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Charla «Un día en la vida de una reina mongola – Anne F. Broadbridge» de TED-Ed en español.
Mira la lección completa en https://ed.ted.com/lessons/a-day-in-the-life-of-a-mongolian-queen-anne-f-broadbridge
Amanece en una ciudad ambulante de 10 000 yurtas y la reina Boraqchin prepara su reino para trasladarse hacia su zona de campamento en verano. Cuando su esposo, el nieto de Gengis Kan, se ausenta durante sus invasiones guerreras, ella se hace cargo de administrar los rebaños, la familia y la ciudad de miles de habitantes. Anne F. Broadbridge nos describe un día en la vida de una reina mongola.
Lección de Anne F. Broadbridge, dirigida por Els Decaluwe.
- Autor/a de la charla: Anne Broadbridge
- Fecha de grabación: 2019-01-17
- Fecha de publicación: 2019-01-17
- Duración de «Un día en la vida de una reina mongola – Anne F. Broadbridge»: 248 segundos
Traducción de «Un día en la vida de una reina mongola – Anne F. Broadbridge» en español.
Amanece en una ciudad ambulante de 10 000 yurtas, y la reina Boraqchin está a punto de tener un brusco despertar.
Tras evadir a sirvientes y guardias, una oveja descarriada irrumpe en su tienda, brinca a su cama y da balidos en su oído.
Si bien es una formidable ‘khatun’ de la Horda Dorada, un gran reino del Imperio mongol, Boraqchin tiene una forma muy activa de gobernar.
Está casada con Batú Kan, el temible nieto del mismísimo Gengis Kan, desde los 15 años.
Cuando su esposo se ausenta durante sus invasiones guerreras, ella queda a cargo de todas las tareas: atender el rebaño, la familia y el imperio.
Esto significa que debe administrar y trasladar una ciudad de miles de habitantes.
Dos veces al año, Boraqchin organiza el traslado de la ciudad entre dos campamentos.
De esta forma, cuentan con agua suficiente y abundantes pastos en verano, y se protegen de los inclementes vientos en invierno.
Toda la operación demanda semanas de rigurosa planificación: cooperar con otros campamentos de su reino, delegar tareas estratégicamente, y tener paciencia para trasladarse a la velocidad de animales rezagados.
Hoy es el día del traslado, y debe guiar a incontables damas, comandantes, esclavos y animales por la ribera del río Volga hacia el campamento de verano.
Al salir de su tienda, Boraqchin se encuentra con un gran alboroto.
Su visitante inesperada corre alrededor de los sirvientes, quienes intentan guardar sus pertenencias en las carretas.
Boraqchin les ordena atrapar la oveja, pero solo ella es capaz de hacerlo sin demora.
Procede entonces a supervisar a sus damas mientras desarman su yurta y la cargan en la carreta correspondiente.
Se necesitan 20 bueyes para moverla, y Boraqchin no confía en nadie más que en ella misma para dirigirlos.
A continuación, Boraqchin y su compañera lanuda se reúnen con los guardias.
Les ordena vigilar con atención la tienda especial de su esposo y su trono portable durante el viaje.
También tienen la tarea de escoltar la caravana.
Ella les indica cómo asegurar la ruta, rodearla para mantenerla a resguardo, y cómo controlar los animales.
Pero cuando la oveja finalmente escapa, los guardias apenas si consiguen no perderle el rastro mientras se escabulle entre las personas que desmontan sus tiendas.
Exasperada, Boraqchin se dirige hacia los pastizales en persona.
Al llegar, distingue a la oveja problemática que corre hacia el centro del rebaño.
Al alcanzarla, se percata de que está acurrucada al lado de otra oveja, su madre.
Está preñada y parece dolorida.
Inmediatamente, Boraqchin nota que el inminente parto de esta oveja pasó inadvertido en medio de la conmoción por el traslado.
No hay tiempo para buscar un pastor.
Boraqchin se arremanga, se engrasa los brazos, y ayuda a la oveja a dar a luz dos nuevas crías para el imperio.
Tras dejar a los corderos con su madre, Boraqchin regresa de prisa al campamento.
Los últimos preparativos están listos, y los vehículos comienzan a tomar posición.
Esta gran procesión está encabezada por la reina y 200 carretas cargadas con sus tesoros.
Siguen luego las esposas jóvenes y sus sirvientes y, tras ellos, las concubinas.
Y este es únicamente el campamento de Boraqchin.
Tras él, viene el segundo campamento imperial, dirigido por otra esposa con experiencia.
Luego, dos campamentos más, también dirigidos por esposas.
Boraqchin ha estado coordinando con ellas durante semanas para garantizar una salida tranquila y ordenada.
Y esto es solamente la realeza de la comunidad; tras ellos vienen todos los ciudadanos, entre ellos, hombres de fe con templos y mezquitas portables, familias, comerciantes y pastores.
Finalmente, Boraqchin se acomoda en su carreta.
Demorarán semanas en llegar a destino pero, durante el viaje, ella se hará cargo de cuidar a todos con pericia: desde sus honorables hijos y atentos súbditos hasta las ovejas más revoltosas al final de la caravana.
https://www.ted.com/talks/anne_f_broadbridge_a_day_in_the_life_of_a_mongolian_queen/