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Tres razones de porqué no hemos erradicado aún la malaria – Charla TEDGlobal 2013

Charla «Tres razones de porqué no hemos erradicado aún la malaria» de TEDGlobal 2013 en español.

Sabemos cómo curar la malaria desde el siglo XVII, así que ¿por qué la enfermedad todavía mata a cientos de miles de personas cada año? La periodista Sonia Shah afirma que es algo más que un problema de la medicina. Una recorrido inclusivo por la historia de la malaria revela tres grandes desafíos para su erradicación.

  • Autor/a de la charla: Sonia Shah
  • Fecha de grabación: 2013-06-22
  • Fecha de publicación: 2013-09-12
  • Duración de «Tres razones de porqué no hemos erradicado aún la malaria»: 918 segundos

 

Traducción de «Tres razones de porqué no hemos erradicado aún la malaria» en español.

A lo largo de la historia humana, la enfermedad infecciosa que ha matado a más seres humanos es la malaria.

Se trasmite a través de picaduras de mosquitos infectados y probablemente es nuestro flagelo más antiguo.

Hemos tenido malaria desde que evolucionamos de los antropoides.

Y hoy en día, la malaria se ceba en nuestra especie.

Tenemos 300 millones de casos al año y más de medio millón de muertes.

Carece completamente de sentido.

Sabemos cómo curar la malaria desde el siglo XVII.

Fue entonces cuando los misioneros jesuitas en el Perú descubrieron la corteza del árbol cinchona, y dentro de esa corteza había quinina, que todavía es una cura efectiva contra la malaria.

Así que hemos sabido la cura de la malaria durante siglos.

Sabemos cómo prevenir la malaria desde 1897.

Fue entonces cuando el cirujano del ejército británico Ronald Ross descubrió que los mosquitos eran los portadores de la malaria, no el mal aire o las miasmas, como se pensaba anteriormente.

Así que la malaria debería ser una enfermedad relativamente fácil de resolver y, sin embargo, hoy día, cientos de miles de personas van a morir por la picadura de un mosquito.

¿Por qué ocurre esto? Esta es una pregunta que personalmente me ha intrigado durante mucho tiempo.

Crecí como hija de inmigrantes indios y visitaba a mis primos en la India todos los veranos.

Como no tenía ninguna inmunidad frente a las malarias locales, dormía cada noche bajo un mosquitero caliente y sudoroso, mientras que mis primos podían dormir afuera en la terraza, mientras la fresca brisa nocturna los acariciaba.

Por eso odiaba ardientemente a los mosquitos.

Pero, al mismo tiempo, vengo de una familia jainista.

El jainismo es una religión que propugna una forma muy extrema de no violencia.

Los jainistas no deben comer carne.

No debemos caminar sobre la hierba, porque podríamos sin querer matar algunos insectos cuando caminamos sobre la hierba.

Por supuesto no debemos matar a los mosquitos.

Así que el temible poder de este pequeño insecto me fue obvio desde una edad muy temprana, y es una de las razones por las qué pasé cinco años como periodista tratando de entender por qué la malaria ha sido un flagelo tan terrible para todos nosotros tanto tiempo.

Y creo que hay tres razones principales.

A esas tres razones se suma una cuarta razón, que es probablemente la razón más importante de todas.

La primera razón es sin duda científica.

Este pequeño parásito que causa la malaria es probablemente uno de los más complejos y astutos patógenos conocidos por la humanidad.

Vive la mitad de su vida dentro de la sangre fría del mosquito y la otra mitad de su vida dentro de la cálida sangre humana.

Estos dos ambientes son totalmente diferentes, pero no sólo eso, ambos son extremadamente hostiles.

Los mosquitos están continuamente luchando contra el parásito y también el cuerpo de los humanos.

Esta pequeña criatura sobrevive bajo asedio, pero no solo sobrevive, sino que prospera.

Se ha propagado.

Tiene más formas de evadir el ataque de las que conocemos.

En primer lugar, cambia de forma.

Al igual que las orugas se convierten en mariposas, el parásito de la malaria se transforma siete veces en su ciclo de vida.

Y en cada una de las etapas no solo luce totalmente diferente, sino que su fisiología también se transforma completamente.

Digamos que crean una medicina que funciona en una etapa del ciclo de vida del parásito.

Podría no afectarlo nada en absoluto en ninguna de las otras etapas.

Puede ocultarse en nuestro cuerpo, sin ser detectado, invisible para nosotros, días, semanas, meses, años y en algunos casos incluso décadas.

El parásito es un gran reto científico al que engrentarnos, pero también lo es el mosquito que porta el parásito.

Solamente alrededor de 12 especies de mosquitos portan la mayoría de las malarias de todo el mundo, y sabemos bastante sobre las clases de hábitats acuosos en los que prosperan.

Entonces ¿por qué no evitamos simplemente los lugares donde viven los mosquitos asesinos? ¿Cierto? Podemos evitar los lugares donde viven los osos pardos asesinos y aquellos donde viven los cocodrilos asesinos.

Pero supongamos que viven en el trópico y salen de la choza un día y dejan unas huellas en la blanda tierra alrededor de la casa.

O supongamos que una vaca lo hace, o su cerdo, y entonces, imaginen que llueve, y esa huella se llena con un poco de agua.

Eso es todo.

Se ha creado el perfecto hábitat del mosquito de la malaria justo en la puerta de su casa.

Así que no es fácil liberarnos de estos insectos.

Creamos lugares en los que les encanta vivir solo viviendo nuestras propias vidas.

Así que hay un gran reto científico, pero también hay un gran reto económico.

La malaria se propaga en algunos de los lugares más pobres y remotos de la tierra, y se debe a una razón.

Si eres pobre, eres más propenso a contraer la malaria.

Si eres pobre, es más probable que vivas en viviendas rudimentarias en tierras apartadas que tienen mal drenaje.

Estos son lugares donde proliferan los mosquitos.

Es menos probable que tengan mosquiteros en las puertas o en las ventana.

Es menos probable que tengan electricidad y todas las actividades interiores que posibilita la electricidad, se hacen afuera.

Los mosquitos les pican más.

Así que la pobreza causa malaria, pero lo que también sabemos ahora es que la malaria causa pobreza.

Por un lado, ataca más durante la temporada de cosecha, exactamente cuando los agricultores tienen que estar en los campos recogiendo sus cosechas, están enfermos con fiebre.

Pero también predispone a la gente a morir por otras causas.

Esto ha sucedido durante la historia.

Hemos sido capaces de erradicar la malaria de una sociedad.

Todo lo demás sigue igual, Todavía tenemos mala comida, agua contaminada, mal saneamiento, todas las cosas que enferman a las personas.

Pero con sólo erradicar la malaria, las muertes disminuyen.

El economista Jeff Sachs ha cuantificado lo que esto significa para una sociedad.

Significa que si hay malaria en una sociedad, su crecimiento económico se reducirá en 1.3% cada año, año tras año tras año, sólo debido a esta enfermedad.

Esto plantea un gran desafío económico, porque, supongamos que descubren una buena medicina o una vacuna efectiva, ¿cómo la enviaremos a lugares donde no hay caminos, donde no hay ninguna infraestructura, no hay electricidad para mantener las cosas frías, no hay clínicas, no hay ningún médico para distribuirlas donde sea necesario? El desafío económico para abatir la malaria es enorme.

Pero junto con el desafío científico y el desafío económico, también hay un reto cultural, y esto es probablemente la parte de la malaria de la que la gente no quiere hablar.

Y la paradoja es que la gente con más malaria en el mundo tiende a cuidarse menos.

Esto es lo que han hallado los antropólogos médicos en repetidas ocasiones.

Preguntan a las personas en partes del mundo con malaria: «¿Qué piensas sobre la malaria?» Y no dicen: «Es una enfermedad mortal.

Nos asusta».

Dicen: «La malaria es un problema normal en la vida».

Y esa sin duda fue mi experiencia personal.

Cuando les dije a mis parientes en la India que estaba escribiendo un libro sobre la malaria, me miraron como si les dijera que estaba escribiendo un libro sobre las verrugas o algo así.

¿Por qué escribiría alguien sobre algo tan aburrido, tan ordinario? Simplemente es una percepción de riesgo.

Una niña en Malawi, por ejemplo, antes de la edad de dos años, puede sufrir 12 episodios de malaria.

Pero si sobrevive, tendrá malaria durante toda su vida, pero será mucho menos propensa a morir de eso.

Y así que en su experiencia vital, la malaria es algo que va y viene.

Y eso es cierto para la mayoría de los países con malaria.

La mayoría de la malaria del mundo va y viene a su antojo.

Es sólo que hay tanta malaria que esta pequeña fracción de los casos que terminan en muerte se suman en un enorme número.

Creo que la gente en partes del mundo con malaria piensa en ella de la forma en que los que vivimos en el mundo templado pensamos sobre los resfriados y la gripe.

¿Verdad? El resfriado y la gripe tienen una enorme carga sobre nuestras sociedades y en nuestras propias vidas.

Pero no aceptamos ni siquiera las precauciones más rudimentarias contra ellas porque consideramos el resfriado y la gripe normales durante su temporada.

Y esto plantea un gran desafío cultural para abatir la malaria, porque si la gente piensa que es normal tener malaria, entonces ¿cómo hacer que vayan al médico para obtener un diagnóstico, para recoger su prescripción, para recoger la medicina, para tomar los medicamentos, para colocar los repelentes, para meterse en la cama con la mosquitara? Este es un gran reto cultural.

Así que observemos el panorama general.

Tenemos una enfermedad.

Es científicamente complicada, es económicamente difícil de tratar, y las personas que más deberían preocuparse, son las que menos lo hacen.

Y eso se suma al mayor problema de todos que, por supuesto, es el problema político.

¿Cómo hacer que un líder político haga algo acerca de un problema como este? Y la respuesta es, históricamente, no se puede.

Las sociedades con más malaria a lo largo de la historia simplemente han vivido con la enfermedad.

Así que los esfuerzos contra la malaria han venido desde fuera de las sociedades con malaria, de las personas que no están limitadas por estas políticas paralizantes.

Pero esto, creo, presenta una gran cantidad de otros tipos de dificultades.

El primer esfuerzo conjunto contra la malaria comenzó en la década de 1950.

Fue la creación del Departamento de estado de EE.

UU.

Entendieron bien el reto económico.

Sabían que debían enfocarse en herramientas fáciles de usar y baratas y se centraron en el DDT.

Entendieron el desafío cultural.

De hecho, desde su punto de vista condescendiente a las personas con riesgo de malaria no se les debe pedir hacer nada en absoluto.

Todo debe hacerse para ellos.

Pero subestimaron grandemente el desafío científico.

Tenían tanta fe en sus herramientas que dejaron de hacer investigación sobre la malaria.

Así que cuando esas herramientas empezaron a fallar, y la opinión pública comenzó a volverse en contra de esas herramientas, no sabían qué hacer.

Toda la campaña fracasó, resurgió la malaria pero fue incluso peor que antes porque estabaa concentrada en los lugares más difíciles de alcanzar en las formas más difíciles de controlar.

Un dirigente de la OMS calificó la campaña como «uno de los mayores errores en la salud pública».

El esfuerzo más reciente para abatir la malaria comenzó en la década de los 90.

Asimismo, la dirigen y financian principalmente desde fuera de las sociedades con malaria.

Este esfuerzo entiende bien el desafío científico.

Están haciendo mucha investigación sobre la malaria.

Y también entienden el reto económico.

Se centran en herramientas baratas y muy fáciles de usar.

Pero creo que queda el desafío cultural.

La pieza central del esfuerzo actual es la mosquitera.

Se trata con insecticidas.

Se han distribuido millones en todo los países afectados.

La mosquitera es es una especie de intervención quirúrgica.

Realmente no tiene ningún valor para una familia con malaria excepto que ayuda a prevenir la malaria.

Y, sin embargo, les pedimos que las utilicen todas las noches.

Tienen que dormir debajo de ellas todas las noches.

Es la única manera en que son efectivas.

Y tienen que hacerlo aunque la mosquitera bloquee la brisa, incluso si tienen que levantarse en plena noche para ir al baño, incluso si tienen que mover todos sus muebles para colocarla, incluso si viven en una choza redonda en la que es difícil colgar una mosquitera cuadrada.

No es un gran esfuerzo si se enfrentan a una enfermedad mortal.

Es decir, son inconvenientes menores.

Pero las personas con malaria no la consideran así.

Así, que para ellos, el cálculo debe ser bastante diferente.

Imaginen, por ejemplo, si un grupo de kenianos bien intencionados se acercan a nosotros y nos dicen: «Sabes, ustedes tienen muchos resfríados y gripe.

Hemos diseñado esta herramienta fácil de usar y barata, vamos a dársela gratis.

Se llama mascarilla y todo lo que necesitan hacer es usarla todos los días durante la temporada de resfríados y gripe cuando vayan a la escuela y cuando vayan a trabajar».

¿Lo haríamos? Y yo me pregunto si así es cómo la gente en el mundo con malaria vio las mosquiteras cuando las recibió por primera vez.

De hecho, sabemos por estudios que solo el 20% de las mosquiteras que se distribuyeron al principio se utilizaron.

Y probablemente es una sobrestimación, porque la misma gente que distribuyó las redes regresó y preguntó a los beneficiarios: «¿Uso la mosquitera que le di?».

Que es como cuando tu tía te pregunta: «¿Usas ese jarrón que te regalé por Navidad?».

Así que probablemente es una sobrestimación.

Pero eso no es un problema insalvable.

Podemos ofrecer más educación, podemos intentar convencer a estas personas para que las utilicen.

Y eso es lo que está pasando ahora.

Gastamos mucho tiempo y dinero en capacitaciones, talleres, obras de teatro y reuniones de la escuela, todas estas cosas para convencer a la gente de que utilicen las mosquiteras que les dimos.

Y eso podría funcionar.

Pero lleva tiempo.

Se necesita dinero.

Hacen falta recursos.

Se necesita infraestructura.

Se necesitan todas las cosas que la mosquitera, barata y fácil de usar, no debería implicar.

Así que es difícil atacar la malaria desde las sociedades con esa enfermedad, pero es igualmente difícil cuando tratamos de atacarla desde fuera de esas sociedades.

Terminamos imponiendo nuestras propias prioridades en las personas del mundo con malaria.

Eso es exactamente lo que hicimos en los años cincuenta y ese esfuerzo fracasó.

Yo diría que hoy, cuando estamos distribuyendo herramientas que hemos diseñado y que no necesariamente tienen sentido en la vida de estas personas, corremos el riesgo de cometer el mismo error otra vez.

No quiero decir que la malaria sea inconquistable, porque creo que lo es, sino ¿qué pasaría si atacamos esta enfermedad de acuerdo a las prioridades de las personas que viven con ella? Tomemos el ejemplo de Inglaterra y los Estados Unidos.

Tuvimos la malaria en esos países durante cientos de años, y nos deshicimos de ella totalmente, no porque atacáramos a la malaria.

No lo hicimos.

Atacamos los malos caminos y las casas malas, el mal drenaje y la falta de electricidad, y la pobreza rural.

Atacamos la forma de vida de la malaria y al hacerlo, poco a poco erradicamos la malaria.

Atacar la forma de vida de la malaria es algo que a la gente le importa.

Y atacar la forma de vida de la malaria no es rápido ni es barato ni es fácil, pero creo que es la única manera de avanzar permanente.

Muchas gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/sonia_shah_3_reasons_we_still_haven_t_gotten_rid_of_malaria/

 

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