablemente.


(Risas)
Debemos admitir que hay miles de cosas que podrían interesar a las empresas de EE.

UU.

El tráfico sexual sonaba algo complicado.

Diría más bien difícil, algo que, de ser posible, debía ser hecho por otros.

Pero fui entendiendo y aprendiendo sobre la verdadera magnitud del problema.

Y que es moneda corriente en la ciudad donde está mi empresa.

Viví y trabajé en Atlanta muchos años desempeñándome en el área jurídica.

Sin embargo, no sabía que la ciudad donde nacieron mis hijos es una de las más conocidas en EE.

UU.

por el tráfico sexual.

Según los últimos informes, el comercio sexual ilegal en Atlanta genera hasta 290 millones de dólares anuales.

Eso es más dinero que el generado por el comercio ilegal de armas y drogas.

Así que nos decidimos a colaborar con los carteles.

Pero no podía evitar sentir que no bastaba con eso.

Como madre, sabía que debía hacer algo más.

Empecé a hablar con la gente sobre el tema y fue inevitable la sorpresa, porque la conversación empezaba con un comentario de curiosidad, como «

¿En serio?

¿Eso pasa aquí?

«, y seguía con la empatía: «Vaya, hay que hacer algo al respecto».

Y con el reproche: «No me dirás que toda prostituta es víctima,

¿o sí?

¿Acaso no saben en qué se meten?

«.

Lo sé, entiendo por qué la gente se confunde.

Para ser clara: las personas a las que me refiero no eligen esa vida.

Son forzadas, engañadas u obligadas.

Esta es la definición legal del tráfico de personas adultas según la ley federal.

Cuando de niños se trata, todo menor de 18 años que es transportado, entregado o explotado con fines sexuales, se transforma automáticamente en víctima, se utilice o no la violencia, el engaño o la coacción.

Este delito no discrimina por edad, ni género, ni condición socioeconómica.

Hablo de la chica de 16 años que conocí en Washington D.C.

Esa chica había sido objeto de tráfico de los 14 a los 16 años de edad.

Fue víctima del sistema de hogares sustitutos.

Y me contó que era vendida hasta cinco veces por día.

Ni siquiera conocía el término «trata de personas».

Para ella, esa realidad era parte de su vida en ese hogar.

El tráfico sexual también es común en zonas pudientes y barrios cerrados.

Y los hombres engañan a las chicas jóvenes y las introducen en el tráfico con promesas de contratos de modelaje, de empresas de teléfonos móviles.

A veces las secuestran directamente en la vía pública.

En EE.

UU., se estima que entre 200 000 y 300 000 niñas y niños son captados para el comercio sexual cada año.

Escucharon bien: niñas y niños.

La Organización Internacional del Trabajo estima que, en todo el mundo, un total de hasta un millón de niños están expuestos al tráfico sexual cada año.

Son cifras inmensas.

Y si bien los carteles son muy buenos para concientizar en términos generales, no es suficiente para poner fin al problema.

Creo que si queremos abordar el tráfico sexual de una manera seria, no podemos basarnos en la legislación para combatir esta esclavitud moderna.

Si realmente queremos detener el tráfico sexual en EE.

UU., es necesario educar de manera sistemática y atacar la demanda.

Y la comunidad empresarial está en la situación ideal para hacerlo.

Sabemos que el tráfico sexual es un gran negocio.

Yo propongo un plan empresarial que comienza por el cliente.

En el negocio sexual, el cliente recibe el nombre de «John».

Él es quien crea la demanda del tráfico sexual.

Los Johns no encajan en estereotipos definidos.

Pero hay una verdad universal: si no hay John, no hay comprador y no hay víctima.

Por ello, si queremos empezar a atacar el tráfico sexual, hay que empezar por John.

Y las empresas pueden hacerlo mientras John está en su trabajo.

Existe una organización llamada «Empresas por el fin de la esclavitud y el tráfico» cuya sigla en inglés es BEST.

Cuando comenzaron a trabajar en 2012, hicieron un estudio sobre los Johns de Seattle.

¿Saben qué descubrieron?

Los Johns son hombres comunes, que trabajan en negocios del lugar.

Sus edades oscilan entre 18 y 84.

Son padres de familia.

Admiten que consumen sexo cuando viajan por negocios, cuando asisten a eventos deportivos o cuando prestan servicio en el ejército.

Pero esta es la sorpresa: el estudio realizado por BEST reveló que la compra de sexo vía web llega a su pico a las 2 de la tarde.

Esto significa que los Johns tienden a comprar sexo a mitad del día laboral.

Creo que hay una manera de impedir a los Johns comprar sexo en medio de la jornada laboral.

Y las empresas pueden lograrlo de tres maneras muy sencillas.

Primero, imponiendo una política que establezca claramente que la empresa prohíbe comprar sexo durante la jornada laboral, sea usando los recursos de la empresa o durante las horas de trabajo.

Sí, es así.

Estoy diciendo que el manual debe dar un ejemplo específico que prohíba la compra de sexo durante los viajes laborales, en las ferias internacionales, que es donde esto sucede.

Ahora bien, las políticas deben también ser aplicadas y comunicadas.

Varios estudios sobre el tema han demostrado que la mejor manera de disuadir a los Johns es con la humillación pública y la vergüenza.

De este modo, las empresas que detectan a un John en el acto de comprar sexo a través de los equipos o los recursos de la empresa, y aun sí lo dejan pasar, lo esconden bajo la alfombra y no los despiden, son cómplices de estimular la demanda.

Implementar una política es una de las mejores formas de empezar.

La segunda es educar al personal.

Las empresas pueden hacer mucho con solo capacitar a su personal sobre las señales y banderas rojas que alertan sobre la trata de personas.

Fue en este momento cuando pensé cómo mi empresa podía marcar la diferencia.

En nuestro país, las autopistas, los aeropuertos y las paradas de camiones se usan, literalmente, como rutas de esclavitud moderna.

Nuestra empresa emplea más de 100 000 conductores distribuidos en todo el país y en todo el mundo.

De manera que era totalmente lógico enseñarles a detectar esas banderas rojas.

La idea no es que tan solo miren y hagan las cosas por su cuenta, sino que llamen a un número particular, la línea de emergencia, y dar lugar a que la ley intervenga.

Con este objetivo, nos unimos a una organización de camioneros contra el tráfico de personas.

Esta organización, con base en Colorado, tenía soporte en la web y material que se entregaba a los camioneros con todo lo necesario para que puedan detectar esas banderas rojas.

Por ejemplo, oír conversaciones radiales de chicas en salidas de rutas cercanas.

O ver mujeres menores de edad que salen de vehículos en el estacionamiento de camiones.

Cuando lanzamos esta capacitación, algunos camioneros tuvieron la valentía de admitir que habían visto a estas chicas golpeando a la ventanilla de los camiones en busca de clientes.

Decían que ellos no compraban.

Pero tampoco sabían lo suficiente como para hacer una llamada.

Y eso es lo que pretendemos que hagan.

Esta organización, «Camioneros contra el tráfico de personas», o TAT, también subraya la necesidad de que los hombres hablen entre sí sobre la compra de sexo vía web y la importancia de no consumirlo.

Se muestran hombres uniformados orgullosos por no consumir.

Si queremos un cambio cultural de esta atrocidad, es necesario que los hombres hablen con otros hombres sobre las causas ocultas que estimulan la demanda.

Porque a veces los Johns desconocen que están comprando chicas que son sometidas a esclavitud.

Esto me lleva a la última manera en que las empresas pueden ayudar.

Todas las empresas tienen algún recurso especial o alguna receta secreta que pueden aplicar para combatir la trata de personas.

Por ejemplo, Visa, Master Card y American Express no procesan transacciones procedentes de backpage.com, un sitio de sexo en la web que vendía sexo comercial, con una recaudación de 9 millones de dólares al mes.

En abril de 2018, backpage.com y los sitios vinculados fueron cerrados, y el FBI confiscó todos sus bienes.

Emplear a sobrevivientes es otra manera en que las empresas pueden ayudar.

Randstad, una organización que trabaja con empresas para buscar sobrevivientes que necesitan un buen empleo, cuenta con un excelente programa llamado «Hire Hope».

Es un programa que hemos usado y sabemos que funciona.

Además de capacitar a sus auxiliares de vuelo y a la tripulación, Delta Air Lines también ofrece SkyMiles, mediante un programa llamado «SkyWish» para ayudar a los sobrevivientes a escapar de sus traficantes y a reunirse con sus familias.

Hay miles de cosas que las empresas pueden hacer.

Solo deben decidir qué medidas tomar para unirse a la lucha.

Hoy en día, nadie puede justificar la esclavitud.

Pero considero que es una de las mayores atrocidades en materia de derechos civiles de nuestra época.

Por fortuna, la comunidad empresarial está en una posición privilegiada para capacitar a sus empleados, aplicar políticas y usar sus recursos especiales para combatir el tráfico de personas.

Y

¿qué pueden hacer Uds.?

¿Qué tal si empiezan a reconocer las banderas rojas?

¿Qué tal si empiezan a observar todas las señales que hay alrededor y hacen una llamada?

No se sanciona a quien llama para hacer una denuncia cuando ven algo fuera de lugar.

Juntos podemos proteger a nuestros hijos, podemos educar al personal de trabajo que tenemos cerca y lograr una sociedad mejor, en la que todos podamos vivir y trabajar con John.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/nikki_clifton_3_ways_businesses_can_fight_sex_trafficking/

 

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