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Charla «Un asistente de salud personal para quienes conviven con una enfermedad crónica.» de TED Residency en español.
Cuando se trata de ayudar a las personas a cambiar sus hábitos, no se suelen escatimar medios, pero muchas veces las comunidades marginadas no tienen acceso a estos recursos, nos cuenta la médica Priscilla Pemu. En esta charla, nos hablará de la «asesoría congruente con la cultura», un programa que ella y su equipo han desarrollado para ayudar a los pacientes con enfermedades crónicas a gestionar su salud con la asistencia de un asesor de su comunidad. También nos explicará sobre el modo en que este método trasciende las barreras lingüísticas y culturales, y cómo podría transformar la atención sanitaria en Estados Unidos.
- Autor/a de la charla: Priscilla Pemu
- Fecha de grabación: 2019-05-14
- Fecha de publicación: 2020-01-22
- Duración de «Un asistente de salud personal para quienes conviven con una enfermedad crónica.»: 469 segundos
Traducción de «Un asistente de salud personal para quienes conviven con una enfermedad crónica.» en español.
Cuando me hice médica en la ciudad de Benín, en Nigeria, hará unos 30 años, quería ayudar a la gente a vivir al máximo sus vidas.
Pero, muy a menudo, me sentí impotente.
Allí estaba yo: una médica nueva con todas estas habilidades, que no podía curar a mis pacientes con enfermedades crónicas tales como la cardiopatía, el asma o la diabetes y que necesitaban algo más que una simple receta o terapia de apoyo emocional.
Quince años más tarde estoy en Atlanta, Georgia.
Es un mundo diferente, pero vuelvo a vivir las mismas cosas.
Como médicos, tratamos a los pacientes con enfermedades crónicas de forma episódica.
Entre medio, los pacientes deben aprender a tomar decisiones por sí mismos.
Les daré algunos ejemplos: si están tomando medicación de manera diaria,
¿qué hacen si enferman?
¿Tienen que seguir tomándola?
¿Cómo reconocen una complicación?
¿Cómo reconocen un efecto secundario?
¿Qué hacen?
Además de esto, lidian con la soledad, el aislamiento y la ansiedad que sufren los enfermos crónicos.
Solo en los EE.
UU., 6 de cada 10 adultos son enfermos crónicos.
Esto representa 125 millones de personas.
En un informe reciente de la fundación Robert Wood Johnson, se expuso que los hábitos higiénicos inciden en un 50 % en la mejoría de un paciente, mientras que la asistencia médica solo constituye el 20 %.
De hecho, el Centro de Control de Enfermedades afirma que, si eliminásemos el tabaquismo, el sedentarismo y la malnutrición, podría prevenirse un 80 % de las cardiopatías, un 80 % de la diabetes tipo 2 y un 40 % del cáncer.
Pero también sabemos lo difícil que resulta cambiar los hábitos de salud.
Así que preguntamos:
¿Y si pudiéramos crear un recurso que motivara a la gente a cambiar su conducta?
Lo cierto es que hay infinidad de recursos que ayudan a adquirir las llamadas «habilidades de autogestión».
Pero la mayoría de las veces no son accesibles ni identificables, especialmente para las minorías o las comunidades marginadas que se enfrentan a prejuicios y a barreras lingüísticas y culturales, así como a un seguro médico insuficiente.
Y así, en los últimos 12 años, mis colegas y yo hemos creado en la Facultad de Medicina Morehouse una aplicación basada en la tecnología para ayudar en el cuidado de las enfermedades crónicas.
Está disponible gratis en la web y es una aplicación.
La gente hace un seguimiento de algunas variables —presión arterial, azúcar en sangre — y se les devuelve un código de colores.
El verde indica un intervalo saludable y el rojo indica un problema que se debe atender.
Enlazamos esos datos a un currículo.
Este currículo ayuda a la persona a aprender sobre su enfermedad crónica, sea cual sea.
También trabajan con un asesor de salud para aprender habilidades de autogestión, habilidades que los ayudarán a evitar las complicaciones.
Para que el asesor tenga éxito debe ser capaz de ganarse la confianza de la persona con la que trabaja.
Probamos la aplicación en clínicas, donde los asesores de salud eran asistentes médicos y en una gran iglesia urbana, donde los asesores eran voluntarios del ministerio de sanidad.
Un año después, un tercio de los participantes adquirieron tres nuevas habilidades de autogestión y las mantuvieron hasta el punto de mejorarles la presión arterial, el azúcar en sangre y la actividad física.
Lo sencillo, a la par que fascinante, fue que el grupo de la iglesia lo hizo igual o incluso mejor que el grupo que estuvo bajo el cuidado puramente clínico.
Y quisimos saber a qué se debía.
Así que profundizamos en la investigación —400 horas de conversaciones grabadas— y vimos que los asesores de la iglesia tenían más tiempo para dedicar a los pacientes y acceso a la familia de estos, por lo que les era posible averiguar sus necesidades y ofrecerles los recursos necesarios.
Mi equipo y yo lo llamamos «asesoría congruente con la cultura».
Para ilustrar el concepto de la asesoría congruente quiero hablarles de una de nuestra pacientes.
La llamaré Bertha.
Bertha es una mujer de 83 años que padece diabetes e hipertensión.
Se le asignó a Anne, su asesora de salud en la iglesia.
Anne también era amiga de la familia desde hacía ya muchos años y ambas eran feligresas.
Tras las primeras visitas, Anne observó que aunque Bertha había anotado todos los datos fielmente, todos se mostraban en rojo.
Así que indagó un poco más para entender qué ocurría con Bertha y ella le mostró la verdad verdadera.
(Risas)
Le dijo que a veces la medicación la hacía sentirse mal, así que no la tomaba según indicaba la receta, porque esa era la razón de su malestar, pero no se lo había dicho al médico.
También había faltado a algunas citas con el médico por varias razones.
Una de ellas es que no estaba mejorando y no quería enfadar a su médico, así que decidió no ir.
Entonces Anne habló con Bertha y le pidió que en la próxima visita fuera con su hija, cosa que hizo.
Y en aquella visita Anne imprimió un registro de los datos que Bertha había ido apuntando, se los dio y las animó a ir juntas al médico, cosa que hicieron.
Con esa información, el médico pudo hacer cambios en su tratamiento.
En tres meses, todos los datos de Bertha estaban en verde.
La más sorprendida y entusiasmada fue la propia Bertha.
Por tanto, Anne tuvo éxito como asistente de salud porque se preocupó por ir más allá, investigó la cultura de la señora Bertha y pudo conectar con ella a ese nivel.
Supo cómo escuchar y cómo hacer las preguntas correctas para conseguir lo que necesitaba.
Todos tenemos reglas inconscientes y arraigadas que dirigen la forma en que decidimos sobre nuestra salud.
Esa es nuestra cultura.
La relación y la conversación entre Anne y Bertha ilustran lo que es posible cuando conversamos con nuestros pacientes, nuestros amigos y nuestros vecinos a un nivel cultual profundo.
Y, personalmente, estoy más que entusiasmada de pensar que, con este simple concepto de asesoría congruente con la cultura, podríamos cambiar la vida de 125 millones de estadounidenses y otros muchos más en el mundo que conviven con una enfermedad crónica.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/priscilla_pemu_a_personal_health_coach_for_those_living_with_chronic_diseases/