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Un antropólogo forense que cierra la cuestión de los «desaparecidos» – Charla TEDYouth 2014

Charla «Un antropólogo forense que cierra la cuestión de los «desaparecidos»» de TEDYouth 2014 en español.

Durante el conflicto de 36 años de Guatemala, murieron 200 000 civiles y más de 40 000 nunca fueron identificados. El pionero de la antropología forense Fredy Peccerelli y su equipo hacen uso del ADN, la arqueología y las historias para ayudar a las familias a encontrar los cuerpos de sus seres queridos. Es una tarea aleccionadora, pero puede traer paz interior y, a veces, justicia.

  • Autor/a de la charla: Fredy Peccerelli
  • Fecha de grabación: 2014-11-15
  • Fecha de publicación: 2015-01-08
  • Duración de «Un antropólogo forense que cierra la cuestión de los «desaparecidos»»: 520 segundos

 

Traducción de «Un antropólogo forense que cierra la cuestión de los «desaparecidos»» en español.

Guatemala se está recuperando de un conflicto armado de 36 años.

Un conflicto que se libró durante la Guerra Fría.

En realidad solo era una pequeña insurgencia izquierdista con una respuesta devastadora por parte del Estado, y como resultado, tenemos 200 000 víctimas civiles, 160 000 de ellas asesinadas en las comunidades: niños pequeños, hombres, mujeres, incluso ancianos.

Luego, tenemos a los demás, unos 40 000 que faltan, los que todavía los estamos buscando.

Los llamamos los Desaparecidos.

Ahora, el 83 % de las víctimas son víctimas mayas, víctimas descendientes de los habitantes nativos de Centroamérica.

Y solo el 17 % de ellos son de ascendencia europea.

Pero lo más importante aquí es que los mismos que se supone que nos defienden, la policía, los militares, son los que cometieron la mayoría de los crímenes.

Ahora las familias quieren información.

Quieren saber qué pasó.

Quieren los cuerpos de sus seres queridos.

Pero, sobre todo, los quieren a Uds., quieren que todos sepamos que sus seres queridos no hicieron nada malo.

Ahora, en mi caso, mi padre recibió amenazas de muerte en 1980.

Y nos fuimos.

Salimos de Guatemala y nos vinimos aquí.

Así que crecí en Nueva York, crecí en Brooklyn, de hecho, fui a la secundaria de New Utrecht y me gradué en la Universidad de Brooklyn.

La único que realmente no sabía lo que pasó en Guatemala.

No me importaba; era demasiado doloroso.

Y hasta 1995 decidí no hacer nada al respecto.

Pero luego volví.

Regresé a Guatemala para buscar los cuerpos, para entender lo que sucedió y buscarme a mí también.

La forma de trabajo: damos información a la gente.

Hablamos con los miembros de las familias y dejamos que ellos elijan.

Dejamos que ellos decidan contarnos su historia, lo que vieron, contarnos de sus seres queridos.

Y aún más importante, les dejamos elegir que nos regalen un pedazo de sí mismos.

Un poco, una muestra, de quiénes son.

Y ese ADN es lo que compararemos con el ADN que extraemos de los esqueletos.

Mientras hacemos eso, sin embargo, estamos buscando los cuerpos; que por ahora son esqueletos, ya que la mayoría de estos crímenes ocurrió hace 32 años.

Cuando encontramos la tumba, sacamos la suciedad, limpiamos el cuerpo, lo etiquetamos y lo exhumamos.

Literalmente lo sacamos de la tierra.

No obstante, una vez que tenemos estos cuerpos, los llevamos de regreso a la ciudad, al laboratorio, y empezamos un proceso donde tratamos de entender 2 cosas.

Una es cómo murieron estas personas.

Aquí vemos una herida en la nuca causada por un arma de fuego o una herida de machete, por ejemplo.

La otra cosa que queremos descubrir es quiénes son.

Igual si es un bebé, o un adulto.

Si es una mujer o un hombre.

Una vez terminado el análisis, tomaremos un pequeño fragmento del hueso para extraer el ADN.

Luego tomamos ese ADN y lo comparamos con el ADN de los familiares, por supuesto.

La mejor manera de explicarles esto es mostrándoles 2 casos.

El primero es el caso del diario militar.

Ahora bien, este es un documento de contrabando traído de algún lugar en 1999.

Y lo que demuestra es que el Estado ha estado siguiendo a individuos, personas que, como Uds., querían cambiar su país, y lo estaban anotando todo.

Y una de las cosas que apuntaron fue cuando los ejecutaron.

Dentro de ese rectángulo amarillo, se ve un código, es un código secreto: 300.

Y luego se ve una fecha.

El 300 significa «ejecutados» y la fecha significa cuando fueron ejecutados.

Todo esto tendrá su papel en un segundo.

En 2003 realizamos una exhumación; exhumamos 220 cuerpos de 53 tumbas de una base militar.

La tumba 9 coincidió con la familia de Sergio Saúl Linares.

Sergio fue profesor en la universidad.

Se graduó de la Universidad Estatal de Iowa y regresó a Guatemala para cambiar su país.

Fue capturado el 23 de febrero de 1984.

Y, si observan, fue ejecutado el 29 de marzo de 1984, algo increíble.

Teníamos el cuerpo, teníamos información de la familia y su ADN, y ahora tenemos documentos que nos dicen exactamente lo que sucedió.

Pero lo más importante es que 2 semanas después, obtenemos otra prueba, otra concordancia en la misma tumba, con Amancio Villatoro.

El ADN de ese cuerpo también coincidió con el ADN de su familia.

Y entonces nos dimos cuenta de que él también estaba en el diario.

Pero fue increíble ver que a él también lo ejecutaron el 29 de marzo de 1984.

Lo que nos llevó a pensar, mmm, ¿cuántos cuerpos había en la tumba? Seis.

Así que dijimos: «¿Cuántas personas fueron ejecutadas el 29 de marzo 1984?» Claro, 6 también.

Así que tenemos a Juan de Dios, Hugo, Moisés y Zoilo.

Todos ellos ejecutados en la misma fecha, todos capturados en diferentes lugares y en diferentes momentos.

Todos enterrados en esa tumba.

Lo único que necesitábamos ahora era el ADN de esas 4 familias así que nos fuimos a buscarlas, y los encontramos.

Y identificamos esos seis cuerpos y los devolvimos a las familias.

El otro caso que quiero contarles es el de una base militar llamada CREOMPAZ.

En realidad significa «creo en la paz», pero la sigla significa en realidad Centro Regional de Entrenamiento de Operaciones de Mantenimiento de Paz, y aquí es donde los militares guatemaltecos entrenaban a las fuerzas de paz de otros países, a los que trabajan para la ONU y van a países como Haití y Congo.

Bueno, tenemos pruebas que dicen que dentro de esta base militar, había cuerpos, había tumbas.

Así que fuimos allí con una orden de cateo y al cabo de 2 horas de estar allí encontramos la primera de las 84 tumbas, con un total de 533 cuerpos.

Ahora, si paran a pensar, fuerzas para la paz entrenadas encima de cuerpos.

Es muy irónico.

Pero los cuerpos —boca abajo, la mayoría de ellos, manos atadas a la espalda, ojos vendados, todo tipo de traumas— eran personas indefensas a la hora de ser ejecutados.

Personas que están buscadas por 533 familias.

Centrémonos en la tumba 15.

Nos dimos cuenta de que la tumba 15 estaba llena de mujeres y niños, un total de 63.

De inmediato pensamos: Dios mío, ¿dónde hay un caso como este? Cuando llegué a Guatemala en 1995, oí hablar del caso de una masacre que ocurrió el 14 de mayo de 1982 donde el Ejército entró, mató a los hombres, y se llevaron a las mujeres y los niños en helicópteros a un lugar desconocido.

Bueno, ¿adivinen qué? La ropa de esta tumba se correspondía con la ropa de la región de donde se llevaron a estas personas, de donde se llevaron a estas mujeres y niños.

Así que llevamos a cabo un análisis del ADN, ¿y adivinen qué? Identificamos a Martina Rojas y a Manuel Chen.

Ambos desaparecieron en ese caso, y ahora podíamos demostrarlo.

Tenemos evidencia física que demuestra que esto sucedió y que esas personas fueron trasladadas a esta base.

Manuel Chen tenía 3 años.

Su madre se fue al río a lavar la ropa, y ella lo dejó con un vecino.

Es entonces cuando llegó el Ejército y es entonces cuando se lo llevaron en un helicóptero y nunca lo han vuelto a ver hasta que lo encontramos en la tumba 15.

Así que ahora con la ayuda de la ciencia, la arqueología, antropología, la genética, estamos dándole voz a los sin voz.

Pero estamos haciendo más que eso.

En realidad, estamos aportando evidencia para los juicios, igual que el juicio por genocidio del año pasado en Guatemala donde se encontró al general Ríos Montt culpable de genocidio y condenado a 80 años.

Así que vine aquí para decirles hoy que esto está sucediendo en todas partes, está sucediendo en México justo delante nuestro, y no podemos dejarlo ir a más.

Ahora, tenemos que juntarnos y decidir que no vamos a tener más desaparecidos.

Así que no más desaparecidos.

¿Sí? No más desaparecidos.

Gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/fredy_peccerelli_a_forensic_anthropologist_who_brings_closure_for_the_disappeared/

 

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