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Charla «Una nueva visión para la reconstrucción de Detroit» de TEDCity2.0 en español.
El que una vez fue el motor del poderío industrial de Estados Unidos, Detroit, es más recientemente conocido en el imaginario popular como una ruina fabulosa, en desmoronamiento y bancarrota. El urbanista Toni Griffin nos pide que miremos de nuevo e imaginemos un futuro empresarial para los 700 000 residentes de la ciudad.
- Autor/a de la charla: Toni Griffin
- Fecha de grabación: 2013-10-11
- Fecha de publicación: 2013-12-16
- Duración de «Una nueva visión para la reconstrucción de Detroit»: 708 segundos
Traducción de «Una nueva visión para la reconstrucción de Detroit» en español.
En 2010, Detroit se había convertido en el modelo de ciudad estadounidense en crisis.
Hubo un desplome de la vivienda, un desplome de la industria automotriz, y la población había caído un 25 % entre el 2000 y 2010, y muchas personas empezaron a escribir sobre eso, porque encabezaba la lista de ciudades de EE.UU.
que se achicaban.
En el 2010, me pidieron de la Fundación Kresge y de la ciudad de Detroit que me sume a ellos en la conducción de un proceso de planificación en toda la ciudad para crear una visión compartida de futuro.
Tomo este trabajo como arquitecta y urbanista, y he pasado mi carrera trabajando en otras ciudades en disputa, como Chicago, mi ciudad natal; Harlem, que es mi casa actual; Washington, D.C.; y Newark, New Jersey.
Todas estas ciudades, para mí, aún tienen una cantidad de problemas no resueltos relacionados con la justicia urbana, cuestiones de equidad, inclusión y acceso.
En el 2010, también, las revistas de diseño populares también empezaban a ver más de cerca a ciudades como Detroit, y dedicaban publicaciones enteras a «arreglar la ciudad».
Un buen amigo, Fred Bernstein, me pidió hacer una entrevista para la edición de octubre de la revista Architect, y en cierta forma nos reímos al ver que la revista tituló: «¿Puede esta urbanista salvar Detroit?» Sonrío con un poco de vergüenza en este momento, porque, obviamente, es completamente absurdo que una sola persona, y mucho menos un planificador, pueda salvar una ciudad.
Pero también sonrío porque pensé que representaba un sentido de esperanza, que nuestra profesión podría desempeñar un papel en ayudar a la ciudad a pensar cómo iba a recuperarse de su grave crisis.
Así que me gustaría dedicar un poco de tiempo esta tarde a contarles un poco de nuestro proceso para arreglar la ciudad, un poco sobre Detroit, y quiero hacer eso a través de las voces de los habitantes de Detroit.
Así que empezamos nuestro proceso en septiembre de 2010.
Justo después de las elecciones para alcalde, se corre la voz de que habrá un proceso de planificación en toda la ciudad, que provoca una mucha preocupación y miedo entre los habitantes de Detroit.
Planeamos celebrar una serie de reuniones con la comunidad en lugares como este para presentar el proceso de planificación, y la gente salía de todas partes de la ciudad, incluyendo áreas que eran barrios estables, así como de áreas que estaban empezando a sufrir un gran desempleo.
Y la mayoría de nuestra audiencia representaba el 82 % de la población afro-estadounidense de esa ciudad en ese momento.
Obviamente, tenemos un apartado de preguntas y respuestas en el programa, las personas hacen fila hacia los micrófonos para plantear preguntas.
Muchas de ellas se paran muy firmemente frente al micrófono, colocan sus manos sobre su pecho, y dicen, «Yo sé que Uds.
están tratando de moverme de mi casa, ¿no?» Esa pregunta es muy poderosa, y fue sin duda muy potente para nosotros en este momento, al conectarla con las historias de algunos habitantes de Detroit, y que de hecho han tenido muchas familias afro-estadounidenses que viven en ciudades del Medio Oeste como Detroit.
Muchos de ellos nos contaron historias de cómo llegaron a tener su casa a través de sus abuelos o bisabuelos, alguno de los 1,6 millones de personas que emigraron desde el Sur rural al Norte industrial, tal como se ve en esta pintura de Jacob Lawrence, «La gran migración».
Ellos vinieron a Detroit para tener una vida mejor.
Muchos encontraron trabajo en la industria automotriz, en la empresa Ford Motor, como se ve en este mural de Diego Rivera en el Instituto de Arte de Detroit.
El fruto de sus trabajos le aseguró un hogar, para muchos la primera propiedad, y una comunidad con los primeros afro-estadounidenses compradores de vivienda.
Las primeras décadas de sus vidas en el Norte está bastante bien, hasta cerca de 1950, que coincide con el pico de población de la ciudad en 1,8 millones de personas.
En ese momento Detroit empieza a ver un segundo tipo de migración, la migración a los suburbios.
Entre 1950 y 2000, la región creció un 30 %.
Pero en ese tiempo, la migración deja varados a los afro-estadounidenses, ya que las familias y las empresas huyen de la ciudad, dejando a la ciudad bastante desolada de personas como también de trabajo.
Durante el mismo período, entre 1950 y 2000, 2010, la ciudad pierde el 60 % de su población, y hoy en día se sitúa por encima de los 700 000.
Los miembros de la audiencia que vinieron a hablar con nosotros esa noche cuentan historias de qué se siente al vivir en una ciudad con una población tan diezmada.
Muchos nos dicen que pocos hogares en su cuadra están ocupados, y que pueden ver casas abandonadas desde sus pórticos.
En toda la ciudad, hay 80 000 viviendas desocupadas.
También pueden ver la propiedad vacante.
Están empezando a haber actividades ilegales en esas propiedades, como usurpación, y saben que debido a que la ciudad ha perdido mucha población, sus gastos de agua, electricidad, gas, están aumentando porque no hay suficientes personas para pagar impuestos sobre la propiedad para sustentar los servicios que necesitan.
En toda la ciudad, hay unas 100 000 parcelas vacantes.
Para darles rápidamente un sentido de la escala, porque sé que eso parece un número grande, pero no creo que se entienda hasta que veamos el mapa de la ciudad.
La ciudad tiene 360 km2.
Puede caber Boston, San Francisco, y la isla de Manhattan dentro de ella.
Entonces, si tomamos todas las propiedades vacantes y abandonadas y las juntamos, se ven cómo unos 52 km2, más o menos el equivalente al tamaño de la isla donde estamos sentados hoy, Manhattan, 57 km2.
Es una gran cantidad de vacantes.
Ahora, algunos de los miembros de nuestra audiencia también nos contaron algunas de las cosas positivas que están sucediendo en sus comunidades, y muchos se están reuniendo para tomar control de algunos lotes vacantes, y están empezando huertas comunitarias, creando un gran sentido de administración en la comunidad, pero son muy, muy claros en contarnos que esto no es suficiente, que quieren volver a sus vecindarios a la forma en que sus abuelos los habían encontrado.
Desde 2010, se ha especulado mucho sobre qué hacer con las propiedades vacantes, y mucha de esa especulación ha girado en torno a las huertas comunitarias, o lo que llamamos agricultura urbana.
Entonces, muchas personas nos decían: «¿Qué pasaría si convierten la tierra vacante en tierras agrícolas? Puede proporcionar alimentos frescos, y poner a los ciudadanos de Detroit a trabajar también».
Cuando escuché esa historia, siempre imaginé que la gente de la Gran Migración se revolcaría en sus tumbas, porque se imaginarán que ellos no se sacrificaron mudándose desde el Sur al Norte para crear una mejor vida para sus familias, solo para ver a sus bisnietos volver a un estilo de vida agrario, especialmente en una ciudad donde llegaron con poco menos que secundaria o incluso primaria y pudieron pagar lo básico del sueño estadounidense: un trabajo estable y una casa propia.
Ahora, hay una tercera ola migratoria en Detroit: un nuevo ascenso de los emprendedores culturales.
Estas personas ven la misma tierra vacante y las mismas casas abandonadas como una oportunidad para nuevas ideas emprendedoras y beneficios, tanto es así que los antiguos modelos pueden mudarse a Detroit, comprar una propiedad, empezar negocios exitosos y restaurantes, y convertirse en exitosos activistas de la comunidad en su barrio, logrando un cambio muy positivo.
Del mismo modo, tenemos pequeñas empresas manufactureras que toman la decisión consciente de trasladarse a la ciudad.
Shinola es una empresa de relojes de lujo y bicicletas, que optó deliberadamente por mudarse a Detroit, y dicen sentirse atraídos por la marca global de la innovación de Detroit.
Y también sabían que podían acceder a una mano de obra aún muy experta que sabe cómo hacer las cosas.
Ahora tenemos administración comunitaria en los barrios, tenemos empresarios culturales que deciden mudarse a la ciudad y crear empresas, deslocalización de empresas, y todo esto en el contexto de lo que no es un secreto para nosotros: una ciudad que está bajo el control de un administrador de emergencias, y solo este mes de Julio se declaró en bancarrota de capítulo 9.
Entonces, en 2010 empezamos este proceso, y para el 2013 lanzaremos la Ciudad Futura de Detroit, nuestro plan estratégico para orientar a la ciudad hacia una mejor existencia, más próspera y más sustentable; no lo que era, sino lo que puede ser, buscando nuevas formas de crecimiento de la economía, nuevas formas de usar la tierra, barrios más sustentables y densificados, una infraestructura el sistema de servicio de la ciudad reconfigurados y una mayor capacidad para que los líderes cívicos tomen medidas y pongan en práctica el cambio.
Tres claves imperativas fueron realmente importantes para nuestro trabajo.
La primera fue que la ciudad en sí misma no era necesariamente tan grande, sino que la economía era muy pequeña.
Solo hay 27 empleos por cada 100 personas en Detroit, muy diferente de Denver o Atlanta, o Filadelfia que están entre 35 y 70 empleos por cada 100 personas.
En segundo lugar, tenía que haber una aceptación de que no estaríamos autorizados a usar toda la tierra vacante como lo hicimos antes y tal vez por algún tiempo.
Los barrios residenciales no serán como los que tuvimos, y la agricultura urbana, si bien había una intervención muy productiva y exitosa en Detroit, no era la única respuesta, que teníamos que mirar estas áreas de vacante significativa y que aún había una cantidad significativa de población algo que podría tener usos nuevos, productivos, innovadores, y empresariales que podían estabilizar esas comunidades, donde aún vivían unos 300 000 residentes.
Entonces, llegamos con una tipología de vecindario…
hay muchas…
llamado barrio vivir-hacer, donde la gente podía re-apropiarse de estructuras abandonadas y transformarlas en empresas emprendedoras, haciendo hincapié en mirar, nuevamente, el 82 % mayoritario de población afro-estadounidense.
Entonces ellos, también, podrían llevar negocios que quizá estaban haciendo fuera de sus casas y transformarlos en industrias más prósperas y en realidad adquirir la propiedad por lo que eran en realidad los propietarios, y los dueños de los negocios en las comunidades en que residían.
Entonces también queríamos buscar otras formas de usar la tierra, además de la producción de alimentos y transformar el paisaje en usos más productivos, y ser usado para la gestión del agua de tormenta, por ejemplo, mediante lagos de superficie y estanques de retención, que crearan vecindarios cómodos, lugares de recreación, y ayudaran a elevar los niveles de ocupación adyacentes.
O podríamos usarlo como parcelas de investigación, donde remediar suelos contaminados, o podríamos usarlo para generar energía.
Entonces, los descendientes de la Gran Migración bien podrían convertirse en relojeros de precisión en Shinola, como Willie H., que fue presentado en uno de sus anuncios el año pasado, o pueden gestionar un negocio y brindar servicios a empresas como Shinola.
Las buenas noticias son que hay un futuro para la próxima generación de ciudadanos de Detroit, para los actuales y los que quieran venir.
Así que no, gracias, alcalde Menino, que dijo recientemente: «Volaría el lugar y empezaría de nuevo».
Hay personas muy importantes, activos comerciales y de la tierra en Detroit, y hay oportunidades reales.
Así, aunque Detroit quizá no sea lo que fue, no morirá.
Gracias.
(Aplausos)
https://www.ted.com/talks/toni_griffin_a_new_vision_for_rebuilding_detroit/