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Una forma más inteligente y precisa de pensar la salud pública – Charla TED2016

Charla «Una forma más inteligente y precisa de pensar la salud pública» de TED2016 en español.

Sue Desmond-Hellmann está usando la precisión en salud la pública, un enfoque que incorpora gran cantidad de datos, el seguimiento de los consumidores, la secuenciación genética y otras herramientas innovadoras para resolver los problemas médicos más difíciles del mundo. En el África subsahariana, este enfoque ya ha reducido a la mitad la transmisión de VIH de madre a hijo y se está usando para combatir las alarmantes tasas de mortalidad infantil en el mundo. El objetivo: salvar vidas interviniendo adecuadamente ea favor de los segmentos de población que corresponde, en el momento adecuado.

  • Autor/a de la charla: Sue Desmond-Hellmann
  • Fecha de grabación: 2016-02-19
  • Fecha de publicación: 2016-05-31
  • Duración de «Una forma más inteligente y precisa de pensar la salud pública»: 858 segundos

 

Traducción de «Una forma más inteligente y precisa de pensar la salud pública» en español.

Empezaré con algunas presentaciones.

Mi madre, Jennie, tomó esta foto.

Ese es mi padre, Frank, en el medio.

Y a su izquierda, mis hermanas: Mary Catherine, Judith Ann y Theresa Marie.

John Patrick está sentado en su regazo y Kevin Michael a su derecha.

Y con la cazadora de color azul pálido, Susan Diane, o sea yo.

Crecer en una familia numerosa fue encantador y una de mis actividades favoritas era elegir los nombres de pila.

Pero para cuando llegó el niño número siete, apenas teníamos segundos nombres.

Deliberamos mucho antes de tomar la decisión definitiva: Jennifer Bridget.

Cada padre del público conoce la alegría y la emoción de elegir el nombre de un recién nacido.

Y yo estaba entusiasmada y emocionada de ayudar a mi madre en esa ceremonia especial.

Pero eso no ocurre en todas partes.

Viajo mucho y veo muchas cosas.

Y me sorprendió descubrir que en una zona de Etiopía, los padres tardan un mes o más en elegir un nombre para sus hijos recién nacidos.

¿Por qué esta demora? ¿Por qué no aprovechar este momento tan especial? Esperan porque tienen miedo.

Tienen miedo de que su bebé muera.

Y esta pérdida puede ser más soportable sin un nombre.

Un rostro sin nombre podría ayudarles a sentirse un poco menos unidos.

Aquí, sin embargo, en otra parte del mundo, es un momento feliz, emocionante, lleno de sueños para el futuro de este niño, mientras que en otro mundo, los padres están atemorizados y no se atreven a soñar con un futuro para su hijo más allá de unas pocas preciosas semanas.

¿Cómo es posible? ¿Cómo es que 2,6 millones de bebés mueren en todo el mundo antes de llegar al mes de vida? 2,6 millones.

Esa es la población de Vancouver.

Y lo sorprendente es la razón.

En muchos casos, simplemente no lo sabemos.

Recuerdo haber visto recientemente un gráfico actualizado cuyo título era: «La causa de muerte en niños menores de 5 años en el mundo».

Y un gran segmento del diagrama, aproximadamente el 40 %, con la indicación «neonatal».

«Neonatal» no es una causa de muerte.

Neonatal es simplemente un adjetivo.

Un adjetivo que significa que el niño tiene menos de un mes.

A mí, «neonatal» me indicó: «No tenemos ni idea».

Yo soy científica.

Soy médica.

Quiero arreglar las cosas.

Pero no se puede arreglar lo que no se puede definir.

Así que el primer paso para restituir los sueños de esos padres está en responder a la pregunta: ¿por qué mueren los bebés? Así que hoy quiero hablar de un nuevo enfoque, un enfoque que creo que no solo nos ayudará a descubrir por qué mueren los bebés, sino que también transformará por completo el panorama de la salud mundial.

Se llama: «La precisión de la salud pública».

En mi opinión, la medicina de precisión tiene orígenes muy especiales.

Me formé como médico especialista en cáncer, soy oncóloga.

Y tomé esta decisión porque quería ayudar a las personas a sentirse mejor.

Pero muy a menudo mis tratamientos solo lograban agravar su situación.

Todavía recuerdo a las mujeres jóvenes acompañadas a mi clínica por sus madres…

adultas que necesitaban la ayuda de sus madres para acudir a mi consulta porque estaban muy débiles por el tratamiento que yo les administré.

Pero en ese momento, en la primera línea de la lucha contra el cáncer, teníamos pocas herramientas.

Y las herramientas a nuestra disposición no diferenciaban entre las células cancerosas contra las cuales queríamos luchar y las células sanas que queríamos preservar.

Por eso había efectos secundarios que todos Uds.

conocen muy bien: pérdida de cabello, náuseas, trastornos del sistema inmunitario y, por lo tanto, las amenazas de infección constantes eran siempre una posibilidad.

Luego entré en el campo de la biotecnología donde pude trabajar en un nuevo enfoque para los pacientes de cáncer de mama que funcionaba mejor en distinguir entre las células sanas y las células enfermas o cancerosas.

Es un medicamento llamado Herceptin que nos permitió atacar específicamente las células cancerígenas HER2, la forma más temida del cáncer de mama por aquel entonces.

Y esta precisión nos permitió combatir las células cancerosas sin afectar o dañar las células normales.

Un gran avance.

Parecía un milagro.

Tanto que hoy en día, usamos todas esas herramientas: gran cantidad de datos, seguimiento de los consumidores, secuenciación genética y más, para hacer frente a una amplia variedad de enfermedades.

Esto nos permite tratar individuos con los remedios adecuados en el momento adecuado.

La medicina de precisión revolucionó el tratamiento del cáncer.

Todo cambió.

Y quiero que todo cambie de nuevo.

Por eso me pregunto: ¿por qué debemos limitar esta manera más inteligente y precisa de luchar contra las enfermedades al mundo rico? No me malinterpreten, no me refiero a introducir medicamentos caros como el Herceptin en el mundo en desarrollo, aunque me hubiera gustado.

Me estoy refiriendo a traspasar la práctica de precisión orientada a individuos para abordar los problemas de salud pública en poblaciones.

Sé que probablemente piensan: «Es una locura.

No se puede hacer eso.

Es demasiado ambicioso».

Pero consideren esto: ya lo estamos haciendo a una escala limitada, y ya está empezando a notarse una gran diferencia.

Así que eso es lo que está pasando.

Ya les dije que soy oncóloga, pero al igual que muchos otros médicos graduados en San Francisco en los 80, también me especialicé en el tratamiento del SIDA.

Fue algo terrible.

El SIDA era una sentencia de muerte.

Todos mis pacientes murieron.

Las cosas han mejorado pero el VIH/SIDA sigue siendo un tremendo desafío global.

Cerca de 17 millones de mujeres en el mundo viven con el VIH.

Sabemos que cuando estas mujeres quedan embarazadas pueden transferir el virus al bebé.

También sabemos que en ausencia de terapia, la mitad de esos bebés no sobrevivirán más allá de los dos años.

Pero sabemos que la terapia antirretroviral prácticamente puede garantizar que el virus no se transmitirá al bebé.

Por lo tanto ¿qué hacemos? Pues bien, un enfoque uniforme, un poco como la quimioterapia, significa poner a prueba y tratar cada mujer embarazada en el planeta.

Eso es lo único que funcionaría.

Pero no es factible.

Así que identificamos las áreas donde las tasas de VIH son mayores.

Sabemos que en ciertos países del África subsahariana donde las tasas son más altas podemos tratar a las mujeres embarazadas.

Esta aproximación de la medicina de precisión a un problema de salud pública ha reducido casi a la mitad la transmisión del VIH de madre a bebé en los últimos 5 años.

(Aplausos) Evaluar a mujeres embarazadas en ciertas áreas del mundo en desarrollo es un ejemplo poderoso de cómo la salud pública de precisión puede cambiar las cosas a gran escala.

Así que…

¿Cómo lo hacemos? Ahora podemos hacerlo porque sabemos cómo.

Sabemos dónde dirigirnos, a qué, cuándo y cómo apuntar.

Y en mi opinión son los elementos clave de la salud pública de precisión: quién, qué, dónde y cómo.

Pero volvamos a los 2,6 millones de bebés que mueren antes de cumplir un mes.

Aquí está el problema: simplemente no sabemos la causa.

Puede parecer increíble, pero la forma de identificar las causas de la mortalidad infantil en los países con mayores tasas de mortalidad infantil es solo conversando con la madre.

Un agente de salud pregunta a una madre que acaba de perder a su hijo: «¿El niño estaba vomitando? ¿Tenía fiebre?» Y esa conversación puede ocurrir hasta 3 meses después de la muerte del bebé.

Pónganse en el lugar de esa madre.

Es una conversación desgarradora e insoportable.

Y, peor aún, ni siquiera es realmente útil porque incluso si sabemos que el bebé ha vomitado o ha tenido fiebre, seguimos sin saber por qué.

Por lo tanto, a falta de esta información, no podemos evitar que esa madre, familia, u otras familias de esa comunidad sufran el dolor de una misma tragedia.

Pero, ¿y si aplicamos el enfoque de la salud pública de precisión? Digamos, por ejemplo, que nos encontramos con que en algunas zonas de África los bebés están muriendo por una infección bacteriana transferida de la madre al bebé, y conocida como el estreptococo del grupo B.

En ausencia de un tratamiento adecuado, la madre tiene 7 veces más riesgo de que su próximo hijo muera.

Una vez identificado el problema, podemos prevenir estas muertes con algo tan barato y seguro como la penicilina.

Podemos hacer eso porque conocemos la causa.

Y esa es la idea: una vez que conocemos la razón, podemos intervenir de la manera correcta en la población correspondiente y el lugar correcto, para salvar vidas.

Con este enfoque, y con estas intervenciones y otras semejantes, no tengo ninguna duda de que un enfoque de salud pública de precisión puede ayudarnos alcanzar nuestro objetivo a nivel global en 15 años.

Y eso se traduciría en salvar la vida de un millón de bebés cada año.

Un millón de bebés cada año.

¿Y por qué detenerse ahí? Un enfoque mucho más potente para la salud pública…

imaginen las posibilidades.

¿Por qué no tratar la desnutrición de manera más efectiva? ¿Por qué no evitar el cáncer de cuello uterino en las mujeres? ¿Y por qué no erradicar la malaria? (Aplausos) ¡Sí, aplaudamos por eso! (Aplausos) Yo vivo en dos mundos diferentes: un mundo poblado por los científicos y otro mundo poblado por los profesionales de salud pública.

La promesa de la salud pública de precisión es acercar estos dos mundos.

Pero todos vivimos en dos mundos: el mundo rico y el mundo pobre.

Y lo que más me entusiasma sobre la salud pública de precisión es unir a estos dos mundos.

Cada día en el mundo rico, invertimos talento y creamos herramientas increíbles con todo lo que tenemos disponible, para identificar con precisión las enfermedades de maneras que jamás imaginé que serían posibles.

Y está claro que podemos aprovechar ese tipo de talento y herramientas para impedir que mueran bebés en el mundo pobre.

Si lo hiciéramos, entonces cada padre tendría la confianza de elegir un nombre para su hijo en el momento en que este nace, y se atrevería a soñar que la vida de ese niño se mida en décadas, no días.

Gracias.

(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/sue_desmond_hellmann_a_smarter_more_precise_way_to_think_about_public_health/

 

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