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Un premio científico que te hace reír y después pensar – Charla TEDMED 2014

Charla «Un premio científico que te hace reír y después pensar» de TEDMED 2014 en español.

Como fundador de los premios Ig Nobel, Marc Abrahams explora el mundo de las más improbables investigaciones. En esta charla provocadora (y a veces jocosa), cuenta la historia de la verdadera ciencia loca, y explica que la locura es crítica para atraer la atención del público en la ciencia.

  • Autor/a de la charla: Marc Abrahams
  • Fecha de grabación: 2014-09-12
  • Fecha de publicación: 2014-10-24
  • Duración de «Un premio científico que te hace reír y después pensar»: 792 segundos

 

Traducción de «Un premio científico que te hace reír y después pensar» en español.

George y Charlotte Blonsky, que eran una pareja casada que vivía en el Bronx en NY, inventaron algo.

Tienen una patente de 1965 para lo que ellos llaman «un dispositivo para ayudar a las mujeres a dar a luz».

Este dispositivo consta de una gran mesa redonda y algunas máquinas.

Cuando la mujer está lista para dar a luz, se acuesta boca arriba, se ata a la mesa, y la mesa se hace girar a alta velocidad.

El niño nace volando por la fuerza centrífuga.

Al fijarnos en su patente con cuidado, especialmente si tienen alguna experiencia en ingeniería, podrían pensar que hay uno o dos puntos en los que el diseño no es perfectamente adecuado.


(Risas)
El doctor Ivan Schwab en California es uno de los principales investigadores, que ayudó a responder a la pregunta, «

¿Por qué los pájaros carpinteros no sufren dolores de cabeza?

» Y resulta que la respuesta es porque sus cerebros están empaquetados dentro de sus cráneos de una manera diferente de la de los nuestros, nuestros cerebros de seres humanos, están empacados.

Los pájaros carpinteros típicamente pagan, golpean con la cabeza, en un pedazo de madera miles de veces todos los días.

¡Cada día! Y hasta donde se sabe, no les molesta en lo más mínimo.

¿Cómo es posible?

Su cerebro no chapotea como el nuestro.

Su cerebro está muy bien empaquetado al menos para golpes directos de frente.

No mucha gente prestó atención a esta investigación hasta hace pocos años cuando, en este país, había curiosidad por saber qué pasa con los cerebros de los jugadores de fútbol americano que se golpean la cabeza en repetidas ocasiones.

Y el pájaro carpintero tal vez se relacione con ello.

Hay un artículo publicado en la revista médica inglesa The Lancet hace unos años titulado «Un hombre que se machacó el dedo y estuvo oliendo a podrido durante 5 años».

Dr.

Caroline Mills y su equipo recibieron a este paciente y realmente no sabían qué hacer al respecto.

El hombre se había cortado el dedo, trabajaba en una fábrica de pollos, y luego empezó a oler muy, muy mal.

Tan mal que cuando entraba a un cuarto, los médicos y las enfermeras no podían soportar estar en la misma habitación con él.

Era intolerable.

Intentaron todos las medicinas, todos los tratamientos que se les ocurrieron.

Después de un año, todavía olía a podrido.

Después de 2 años, aún olía podrido.

3 años, 4 años, seguía oliendo a podrido.

Después de 5 años, se fue por su cuenta.

Es un misterio.

En Nueva Zelanda, la Dra.

Lianne Parkin y su equipo analizaron una vieja tradición en su ciudad.

Viven en una ciudad que tiene enormes colinas, como las colinas de San Francisco.

Y ahí en invierno hace mucho frío y se cubre de hielo.

Hay un muchas lesiones.

La tradición que analizaron, la analizaron pidiendo a la gente que iba a su trabajo en la mañana, que se detuvieran e hicieran algo.

Analizaron una de dos condiciones.

La tradición es que en el invierno, en esa ciudad, se ponen los calcetines afuera de las botas.

Y lo que descubrieron experimentando, y fue bastante gráfico cuando lo vieron, es que es verdad.

Que al poner los calcetines afuera en lugar de adentro, es mucho más probable sobrevivir y no resbalar ni caer.

Espero estén de acuerdo conmigo en que estas investigaciones que les acabo de mencionar, cada una de ellas, merece algún tipo de premio.


(Risas)
Y esto es lo que han ganado, cada uno de tiene un premio Ig Nobel.

En 1991, yo, junto con muchas otras personas, comenzamos la entrega de premios Ig Nobel.

Cada año se dan 10 premios.

Los premios se basan en un solo criterio.

Es muy simple.

Algo que has hecho hizo reír a la gente y luego la hizo pensar.

Lo que has hecho hace reír y después pensar.

Sea lo que sea, hay algo al respecto que cuando las personas lo leen en un primer momento su única reacción posible es reírse.

Y luego una semana más tarde, todavía está dando vueltas en sus cabezas y lo único que quieren hacer es contarle a sus amigos.

Esa es la calidad que buscamos.

Cada año, tenemos 9000 nuevas nominaciones para el premio Ig Nobel.

De esas, consistentemente entre el 10 % y el 20 % de esas nominaciones son personas que se postulan a sí mismas.

Estos auto-nominados casi nunca ganan.

Es muy difícil, numéricamente, ganar un premio si quieres.

Incluso si no quieres, es muy difícil numéricamente.

Deben saber que cuando elegimos a alguien para ganar un premio Ig Nobel, nos ponemos en contacto con esa persona, discretamente.

Le ofrecemos la oportunidad de declinar este gran honor si así lo quieren.

Felizmente para nosotros, casi todos a los que se los hemos ofrecido deciden aceptar.

¿Qué se obtiene al ganar un premio Ig Nobel?

Bueno, varias cosas.

Reciben un premio Ig Nobel.

El diseño es diferente cada año.

Se hacen siempre a mano con materiales muy baratos.

Esta es una imagen del premio que dimos el año pasado, 2013.

La mayoría de los premios en el mundo también dan a sus ganadores algo de dinero, efectivo.

No tenemos nada de dinero, así que no podemos darles.

De hecho, los ganadores tienen que pagar su propio boleto para venir a la ceremonia Ig Nobel.

La mayoría de ellos lo hacen.

El año pasado, sin embargo, conseguimos raspar algo de dinero.

El año pasado, cada uno de los 10 ganadores del Ig Nobel recibieron 10 billones de dólares.

Un billete de 10 billones de dólares de Zimbabwe.


(Risas)
Recordarán que Zimbabwe tuvo una pequeña aventura, durante algunos años tuvieron inflación.

Terminaron imprimiendo billetes en denominaciones tan grandes como 100 billones de dólares.

El hombre responsable, que dirige el Banco Nacional, por cierto, ganó un premio Ig Nobel en matemáticas.

También se puede ganar una invitación para venir a la ceremonia, en la Universidad de Harvard.

Al llegar ahí, se llega a la sala más grande de Harvard.

Caben 1100 personas y no cabe un alfiler, y en el escenario, esperando para darte la mano, esperando para entregarte tu premio Ig Nobel, hay un grupo de premios Nobel.

Ese es el corazón de la ceremonia.

Los ganadores se mantienen en secreto hasta ese momento, incluso los premios Nobel no saben quiénes ganaron hasta que se anuncia.

Les voy a contar un poco sobre otros ganadores relacionados con la medicina a quienes le hemos otorgado.

Recuerden, hemos dado 230 premios.

Hay muchos de ellos caminando entre nosotros.

Tal vez ustedes tienen uno.

Este artículo fue publicado hace 30 años titulado «Lesiones debidas a cocos que caen».

Fue escrito por el Dr.

Peter Barss, que es canadiense.

El Dr.

Barss llegó a la ceremonia y explicó que cuando era un joven médico, quería ver el mundo.

Así que fue a Papua, Nueva Guinea.

Cuando llegó allí, trabajó en un hospital y tenía curiosidad por saber qué le ocurre a las personas para llevarlos al hospital.

Revisó los registros y encontró que un número sorprendentemente grande de personas en ese hospital estaba allí debido a las lesiones ocasionadas por la caída de los cocos.

Una cosa típica que ocurre es que la gente viene de las tierras altas, donde no hay muchos cocoteros, a visitar a sus familiares en la costa, donde hay un muchos cocoteros.

Y piensan que un cocotero es un buen lugar para estar de pie y tal vez acostarse.

Un árbol de coco de casi 30 m de altura con cocos que pesan casi un kilo que pueden caer en cualquier momento.

Un equipo de médicos en Europa publicó una serie de artículos sobre las colonoscopías.

Están familiarizados con las colonoscopías, de una manera u otra.

O en algunos casos, un modo y otro.

Ellos, en estos artículos explicaban a sus compañeros médicos que realizan colonoscopías, cómo minimizar la posibilidad que al realizar una colonoscopía, su paciente vaya a explotar.


(Risas)
Dr.

Emmanuel Ben-Soussan uno de los autores, voló de París a la ceremonia, donde explicó la historia, que en la década de 1950, cuando las colonoscopías empezaron a convertirse en una técnica común, la gente estaba buscando cómo hacerlo bien.

Y hubo algunas dificultades al principio.

El problema, estoy seguro que saben a qué me refiero, es que se busca en un lugar largo, estrecho y oscuro.

Y si se desea tener más espacio, se agrega un poco de gas para inflarlo para que haya espacio para mirar alrededor.

Se agrega al gas, al gas metano, que ya está dentro.

El gas que se usaba en primer lugar, generalmente, era oxígeno.

Así, añadían oxígeno al gas metano.

Y como querían poder ver, necesitaban luz, así que agregaban una fuente de luz, que en los 50 era muy caliente.

Así que había gas metano, que es inflamable, oxígeno y el calor.

Dejaron de usar oxígeno bastante rápido.


(Risas)
Hoy en día es raro que los pacientes exploten, pero aún sigue sucediendo.

De lo último que quiero hablarles es de un premio que dimos a la doctora Elena Bodnar.

La Dra.

Elena Bodnar inventó un sostén que en una emergencia se puede separar rápidamente en un par de máscaras de protección para la cara.

Uno para salvar su vida, uno para salvar la vida de algún transeúnte con suerte.


(Risas)

¿Por qué alguien haría esto?

, tal vez se pregunten.

La Dra.

Bodnar llegó a la ceremonia y explicó que creció en Ucrania.

Era uno de los médicos que atendió a víctimas de la crisis de la planta de Chernobyl.

Más tarde se descubrió que muchos de los peores problemas médicos se debían a las partículas que las personas inhalaban.

Así que siempre estaba pensando sobre si podría haber alguna máscara simple disponible en todas partes cuando suceda lo inesperado.

Años más tarde, se mudó a EE.

UU.

Tuvo un bebé, Un día vio que en el suelo, su pequeño hijo había recogido su sujetador, y tenía el sujetador en su rostro.

Y de ahí surgió la idea.

Ella llegó a la ceremonia de Ig Nobel con el primer prototipo del sujetador e hizo una demostración:
(Risas)

(Aplausos)
[«Paul Krugman, premio Nobel (2008) de economía»] [«Wolfgang Ketterle, premio Nobel (2001) de física»] Yo mismo tengo un sujetador de emergencia.


(Risas)
Es mi sujetador favorito, que estaría encantado de compartir con cualquiera de Uds., en caso de necesidad.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/marc_abrahams_a_science_award_that_makes_you_laugh_then_think/

 

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