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Una solución al cambio climático justo debajo de nuestros pies – Charla TED2019

Charla «Una solución al cambio climático justo debajo de nuestros pies» de TED2019 en español.

Hay dos veces más cantidad de carbono en el suelo de la Tierra que en toda su vegetación y su atmósfera… combinadas. La biogeoquímica Asmeret Asefaw Berhe se sumerge en la ciencia del suelo y comparte cómo podemos usar este asombroso poder de captura del carbono para compensar el cambio climático. «[El suelo] representa la diferencia entre la vida y la falta de vida en el sistema terrestre, y también puede ayudarnos a combatir el cambio climático, si dejamos de tratarlo como suciedad».

  • Autor/a de la charla: Asmeret Asefaw Berhe
  • Fecha de grabación: 2019-04-15
  • Fecha de publicación: 2019-09-03
  • Duración de «Una solución al cambio climático justo debajo de nuestros pies»: 822 segundos

 

Traducción de «Una solución al cambio climático justo debajo de nuestros pies» en español.

Una de las soluciones más importantes al desafío global que supone el cambio climático descansa cada día bajo nuestros pies.

Es el suelo.

El suelo es solo un fino velo que cubre la superficie de la tierra, pero tiene el poder de moldear el destino de nuestro planeta.

Verán, unos dos metros de suelo, de material de suelo suelto que cubren la superficie de la Tierra, representan la diferencia entre la vida y falta de vida en el sistema terrestre, y también puede ayudarnos a combatir el cambio climático si podemos dejar de tratarla como algo sucio.


(Risas)
El cambio climático está sucediendo, la atmósfera de la Tierra se está calentando, por el incremento de la cantidad de gases efecto invernadero que seguimos soltando a la atmósfera.

Todos saben eso.

Pero lo que supongo que quizás no hayan escuchado es que una de las cosas más importantes que puede hacer la sociedad humana para abordar el cambio climático reside en el suelo.

Soy una científica del suelo que lo ha estado estudiando desde los 18 años, porque estoy interesada en desvelar los secretos del suelo y ayudar a la gente a entender que es una solución muy importante para el cambio climático.

Así que aquí van algunos datos sobre el clima.

La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra se ha incrementado un 40 % solo en los últimos 150 años, más o menos.

Las acciones humanas liberan 9400 millones de toneladas métricas de carbono a la atmósfera desde actividades como quemar combustibles fósiles y prácticas de agricultura intensiva, y otras formas en que cambiamos la manera de usar la tierra, incluyendo la desforestación.

Pero la concentración de dióxido de carbono que permanece en la atmósfera solo aumenta aproximadamente la mitad de eso y es porque la mitad del carbono que liberamos en la atmósfera está siendo absorbido por la tierra y los mares a través de un proceso que conocemos como secuestro de carbono.

Así que, en esencia, las consecuencias que creen que sufrimos por el cambio climático en este momento, solo experimentamos las consecuencias del 50 % de nuestra polución, porque los ecosistemas naturales nos están rescatando.

Pero no se pongan muy cómodos, porque hay dos elementos principales trabajando contra nosotros ahora mismo.

Uno: a no ser que hagamos algo grande y por lo tanto rápido, las emisiones continuarán aumentando.

Y segundo: la habilitad de esos ecosistemas naturales de tomar dióxido de carbono de la atmósfera y secuestrarlo en los hábitats naturales se está viendo comprometido, ya que experimentan una grave degradación por las acciones humanas.

No está claro del todo que continuaremos siendo rescatados por esos ecosistemas naturales si continuamos con este camino de negocios que hemos recorrido.

Aquí es donde entra el suelo: hay alrededor de 3 billones de toneladas métricas de carbono en el suelo.

Eso es aproximadamente 315 veces la cantidad de carbono que liberamos en la atmósfera en la actualidad.

Hay dos veces más carbono en el suelo que en la vegetación y en el aire.

Piensen sobre eso por un segundo.

Hay más carbono en el suelo de lo que hay en toda la vegetación del mundo, incluyendo las exuberantes selvas tropicales y las secuoyas gigantes, las extensas praderas, todos los sistemas de cultivo, y cualquier tipo de flora que puedan imaginar en la faz de la Tierra, además de todo el carbono actualmente en la atmósfera, combinado y duplicado.

Por lo tanto, un pequeño cambio en la cantidad de carbono almacenada en el suelo puede hacer una gran diferencia en el mantenimiento de la atmósfera de la Tierra Pero el suelo no es solo una caja de almacenaje del carbono.

funciona más como una cuenta bancaria, y la cantidad de carbono que hay en el suelo en cualquier momento es una función de la cantidad de carbono que entra y sale del suelo.

El carbono entra en el suelo a través del proceso de fotosíntesis, cuando las plantas verdes toman dióxido de carbono de la atmósfera para crear sus cuerpos, y tras su muerte, sus cuerpos entran en la tierra.

Y el carbono deja la tierra y vuelve a la atmósfera cuando los cuerpos de esos organismos antes vivos se descomponen en el suelo por la actividad de los microbios Verán, la descomposición libera dióxido de carbono a la atmósfera, así como gases efecto invernadero como el metano y óxido nitroso, pero también libera todos los nutrientes que necesitamos para sobrevivir.

Una de las cosas que hace del suelo un componente fundamental de cualquier estrategia de mitigación del cambio climático es que supone un almacenamiento de largo plazo del carbono.

Carbono que habría durado quizás un año o dos descomponiéndose si se hubiera dejado en la superficie puede permanecer en el suelo cientos de años, incluso miles o más.

Los biogeoquímicos del suelo como yo estudiamos cómo el sistema del suelo hace esto exactamente posible, bloqueando el carbono en asociación física con minerales, dentro de agregados de minerales del suelo y la formación de fuertes enlaces químicos que unen el carbono a las superficies de los minerales.

Verán, cuando el carbono está atrapado en el suelo, en este tipo de asociaciones con minerales del suelo, incluso el más brutal de los microbios no puede degradarlo fácilmente.

Y el carbono que no se degrada rápidamente es carbono que no regresa a la atmósfera como gases de efecto invernadero.

Pero el beneficio del secuestro de carbono no se limita a la mitigación del cambio climático.

El suelo que almacena grandes cantidades de carbono es sano, fértil, suave.

Es maleable.

Es trabajable.

Es como una esponja.

Puede retener mucha agua y nutrientes.

Suelos sanos y fértiles como este suponen el hábitat más dinámico, abundante y diverso para los seres vivos que conocemos en cualquier parte del sistema terrestre.

Hace posible la vida para todos, desde los microbios más pequeños, como bacterias y hongos, hasta las especies superiores, y satisface las necesidades de comida, piensos y fibra para todos los animales, incluyéndolos a Uds.

y a mí.

En este punto, asumirían que deberíamos tratar al suelo como el precioso recurso que es.

Por desgracia, no es el caso.

Los suelos de todo el mundo experimentan tasas de degradación sin precedentes a través de una variedad de acciones humanas que incluyen desforestación, sistemas de producción de agricultura intensiva, pastoreo excesivo, aplicación excesiva de productos químicos agrícolas, erosión y cosas similares.

La mitad de los suelos del mundo se consideran actualmente degradados.

La degradación del suelo es mala por muchas razones, pero déjeme decirles un par.

Una: tienen un potencial menor para la productividad de la planta.

Y, por lo tanto, al degradar el suelo, comprometemos nuestras propias habilidades para producir comida y otros recursos que necesitamos para nosotros y cualquier ser vivo sobre la faz de la Tierra.

Y segunda: el uso y degradación del suelo, solo en los últimos 200 años, más o menos, ha liberado 12 veces más carbono en la atmósfera en comparación con la velocidad a la que liberamos carbono a la atmósfera en este momento.

Me temo que hay incluso peores noticias.

Esta es una historia de los suelos a altas latitudes.

Turberas en el entorno polar almacenan casi un tercio de las reservas mundiales de carbono del suelo.

Estas turberas tienen un suelo permanentemente congelado debajo, el permafrost, y el carbono pudo acumularse en estos suelos por largos periodos de tiempo porque a pesar de que las plantas pudieran hacer fotosíntesis durante períodos cortos los cálidos meses de verano, el medio ambiente se volvió rápidamente frío y oscuro, y los microbios no pueden descomponer el residuo de forma eficaz.

Así que el banco de carbono del suelo en estos entornos polares se acumuló durante cientos de miles de años.

Pero ahora, con el calentamiento de la atmósfera, el permafrost se está descongelando y drenando.

Y cuando el permafrost se descongela y se drena, permite que entren los microbios, y en poco tiempo descompongan todo este carbono, con la liberación potencial de cientos de miles de millones de toneladas métricas de carbono en la atmósfera en forma de gases de efecto invernadero.

Y esta liberación de gases efecto invernadero adicionales en la atmósfera solo contribuirán a un mayor calentamiento que empeorará aún más la situación, ya que inicia un ciclo de retroalimentación positiva autoreforzante que podría continuar y continuar cambiando dramáticamente nuestro futuro climático.

Por suerte, también puedo decirles que hay una solución para estos dos terribles problemas de degradación del suelo y cambio climático.

Así como creamos estos problemas, conocemos la solución, y la solución se encuentra en trabajar simultáneamente para abordar estas dos cuestiones juntas, a través de lo que llamamos prácticas de gestión de la tierra climáticamente inteligentes.

¿A qué me refiero?

Me refiero a una gestión de la tierra inteligente sobre maximizar cuánto carbono almacenamos en el suelo.

Y podemos lograr esto introduciendo plantas perennes, reponiendo los bosques siempre que sea posible, reduciendo la labranza y otros trastornos de las prácticas agrícolas, incluida la optimización del uso de químicos agrícolas y el pastoreo e incluso la adicción de carbono al suelo, siempre que sea posible, a partir de recursos reciclados como el compost o incluso desechos humanos.

Este tipo de administración de la tierra no es una idea radical.

Es lo que hizo posible que los suelos fértiles pudieran soportar las civilizaciones humanas desde tiempos inmemoriales.

De hecho, algunos lo están practicando ahora mismo.

Hay un esfuerzo global en marcha para lograr exactamente ese objetivo.

Este esfuerzo que empezó en Francia es conocido como «4 per 1000», y establece una meta aspiracional aumentar la cantidad de carbono almacenado en el suelo un 0,4 % anual, utilizando el mismo tipo de prácticas de gestión de la tierra inteligentes que mencioné antes.

Y si este esfuerzo es un completo éxito, puede compensar un tercio de las emisiones globales de carbono derivado de combustibles fósiles a la atmósfera.

Pero incluso si este esfuerzo no es totalmente exitoso, pero comenzamos a dirigirnos en esa dirección, aun así terminaremos con unos suelos más sanos, más fértiles, capaces de producir toda la comida y recursos que necesitamos para las poblaciones humanas y más, y también suelos más capaces de secuestrar dióxido de carbono de la atmósfera y ayudarnos con la mitigación del cambio climático.

Estoy segura de que los políticos lo llaman una solución exitosa para todos.

Y todos podemos tener un papel que desempeñar aquí.

Podemos empezar tratando el suelo con el respeto que merece: respeto por su habilidad como base de toda la vida, respeto por su habilidad de servir como un banco de carbono y respeto por su habilidad de controlar nuestro clima.

Y si lo hacemos, podemos abordar simultáneamente dos de los desafíos globales más apremiantes de nuestro tiempo: el cambio climático y la degradación del suelo.

Y en el proceso, seremos capaces de proporcionar comida y seguridad nutricional a nuestra creciente familia humana.

Gracias.


(Aplausos)

https://www.ted.com/talks/asmeret_asefaw_berhe_a_climate_change_solution_that_s_right_under_our_feet/

 

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