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Charla «Una iniciativa global para acabar con la violencia contra los niños» de TEDSummit 2019 en español.
Cada año, mil millones de niños sufren violencia en el hogar, en la escuela, en línea o en sus comunidades, dice el defensor de la seguridad infantil Howard Taylor. El problema es social, económico, político y urgente. En una charla reveladora, Taylor muestra por qué tenemos una oportunidad sin precedentes en este momento para poner fin a la violencia contra los niños y crear un futuro mejor para cada niño.
- Autor/a de la charla: Howard Taylor
- Fecha de grabación: 2019-07-20
- Fecha de publicación: 2019-09-05
- Duración de «Una iniciativa global para acabar con la violencia contra los niños»: 662 segundos
Traducción de «Una iniciativa global para acabar con la violencia contra los niños» en español.
[Esta charla tiene contenido para adultos] A menudo me preguntan qué hago.
A lo que respondo: «Trabajo para poner fin a la violencia contra los niños.
Toda violencia contra todo niño en todo país».
Generalmente hay una pausa.
A veces, dependiendo del entorno, «Uy, eso mata la conversación».
Y luego las preguntas: «¿De qué tipo de violencia estás hablando?».
«¿Cuánta violencia hay?».
«¿Dónde está pasando, está pasando aquí?».
Y cuando respondo esas preguntas, la gente tiende a sorprenderse.
Conmocionada por la escala de violencia, conmocionada por la naturaleza de la violencia.
Pero siempre me aseguro rápidamente de que las personas no se quedan con una sensación de pesimismo.
Creo que tenemos una oportunidad histórica sin precedentes.
en esta generación para poner fin a la violencia contra los niños.
Hay un movimiento naciente construyéndose alrededor de esto.
Gobiernos, gobiernos nacionales, gobiernos municipales, provincias y otros se están uniendo a ese movimiento.
Y cuando tengamos éxito, y nos llevará a todos, cambiaremos el curso de la historia humana.
¿Qué quiero decir con violencia contra los niños? Me refiero a toda la violencia física, violencia sexual, psicológica y emocional que les pasa a los niños en casa, en la escuela, en línea y en sus comunidades.
Trabajamos con socios en todo el mundo.
y de esos socios, escuchamos historias inquietantes de niños individuales.
Por ejemplo, Sarah, de 10 años.
Violada repetidamente por su padrastro y amenazada con violencia si se lo cuenta a alguien.
Faisal, a quien golpean en los nudillos en la escuela con un cable, le avergonzan y llaman burro, y le sacan afuera en el frío cuando da respuestas incorrectas.
De los socios con que trabajamos para una internet más segura para los niños, escuchamos historias como la de Angelika.
Doce años de edad, forzada a cometer actos sexuales con su tío, que se transmiten en vivo a adultos que pagan al otro lado del mundo.
Una de cada 10 niñas experimenta abuso sexual antes de los 20 años.
La mitad de los niños vive en países donde el castigo corporal no ha sido totalmente prohibido.
Y solo el año pasado, en EE.
UU.
se hicieron 45 millones de informes de imágenes y videos de abuso sexual y violento de niños en línea.
El doble que el año anterior.
Ahora estas y otras formas de violencia.
acumulan unos números realmente asombrosos.
Mil millones de niños en todo el mundo cada año experimentan algún tipo de violencia.
Esto es uno de cada dos niños.
Es un problema universal.
Entonces, ¿qué me da optimismo? Déjenme hablar sobre Suecia y Uganda.
Probablemente tan diferentes como países como puedan imaginar.
Si hablas con un economista, podrían decirte que Suecia tiene un ingreso promedio per cápita de alrededor de USD 50 000 al año.
En Uganda, son USD 2000.
Un historiador podría decirte que Suecia no ha tenido en un conflicto nacional por 200 años.
Uganda todavía está luchando con una insurgencia en el norte del país.
Un músico podría decirte que, en Uganda, el himno nacional, «Oh Uganda, tierra de belleza» es uno de los más cortos del mundo.
De hecho, tan breve, que a menudo se toca más de una vez.
Creo que los suecos tocan los suyos y los cantan un poco más.
Pero más en serio Suecia y Uganda se han comprometido, tienen un vínculo común y un propósito compartido, un compromiso para acabar con la violencia contra los niños, y están tomando medidas para tratar de lograrlo en sus países en un camino hacia la violencia cero contra los niños para 2030.
Y muchos otros países, ciudades y estados se unen a ellos, por todo el mundo.
Pero ¿qué significa realmente, qué significa en la práctica? Cuando hacen ese compromiso, ¿qué hacen? Significa compromiso político y liderazgo de alto nivel.
Promulgar legislación e implementarla.
Y lanzar iniciativas, cambiar políticas, iniciar una conversación nacional que comienza a crear conciencia en un viaje hacia cambiar actitudes y hacer socialmente inaceptable todo tipo de violencia y abuso de niños en un país.
Significa reconocer que la violencia contra los niños permea muchos sectores, y, por lo tanto, la respuesta debe ser un enfoque de sistemas.
No puedes hacer una sola pieza.
Requiere múltiples agencias dentro y fuera del gobierno.
Requiere grupos de fe, el sector privado, los medios de comunicación, academia, organizaciones de la sociedad civil y otros.
Y requiere recurrir a la mejor práctica y a lo que la mejor evidencia a nivel mundial dice, pero usando datos a nivel nacional para iluminar la historia de violencia a menudo oculta en cualquier país.
Y usar esos datos para informar la respuesta nacional, pero también usarlos para medir y seguir el progreso.
Y compartir lo que funciona, ser honesto sobre cuándo las cosas no funcionan.
Y compartir inspiración cuando vemos el éxito y que la violencia disminuye.
¿Pero podemos realmente hacer esto a escala global? Mil millones de niños al año sufren violencia.
Creo que podemos.
En 2015, 193 líderes mundiales comprometieron a sus países a poner fin a la violencia, el abuso y el abandono de los niños para 2030.
La violencia contra los niños socava todas las demás inversiones hechas en ellos: en su salud, en su educación.
A menudo por varios años, a veces con consecuencias de por vida y transmisión intergeneracional.
Pero no se trata solo de acuerdos internacionales y gobiernos.
Realmente importan.
Creo que algo también está cambiando más fundamentalmente, y nosotros como sociedades de todo el mundo finalmente desafiamos comportamientos inaceptables que han sido tolerados durante demasiado tiempo Piensen en el movimiento #MeToo, y cómo sector tras sector, industria tras industria, llama la atención a los perpetradores, y los hace responsables.
Es un viaje, pero nos hemos embarcado en él.
Miren lo sucedido en la industria de la ayuda.
Tras algunos abusos de poder, ahora esa industria se está tomando muy en serio la protección de los niños en todo el mundo.
Pero tal vez incluso más que eso.
Los niños y jóvenes mismos, ayudados en parte por la tecnología, ahora tienen voz que no, no creo, hayan tenido antes.
Y están usando esa voz, no solo para abogar por la situación que ven a su alrededor o por lo que saben que necesita mejorar, sino que son parte de la solución de las cosas que realmente informan y afectan sus vidas.
Piensen en esos activistas jóvenes que hablan contra la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil, el acoso cibernético, las escuelas seguras, el conflicto perjudicial, la lista sigue y sigue.
Esos niños realmente importan.
Tenemos liderazgo político, tenemos activismo juvenil, soluciones basadas en evidencia, creciente conciencia pública…
Estamos en ese camino, comenzando ese viaje para llegar a cero en 2030.
¿Pero cuáles son esas soluciones? Hace tres años, en 2016, 10 instituciones globales se unieron y alinearon tras un marco con un enfoque integral, paso a paso para poner fin a la violencia contra los niños.
Se llama INSPIRE.
Considera la necesidad de la legislación pertinente, abordando las normas sociales, apoyo de padres y cuidadores, respuestas para niños que han experimentado violencia y abuso.
Y escuelas seguras, para que los niños estén en un ambiente de aprendizaje donde prosperen.
En Uganda, hace cuatro años, una niña de ocho años podría casarse con un hombre de 30 años.
Eso ya no puede suceder.
En 2016, la Ley de menores lo hizo ilegal y establece la edad mínima para contraer matrimonio en 18 años.
Esa es la I de INSPIRE: promulgar e Implementar la legislación.
Camboya está implementando el apoyo de los padres, apoyo de padres y cuidadores en todo el país, así los padres están equipados para criar a sus hijos y tener disciplina de manera no violenta en el hogar.
Esa es la P de INSPIRE, apoyo de Padres y cuidadores.
En Filipinas, hay 100 centros para proteger a las mujeres y los niños en todo el país.
Mujeres y niños con alto riesgo de abuso y violencia.
o que han experimentado violencia.
Esa es la R de INSPIRE, servicios de Respuesta y soporte.
Y en Uganda se ha lanzado un conjunto de herramientas para escuelas seguras a la mitad de los docentes en Uganda, para equiparlos para controlar una clase con disciplina no violenta.
Esa es la E de INSPIRE, Educación y habilidades para la vida.
Eso es solo algunos bits dentro del marco de INSPIRE.
Pero cada vez más países se comprometen a implementarlo, adaptarlo localmente, informarlo con los datos relevantes, elaborar un plan, trabajar en todos los sectores, y comenzar ese viaje a cero.
Canadá, México, Emiratos Árabes Unidos, Tanzania, ya mencioné Suecia y Uganda.
Japón, Filipinas, Indonesia, más y más países, y ahora también ciudades.
Y justo aquí en Escocia, la Universidad de Edimburgo puso un laboratorio de aprendizaje.
que va a guiar el viaje que las ciudades de Escocia y Filipinas y Colombia hacen juntas.
Miran lo que funciona en una ciudad, toman algo que se está preparando para su implementación nacional y lo llevan al nivel de la ciudad, donde creemos que podemos hacer progresos probablemente más rápidos y demostrables en un espacio de tiempo más corto.
Y cuando hacemos eso, ese éxito se compartirá a través del laboratorio de aprendizaje y más allá en la universidad de Edimburgo.
Poner fin a la violencia es lo correcto, Es una inversión inteligente de hacer, tenemos soluciones basadas en evidencia, y tenemos el comienzo de un viaje.
Pero ¿qué pasaría si pusiéramos fin a la violencia infantil? Imaginemos por un momento.
En primer lugar, piensen en los niños que mencioné.
Sarah ya no estaría acostada en su cama por la noche, temerosa del sonido de los pasos de su padrastro subiendo las escaleras.
Faisal iría a la escuela y prosperaría.
Ya no temería estar en la escuela y ser intimidado y golpeado y avergonzado por los maestros.
Y Angelika y aquellos como ella ya no serían algo, una mercancía puesta en línea para el disfrute de adultos a miles de km de distancia.
Pero luego multipliquen lo social, los beneficios económicos, culturales de eso.
Multipliquen esos por cada familia, cada comunidad, aldea, pueblo, ciudad, país y de repente, tienen una nueva normalidad emergente.
Una generación crecería sin haber experimentado violencia.
Nos llevará a todos.
Pero tenemos una oportunidad sin precedentes para intentarlo, y creo que nosotros también, como adultos, tenemos la responsabilidad de hacerlo.
Y luego cuando todos nos preguntan, «¿Qué haces?», todos y cada uno de nosotros podemos decir: «Estoy cambiando el curso de la historia humana.
Estoy haciendo mi parte para terminar con la violencia contra los niños».
Hagamos esto y hagámoslo ahora.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/howard_taylor_a_global_initiative_to_end_violence_against_children/